b. Lo cierto de las incertidumbres
Propuesta N° 0077
2020-11-11 / 15:00:00

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Presentan: Juan José Falcone (APA).
Conducción: Meygide de Schargorodsky, Roxana
Coordinación: Alejandra Álvarez



Abstract:

La incertidumbre es una constante preocupación que ha soportado la humanidad desde sus comienzos y, ante las incertidumbres, la mejor defensa primaria es construir certidumbres. Esta tarea le compete al yo. Es una de sus actividades más representativas.

 

 

 







Texto breve:

La incertidumbre es una constante preocupación que ha soportado la humanidad desde sus comienzos y, ante las incertidumbres, la mejar defensa primaria es construir certidumbres. 

Esta tarea le compete al yo. Es una de sus actividades más representativas.

En los momentos en que las incertidumbre crecen, la principal actividad del yo recurre a sus modos especiales de enfrentar la situación: el primero es el esfuerzo enorme de no dirigir atención hacia ciertas evidencias cruciales y, menos aún, hacia las consecuencias de lo que sobrevendría dentro de la conciencia -y por ende de la conducta-, en el caso de hacerlo. Las percepciones aludidas que aportan “in-cierto” conducen rapidamente a “falso”. Son de tal magnitud, que de ser atendidas produncen profundos cambios en los procesos de razonamiento, procesos que implican algo parecido a lo que en las ciencias se denomina “cambio de paradigma”.

Hartman, Kriss y Lowenstein, en sus interesantes aportes a la psicología del yo, postulan áreas del yo fuera de conflicto. No concuerdo con esos aportes. Tanto Anna Freud, como la escuela americana son perfectamente aplicable a los sistemas educativos, y a la resolución de áreas específicas de ellos, solo para los niños preparados para ello. Sin embargo, la evolución en el tratamiento de los trastornos infantiles ha quedado bien en claro en las últimas décadas que las “áreas sin conflicto del yo”, son adquisiciónes enormes del desarrollo psiquico y que no es que el yo lo tenga como añadidura por pertenecer al yo, y tampoco que no han tenido conflicto, sinó que han logrado superarlo.

Al contrario, considero que el yo es una parte del ello, pero modificado, y que siempre será ello cuando los conflictos, las nuevas exigencias, lo aborden y lo invadan, ya sea desde el propio ello, desde la percepción o desde el superyo. 

El yo del humano, que es como decir el yo de la humanidad está acostumbrado a lidiar con lo incierto, de ahí que tan poco le cueste aplicar la condición “falso”, a algo que  luego puede convertirse en  “verdades de a puño”.

Siendo el yo solo un ello modificado, las posibilidades de manifestar sus modos de funcionamiento ligadas al ello son variadas. Una es el soñar, que observa al ello en acción. Otra es la psicosis. Otra, y es a la que me refiero, a la sectorización de sus tratamientos de la percepción de acuerdo a conveniencias. Gran parte de los humanos se configuran psiquicamente de esta manera.

Tienen gran “sentido común” para algunas cosas, y en otras se comportan según, creencias, credos, supersticiones, pareceres, y la variable formanción de lo que se denomina “consenso”. El sentido común es un consenso que varía de acuerdo a las sociedades e incluso de familia en familia, y, mas aún, de familia en familia de un mismo credo, parecer, religión o pertenencia geográfica. 

La media común de las personas no quiere lidiar con las matemáticas, con la estructura del lenguaje, con la lógica. Por otro lado, de manera conciente e inconciente, mantiene una observación suspendida acerca de los peligros que le acechan mas allá de un restringido distanciamiento de su casa. En general ocurre que peligros mayores aún de los que teme, provengan de su propio hogar, o de su país, o del grupo humano al que se ha unido o pertenece. Todo lo que lleva a incertidumbre entra en el terreno de lo que ese individuo puede llegar a considerar como falso. Declina una actividad también básica y fundamental del yo, la búsqueda de información y el aprendizaje a través de ella que lo ayudaría en distinción entre lo falso y lo verdadero. En general se apoya el individuo en comunidades, credos, religiones, clubes, etc. 

El ignorar también puede ser una actividad individual e incluso, oculta para el medio en que vive.

El gasto energético es enorme en cualquier caso.

Adhiero a las teorizaciones de Peirce sobre el signo tripartito, último creador del consenso social. Es una concepción más compleja que la de Saussure o la de Lacan, pero considero que es más cierta ya que aporta algo a la profunda relación del yo con el ello.

