Falsos Mitos acerca de la Maternidad desde la Literatura
Propuesta N° 068
sábado 06 de noviembre / 19,00 PM

18:00 NY / 17:00 PE, EC / 16:00 MX / 22:00 POR / 23:00 SP, IT

Zoom Finalizado

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Presenta/n: Sara Zusman de Arbiser (APA).
Conducción: Karina Meccico



Resumen

Desde tres novelas, la dificultad de madres que se encuentran con un hijo que las decepciona. No es el bebé esperado, ya que presentan muchas complicaciones en su crianza. Nunca llegan estos hijos a instalarse como “His magesty, the baby” y se genera un círculo tanático imposible de revertirse.






Ampliación/Descripción

Tres novelas de suspenso cuyo tema principal gira en torno a las dificultades con la maternidad.

El quinto hijo” (1988) de Doris Lessing, británica, que nació en Irán y vivió mucho tiempo en África. Se casó, tuvo dos hijos muy joven, separándose del marido y de los hijos, siguiendo sus ideales marxistas. Se casó nuevamente con Lessing y tuvo otro hijo. Se separó del marido, pero se quedó con el hijo y cuando recibió el premio Nobel, a los 88 años de edad mencionó que  tenía que cuidar a su hijo discapacitado.

“Tenemos que hablar de Kevin” (2005) de Lionel Schriver, estadounidense que actualmente vive en Inglaterra. No quiso tener hijos.

“El instinto” (2021)de Ashley Audrain, canadiense. Era directora de publicidad de Penguin en Canadá y abandonó su profesión y trabajo para cuidar de su hijo menor enfermo.

Es interesante conocer esos detalles de la vida de estas escritoras porque condicionan sus escritos. 

A pesar de que en estas novelas el acento está puesto en la patología y maldad del niño/a, en las tres historias hay una muy intensa ambivalencia de aceptar un hijo. La dificultad de una madre que se encuentra con un niño/a que la decepciona, que no es el bebé que ella esperaba y que presenta muchas complicaciones en su crianza. 

Nunca llegan estos hijos  a instalarse como “His magesty, the baby” y se genera un círculo  tanático imposible de ser revertido.

 

El quinto hijo de Doris Lessing (1988)

Harriet y David se aman, se casan y se preparan a vivir apaciblemente al amparo de un hogar y cuatro hijos felices. Sin embargo, un nuevo embarazo, no deseado de Harriet y la espera de su quinto hijo introduce una nota de desasosiego en la familia.

El bebé se mueve en las entrañas de Harriet demasiado pronto y con demasiada violencia. Después de un parto difícil, el niño se desarrolla de forma inusual y se convierte en un extraño para los hermanos, que lo evitan, la paz que David y Harriet habían cultivado con tanto esmero se diluye así en una atmósfera tensa donde hijos y padres revelan el lado oculto de su personalidad.

Doris Lessing, mujer atenta a los trabajos de la mente y del alma, nos propone en esta ocasión un retrato de familia insólito que mucho nos dice de la insolidaridad humana.

Hay en esta historia una crítica sutil pero no por ello menos potente a la responsabilidad materna y paterna que solemos atribuir en el devenir del hijo. Lessing nos presenta a una pareja sólida y que ha demostrado saber ejercer debidamente su rol parental se enfrenta a una nueva situación irresoluble. Si la primera lectura llevaba a preguntarse cuánto del ADN de dos individuos lleva latente una parte del “monstruo”, y de ello infiere la  responsabilidad para con los seres que traemos al mundo, la segunda lectura resulta más bien liberadora. Ben, el quinto hijo, es un niño y después un joven que destruye el hogar física y moralmente, a pesar del amor de sus padres y hermanos, a pesar de la ayuda de las instituciones. Nada se puede contra ello. Los primeros en entenderlo son sus pares, los hermanos, que no cargan con el peso de la culpa ni de la mirada social. Son también los únicos capaces de liberarse de ello. El destino de los padres: Harriet y Daniel será oscuro y distinto.

Nuestra lectura nos coloca frente al dolor de la destrucción de un ideal. Nos obliga también a entender que madre y padre confrontan siempre lo desconocido y en el ejercicio de su rol deben lidiar con lo peor y lo mejor de sí mismos, pero sobre todo con sus propios límites. En esta historia, Lessing describe, a través de la lucha cotidiana de Harriet y Daniel por intentar salvaguardar el bienestar de sus hijos, sobre todo el del quinto hijo, cuán errado puede ser también el sacrificio ciego.

