a. Desamparo y vínculo afectivo / Dos caras de una misma moneda
Propuesta N° 0070
2020-11-17 / 15:00:00

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Presentan: Lorena Silvana Vázquez (Miembro del equipo de Trabajo del Programa “Lo Grupal”. Departamento de Extensión, Relaciones Institucionales y Graduados de la Facultad de Psicología, Universidad del Aconcagua.).
Conducción: Teresa Zaefferer
Coordinación: Miguel Eglis



Abstract:

Se reflexiona sobre el Desamparo original y su relación con la incertidumbre de niños y niñas en el devenir de su formación inconsciente.

Se intenta una aproximación respecto de la importancia del vínculo afectivo como mitigador de la incertidumbre y como éste se manifiesta en la pandemia por COVID-19.

 

 

 







Texto breve:

Desarrollo

Tomando a Olivan De Oliveira Liger (2014), (el Desamparo es un estado de impotencia que el ser humano enfrenta ante el dolor psíquico y según Freud, el sufrimiento puede deberse a tres situaciones diferentes: a la decadencia del propio cuerpo que lleva a la muerte; frente al mundo externo y sus fuerzas destructivas y, finalmente, en las relaciones con sus semejantes. (p.1)

En la formación de la persona es necesario satisfacer sus necesidades básicas de hambre, sed e higiene a través de las cuales se agrega el afecto, la calidez, la contención y el cuidado de quién hace la función materna. Las impresiones sensibles de sentir el afecto materno garantizan una inversión en la percepción, hasta ahora nula e indiferente de la conciencia originaria. De Oliveira (2014)

 De esta manera, se establecerán las bases para el surgimiento de la conciencia secundaria donde se inscribirán las marcas mnémicas. El apoyo constante en la conciencia originaria contribuirá a la organización del mundo sensible en una forma diferente, que será la base para el desarrollo posterior del yo. De Oliveira (2014)

Cuando existe carencia de afecto materno o es insuficiente en la primera semana de vida, la percepción de su falta impedirá el establecimiento de la conciencia secundaria, generando un vacío que comprometerá el desarrollo posterior, fragmentando o inhibiendo el psiquismo. El desamparo y la identificación con la muerte, resultado del vacío afectivo, promoverá la instalación de la angustia automática, somática, puesto que no tiene en la mente, la experiencia del registro De Oliveira (2014)

Tomando en cuenta la carencia de afecto, es conveniente señalar la formulación de René Spitz (1990) quien postula dos tipos de patologías en base al

tiempo transcurrido respecto de la privación afectiva, la primera, Privación afectiva

parcial o Depresión Anaclítica y la segunda carencia total o Marasmo. La depresión anaclítica y el hospitalismo nos demuestran que la carencia afectiva detiene el desarrollo en todos los sectores de la personalidad. (p.113)

 

Retomando la noción de Desamparo, el término es elegido para especificar el estado del recién nacido, que por su prematuridad es incapaz de realizar movimientos, acciones específicas para satisfacer sus propias necesidades y por lo tanto completamente dependiente del cuidado y asistencia de un adulto. Rodríguez (2012, p.5)

Es importante destacar que desamparo denota una cualidad de lo inconsciente, la alteridad esencial del sujeto que tiene su origen en la dependencia del otro. Éste estado de prematuridad marca con su impotencia ese estado de tensión interna que duele, por hambre o por sed, y que lo empuja a una llamada a otro, a través de su primera lengua, el llanto. A través del dolor la cría humana demanda una acción adecuada por parte del adulto que ponga fin a su estado Rodríguez (2012)

El “estado de desamparo” es el nombre dado por Freud a la situación de dependencia del recién nacido. Ese estar inacabado, incapaz de suprimir por sí mismo el exceso de tensión provocado por diferentes estímulos como el hambre, tiene como consecuencia a través de la primera experiencia de satisfacción, investir al adulto que le ampara, de una omnipotencia atribuida habitualmente a la madre o a quien ejerza su función. Rodríguez (2012, p. 9)

De esta manera, la famosa frase de Freud: “Wo Es war soll ich werden/ donde Ello hubo Yo advendrá”, anticipa la división y el desconocimiento de un sujeto que desde el desamparo tendrá que hacerse palabra para ponerse al abrigo del otro. De Oliveira (2014)

