Eros y Thanatos querellan y se reconcilian en la transferencia contratransferencia de los análisis de pacientes graves
Propuesta N° 026
sábado 06 de noviembre / 09,00 AM

08:00 NY / 07:00 PE, EC / 06:00 MX / 12:00 POR / 13:00 SP, IT

Zoom Finalizado

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Presenta/n: Elías Daniel Hamra (APA).



Resumen

La diversidad transferencial contratransferencial como escenario de la querella entre Eros y Thanatos y su posible reconciliación en el análisis de pacientes graves es abordada desde desde las nociones de ambivalencia innata y adquirida que utiliza Freud y de divalencia presente en distintos autores. El papel pristino de la contratransferencia y el análisis del analista como eje del trípode se describen aquí. Se intenta fundamentar a la de muerte como pulsión imposible y a Thanatos como concepto ausente en la obra de Freud.






Ampliación/Descripción

En la especificidad de  intereses del Psicoanálisis contemporáneo, uno muy importante es dar cuenta de tres malestares: a-en la cultura contemporánea, b-en la subjetividad contemporánea y por tanto en el Psicoanálisis contemporáneo o crisis del Psicoanálisis tradicional.

Desde este lugar me dispongo a tratar dos cuestiones: 1- tanto la vigencia de conceptos como los de Eros y Thanatos, su fortaleza e importancia clínica y teórica, cuanto la implicancia que esto conlleva en nosotros como psicoanalistas contemporáneos, muchas veces porta voz de la crisis del Psicoanálisis que ya anunciara Green (1975) en el Coloquio de Bonneval  y ratificara en los albores del siglo XXI.

La mitología, la filosofía, la cibernética son materias de lo humano donde causalmente busca la pluma psicoanalítica apoyatura. Me he preguntado (Hamra, 1994; 2002/2003) como lo hago hoy: ¿porqué habrá elegido Freud entre los Dioses del amor a Eros como nombre de la pulsión de vida? ¿Solo por el acento en el factor fundamental de la sexualidad? Imaginaré, atribuyéndole mi pensamiento a un supuesto pensar de Freud hoy. Siguiendo la obra de Freud este nunca habló de Thanatos. Sí Lacan en sus Seminario. Sin embargo la tradición impuso a este Dios menor como nombre de la pulsión de muerte o para mejor pulsiones de muerte. El nombre deste Dios es además un concepto filosófico de Empédocles de Agracanta, para nominar al elemento muerte.

Eros no fue el único dios griego del amor. Ágape, respecto de la humanidad y Philia al amor fraterno constituyen la principal trilogía. En los dos últimos el amor es absoluto. En Eros el amor es relativo. Eros amaba a su madre Afrodita mas no temió luchar contra la magnánima Diosa, ante todo en favor de su amada Psiqué, odiada y perseguida por la Olímpica envidiosa de la belleza de otra. Eros, un dios menor era un kerr o malignidad alada (Erro, A, 2015): con sus flechazos con puntas encendidas de fuego de amor, incendiaba mortalmente  los corazones de los enamorados. Eros padre del enamoramiento, otrora mal de amores. Propongo pensar que Eros ilumina el camino del amor en psicoanálisis pues contiene en sí ambivalencia, base del conflicto pulsional/afectivo.

Hades y su esposa Perséfone (Dioses y reyes del inframundo). Hermes, suspicaz, malvado y mentiroso, y ante todo las Keres (hermanas de Eros, Kerr) eran espíritus. Endiosadas femeninas de la muerte violenta de: la Tristeza (Ezis),  Discordia (Eris), Vejez (Geras) y de la Venganza (Némesis). Aparecían ante todo en las batallas, son Diosas de la muerte pura, dolorosa, implacable. Thanatos en cambio, era el Dios de la muerte sin violencia, hermano gemelo  de Hipnos, hijos de Nix, la noche, habitantes de los confines de la tierra. Ambos discutían y se reconciliaban: Hipnos dormía a la víctima, Thanatos la mataba con piedad. Durmiendo. Otra vez la ambivalencia.

