b. El aparato psíquico desde el punto de vista grupal, enlace con la cultura, y los fenómenos actuales
Propuesta N° 0071
2020-11-13 / 15:00:00

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Presentan: Silvia Elena Leguizamón (APA), Liliana Revuelta (APA), María Luz González (APA), Leticia Mascardi (APA). Alejandro Trapani (APA) y Alejandra Zucchi (APA).



Abstract:

El grupo interno, organizadores de la representación del grupo y organizadores del vínculo para encontrar la metapsicológico de los grandes grupos sociales, en lo cotidiano y en lo catastrófico, en la adaptación a la realidad sociocultural, cadena transgeneracional y búsqueda de placer y autonomía, en lo cotidiano y lo patológico.

 

 

 







Texto breve:

Este escrito surge del trabajo de estudio e investigación desarrollado en el contexto del Seminario del Instituto de Formación de APA, durante el primer cuatrimestre del presente año, sobre la temática “La Sociedad y la Cultura para el Psicoanálisis”. Partimos de la idea de Grupo interno de Marcos Bernard[1] que toma como base las ideas de René Kaës que habla de los grupos de adentro. Comienza con la idea de una simbiosis biológica de Lacan (1960), previa al nacimiento, que Bernard llama la primera fase; el cuerpo de la madre contiene el cuerpo del hijo, para pasar luego a la segunda fase, al nacimiento del niño con el mantenimiento de una simbiosis psíquica en la cual el hijo se separa físicamente de la madre, pero continua a sentir una unión simbiótica a nivel psíquico, que los envuelve como una piel (Anzieu[2], 1994).

Simbiosis biológica à luego del nacimiento à Simbiosis psicológica

Luego pasa de la segunda fase a la tercera fase, en la cual se introduce un nuevo elemento de discriminación a través de la presencia-ausencia de la madre. Ello induce al niño hacia una desilusión tolerable (Winnicott[3], 1951) que lo empuja a reconocer y comenzar un contacto con el mundo externo, que favorece el establecimiento del principio de realidad. Aparece un involucro perforado, representado por una línea discontinua.

Pero queda siempre una zona de indiscriminación, como queda siempre un espacio transicional y una zona de objetos transicionales (yo-no yo). Esto lo lleva finalmente a Bernard a plantear una cuarta fase donde desde la teoría de los conjuntos los círculos que representan madre e hijo mantienen una zona gris de superposición que sería la de la indiscriminación que persistirá por el resto de la vida, y que podemos imaginar como una zona transición del yo-no yo de Winnicott (1951).

 

              Simbiosis Psíquica           Discriminación: Efracción de la piel del vínculo

 

            Se abren las brechas en la piel del vínculo, incluye el primer registro intrapsíquico pictográfico de Aulagnier (1975), el primer bosquejo de diferenciación entre adentro y afuera.                                

El espacio vacío es la parte de indiscriminación que permanece entre el niño y su madre, es espacio transicional de Winnicott (yo no-yo), el núcleo aglutinado de Bleger (1971) que da lugar a la sociabilidad sincrética y su registro o no registro en el aparato psíquico. El modelo es triangular es el efecto que produce la presencia del otro de la madre, la tercerización precoz, el lugar que ocupa la función del padre.

            Nosotros entendemos que este núcleo indiscriminado de vacío, como dice Bernard del orden de la identidad de percepción, está en relación con el narcisismo y la indiscriminación, una proyección de investidura narcisista, el área de yo-no yo que da la sensación de pertenencia al grupo, a la institución, cultura o sociedad, la base que permite la proposición de las alianzas inconscientes entre la aceptación o la imposición, entre ideal y narcisismo. Todo depende de la conformación del yo, de sus aspectos grupo interno que le van a permitir unirse, transformarse, crear y vivir dentro de nuevos grupos a lo largo de su vida.

            Llegamos así a considerar la estructuración del aparto psíquico como un grupo en la díada madre-hijo, que permitirá la inclusión y el deseo de formar parte de grupos pequeños o ampliados.

                 Bernard nos propone pensar como cada individuo crea su propia representación del grupo, ya que el inconsciente es individual. Serán los grupos internos a dar a cada individuo la experiencia personal del grupo para valerse de ella en la constitución de los nuevos grupos. Por ello propone pensar en Organizadores del grupo en cada uno de los individuos y los organizadores del vínculo. Veamos el siguiente esquema.

