a. Desafíos en la práctica psicoanalítica en tiempos de pandemia
Propuesta N° 0053
2020-11-12 / 17:00:00

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Presentan: Silvia Feitelevich (APA). Presentamos una propuesta del grupo de investigación Coordinadores: Guillermo Bruschtein y Beatriz Zelcer Integrantes: Alicia Aré, Silvia Dupuy, Silvia Feitelevich, José Fischbein, Antonia Foti, Beatriz Kitiver, Silvia Lapidus, Héctor Manzotti, Alicia Mariona, Noemí Moran, Olga Piñeiro, Beatriz Roguin, Mónica Sahovaler, María Salerno, Silvia Spinelli, Ana Suquet, Susana Taszma, Sandra Tatarow.
Conducción: María Celsa Fernández Abella
Coordinación: Laura Orsi



Abstract:

Durante este período diferente, el de la pandemia, hemos continuado investigando los efectos contra transferenciales. El nuevo encuadre que tuvimos que implementar, tanto en nuestra práctica del psicoanálisis como en nuestros encuentros grupales, nos llevaron a interrogantes que generaron un desafío en nuestra práctica para ser debatidos entre colegas. Trabajaremos con ejemplos clínicos pertinentes.

 

 

 







Texto breve:

En nuestro grupo de investigación venimos estudiando el concepto de contratransferencia.

Esta propuesta es una respuesta contratransferencial, en un sentido amplio, porque consideramos que es un efecto de nuestra práctica psicoanalítica.    

Vimos que con la pandemia y la instalación de los medios virtuales el flujo transferencial – contratransferencial se sostiene en algunos tratamientos ya que no todos nuestros pacientes decidieron continuar con los mismos.

Muchas situaciones provocaron cambios del encuadre y por lo tanto imprimieron una dinámica diferente en el campo analítico.

Lo que estamos atravesando es singular (único en su tipo, raro, extraordinario), diferente, tanto para el analista como para el analizando. Es un “campo analítico” nuevo que tuvimos que crear.

El deseo de análisis de cada paciente y el deseo del analista está posibilitando llevar adelante procesos que se desarrollan en escenarios diversos.

Se pueden evidenciar, en estos álgidos momentos, muchos contenidos de memorias traumáticas.  Lo familiar entrañable se vincula a vivencias peligrosas y tanáticas. Momentos relacionados con la angustia, tanto del analista como del analizando.

La pandemia trastocó nuestro “estar” en el mundo. Lo familiar se convierte, por momentos, en lo siniestro. La incertidumbre puede generar un incremento de la angustia y trastocar la noción de la realidad externa con la realidad interna –subjetiva- y hasta generar, a veces, sensaciones de irrealidad. Estas últimas podrían ocasionar una especie de pérdida de referencia yoica como así también podría aparecer la vivencia del fenómeno de ”deja vu”, de “ya haberlo experimentado”

Dado que el dispositivo analítico es versátil e inclusivo: su eficacia consiste en adaptarse a las nuevas y cambiantes situaciones, en alojar y movilizar lo heterogéneo, lo diferente, la alteridad.

El desafío es poder abrir un espacio de creatividad en la técnica, poniendo especial atención a la inventiva.

Hubieron cambios transferenciales donde cada analista necesita establecer regulaciones espontáneas de acuerdo a cada quien.

Nos preguntamos cómo sostener ciertas pautas sin que las mismas no se vuelvan restrictivas y que nos permitan enriquecer nuestra práctica tanto en las expresiones verbales como en las preverbales.

Las imágenes bidimensionales sustituyen a las tridimensionales, las voces opacas de los dispositivos electrónicos, los nuevos sonidos del silencio, la localización de la mirada  en el rostro con ausencia del resto del cuerpo y de otros indicadores a los que estamos acostumbrados en la comunicación presencial generó cambios en nuestra praxis.

En los tratamientos efectuados a través de los dispositivos virtuales, cuando son sin imágenes, algunos silencios incomodan debido a que no hay otros indicadores de la presencia más que la voz.

Ocurre con frecuencia que ante una pausa o un silencio nos preguntan si estamos allí. ¿Cómo no responder? Si la conectividad es una realidad que, como la pandemia, nos involucra a todos. ¿Cómo sostener la posición diferente analista/analizando?

Los intercambios primordiales humanos poseen una materia sonora fundante cuyo tramado gestual enlaza cuerpo y palabra. La atención puesta en la musicalidad de la interpretación está básicamente al servicio de proteger al analista de dejarse arrastrar a la atmósfera generada por el paciente y a la reproducción de la musicalidad de su voz.

Dicha comunicación sonora explora la naturaleza intrínseca de la relación humana. Se basa en la experiencia vivencial de la diada madre-niño, generando patrones notables de tiempo, pulso, timbre de voz y gestos, en concordancia con reglas de ejecución musical como el ritmo y el tiempo.

¿Cómo se tramita esto desde el teléfono o la pantalla?

¿Nuestra voz y la voz que escuchamos a distancia, permite esa envoltura musical que lo presencial brinda?

¿Hay una relación entre la voz, la palabra y el tacto?

Se dice “me sentí tocado por lo que dijo”. La voz, así como la música, tienen cualidades emparentadas con lo táctil. Tocan resortes de emociones muy primarias.  La piel es barrera con lo externo, es la envoltura del cuerpo, también camino directo hacia sentimientos de apertura o de rechazo hacia el otro.  Tocar con la mano. Tocar con la voz. Una voz seca, hosca, amable, cálida, pueden hacernos sentir distantes o vinculados.

Las nuevas tecnologías ponen en cuestión los conceptos de distancia y cercanía, de presencia y ausencia. De cualquier forma, el juego del fort-da sigue siendo paradigmático como una de las modalidades intra psíquicas de configuración de la ausencia – presencia.   

Ante estos cambios experimentados nos preguntamos ¿Qué padecimiento ocasiona la falta de lo presencial?  ¿Cómo se expresa en la clínica? ¿Cómo se tramita la frustración que la falta ocasiona?  ¿Qué síntomas? ¿Qué riesgo se corre en estas condiciones?

Todos estos cuestionamientos e imprevistos, que esta disruptiva realidad nos plantea, generan un desafío en nuestra práctica. Trabajaremos con ejemplos clínicos pertinentes.