Estos modelos mitológicos nos muestran aquello citado por Freud (1917), como querella y reconciliación pulsional, cupla de trabajo psíquico en transferencia contratransferencia psicoanalítica. Ambivalencia innata y adquirida  nos invita a pensar Freud (1913) mientras nos guía como desafío la idea de Pichon Riviere (1995) de divalencia simultánea  en casos graves (simultaneidad de objetos y sentimientos parciales) que infiere allí de Melanie Klein,  idea que estimuló en mí pensar otra forma propia de la divalencia en la psicosis que es alternante no simultánea, trabajos con los que otros autores me honraron incorporar conceptualmente (Basili, et al, 2003). Aquí el trabajo es intentar llevar en el análisis esta divalencia a unificarse afectivamente con un objeto (de simultánea en dos objetos a un mismo objeto) y de alternante en un mismo objeto a sentir amor y odio simultáneo.  Así se habilita la querella y reconciliación en el análisis entre Eros y Thanatos,  eje del trabajo del conflicto psíquico.

Finalmente considero que la ambivalencia afectiva, la contratransferencia-transferencia, la querella entre Eros y Thanatos que en ella se debaten de un Eros que no es a puro hedonismo, ejemplo típico del malestar en nuestra cultura contemporánea,  como sí lo representa en absoluto hedonismo el Dios romano Cupido (Deseo). Se trata, parafraseando a Green, de un  Eros ampliado a formas algo más sublimadas del amor, inclusivas de Ágape y Philia, del amor al prójimo, a los hijos, al otro en su condición de semejante. 

Habilitados a pensar que el psicoanálisis contemporáneo consiste en: 1-una revisión de su metodología clásica, y ante todo, 2-que el trabajo del analista en el ejercicio de su función analítica y  como persona: conlleva a que sean  “dos singularidades”, dos intrapsíquicos quienes  que con-forman (intersubjetivo) el campo analítico.

Dice Marucco (2006): “…El psicoanálisis contemporáneo enfrenta el desafío que presentan tres clases de repetición: la “representativa” (edípica), la de aquello “no representado” (narcisista) que puede adquirir representación, y la de lo así llamado “irrepresentable” (huellas mnémicas ingobernables que a veces se disfrazan como destino). Frente a esta última repetición varían a su vez las posiciones del analista, que oscilan entre considerar las “neurosis de destino” como límite, o bien como nuevo desafío para el análisis…” Mi aporte, que pretende estar en el alma de esto escrito, es que la permanente y morigerada querella entre Eros y Thanatos es la  base del conflicto psíquico. Esta cupla de trabajo analítico que puede verse dificultada en pacientes graves de funcionamiento limítrofe o psicótico por formas de divalencia simultánea (dos afectos opuestos en dos objetos distintos, propio en funcionamientos límites) o de divalencia alternante (un mismo objeto al mismo tiempo puede a una distanciaestá lejos,   ser de amor y a otra distancia, al acercársele, ser odiado.

Tanto lo no representado narcisista cuanto lo irrepresentable que conlleva la patología grave como la patología de destino interpela al analista en su trípode formativo permanente plasmado en su contratransferencia en el encuentro con representaciones activándose la apuesta pulsional del analista que desde años leemos y estudiamos muchos en el Seminario de Marucco, desencadenando una apuntalada querella entre ambos dioses en el análisis con su consecuencia directa que es el incremento cuantitativo y cualitativo de pensar los pensamientos (Bion, 1962) y tolerar el sentir.

Biblografía

Basili, R.M.; E.D. Hamra e I. Sharpin de Basili (2003); Eros y Tánatos en conflicto de diambivalencia: su trabajo y desarrollo en la relación de objeto: aplicabilidad en pacientes graves. En Revista de Psicoanálisis Vol. 60. 2003. Biblioteca digital de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Bion, W.R. (1962) Learning from Experience. London: Tavistock.