Formación terminable e interminable. Entrelazando experiencias institucionales
Propuesta N° 045
miércoles 10 de noviembre / 19,00 PM

18:00 NY / 17:00 PE, EC / 16:00 MX / 22:00 POR / 23:00 SP, IT

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Presenta/n: Gabriela Piacquadio (APA), Christian Lopardo (APA), Paola Basavilbaso (APA). Karina Bretz (APA) y Verónica Prada Romina Rossi (APA).



Resumen

Presentamos reflexiones de cómo comprendemos lo interminable de nuestra formación, nuestro pasaje por el trípode que supone la transmisión, el saber hacer con lo recibido y el mantenerlo como “letra viva” haciendo-lo propio. Nos referimos específicamente a la formación presencial-virtual en la filial Bahia Blanca.






Ampliación/Descripción

Formación terminable e interminable[1]
Entrelazando experiencias institucionales

 

"Un heredero no es solamente alguien que recibe, es alguien que escoge y que se pone a prueba decidiendo". Derrida, 2003
“Lo que has heredado de tus padres adquiérelo para poseerlo”. Goethe [2]


El título del escrito alude, claro está, al trabajo de Freud “Análisis terminable e interminable” (1937). Nos pareció un buen comienzo de lo que quisiéramos exponer, que en términos amplios remite a la idea de aquello de la formación que se presta como terminable y aquello que continúa y se expande más allá de la formación reconocida oficialmente en una institución psicoanalítica. 

Distinguimos lo que viene predeterminado por estatutos, normas, convenciones, etc, de lo que es distinto para cada quien que transita la formación psicoanalítica. En otras palabras, los contenidos que son por así decir “obligatorios” de una formación: como una cantidad x de seminarios, de supervisiones y años en análisis, (lo que se llama el trípode), y aquellos otros contenidos difíciles de asir, intangibles. Esto responde a la imposibilidad ya referida por Freud de gobernar, psicoanalizar y educar e incluye las identificaciones y la transferencia con el analista, con el supervisor, la institución, los colegas en formación y “las marcas” que van dejando cada uno de ellos. Para favorecer que la trama se pueda seguir tejiendo y sobrehilando, estas identificaciones simbolizantes facilitarían la expansión y desarrollo tanto del cuerpo teórico como el enriquecimiento personal de quienes lo portan.

Freud reconoció que no estaba solo al vincularse con un grupo de colaboradores dispuestos a continuar la investigación, confiando en que  ellos  promoverían  la teoría, a partir de la clínica, no dando por concluido el desarrollo de su obra.   Tantos años más tarde los psicoanalistas, incluidos los que vamos deviniendo, nos encontramos en esa trama que da cuenta de la sucesión,  con la posibilidad de tomar ese legado.

En este sentido, ¿podemos pensar una diferenciación posible entre herencia y donación? 

Devenir analistas implicaría que algo de la historia psicoanalítica institucional sea donado para posibilitar la apertura transferencial, permitiendo así el enlace con la cadena de eslabones de lo transgeneracional. Este ceder sucedería  a través de un proceso de adquisición y transformación subjetiva, previo pasaje por  la castración. La transmisión implicaría la producción de un efecto sorpresa al modo en que surge en el análisis tanto para el paciente como para el analista. Esa irrupción daría cuenta de la experiencia del inconsciente. Esta modalidad  se  distancia de la educación universitaria. A partir de la transmisión podremos, como analistas, hacer nuestro propio y singular camino. Entendemos que así como Freud presentó su teoría como inacabada, también lo es nuestro devenir analistas.

La transmisión del discurso psicoanalítico, de lo que depende la cesión del legado, surge del mantenimiento de la ‘’letra viva’’, de la relectura singular que cada uno esté en condiciones de hacer poniendo a jugar su deseo. La transmisión del psicoanálisis no puede quedar por fuera de lo que trae  siempre de nuevo,  es decir de sus propios postulados, la transferencia como  novedad.  Así es como Donald Winnicott en una carta a Melanie Klein pone de manifiesto cuando le dice que: ‘’es muy importante que la obra suya sea re-enunciada por personas que hagan los descubrimientos a su manera y que presenten lo que descubren en su propio lenguaje. Sólo de este modo se mantendrá vivo el lenguaje. Si usted estipula que en el futuro sólo su propio lenguaje debe ser utilizado para la enunciación de los descubrimientos de otra gente, el lenguaje se convertirá en un lenguaje muerto, (...) Sus ideas perdurarán en tanto y en cuanto sean redescubiertas y reformuladas (...)’ y agrega que salirse de la doctrina, de un fenómeno artificialmente integrado es lo que posibilita el propósito constructivo. 