En éste estado de desamparo, podemos aseverar la importancia de un adulto que pueda hacer las veces del cuidador primordial para esa cría humana y tomando la teoría de Apego, la importancia de un apego seguro, que según Di Bártolo (2018), el término “seguro” alude a la confianza de un individuo en que una figura protectora va a estar disponible si se la necesita. La palabra “seguridad” proviene del latín sine cura: “sin preocupación”. Estar apegado con seguridad implica no estar preocupado por la disponibilidad de la figura de apego. Un individuo que sabe que puede contar con el apoyo y la protección de una figura de apego es libre para prestar atención completa a otros temas o actividades. (p 18-19)  

 

Si tomamos el estado de desamparo Bowlby (citado en Casullo, 2005) dirá que los vínculos de apego se distinguen de otras relaciones en el hecho de que proveen sentimientos de seguridad y pertenencia, sin los cuales habría aislamiento e inquietud.

 

Si el cuidador es una figura cercana a la que el niño puede volver en caso de riesgo, proporcionará experiencias de apego seguras; si, por el contrario, la figura de apego no siempre está disponible y no siempre es receptiva a las necesidades del niño, éste experimentará inseguridad, miedo y ansiedad. Casullo (2005)

 

Ainsworth (1989, citada en Casullo, 2005) describe el lazo o vínculo de apego “no como diádico sino como una característica individual relacionada con una representación personal interna. No se trata de una relación entre dos personas sino de un vínculo con otra persona percibida como más fuerte y más capaz”. (p.19)

 

Un vínculo afectivo generalmente es permanente, no transitorio; implica a una persona en particular que no es cambiable por otra; es emocionalmente significativo. Puede decirse que el individuo desea mantener la proximidad y el contacto y siente malestar ante una separación involuntaria. Ainsworth, citada en Casullo (2005, p19)

 

          Cuando el niño y la niña no reciben de parte de su cuidador principal, proximidad, sostén tanto físico como emocional, se evidencia la reactivación del desamparo, similar a la reactivación del desamparo en el adulto al ser impactado por un acontecimiento que haga eco en su marca traumática en el curso de su vida.

Así, cada vez que algo abrupto irrumpa desde fuera o desde dentro ese episodio traumático entrará en conexión con el desamparo originario. Rodríguez (2012, p11) Situación que fácilmente podemos acoplar a la que vivimos en la actualidad a raíz de la pandemia mundial por COVID-19.

La pandemia, es una situación extraordinaria, nunca antes vivida por la sociedad contemporánea y de la cual no existen precedentes. Se evidencia la caída de estructuras que daban a la sociedad y a quienes vivimos en sociedad, sustrato, sustento, sostén, seguridad y sentido de comunidad que sin los mismos aparece la angustia ante la vivencia del desamparo original.

En base a la vivencia del estado de desamparo, se pone de manifiesto, se reactiva lo inconsciente, el cual permanece activo, lo que fue reprimido ejerce presión e intenta rebrotar. Rodríguez (2012)

Será entonces, ¿que la salida de este estado de indefensión es la salida colectiva? ¿Pues es en comunidad donde la trama nos sostiene o será que la barbarie nunca ha sido desalojada de nuestra aparente apacibilidad?

Tomo las palabras de Rodríguez Rendo (2012) quien refiere que quizás no se trata de que el mundo se haya vuelto más inestable, sino que la inestabilidad y la fragilidad de la vida han quedado al descubierto. (p2)

Bibliografía:

 

Casullo, M y Liporace Fernández, M. (2.005). “Los Estilos de Apego”. Teoría y Medición. Buenos Aires: JVE Ediciones.

De Oliveira Liger, O. (2014). “El Desvalimiento como síntoma de la postmodernidad. De como la contemporaneidad evoca el Desvalimiento”. Presentado en el 30º Congreso de Psicoanálisis Latinoamericano (FEPAL). Recuperado de: https://fepal.org/wp-content/uploads/0088.pdf

Di Bártolo, I. (2018). El Apego. “Como nuestros vínculos nos hacen quienes somos”. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Lugar Editorial.

Rodríguez Rendo, M. (2012). “El sujeto a la intemperie. La cuestión del Desamparo  

en Freud y en Lorca”. Recuperado de:           https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3910976.pdf

Spitz, R. (1990). El primer año de vida del niño. “Génesis de las primeras relaciones objetales”. Madrid. Editorial Aguilar.