Lo infantil retorna en la escena trasferencial
Propuesta N° 0034
2020-11-17 / 13:00:00

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Presentan: Equipo de Secretaría Científica: Mónica Hamra, Cecilia Moia, Adriana Pérez Alarcón, Alicia García Penna y Mirta Goldstein.
Comenta: Grupo Clínico de Secretaría Científica: Claudia Amburgo, Laura Escapa y Adriana Pérez Alarcón.
Conducción: Cecilia Moia
Coordinación: Juan Pinetta



Abstract:

Dos disparadores clínicos servirán de excusa para revisar la incidencia de lo infantil en las escenas actuales de la cura. ¿Cómo adviene al presente lo que no ha tenido palabras y sigue sin tenerlas? La transferencia es motor y vehículo, es memoria y es construcción.

Presentan por Equipo de Secretaría Científica: Mirta Goldstein, Mónica Hamra y Alicia García Penna.

Viñetas: Alicia García Penna y Mónica Hamra.

Comenta: Grupo Clínico de Secretaría Científica.

Integrantes: Cecilia Moia, Adriana Pérez Alarcón, Mónica Hamra, Alicia García Penna y Mirta Goldstein (Coordinadora).

Comentan por Grupo Clínico de Secretaría Científica: Adriana Pérez Alarcón, Laura Escapa y Claudia Amburgo.

 

 

 







Texto breve:

Lo infantil retorna en la escena transferencial

Colectivo de trabajo

Freud descubre la sexualidad infantil y su incidencia en los síntomas neuróticos, la angustia, los actings y pasajes al acto. A su vez algo resta sin simbolizar, sin ligadura con la palabra.

Las escenas y fantasías primarias retornan actualizadas en la escena transferencial. La escena actual, fantaseada, soñada y/o vivenciada como realidad, contiene la escena infantil y ese plus no ligado.

El psiquismo hace intentos de elaborar lo traumático -que para Freud siempre tiene significación sexual-, por ello decimos que el pasado regresa desde el futuro, aun cuando no haya palabras ni recuerdos.

La repetición busca modificar lo traumático, pero generalmente falla en su tarea. Por ello la transferencia brinda la oportunidad de que algo se transforme y se elabore.

Es nuestro propósito mostrar, a través de dos viñetas clínicas, como se ponen en juego dos escenas: la infantil y su repetición en la transferencia, una dentro de otra. Su aparición, escucha y puesta en palabras determinan puntos de inflexión en el análisis y la posibilidad de su continuidad.

La función analítica de escucha y metaforización, le otorga nueva significación al sujeto en pos de su proyecciónn al futuro.

Primera Viñeta Clínica

Marisa, una joven de 23 años, llega a sesión y, sin mediar palabra alguna, despliega una carpeta con solapa que contiene documentos privados de su padre recientemente fallecido.

Al abrir la carpeta, encuentra unas fotos a color que revelan imágenes que seguramente guarda en su memoria, entre ellas, una muy pregnante, que muestra a su madre en el féretro. La analista, para su sorpresa, se ve reflejada como en espejo en esa imagen, condición que le genera horror. Diez días antes, había sufrido un pequeño accidente en bicicleta y las señales del mismo quedaron marcadas en su rostro, especialmente en un ojo que, a la sazónn, coincidía con el de la madre en la fotografía.

Es de suponer que esas marcas activaron en Marisa las huellas de un accidente automovilístico que su familia sufrió cuando ella contaba con apenas dos años de edad. Viajaban de noche y, al cruzar un paso nivel, las ruedas del auto quedaron atascadas, desesperados ante la inminencia del paso del tren, los padres ayudaron a salir a sus hijos del vehículo, pero el viento los embolsó y sucedió la tragedia. Ambos hermanos salieron ilesos, su padre fue hospitalizado y su madre murió en el acto.

Comentario de Mónica Hamra

Es posible entender la vivencia infantil desde la concepción del trauma puro postulada por M. y W. Baranger en el año 1987. Su alto voltaje consistió en una amenaza para la aún precaria estructura psíquica, puesto que la integración yoica, en ese momento, no podía abarcarlo todo, dada la inmadurez de la niña. Podríamos pensar, entonces, en la posibilidad que ese trauma inicial haya quedado encapsulado, enquistado dentro de una esfera mnésica, con el fin de preservar el aparato psíquico (Ferenczi, 1932), y que en un otro tiempo reclame historización.