Este consenso, aunque vaya a contrapelo de las evidencias de la práctica de los humanos, que es vivir, reproducirse, cultivar alimentos y criar animales, enfrentar la muerte, “que no tiene representación en ello”, entre otras minucias que son cruciales para la vida, corre en paralelo con prácticas comunitarias congregadas por la funciones “creativas” de lo imaginario, que, como la cinta de Moebius, tiene un solo borde y una sola cara. 

Conviven ambos mundos en lo social comunitario y lentamente van las costumbres incorporando saberes de ese tipo que a alguien se le ocurren.

Por ejemplo, ante observaciones sobre el comportamiento del virus que nos aqueja, se sabe que es contagioso, altamente contagioso, pero es notable como un sacrosanto ritual como el casamiento, sigue provocando a lo largo y ancho del mundo, desbordes de todo tipo. El de estos días -y seguramente no es el único- uno ocurrido en un  casamiento en Maine, de celebrantes de una comunidad Baptista. Doy este ejemplo porque me interesan sobremanera las conductas rituales, que creo que forman parte de lo que pretendo mostrar: el avance de la sociedad en base a simbologías tripartitas en busca de consenso (el ello funcionando socialmente con condensaciones y desplazamientos), y la vida común soportada por el “vivir” de avances lentos, que transforman los elementos esenciales de la vida, como son transformar la cueva que nos albergó en el pasado en una vivienda, convertir la letrina externa en una parte esencial de ella. Y así siguiendo, por ejemplo, la fogata en cocina, etc, etc.

Todo ser vivo tiene miedo a ser devorado. Por ejemplo lo que se sabe ahora del mundo vegetal es sencillamente apabullante. Lo vegetal lucha en las selvas de maneras desconocidas hasta hace poco. Su interacción es constante. Hay tendencias biológicass que las llevan a defenderse de manera grupal, 

Las conductas de animales muy evoluciondos -y no estoy diciendo que las plantas no lo sean- como las grullas del hemisferio norte, pueden volar miles de kilómetros desde regiones cercanas al círculo polar hasta las cálidas mas cercanas al ecuador, en el tórrido sur, ayudadas por un impresionante mecanismo como de relogería que hace que las  turbulencias creadas por el vuelo organizado les permiten disminuir el gasto de energía.  La que va adelante es la que más se esfuerza y por ello es reemplazada por otra para evitar excesos de esfuerzo, Los ejemplos de conductas grupales hechos sobre bandadas, cardúmenes, y otros grupos de seres vivientes es enorme. Las sociedades actuales parecen haber perdido, si es que no se diluyó ya en lo tribal del pasado, esa concencia de lo humano en el planeta tierra.

Es decir, pareciera que los humanos, si tuvieron alguna vez esta conducta colaborariva, la fueron perdiendo probablemente a raíz de las guerras por el territorio y por la evitación de ser utilizados como esclavos. 

Einstein, espantado ante el poder explosivo que percibió en su famosa ecuasión en la que está incluída la velocidad de la luz -enorme- seguramente intuyendo el polvorín que era europa a fines del siglo XIX, intervino en la conceptualización y la militancia en el pacifismo de la primera mitad del siglo XX. Naturalemte no fue escuchado. Pero lo notable fue la ironia y el escepticismo de Freud al responder al pedido de Einstein a otro genio -Freud-, su opinión sobre el tema. Como es sabido, fueron apenas unas pocas cartas. Además, habiendo sido Freud un innovador que dio vueltas la filosofia, entre otras disciplinas; habiendo tenido la humorada de decir que por lo menos no lo quemaban los nazis a él sino a sus libros, y habiéndole matado -“asesinado” debiera decirse- a cuatro de sus hermanas en un campo de concentración no tan lejano de su apreciada Viena, fue prácticamente arrastrado fuera de su país casi pisandole los talones el mismo peligro  que había conducido al arresto de su hija menor. 

Tenía un certeza ante la incertifumbre de la época: la de que la agresión del ser humano era lo indubitablemte “cierto”.

La ecológica es la sexta catástrofe mundial y aunque absolutamente cierta y pronosticada una y otra vez, provocó una fuga maníaca del “consenso” hacia su exclusión, que provocó la pandemia actual, también pronosticada por los excesos que condujeron, como en tantas otras épocas, a una nueva zoonosis. Probablemente las anteriores no pudieron ser impedidas por determinados desconocimientos de cada época. Pero esta era esperada por los científicos. 

El yo no es sino ello modificado. Su parentesco y contiguidad les permite trabajar de consuno: para uno la muerte no existe, y para el otro, una de sus actividades mas importantes será la creacion de certidumbres imaginarias.