a. Análisis a la distancia
Propuesta N° 0058
2020-11-17 / 17:00:00

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Presentan: Sara Zusman de Arbiser (APA).
Conducción: Adriana Pérez Alarcón
Coordinación: Giuliana Rivera Farfan



Abstract:

Hay gran cantidad de temas que se despliegan a partir de lo que observamos atendiendo adultos, adolescentes y niños en forma virtual. Se puede aprender mucho de lo que se intensifica en el vínculo transferencial y contra transferencial durante las sesiones que se desarrollan en forma virtual sin dejar de reconocer también todo aquello que se pierde.

 

 

 







Texto breve:

: En este tiempo de cuarentena, podemos observar el duelo por la pérdida de la forma de vida y el disfrute de un tiempo anterior y muy reciente.

Si las situaciones actuales, reales, de la vida del paciente tienen efectos traumáticos, el analista también las comparte, ya que le imponen un proceso de innovación de recursos, incorporación de situaciones nuevas y trabajo psíquico sobre ello, para poder llevar a cabo una elaboración, justificación y validación teórica.

Sabemos que el proceso terapéutico transcurre a menudo por diferentes vías explícitas de comunicación, de las cuales seleccionamos algunas. Mientras haya diálogo analítico el encuadre sólo cambia en lo formal.

Los modos en que se lleva a cabo el psicoanálisis han sufrido muchos cambios desde que Freud los empleó por primera vez. Inclusive Freud mismo fue variando a lo largo de su vida.

Hipnosis, primeros momentos con Breuer, Katharina, Juanito a través del padre, la caminata con Mahler, etc.

Freud también se comunicaba con sus pacientes y discípulos a través de cartas, donde se puede observar la continuación de un proceso psicoanalítico iniciado en forma presencial. Hay testimonios de ello, con Lou Andreas Salomé, Ferenczi y otros.

En cada una de aquellas circunstancias podemos observar a Freud trabajando con la CONVICCIÓN de que mantenía un diálogo analítico.

Después de Freud, cada cambio en el procedimiento técnico ha despertado preocupación.

Los analistas ya no ven a los analizados seis veces por semana (salvo casos excepcionales) como se hacía al principio, ni tampoco usan siempre el diván.

Hasta finales de los años 60 existían normas muy rígidas en la técnica para atender a los niños y adolescentes y que en la actualidad son mucho más flexibles.

La nuevas aperturas terapéuticas en la clínica psicoanalítica con niños, familias, parejas, grupos, enfermos psicosomáticos, pacientes psicóticos, grupos multifamiliares, el análisis concentrado, etc., siempre despertaron el mismo interrogante ¿es o no psicoanálisis? ¿y lo que se pierde será superior a lo que se gana?

Nuevas formas de continuar el vínculo con el paciente para que el tratamiento pueda continuar generaron reacciones diversas en nuestros colegas psicoanalistas que no hicieron nunca la experiencia del análisis a distancia y se negaban a hacerlo por resistencias personales a usar tecnología apropiada.

En el año 2010: Una pareja de padres me consulta por síntomas de sus dos hijos, de tres y cinco años de edad que comenzaron cuando faltaban pocos meses para que este grupo familiar emigre a otro país.

Iniciamos un tratamiento presencial que continuamos en forma virtual con sesiones programadas que hacíamos por FaceTime. De esa manera el padre, la madre y los dos hijos pudieron encarar el duelo por la migración que se denunciaba través de los síntomas que presentaban los hijos.

En estos 6 meses de cuarentena, he iniciado nuevos tratamientos. con pacientes que nunca acudieron a mi consultorio.

En estos casos, al guiarnos sólo por nuestra escucha, registramos  estar muy atentos y abiertos a la recepción de distintos estímulos que nos genera el paciente en nuestra contratransferencia.

Una anécdota de una paciente que inició el tratamiento durante la pandemia: Padece una importante patología psicosomática y se comunica para hacer las sesiones por la llamada telefónica de WhatsApp. El logo que aparece con su nombre es la imagen del personaje de “La Mujer Maravilla”. A través de esta forma de darse a conocer me entregó una fundamental formación del inconsciente.

Con toda la tecnología que tenemos a nuestro alcance, es posible continuar  con los pacientes adultos, adolescentes y niños, los tratamientos de pareja y de familia. 

