a. ¿Serán estos tiempos de Fort-da para el psicoanálisis?
Propuesta N° 0059
2020-11-10 / 15:00:00

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Presentan: Perla Frenkel (APA).
Conducción: Maria de las Mercedes Amado de Zaffore
Coordinación: Daniela Lievendag



Abstract:

En este trabajo señalo la importancia del trabajo sublimatorio en relación a las teorías que nos habitan. Señalo la forma en que somos habitados por ellas tomando a Heidegguer como referencia. Marco las consecuencias de un uso indebido de las mismas. Articulo el juego del Fort-da con ausencia y presencia, simbolización; en tiempos actuales.

 

 







Texto breve:

¿Serán estos tiempos de Fort-da para el psicoanálisis?

Si de presencia y ausencia se trata el juego del Fort-da, considero que es esta una problemática que hoy nos interpela, ausentes de nuestros consultorios, pero presentes para nuestros analizantes con nuestra escucha, nuestra interpretación y nuestro deseo de analizar, función ésta, me refiero al deseo de analista que nos sostiene como el Fort-da en el juego del niño, en cada encuentro con nuestros analizantes. Freud nos trae este juego de ausencia, presencia, representación de esta ausencia, justamente en el texto del Más allá del principio de placer.

Nuestros analizantes nos preguntan antes de comenzar la sesión por Skype ¿estás? Será un ¿estás para mí? En otro tipo de sesión sin imagen, la pregunta es ¿cómo estás? También como el ¿estás ahí?, si estamos un rato en silencio.

Los enigmas nos invaden, nuestros saberes se conmueven y se da otra apertura necesaria para la narrativa de La cosa, que anulada en su positividad adquiere dimensión simbólica.

Esto me lleva a la siguiente cuestión que quiero compartir con ustedes.

¿Las teorías que habitan en el analista, como inciden en su práctica? Pregunta que formulo en estos tiempos tan peculiares, inquietantes, en que la angustia nos acompaña por momentos nos acecha desde el Superyó y en otros nos permite sublimar ¿No será acaso que también ahora se trata del saber no sabido y que está para ser construido una y otra vez?

En principio necesariamente somos fruto en tanto que analistas de transferencias, la de nuestros análisis, supervisiones, seminarios, grupos de estudios y demás cuestiones ocurridas en momentos puntuales de nuestras vidas. Y que siguen ocurriendo.

Acá diré que hay un derrotero marcado por lo pulsional y por el amor.

Desde lo pulsional, algo hacemos con la pulsión puede ser síntoma, inhibición o sublimación y algo de este orden ocurre también, con las teorías que nos habitan. Sucede en un momento único e irrepetible que se juega para cada análisis, para cada encuentro que se da en transferencia y es entonces que allí se da la creación de algo nuevo. Porque en la sublimación hay un retorno en el cual se inventa lo perdido, se repite la producción del vacío, vacío como producción del significante, momento mítico fundante, constitución del sujeto, ser de la palabra. Esto sigue sucediendo también en estos tiempos de pandemia.

Como el análisis tiene que ver con el tema del descubrimiento, diría que allí estamos en un contexto de descubrimiento. Entonces ¿Que sucede con las teorías que nos habitan?

Heidegger escribe que en el humano el habitar va junto con el construir.

Me detengo primero en el construir, este seria el orden lógico, para nosotros analistas no necesariamente es así.

En hebreo construir se dice (libnot) de la misma raíz es la palabra (ben) hijo. Las construcciones que se realizan en cada análisis son de algún modo hijas de todo aquello que nos habita. Hay una expresión en relación a la Jerusalén destruída, que dice en hebreo: Banaij ihiu bonaij. Cuya traducción es: Tus hijos serán tus constructores. Interpretaciones, construcciones estamos hablando de aquello que se produce en el campo de la transferencia. Transferencia que tiene que ver para mí con exilio. Somos viajeros en tierra extraña, otra tierra, otro idioma. De pronto de lo heimlij, a lo humheilij, de lo familiar a lo extraño. En algún momento surge la interpretación, interpretación como señala G.Haddad en el sentido que Freud y Lacan le dieron a esa palabra, formulación que roza el enigma, a partir de enunciados en apariencia insignificantes.