 

Organizadores de la representación del grupo:

Organizadores Intrapsíquicos:

Imagen del cuerpo

Fantasías originarias:

Intrauterinas

Seducción

castración

Escena primaria

 

Complejos e imagos familiares

Imagen del aparato psíquico subjetivo

 

 

Organizadores socioculturales à

Practicas sociales

Sistemas sociales de representación:

Mitos

Ritos

Ideologías

Concepciones del universo

Doctrinas filosóficas

Siguiendo a Piera Aulagnier (1975), Kaës y Bernard proponen hacer una lectura en base al cuerpo y los afectos, por no hablar en términos de pulsiones. El grupo se crea como un cuerpo, representación que el individuo debe tener de si mismo. Se basa sobre las fantasías de los origines que da el modelo argumental que cada uno dará a su vida y la modalidad de estructurar las escenas y situaciones vitales y relacionales estructuradas como fantasías. Desde dichas experiencias el individuo será en grado de crear una representación de si y de su aparato psíquico.

Por el otro lado, surgen los organizadores socioculturales que incluyen las prácticas sociales y los sistemas sociales de representación, como cada sociedad se explica a si misma. Aquí entran en juego las transmisiones transgeneracionales de lo sociocultural en el crecimiento, siguiendo a Aulagnier con la madre como portavoz de la cultura, como portadora de un esquema relacional que permite dar una modalidad de intercambio que llevara a la remodelación continua de los vínculos siglados por las alianzas inconscientes.

 

Esto nos lleva a los organizadores del vínculo, los elementos que condicionan el tipo de relación que se establece entre los individuos.

            Cuando pensamos a un primer organizador en el momento orginario, ese primer momento fusional, una regresión interna que nos pone en contacto con los momentos iniciales de pérdida en el otro, que encuentra su origen en la proyección narcisista del propio grupo interno creado en la díada madre-hijo inicial. Momento de adhesión fusional con el iniciador del grupo, un mito social que da cuenta de un origen, o al Ideal del grupo depositado en la figura del iniciador, evocando el funcionamiento de una masa como la describe Freud[4] (1921).

            Luego se pasa al primer organizador del vínculo, que busca la reducción y la unificación, manteniendo la unión de cada integrante con el objeto común, el grupo, con diferentes entradas. Es el Pacto Denegativo Grupal, que busca la integración del grupo y el comienzo de un intento adaptativo y de placer sin perder la propia autonomía desmintiendo, al estilo del Yo de placer purificado, lo que diferencia los integrantes del grupo.

            Se trata de salir de la angustia de desamparo, de lo más indiscriminado del grupo interno que cada uno pone en juego en este momento inicial del grupo o vínculo. Así lo esquematiza Bernard.

            Pasa luego al segundo organizador del vínculo, el contrato narcisista de Aulagnier (1975), intento de discriminación que es pura proyección narcisista y una pobre asignación de la autonomía del otro y de su reconocimiento como alteridad. Para pasar finalmente al tercer organizador del vínculo basado en la constitución edípica, que asigna y distribuye roles, con una dinámica compleja propia de las fantasías.

            Todos los elementos antedichos nos permiten pasar de lo intrapsíquico, y lo intersubjetivo, hacia lo transubjetivo, y la transmisión entre las generaciones. El individuo trata de adaptarse a la realidad y de buscar el placer, sin perder sus pertenecías para preservar sus equilibrios narcisistas, a través de pactos y alianzas inconscientes cruzadas entre los diferentes grupos que forman parte de su vida.

            La violencia primaria y secundaria, las alianzas inconscientes, cobran significado a la luz del grupo interno y los diferentes organizadores del grupo y de vínculo que nos permiten pensar los fenómenos sociales desde el vínculo o la familia, hasta lo sociocultural.

 


[1] Bernard, M.: (1992) La formación del grupo interno. En Actualidad psicológica -noviembre de 1992, Buenos Aires (pp. 6-8).

[2] Anzieu, D., (1994) La nozione di Io-pelle. En L´Io pelle, Borla, Roma, 1994. (pp. 51-62).

[3] Winnicott, D.: (1951) Capítulo 8: Objetos y fenómenos transicionales. In Escrito de pediatría y Psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 1999. (pp. 308- 324).

[4] Freud, S.: (1921) Psicología de las masas y análisis del yo. En Obras Completas, Vol. XVIII. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1984. (pp. 63).