La cura en psicoanálisis:
Trama y sentido
Estimados colegas:
En los últimos años bajo los efectos de la pandemia nos vimos obligados a dejar de lado el encuentro presencial y reemplazarlo por el virtual.
Un descubrimiento importante fue encontrarnos con las enormes posibilidades que estos recursos nos permiten. Un mundo nuevo se nos abrió y tenemos una llegada que nunca soñamos. Estamos frente a la gran oportunidad de aunar la calidez de la cercanía y la intimidad del encuentro presencial con la profundidad del debate que posibilita y la apertura que el uso de la tecnología nos aporta.
Nuestro Symposium tendrá entonces una modalidad bimodal tratando de incorporar lo mejor de ambas posibilidades.
Retomando lo dicho el año pasado, el Symposium es el corolario de la actividad científica del año, es la forma de poner en acto el pluralismo científico de la institución. Es decir, la potencialidad creativa que implica el pluralismo, con lo diverso y lo heterogéneo que supone.
Es nuestra idea facilitar el encuentro y el intercambio en talleres de trabajos breves individuales y grupales, entramados grupales, paneles, conferencias y mesas clínicas.
Se ha creado una Comisión para la organización que es coordinada por Jorge Gorodokin y de la que forman parte: Gabriela Goldstein, Cristina Rosas Salas, Cecilia Moia, Juan Pinetta, Jorge Catelli, Eugenia Salas y Patricia Latosinski.
El tema del Simposio será: La cura en Psicoanálisis. Trama y sentido.
Fecha de realización: del 1° al 5 de noviembre.
¡Bienvenidos!
Gabriela Goldstein
Presidende de la APA
Biblioteca Abierta en el Symposium
Durante la realización de este evento, la Biblioteca de la Asociación Psicoanalítica Argentina, que cuenta con una muy buena cantidad de libros psicoanalíticos, estará abierta al público para su consulta.
Además estarán a la venta libros y revistas de Psicoanálisis en nuestro stand, incluidos los de APA Editorial.
Esperamos que puedan disfrutar este espacio entre los intervalos.
Sobre la Plataforma WEB
En esta plataforma podrá encontrar las actividades por nombres de participantes, por contenido de actividad y por horarios.
Este programa online tiene la posibilidad de acceder a los contenidos clickeando en los títulos de cada trabajo/propuesta, búsqueda por Contenidos, Franja horaria y Participantes y una pestaña llamada Imprimible donde se puede imprimir el programa completo con los textos autorizados actualizado al momento de la impresión cliqueando en el botón rojo que aparece allí que dice "Imprimir versión al día...".
Las actividades tendrán lugar desde el 1° hasta el 5° de noviembre de 2022. Durarán 1 hora y media cada una, con un intervalo general de 30 minutos entre estas (menos las dos últimas).
El Symposium es bimodal, vale decir que todos los integrantes de las propuestas presentadas, como así también los asistentes al evento, podrán estar presentes dentro en la Institución, o en forma virtual a través de Zoom.
Hay tres salas bimodales (o híbridas) dispuestas en la sede de la APA, siendo presenciales y de transmisión a distancia simultáneamente, por la plataforma Zoom de la APA.
Cada actividad será estrictamente privada, no siendo retransmitidas por otros canales ni plataformas en el momento ni posteriormente.
Los participantes de cada mesa (expositores/presentadores, conductores, coordinadores -quienes ayudan a recoger las preguntas del Zoom-) deberán asistir en forma presencial, salvo aquellos que se encuentren alejados de la sede de la APA o por motivos de fuerza mayor.
El acceso al Zoom es a través del envío diario de los accesos que se realizará por e-mail desde APA, con la clave incluida, o desde el Programa Online, desde donde deberán todos cliquear en las Salas Zoom de fondo naranja, debiendo introducir la clave.
Los expositores/presentadores, coordinadores y conductores deben presentes en la Institución, salvo condiciones de fuerza mayor o lejanía.
Compartir actividades en redes sociales WhatsApp, Facebook, LinkedIn y E-mail
En cada propuesta presentada, se observarán cuatro íconos de WhatsApp, E-Mail, LinkedIn y Facebook a través de la Plataforma WEB.