Es interesante destacar la lectura de lo mencionado en la cita: re enunciar puede escucharse como renuncia y como una nueva enunciación. Renuncia en tanto estar dispuestos a deponer ciertos ideales, sea nuestro lugar,  el de didactas o el de candidatos, en pos de una abstinencia de poder, tanto dentro como fuera del consultorio en nuestro constante devenir analistas. ¿No es acaso de lo inacabado de la teoría y su lectura, de la escritura, o de lo nuevo que observamos en la clínica de lo que nos nutrimos? ¿No es a la luz de una época que resignificamos postulados? ¿Cuando aparece la tendencia a las doctrinas -personales o institucionales- que hacen obstáculo, podemos decir que el psicoanálisis es resistido?

Lo anteriormente mencionado nos recuerda la idea de matar simbólicamente al padre donde ese movimiento es doble: por un lado donar, ceder y por el otro recibir, haciendo propio aquello que desea transmitirse, con la abstinencia necesaria para que el otro pueda recrear, en este caso la teoría.

En nuestra institución, la Asociación Psicoanalítica Argentina, el sistema propuesto para la formación de la libre elección de seminarios permite la oportunidad de que los analistas en formación puedan llevar a cabo su propio devenir al modo del cartógrafo.  La tarea del cartógrafo no consiste en captar para fijar, congelar aquello que explora sino que va creando un territorio a medida que lo recorre. El mapa resultante de ese entramado –en el devenir analista- se va construyendo en una deriva singular que lo sostiene y que se hace al mismo tiempo que los movimientos de transformación del paisaje -lo contemporáneo-. Así la formación se transforma en  un campo dinámico donde  el analista en formación va trazando su propio mapa cartográfico, es decir su propio itinerario. El movimiento trazado por el viajero que así se aventura al encuentro contingente con el otro, vía relación transferencial. Devenir analista es el efecto de una operación subjetivante que implica la caída de los ideales y las identificaciones alienantes para converger en una marca que precipite la identificación a la función analítica. 

Para concluir, en relación a la actualización de los Institutos de IPA atendiendo a la situación epocal, queremos referirnos a la experiencia de la filial de Bahía Blanca, primera en el tiempo y la más lejana en la geografía. 

Después un largo periodo de   no presentar analistas en formación ante el Instituto, debido a una multiplicidad de variables en juego que lo obstaculizaban (económicas, geográficas, institucionales) el trabajo sostenido en distintos niveles (IPA., APA, Filial) posibilitó la creación de un modo de formación mixto presencial-virtual sostenible en el tiempo, ampliando así el territorio susceptible de armar nuevas   cartografías.  Las posibilidades alcanzadas hasta ese momento, si bien eran beneficiosas, al mismo tiempo tendían a  demarcar un  despliegue transferencial acotado, tanto con los miembros como con los colegas en formación.

El movimiento comienza a desplegarse con las transmisiones de las actividades de la Secretaría Científica en 2015 y marca  un hito con  la  autorización de la primera experiencia online en la formación del Instituto Ángel Garma,  cuyo primer seminario fue por Skype en 2017[3]  y acercó a didactas y analistas en formación de geografías muy distantes. Las nuevas tecnologías crearon  un  ambiente facilitador que permitieron el desarrollo de un histórico incremento del número de candidatos en dicha filial. En el inicio de este viaje desde el sur, se fueron convocando didactas que abrieron sus seminarios aceptando esta novedosa aventura que, de acuerdo a las circunstancias, se va trazando en distintos modos de encuentro. 

Al comienzo de la pandemia en marzo de 2020, nuestra institución ya contaba con cierto recorrido en  el pasaje de la presencialidad  a la virtualidad requerido por la inédita coyuntura. 

El traspaso de toda la actividad   a la virtualidad amplificó  sustancialmente   las posibilidades de elección de los   seminarios ofertados y de inserción en la vida institucional favoreciendo el despliegue de nuevas transferencias y   descubrimiento de nuevas oportunidades. El acercamiento  al  espacio de analistas en formación permitió establecer nuevos lazos, promoviendo el armado de una trama intersubjetiva de cuya existencia dan testimonio estas líneas. 

Las instituciones entonces: 

¿Podrán escuchar aquello de lo que da cuenta  esta experiencia?

¿Se transformarán en obstáculo? 

¿Facilitarán aperturas institucionales que favorezcan las transferencias? 


 

 

 


[1] Presentado en el Congreso Argentino de Psicoanálisis 2021, “Límites. Transgresiones.  Transformaciones”. Taller de analistas en formación: “Como se hace (nace) un psicoanalista”. Transferencias institucionales, devenir de un deseo. Modalidad virtual 

[2]  Frase tomada  de Goethe por  Freud en  Totem y Tabú . (Fausto. Parte I , escena 1 ).

[3] Seminario vía Skype en el segundo cuatrimestre de 2017 a cargo de la Dra Silvia Leguizamón; "Encuadre, transferencia y regla fundamental en las variaciones de frecuencia de las sesiones y en el análisis online a través de un seminario online".