Detengámonos por un momento en el habitar, el habitar tendría que ver con tener donde alojarse, es decir es algo que tranquiliza y reconforta. La antigua palabra bauen se relaciona con el bin (soy) ich bin –du bist quiere decir en alemán yo habito –tu habitas Dirá el filósofo: “El modo como tú eres, yo soy, la manera según los hombres somos en la tierra, es el habitar”, entonces, el hombre es, en la medida que habita. Transfiero a nuestra práctica, para decir somos de determinado modo analistas, habitados por nuestras teorías. El bauen significa cultivar ¿No es acaso un análisis una tierra de labranza? Las teorías que nos habitan darán cuenta de nuestro propio estilo. Como teorías y fantasía se conectan, es que las teorías que construimos tienen que ver con nuestra propia infancia. Construimos teorías ante aquello que nos preguntamos, que nos inquieta: Los orígenes, la sexualidad, la diferencia de sexos, la muerte.

Las teorías entonces están en nosotros, las hemos trabajado durante mucho tiempo, curioseamos nos asomamos, descartamos, nos apropiamos. Finalmente diré, son valiosas siempre que no operen como defensa que obture la escucha.

Pero hay que tenerlas. No es de la nada que la pulsión será creacionista. También cité el amor, amor al saber.

Somos igualmente fruto de múltiples identificaciones que habrá que ver cómo se juegan en cada uno. Puede suceder que las teorías dejen ubicado al analista en un lugar a veces incómodo, esto sucede cuando se hace un uso indebido de ellas, cuando se las confunde con una suerte de militancia y nos agrupamos en algo más parecido a una masa, alrededor de alguna figura que en tanto representa un ideal, queda como dueño de la teoría; esto acecha es parte del malestar en nuestra cultura. Es bueno estar advertidos pues las cuestiones del desamparo y de la necesidad de Otro nos ponen a su merced. A veces se arman verdaderas logias, divisiones, separaciones. Respecto a esto considero que es el lazo social, que da la pertenencia institucional, el que da el tiempo necesario para la reflexión, para la elaboración de estas cuestiones que enriquecen la tarea y alivian nuestras angustias.

Con las teorías que nos habitan se da un juego de tiempos.

Primero la incorporación (¿oral canibalística?) luego hará falta un segundo tiempo como en la sexualidad y el trauma para su inscripción, después la necesaria latencia para su resignificación. Es en ese tiempo, que nos apropiamos de ellas, el tema es que en el mientras tanto de la transferencia se juega su incidencia, porque ser analista tiene que ver para mí, con poder mover las propias referencias, deshacerse de uno mismo, de nuestros propios saberes, para cada tratamiento, para cada analizante.

 Es que en cada tratamiento algo se inscribe dice o se escribe para cada analizante, para cada analista.

Trabajamos los textos sin venerarlos poniendo en juego las vacilaciones, los vacíos. Cuantas veces ocurre que releyendo a Freud nos invade esa inquietante extrañeza como si fuera la primera vez. Es que estamos atravesados por la experiencia de lo inconciente. Sabemos del límite, del tope, del vacío dejado por La cosa, el Das ding, que paradójicamente moverá nuestro deseo.

Finalmente, nuestra tarea nos enfrenta con la insoportable levedad del ser, no en vano aconsejaba Freud una vuelta de análisis cada tanto, para el analista.

Considero que más allá de las teorías que nos habiten y en tanto trabajemos para la libertad del analizante, es decir liberados nosotros del furor curandis, sin buscar alguna verificación imposible, al tener presente la cuestión de la abstinencia o sea ni sugestión ni seducción, estaremos trabajando haciendo un uso adecuado de las teorías que nos habitan que son enriquecidas continuamente, con cada análisis que realizamos, supervisión, seminario que dictamos, trabajo que escribimos, en la evaluación que nos realizan quienes nos eligen para su formación y en el diálogo con colegas. Separaciones y re- encuentros como en el Fort-da que nos marca en esta apasionante tarea artesanal que es la de ser analistas siempre en formación.