Estos íconos, al ser cliqueados, compartirán automáticamente la actividad, tomando toda la información de la actividad así como sus links, permitiendo una fácil difusión de las actividades. En el caso de WhatsApp, se recomienda esperar unos segundos antes de enviar la actividad para que la aplicación tome la imagen del Symposium.
Aclaración: esta facilidad puede no funcionar en todos los dispositivos, y variará también según el sistema operativo que tengan los mismos.
Para acceder a las actividades
Con la inscripción realizada, podrá ingresar a cualquiera de las actividades dentro de la sede de la APA.
En caso de hacerlo en forma virtual, deberá haberse inscripto previamente, lo cual le permitirá contar con la clave diaria que se le enviará desde la Secretaría administrativa. Habrá dos formas de acceder: con el e-mail que envíe la APA, y a través de los botones anaranjados que figuran en el programa online.
Deberá cliquear el botón que aparece en cada actividad en el Programa.
Sobre la modalidad de los dispositivos
Talleres de Trabajos Breves: con hasta 3 Trabajos Breves, habrá un/a Conductor/a. La lectura de cada TB es de hasta 12 minutos, tras lo cual el conductor cederá la palabra al siguiente o al público en caso de haber terminado las ponencias, a fin de facilitar el intercambio en lo posible. El/la Conductor/a cederá la palabra a quién levante la mano en el Zoom o en público presente, a fin de ordenar el intercambio. La actividad dura una hora y media.
Mesas en Diálogo y Entramados Grupales: la dinámica es la misma, presentación de exposición muy breves por parte de los participante, para poder facilitar el diálogo y el intercambio de ideas. Aunque es un dispositivo distinto al Taller de Trabajos Breves, se recomienda a los Conductores designados por los responsables de las Mesas en Diálogo y los Entramados Grupales seguir este criterio, entendiendo que cada propuesta tiene su lógica propia. El/la Conductor/a cederá la palabra a quién levante la mano en el Zoom o en público presente, a fin de ordenar el intercambio. La actividad dura una hora y media.
Materiales digitales: en caso de presentar PowerPoint, Imágenes, Filmaciones, remitir los enlaces y los materiales a symposium@apa-gestion.net.ar para enviarlo al equipo técnico que se encargará de pasarlos en cada una de las tres Salas Bimodales y por Zoom. Consignar Número de Actividad para posibilitar una rápida vinculación del material, por favor.
Privacidad y responsabilidad: la inscripción y presentación implican el reconocimiento y responsabilidad de los poenentes sobre la pertinencia del cuidado en relación a la divulgación dentro de la actividad de viñetas y casos clínicos. Para tranquilidad, se deja explícitamente aclarado que ninguna actividad será publica, ya que no se trasmitirá por Facebook ni por YouTube.
Flyers editables: se dejan tres links a dos flyers cuadrados editables, uno apaisado y uno vertical (para celulares). El título va en la franja roja de diseño y en la parte blanca la descripción de la actividad en letras negras o gris oscuro.
Miembros: $4600.-
Analistas en formación: $2400.-
No miembros: $5000.-
Estudiantes, Interior, hospitales, universidades e instituciones en grupo de hasta 5 colegas: $2400 cada uno.-
Colegas del exterior: 30 dólares.
Link de pago cliqueando aquí mismo
Bienvenidos al 60° Symposium y 50° Congreso
Asociación Psicoanalítica Argentina
La cura en psicoanálisis:
Trama y sentido
Estimados colegas:
En los últimos años bajo los efectos de la pandemia nos vimos obligados a dejar de lado el encuentro presencial y reemplazarlo por el virtual.
Un descubrimiento importante fue encontrarnos con las enormes posibilidades que estos recursos nos permiten. Un mundo nuevo se nos abrió y tenemos una llegada que nunca soñamos. Estamos frente a la gran oportunidad de aunar la calidez de la cercanía y la intimidad del encuentro presencial con la profundidad del debate que posibilita y la apertura que el uso de la tecnología nos aporta.
Nuestro Symposium tendrá entonces una modalidad bimodal tratando de incorporar lo mejor de ambas posibilidades.
Retomando lo dicho el año pasado, el Symposium es el corolario de la actividad científica del año, es la forma de poner en acto el pluralismo científico de la institución. Es decir, la potencialidad creativa que implica el pluralismo, con lo diverso y lo heterogéneo que supone.