Por eso Winnicott (1963) afirma, en su artículo “El terror al derrumbe”, que “El paciente debe seguir persiguiendo ese detalle en el pasado que todavía no fue experienciado, que adquiere la forma de una búsqueda en el futuro.” (p.115)

Este “detalle” lo encuentra en el rostro del analista, marcado por el accidente, condición que le facilita abrir ese archivo que se encontraba apartado de la dinámica psíquica. En efecto, su contenido ha logrado exhumarse a partir de la figura del doble que representa y ofrece la analista, que en tanto objeto muerto pasa a tener el significado de la vuelta de lo terrorífico, anunciado por el sentimiento de lo siniestro en la analista.

Hay que recordar que una de las connotaciones del doble, según Freud (1919), es el ser un seguro de supervivencia del yo, pero luego pasa a ser el ominoso anunciador de la muerte. El sentimiento de lo siniestro “experienciado” por la analista, parece surgir como preanuncio del retorno de lo escindido, confluyendo con él lo potencia, lo que explicaría la intensidad de la angustia de muerte sentida inmediatamente, al verse reflejada la analista como en espejo en el rostro de la madre muerta.

Es posible conjeturar que el rostro de la analista pudo “activar" en Marisa, "del caos de impresiones inconscientes” aquellas que corresponden a la escena traumática que la paciente no recuerda, debiendo ser reconstruida por y en la dupla analítica. El cuerpo de la analista cobra figura como ese lugar donde se expresan las emociones recientemente despertadas, las angustias, el miedo, el dolor que todos hemos conocido durante la infancia.

De este modo, la resignificación será el dispositivo que permitirá que lo no ligado, en lo inconsciente, atemporal y espacial, devenga temporalización historizante. Y será en el marco de la relación transfero-contratransferencial, en el "entre dos" del vínculo analítico, que "a posteriori" se irá construyendo el sentido de un pasado que nunca fue olvidado, que se valió de la transferencia como pieza de repetición.

Segunda Viñeta Clínica

Antonio trabaja como profesor en una Universidad Europea de relevante importancia; está por presentar una tesis que, de ser aceptada, podrá obtener un cargo muy importante a nivel internacional dentro de su carrera docente. Estando en  la Argentina, toma sesiones de manera presencial.

Llama  media hora antes avisando que no va a poder venir porque sufrió un “accidente” doméstico,  se ha cortado el dedo índice y en ese momento venía desde la clínica donde fue atendido.

Para dar testimonio de lo ocurrido envía   una foto vía  whatsapp donde está con las manos al volante de su auto y el dedo índice de su mano derecha con una sutura. Se  observa que no está vendado y se pueden ver los hilos de la costura.

Un sueño relatado días anteriores, viene a la memoria del analista.

 En el mismo, Antonio se miraba aterrado y perplejo, al ver que se le habían caído totalmente sus genitales, como si se le hubiesen despegado. Acto seguido, en una segunda escena, dentro del mismo sueño, se encuentra con el Decano de la Universidad con quien tiene que discutir su tesis; al querer explicarle cual es la hipótesis que quiere presentar y defender en su trabajo , se queda mudo completamente sin voz, no pudiendo articular palabra.

Luego de tres sesiones comienza diciendo: “No sé qué es lo que me está sucediendo con Julie, tenemos relaciones cada tanto, ¡no sé qué es lo que le pasa con esto! de vez en cuando tenemos unos encuentros maravillosos, en los cuales logramos un total entendimiento… algo muy especial… ella se entrega totalmente y el momento es maravilloso, pero esto sucede solo de tanto en tanto, es como si nos perdiéramos el uno en el otro”.

Ante la pregunta de qué es lo que él piensa que determina ese encuentro casi mágico tal como lo relata, dice:

“Si… es cuando yo” le meto” el dedo en el ano, suspira profundo, y expresa rápidamente: “¡te lo dije!”... es ahí cuando ella se pierde y tiene una entrega total, en donde los dos disfrutamos intensamente, tal como decís, es un momento casi mágico”.

Comentario de Alicia García Penna

Si bien Antonio expresa un punto álgido de absoluto goce que respondería a un deseo intenso de Julie es, sin embargo, la palabra de él con quién contamos y quien nos habla.

Reviendo la secuencia de lo sucedido, tres hechos son significativos: dedo cortado, sueño relatado anteriormente y rememorado por la analista, y descripción de la escena sexual.