En otra posible lectura de “El quinto hijo” partimos  de un conflicto aparentemente familiar para reflexionar sobre cuestiones universales que siguen siendo al día de hoy fuente de sufrimiento, desigualdad y abuso. El (no) lugar para el diferente. Aquel que no se ajusta a los estándares pre establecidos (en este caso, Ben, el quinto hijo) carece de lugar en la sociedad, tanto desde el punto de vista físico como funcional e ideológico. Ignoramos al diferente y, cuando eso no es posible, entonces lo apartamos

Tenemos que hablar de Kevin de Lionel Schriver (2005)

Eva es autora y editora de guías de viaje. Casada desde hace años con Franklin, un fotógrafo de publicidad, decide, con muchas dudas, cerca de los cuarenta años, tener un hijo. Y el producto de tal indecisión será Kevin. Desde el comienzo, nada se parece a los mitos familiares de la clase media urbana y feliz. 

Se cuenta toda la trayectoria de vida de Kevin a partir del punto de vista de Eva, la madre.

Antes del nacimiento de  Kevin, Eva era una mujer exitosa, viajera, independiente y enamorada.

A partir de la concepción de  Kevin vemos que todo ha cambiado, no sólo por el hecho de que la maternidad cambia la vida de cualquiera, sino porque nos encontramos a un niño extraño, que no para de llorar cuando es un bebé, que no juega, que parece disfrutar haciendo daño.

Cuando va creciendo parece cada vez más extraño, más impenetrable y más temible.

 Sabemos que Kevin es el causante de una matanza escolar, dos días antes de cumplir dieciséis años y somos testigos  de su desarrollo hasta llegar a ese día.

 Descubrimos a un niño frío y despiadado, perfectamente capaz de llevar a cabo su obra, y lo escalofriante es que se nos presenta real.   Esta ficción aparece con una alarmante frecuencia en la vida real.

Eva, en una carta, recuerda porque decidieron buscar un hijo después de muchos años de casados sin deseos de maternidad. “...que compartían muy pocos temas”. “Debían tener un hijo para tener de qué hablar”

“La ironía fue que en mi deseo de tener un nuevo tópico de conversación perdí al hombre con el que más disfrutaba de conversar.” 

Es una historia muy compleja en la que podemos reconocer: 

 Un extraño juego entre la madre y el hijo, donde a la frialdad inicial de Eva le responde una primera actitud defensiva y luego abiertamente combativa del hijo problemático. 

 A lo que se suma Franklin, el padre sobreprotector de Kevin y cómplice ¿involuntario? de sus maldades. 

En Tenemos que hablar de Kevin" hay  hechos graves consumados, cosa que en "El quinto hijo" son sólo temores que no pasan del plano psicológico. Aunque ambas novelas traten el mismo tema lo hacen de manera distinta.

 

El instinto de Ashley Audrain (2021)

Una madre. Una hija. Una historia con dos caras.

Blythe, la madre, ya no sabe qué es verdad y qué es mentira: ¿está viviendo la vida feliz que siempre deseó, con un marido perfecto y una hija angelical? ¿O está repitiendo la sórdida historia de su madre y su abuela, marcada por el desapego y el maltrato? ¿Es Fox, su marido, el compañero y padre ideal, o tiene una vida paralela que cada día lo aleja más de su casa? Su hija Violet ¿es una niña brillante y complicada, que sólo quiere que su madre le preste más atención, o es malvada de nacimiento? Depende del momento y de cómo se mire, todo y nada puede parecer verdad o parecer una trampa.

El drama de una mujer cuya experiencia de la maternidad no tiene nada de sus mejores sueños y demasiado de sus peores pesadillas.

El instinto es una novela de exploración del origen de la maldad y del modo ominoso en que los traumas familiares se transmiten de madres a hijas. 

El libro nos relata la historia de Blythe y lo hace de una forma muy especial, a través de un manuscrito ella le cuenta su vida a su marido, en primera persona, con un toque muy personal, sus dudas, sus miedos y también se intercalan capítulos del pasado de su abuela Etta, de su madre Cecilia y de la misma Blythe de pequeña. Su abuela y su madre tenían una relación muy complicada y lo mismo sucedió entre su madre y Blythe. Todo aquello se reeditó en el vínculo de Blythe y su hija Violet.

 

FINAL

Estas tres autoras no son complacientes con nada ni con nadie.   Esa mirada descarnada y despiadada  nos señala los tabúes y las hipocresías de nuestra sociedad.

Estas  historias se ocupan de poner en escena los mecanismos de silencio que impone la sociedad –y que cada uno de nosotros se impone, reproduciendo el mandato–. Hay cosas que no está permitido decir. Hay cosas que nadie quiere escuchar. Hay silencios que explotan de tan llenos. Y hay artistas –como Doris Lessing, Lionel Schriver y Ashley Audrain que se atreven a posar sus ojos justo allí. En aquello que preferiríamos no ver.