Las identificaciones en el discurso del psicoanálisis y la identidad de los discursos de género para pensar la Infancia Trans.
Lic. Mauricio Zulian
…todos los individuos humanos, a consecuencia de su disposición (constitucional) bisexual, y de la herencia cruzada, reúnen en sí caracteres masculinos y femeninos, de suerte que la masculinidad y feminidad puras siguen siendo construcciones teóricas de contenido incierto. (Freud, El sepultamiento del Complejo de Edipo., 1979)p. 277.
Realizo este trabajo de la problemática que surge de mis investigaciones respecto de la transición trans, que inicio en la realización de mi tesis doctoral y me llevan a fundar el departamento de Identidades y psicoanálisis dentro de la comisión de investigación en Psicoanálisis contemporáneo y/o Lo disruptivo para el Doctorado en Psicología USAL.
Teniendo en cuenta que no hay disciplina que cuente con el saber absoluto, y que el psicoanálisis no aborda la totalidad del individuo, nos vemos obligados a incorporar una mira transdisciplinaria. Este escrito es solo un comienzo de esa apertura, intentando un dialogo entre los discursos de género y el psicoanálisis.
El psicoanálisis, intenta hoy revisitar el Edipo para pensar las nuevas formas sexuales, pero en este camino no encuentra motivos para ubicar en su lugar el concepto de identidad, que parece ser sostenido por el sujeto cognoscente o en todo caso el Yo consciente. Pareciera producirse allí una imposibilidad de dialogo entre las disciplinas que piensan la identidad como la de género. Será además ante la inexistencia de un sujeto del inconsciente trans, como estructura o síntoma particular que la problemática parece escaparse, a los modelos del psicoanálisis.
En los discursos de género, también lo trans ha implicado movimientos, que llevan a replantear la idea de identidad, ya no pensada como un punto de llegada fijo y estructurado, sino como una identidad fluyente o fluida.
Creo que la posibilidad del cambio de sexo nos enfrente a un real nuevo. Allí donde había una ley para los psicoanalistas, hoy hay que reescribirla bajo las nuevas sexualidades construidas por disciplinas ajenas al psicoanálisis. “La anatomía es el destino” caduca bajo el riesgo de patologizar las nuevas sexualidades legalizadas, por lo menos en la argentina, a riesgo de dejar la perversidad del lado del mismo psicoanálisis.
Implica esto que el Edipo cae como baluarte teórico?, no lo creo, pero tal será tema de otro escrito, por ahora solo ubicaremos una pequeña zona de confusión al respecto de las identificaciones primarias en la obra de Freud. Y desde allí la posibilidad de repensar lo trans.
Género es una categoría compleja en la que se articulan la atribución de género como primera rotulación que se realiza del recién nacido, el rol de género como expectativas sociales sobre el sujeto que incluyen prescripciones y proscripciones. La identidad de género se puede pensar entonces como un esquema ideo-afectivo, consciente e inconsciente de la pertenencia a un sexo (Dio Bleichmar, 1984, p. 8).
Según Stoller (1968), el género es principalmente determinado por la cultura en un proceso de inscripción psíquica -identificatoria, siendo parte de la estructuración del yo en el que participan el discurso materno anterior a la etapa fálica, al que se agregará luego el padre, la familia y lo social. Para Butler (1990) el género es performativo. Criticando la idea de Foucault, en el punto en que no siendo todo discurso, el discurso de poder no traza nunca totalmente un género. Para dar cuenta de ello Butler retoma el concepto de Real de Lacan. La crítica a Foucault alcanza tamiben a Stoller que plantea una identidad genérica "inalterable" .
Es en los primeros párrafos del capítulo VII “La Identificación” que Freud plantea dos formas de identificación, siguiendo la dicotomía epocal las divide ejemplificando madre y padre. Esto es ante una investidura de objeto de la madre, de apuntalamiento (anaclítico) que es una investidura por un lado sexual, y con el padre una identificación que lo toma por modelo (Freud, Psicología de las masas y análisis del Yo., (1921) 1976), pero he aquí que si bien este comienzo escindido entre libidinización de objeto y identificación como modelo a postre según Freud se unifican.
Primer lugar donde femenino y masculino, libidinización e identificación, perderían su fijeza.
Pero agrega, “por esa confluencia nace el complejo de Edipo” (Freud, Psicología de las masas y análisis del Yo., (1921) 1976) pp99.
Por un lado la idea de confluencia podría indicar que poco importa en este punto si es Edipo de la niña o el niño porque ambos tomaran a los padres en ambos sentidos a cada uno. Por otro entonces ese origen al Edipo será que al unirse libido e identificación se han reunido ambos padres indistintamente? Más adelante agrega “la identificación es ambivalente”. Entonces antes de la entrada al Edipo no hay en el niño o niña diferencia.
Lamentablemente tras lo citado, Freud deja de hablar en términos generales para comenzar su disertación sobre el varoncito y su relación con el padre. Pero si tenemos en cuenta lo anteriormente dicho podemos pensar que es solo a modo de ejemplo.
Para Freud la diferencia entre libidinización objetal e identificación se corresponde al querer tener o querer ser respectivamente (Freud, Psicología de las masas y análisis del Yo., (1921) 1976), haciendo allí diferencias sobre si la libidinizacion recae en un objeto o un sujeto. A esto debemos agregar que un sujeto es tomado como objeto, y debemos tener en cuenta entonces que tanto la elección de objeto como la identificación implican una libidinización. Que es lo que determina la diferencia, permanece desconocido, hasta aquí. Pero lo que indica Freud es que este proceso no lo realiza el sujeto del inconsciente, el habla en este punto del Yo. A su vez indica que la libidinizacion del sujeto (la identificación) es anterior a toda elección de objeto. Esto es, el ser es previo al tener.
Al introducir en este texto el complejo de Edipo, allí se introduce la voluntad, del yo, hasta este momento la escritura no refería al Yo como voluntad , se trataba de “la identificación aspira” o la “niña recibe”, En el Edipo aparece el yo con su voluntad de amor u hostilidad hacia padre o madre, donde la sustitución de la madre para obtener el amor paterno se realiza bajo la conciencia de culpa.
Podríamos decir que por debajo de las elecciones del Yo en su voluntad, habitarán las consecuencias sintomáticas del sujeto del inconsciente. Pero el ser y el tener son atribuidos al Yo, ser trans parecería ser una cuestión del Yo, donde en virtud de la historia personal cada Trans tendrá su síntoma neurótico.
Si bien la identificación es primera respecto la elección de objeto, puede ser que de la elección de objeto se regrese a la identificación, esto es que se identifique al objeto elegido sexualmente. Y aquí una indicación freudiana pocas veces tenida en cuenta “En esta identificación, el yo copia en un caso a la persona no amada, y en el otro a la persona odiada” y agrega que en los dos la identificación es parcial, tomando un único rasgo de la persona objeto. Surge la pregunta entonces si ese rasgo puede ser la pantomima masculina o femenina o el ropaje o algún órgano como el pene o los pechos o la barba….
Indica más adelante Freud, que en estos procesos se trata de la empatía donde un Yo percibe algo de otro Yo (Freud, Psicología de las masas y análisis del Yo., (1921) 1976)pp101).
Estos planteos podrían permitir pensar las identificaciones trans como partes del proceso neurótico, pensados no desde la sintomatología del sujeto del inconsciente sino desde la estructuración del yo en sus identificaciones que conformarían una identidad. Hoy es fundamental hablar del yo, es el que tiene los conflictos, con sus vasallajes pulsiones deberes y normativas, ideales a los que se quiere parecer, con la realidad y con el otro (cuerpo).
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