En el reordenamiento temporal, primero está el sueño: caída de los genitales y pérdida de la voz; podría pensarse como anticipación del accidente, “corte, sutura, castración”; por último la escena sexual, el dedo en el ano, y la intensidad de goce ; se provocaría una reviviscencia de una fantasía a la que el niño no ha podido renunciar, otorgándole a la mujer aquello faltante.

 Dicha fantasíaa tendría un correlato con el análisis freudiano del valor del “fetiche”; el mismo hace aparecer al “pene de la mujer” como constitutivo de un objeto de deseo que se inscribe a la manera de certidumbre de completud.

“Pene de la madre”, algo impensable e irreal, fundado en una inexistencia; concepto que nos llevaría a pensar, como lo define Leclaire, (1978) en una especie de “falsa hipótesis necesaria para su lógica” (pág.60).

Esa mujer provista de un pene, otorgado por él, nos lleva siguiendo el pensamiento de dicho autor como un “punto focal “en la cadena del deseo perverso, lo que se “reconoce en el desconocimiento”. Lo que es corte, ausencia de sesión, “sutura”, se constituye en completud y máximo goce en la escena sexual. Lo impensable en la realidad se restablece en el deseo.

Dos casos que se igualan al presentar lo imposible de simbolizar de sexo y muerte por lo cual irrumpen como escena actual. En uno es la muerte de la madre en lo real que se activa en el encuentro con el rostro “marcado” de la analista, circunstancia que sugiere que aquello imposible de simbolizar retorne desde la percepciónn. La paciente se verá compelida a repetir el suceso traumático, ahora activado, y a través del análisis irá consiguiendo nivel representacional y significación.

En el otro es el goce de un “otorgar”, en un retorno de aquello que no existió salvo en la fantasía de completud materna. En la confesión “te lo dije”, hay un “te lo doy”, ofreciéndole al analista, en el despliegue transferencial, aquello que él considera la completud imaginaria; al confesarle el secreto atesorado, se con- funde en un goce compartido.

Ahora la analista tiene la “llave” de su secreto, en tiempo” actual” la escena primordial es recreada, podríamos quizás pensar en un “deseo de reconocimiento en el reconocimiento del deseo”, lugar donde el análisis se presenta como posibilitador de una elaboración en pos de una vida sin ataduras.

En “Más allá del principio del placer” (1920), Freud afirma que es en la transferencia donde se observa regularmente la repetición. Repetición que Freud llama aquí “reproducción”, para oponerla a la “rememoración”, interviniente en el sueño traumático y en la transferencia. La diferencia entre reproducción y rememoración, sería que la reproducción expresa la tendencia a hacer lo mismo bajo la apariencia de lo otro, a revivir en cuanto tal lo que se repite por falta de una inscripción capaz de hacerse objeto de un trabajo.

Desde nuestra perspectiva, la huella tiende a actualizar, antes que a la evocación e historización del acontecimiento, y es en el “te lo dije” de la segunda viñeta, el que retorna como “te lo doy”, ahora, aquí, entre los dos...

Bibliografía

Ferenczi, S. (1932).-- La confusión de lengua entre los adultos y el niño, En: obras completas. Madrid: Espasa-Calpe, 1984. Vol. 4

Freud, S. (1914) Recordar, repetir y elaborar (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis II) En Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (Schreber) Trabajos sobre técnica psicoanalítica y otras obras (1911-1913) -- Buenos Aires: Amorrortu, 1993.Vol. 12

(1917-1919) De la historia de una neurosis infantil. En De la historia de una neurosis infantil (el “Hombre de los Lobos”) y otras obras (1917-1919) -- Buenos Aires: Amorrortu, 1994.Vol. 17

(1919) Lo ominoso. En De la historia de una neurosis infantil (el “Hombre de los Lobos”) y otras obras (1917-1919) -- Buenos Aires: Amorrortu, 1994.Vol. 17.

 (1920) Más allá del principio del placer (1923) En Más allá del principio del placer Psicología de las masas y análisis del yo y otras obras (1920-1922) -- Buenos Aires: Amorrortu, 1993.Vol. 18.

(1923) El yo y el ello. En El yo y el ello y otras obras (1923-1925) -- Buenos Aires: Amorrortu, 1993.Vol. 19

Hamra, Monica, (2006) El retorno de lo escindido. Tesis de Maestría. Universidad Nacional de la Matanza.

Leclaire, Serge, (1968) Psicoanalizar.3ª edición en español. Mexico,1978.

Winnicott Donald, (1974) El temor al derrumbe. En Revista de Psicoanálisis ApdeBA Vol 4, Nro.2. 1982.