a. Pandemia, pensamiento sin pensador, ficciones
Propuesta N° 0006
2020-11-11 / 17:00:00

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Presentan: Psic. Beatriz E. Miramón (APA), Lic. Ana Terán de Corniglio (APA), Dr. Eduardo M. Marin (APA), Lic. Maria Josefina Saiz Finzi (APA), Lic. Beatriz Mónaco (APA), Lic. Inés Klein (APA), Dra. Nélida Bonachera, Lic. María del Rosario Gómez, Lic. Nancy Moreno Dueñas.
Conducción: Alejandro Bègue
Coordinación: Alejandra Gómez



Abstract:

La consideración del crecimiento mental se da en la modalidad de contacto con los hechos. Nos envuelven y golpean, como la situación por la que pasamos actualmente, la pandemia. Sobre ellos intentamos hacer conjeturas, conceptualizaciones, etc. / Grupo de Investigación “Algunos desarrollos epistemológicos del pensamiento de W. Bion”.

 

 

 







Texto breve:

Una pieza importante en la consideración del crecimiento mental se da en la modalidad de contacto con los hechos, de los que no podemos evadirnos. Nos envuelven y golpean. Sobre ellos intentamos hacer conjeturas, conceptualizaciones, etc.

La pandemia y sus implicancias nos lleva a reflexionar qué pasa en la mente del individuo y en el grupo que recibe un hecho nuevo en evolución y toma las características de una calamidad planetaria.

Nos preguntamos sobre las condiciones mentales y emocionales que tiene esa mente, individual y grupal, que recibe el impacto de algo inasible, un poder que proviene de la naturaleza y actualiza sentimientos de vulnerabilidad debido a la amenaza de la pérdida de la vida, el trabajo y los bienes. Además, pone en crisis la seguridad y confort de los desarrollos prometidos de la tecnología y de la ciencia como recursos absolutos y permanentes.

Ante lo desconocido ¿está preparada la mente con la suficiente tolerancia al dolor y a la incertidumbre?

El hecho de que casi la mitad de la población esté encerrada da idea de la dimensión de la presencia de experiencias emocionales como el miedo. Como psicoanalistas podemos observar que este miedo se presenta con diversos matices o grados que oscilan entre la inquietud, el temor, el pánico y el terror.

Bion plantea la existencia de pensamientos que existen previos a ser pensados, “pensamientos sin pensador”, salvajes, que aún no encontraron el pensador que pueda alojarlos para, eventualmente, tomarlos y que entren en una trasformación creativa. Si la intolerancia a la frustración impide alojar a dichos pensamientos, por un lado, se producirán fenómenos evacuativos de la mente en búsqueda de un huésped que pueda recibirlos, por otro lado, intentos de congelamiento o de control rígido, instalando fenómenos fanáticos.

Para que estos pensamientos salvajes puedan ser pensados en el análisis, es necesario que el analista se ciegue artificialmente renunciando a la memoria, al deseo, a la comprensión y a la sensorialidad. Bion, siguiendo a Keats, plantea la posibilidad de desarrollar una capacidad negativa “para permanecer en la duda, la incertidumbre, sin un ánimo exacerbado de la búsqueda de la razón y el conocimiento”.

Si las experiencias sensoriales producen pensamientos que permitan que estos puedan ser almacenados y generen recursos para relacionarse con la realidad, la inquietud y el temor entran en una dimensión donde la producción de significado es posible. En cambio, podemos observar al pánico y al terror como las impresiones sensoriales que pierden significado y producen una trasformación en alucinosis, o sea, privadas del pensamiento. No hay un continente donde la proyección pueda tener lugar y encontrar representaciones para poder pensar. El espacio mental, en este caso, tiene una realización de una inmensidad tan grande que no puede ser representado por nada. La explosión de la proyección es tan violenta que puede estar acompañada de un pánico devastador que puede expresarse desde un terror sin nombre hasta un silencio total.

La docilidad en la aceptación de confinamiento que lleva a las personas a la imposibilidad de decidir también explica la presencia del miedo. El discurso dominante de la ciencia tiene una importancia central, y sus claroscuros, dudas y vacíos derivan en diferentes caminos. Uno sería la tolerancia a la incertidumbre mientras se esperan los desarrollos de las investigaciones científicas y hallazgos de vacunas o terapéuticas. Otro es la intolerancia a dicha incertidumbre que da lugar a la proliferación de informaciones de tipo cientificista, como diferentes teorías del comportamiento del virus, formas de contagio, soluciones terapéuticas no comprobadas, además, la creación de ideas conspirativas sobre el origen del virus, o la necesidad de chivos expiatorios que están a la cacería de un supuesto infractor, como el extranjero, el inmigrante, personal de salud, en suma, el contagiado. Todas son situaciones que favorecen la segregación y, por ende, la creación de angustia con la pérdida de cooperación y de solidaridad.