Cuando el analista y el paciente tienen el deseo de continuar el análisis el tratamiento continúa, a pesar de las dificultades que en estas circunstancias extraordinarias las padecen tanto el paciente como el analista, porque los mundos de ambos quedaron superpuestos. (“Analista y paciente en mundos superpuestos” de Leonardo Wender y Janine Puget).

En muchas ocasiones el problema se genera cuando el analista  tiene resistencias internas a incorporar todo lo que la tecnología nos brinda y el paciente lo percibe.

Freud, en los artículos de técnica psicoanalítica señalaba que hacía acostar al paciente en el diván porque ayudaba al paciente a asociar libremente y también porque le influía negativamente a él, la mirada del paciente.

El problema se potencia actualmente cuando la sesión se hace con cámara, porque hay una doble mirada. Tanto el paciente como nosotros, los analistas, vemos al otro y también vemos nuestra imagen que resulta perturbadora. Ese tema fue analizado con muchos de mis pacientes y pidieron continuar con el teléfono sin imagen. Algunos piden saludarnos a la entrada con la cámara, seguir con teléfono y  despedirnos con cámara para recrear  algo del consultorio presencial.

Observamos que los niños y adolescentes, se sienten muy cómodos con cualquiera de estas plataformas y se acomodan fácilmente a continuar su vínculo ya iniciado en forma presencial o lo inician sin conocernos previamente. Poder observarlos en su casa y con sus juguetes y en el vínculo con sus padres, es una experiencia sumamente enriquecedora.

También se presenta en la actualidad  un fenómeno que podemos denominar: “las neurosis traumáticas de cuarentena” parafraseando a las “neurosis traumáticas de guerra”. En el caso de las neurosis de guerra Freud señalaba que estos pacientes tenían todo su aparato psíquico inmerso en el trauma que habían  padecido, con insomnio y terribles pesadillas donde revivían continuamente lo acontecido y no podían dejar de sentir aquel sufrimiento, con grandes dificultades de elaboración psíquica y de poder seguir adelante con su vida y proyectos, quedando totalmente anulados para posibilidades creativas y reparatorias. Esa descripción coincide con las neurosis traumáticas de cuarentena, pacientes aterrorizados, escuchando todo el día noticias acerca de estos temas del Coronavirus, las listas de infectados y de muertos de su país y de todo el mundo, “padeciendo hipocondríacamente” los síntomas que se describen en los infectados e imaginando su muerte inminente como hecho inexorable y sufren de insomnio o se despiertan con pesadillas.  Ellos generan un ambiente muy tóxico, sintiéndose imposibilitados de contener psicológicamente a sus hijos a los que contagian con su pánico.

En el otro extremo encontramos aquellos que niegan la necesidad de cuidados, que minimizan la trascendencia de esta enfermedad y se exponen ellos y todo su entorno.

Pero también observamos otros pacientes, que sin negar la peligrosidad de lo que está sucediendo, respetando todas las medidas de cuidados para todos,  pueden recurrir a la posibilidad de “negar”, como una defensa exitosa en muchos momentos del día y “olvidarse del tema”, no escuchando continuamente noticias y pudiendo apelar a la creatividad y a seguir adelante con sus proyectos.

Estos pacientes, generalmente tienen muchos sueños, que traen a sus análisis y que expresan todos sus miedos más profundos, pero que con su contenido enmascarado pueden cumplir con su función de ser los guardianes del dormir. Estas personas pueden generar un clima que ayuda a sus hijos a poder sobrellevar con menos problemáticas esta cuarentena obligatoria que tienen que respetar.

Hay gran cantidad de temas que se despliegan a partir de lo que observamos atendiendo adultos, adolescentes y niños en forma virtual. Los adolescentes son los que más padecen esta endogamia forzada. Algunas consultas acerca de hijos adolescentes en estos meses de cuarentena tienen un denominador común. Los padres se quejan que sus hijos duermen la mayor parte del día y como “vampiros” están despiertos toda la noche comunicándose con amigos. Es la forma que encontraron de “sobrevivir” al encierro endogámico.

Se puede aprender mucho de lo que se intensifica en el vínculo transferencial y contra transferencial durante las sesiones que se desarrollan en forma virtual sin dejar de reconocer también todo aquello que se pierde.

La tecnología implementada y el encuentro virtual funcionan como un “espacio transicional”. Son usados como aquel osito o frazadita que permiten al niño alejarse de la madre, confiando en volverla a encontrar.