Bion plantea que la creación de teorías en algunos casos puede asemejarse a la paramnésis del amnésico que rellena las lagunas del recuerdo con falsas construcciones. Sor señala un estado mental de no trasformación, donde se aisla una zona saturada de creencias, rígida, fanática.  Agrega que en la situación mental de cambio catastrófico, puede darse un estado de tolerancia a la duda, a la idea de infinito, a la elección y a lo aleatorio.

El analista, en el encuentro con el paciente, atenderá su labor, más allá de la forma presencial o virtual, respetando condiciones mínimas necesarias para ejercer esta. Debe disponer de ciertos mitos como el científico dispone del cálculo algebraico. Los pacientes se adaptan a situaciones diferentes a las que consideramos el encuadre clásico. Así, algunos, buscando privacidad, tienen sus sesiones en el vestidor de su casa o en el jardín; otros, en ocasiones, por el hecho de convivir en un ambiente con otra persona, se comunican desde el baño o desde la plaza, acompañados del perro; otros sienten que ahora se normalizan porque hacen lo que siempre hicieron en su vida: mantenerse aislados de acuerdo con el protocolo de la cuarentena; otros, por su falta de contacto familiar y social, al vivir solos, se les incrementa un estado de desánimo y desesperanza, por la falta de contacto familiar. Un paciente consulta por dificultad para dormir. Hasta ese momento pasaba las tardes hablando con el encargado de edificio, además solía visitar a su esposa internada en un geriátrico cercano. La cuarentena lo obliga a permanecer encerrado en su casa, aislándose y privándose de estos contactos. Progresivamente comienza a salir, en la noche o a la madrugada, con la intención de visitar a su esposa, lo cual es imposible. El continente frágil hasta ese momento se rompe y comienza a buscarlo infructuosamente. En el living de su casa desparrama ropa de sus placares, ocupando todo el ambiente. El paciente expresa que estos ropajes son personas desconocidas que han invadido su casa.

Dice Bion “Para recurrir a un modelo fisiológico, se podría afirmar que si en el sistema circulatorio se forma una embolia puede provocar la muerte de parte del cuerpo que por la propia aportación de sangre depende de un sistema arterial específico. Como alternativa se forma una circulación colateral. Si, por ejemplo, este grupo impidiera el desarrollo del pensamiento y del crecimiento mental, pienso que entonces moriría. Como psicoanalista no tengo dificultad alguna en creer que en algunas sociedades el psicoanálisis no sobrevivirá, pero hay otras sociedades en que se podrá instaurar una circulación colateral. Puesto en un término todavía más general, no veo ninguna razón para que la raza humana tenga que sobrevivir. La función de la vida podría ser retomada por cualquier forma de objeto animado completamente distinta como los virus o las bacterias. Bajo ciertos aspectos nuestras características heredadas de los monos pueden ser mucho más activas y virulentas de lo que consideramos nuestras características humanas. En este aspecto nuestra inteligencia heredada de los monos podrá ser tan buena como para inventar trucos que nos permitan inventar una bomba atómica  si no hay nada mejor. Así se resolvería el problema mucho antes de tener la sabiduría de saber cómo utilizar nuestra capacidad para la fusión nuclear. (...). Ninguno de nuestros políticos se preocuparía de la exportación de la inteligencia y mucho menos se preocuparía de la exportación de la sabiduría. Tenemos que hacer una pausa para pensar.  Parece que nuestros cuerpos necesitan un poco de reposo. Propongo que interrumpamos la sesión y vayamos a encontrarnos con nuestros sueños terroríficos o con nuestras visiones felices, según el gusto de cada uno". (2002, 93- 94).

Palabras clave.

Pandemia - Pensamiento sin pensador- transformación – mitos – cambio catastrófico- encuadre

Bibliografía

W. Bion W 2002 Seminarios Romanos. Valencia: Promolibro

1974 Atención Interpretacion. Buenos Aires: Paidós.

1996 Cogitaciones. Valencia: Promolibro

1982 La Tabla y la Cesura. Buenos Aires: Gedisa

2019 B. Miramón, A.Terán de Corniglio, E. Marín. El juego de las transformaciones. Buenos Aires: APA Editorial.

1992 D. Sor, M. R. Senet. Fanatismo. Santiago de Chile: Ananké.