Es nuestra idea facilitar el encuentro y el intercambio en talleres de trabajos breves individuales y grupales, entramados grupales, paneles, conferencias y mesas clínicas.
Se ha creado una Comisión para la organización que es coordinada por Jorge Gorodokin y de la que forman parte: Gabriela Goldstein, Cristina Rosas Salas, Cecilia Moia, Juan Pinetta, Jorge Catelli, Eugenia Salas y Patricia Latosinski.
¡Bienvenidos!
Gabriela Goldstein
Presidende de la APA
Sobre Svetlana Uvarova:
Psicoanalista, Ph.D, Maestría en Psicología (Universidad de Estrasburgo), fundadora y rectora del Instituto Internacional de Psicología Profunda (Kiev, Ucrania).
Presidente de la Asociación Ucraniana de Psicoanálisis (Kiev, Ucrania) y de la Federación Internacional de Psicoanálisis (Estrasburgo, Francia), miembro de la Junta, analista formador certificado y supervisor de la Confederación Europea de Psicoterapias Psicoanalíticas.
Miembro del "Consejo Mundial de Psicoterapia"; editor en jefe de la revista Psicoanálisis. Chronicles (Kiev, Ucrania).
Miembro del Consejo Editorial de la Revista Europea de Psicoanálisis y editor en jefe de su versión en ruso.
Participantes por el grupo de investigación "Aportes de autores contemporáneos a la Psicosomatica":
Adela Victoria Siebzehner (coordinadora), Isabel Eckell, Marta Márquez, Claudia Dibar, Ana Mattenet, Graciela Fondovila, Frida Hutnik, Susana Krell.
Por el Departamento de Familia y Pareja:
Eduardo Drucarof (director), Liliana Solari, Susana Awiron y miembros del equipo.
La pandemia nos impuso con ritmo vertiginoso grandes pérdidas, traumas, dolor por muertes sin despedidas; duelos normales o patológicos imposibles de tramitar, derivando en melancolías en personalidades predispuestas.
Además, intensos cambios en lo social, en los vínculos y el cuidado de la salud. Se sumó el uso obligado de lo tecnológico imponiendo su ritmo, que atropella la posibilidad de elaboración psíquica.
Ahora, hay dificultades para volver a la presencialidad o incorporar la forma híbrida, (virtual-presencial).
En nuestros consultorios, esta realidad compartida con los pacientes se vive todavía, obligándonos a crear un encuadre, recursos técnicos y teóricos para sostener la esencia del psicoanálisis más allá de tales cambios.
Inroducción
La palabra mobbing denota un movimiento de abuso de poder en masa, tendiente a anular y aislar a otro, que suele darse en las instituciones. Si bien el problema es antiguo, es reciente su estudio de manera sistemática. Los estudios realizados se centran en la cultura institucional, las características de los jefes de área, las características de los victimarios y las víctimas. Hay poca literatura sobre el mobbing que refleje la realidad de los países iberoamericanos y si bien se trata de un fenómeno global, la manera como se inscribe en cada país es contexto-dependiente pues, de una cultura a otra, cambian las leyes y los conceptos que los ciudadanos tienen de su relación con las instituciones. Por otro lado, en general, los estudios sobre mobbing están abordados desde la perspectiva cognitiva conductual, aunque sin correlacionar las variables de distintas escalas, o desde la perspectiva de la teoría fundamentada. En relación con el estudio que nos concierne, privilegiamos la perspectiva psicoanalítica, que nos permite indagar en profundidad la subjetividad de las víctimas, que son quienes sufren los daños psíquicos y también, a veces, físicos, que pueden derivar en conducta suicida.
Marco teórico
Para nuestro análisis nos basamos en el repertorio de pulsiones que Freud propone en intercambios con K. Abraham, uno de sus discípulos (Freud, 1933ª). Agregamos la pulsión libido intrasomática, que Freud (1926d) menciona como una investidura que recae sobre los órganos internos, sobre todo corazón y pulmones, en el momento inicial de vida post-natal. Nos referimos a deseos más bien que a pulsiones ya que estas nos interesan en la medida que la exigencia pulsional se ha enlazado con representaciones, con huellas mnémicas, sobre todo las representadas en el discurso, las representaciones verbales.
En cuanto a las defensas, seguimos a Freud (1915c) quien sostuvo que son destinos de las pulsiones, o sea modos de procesamiento del yo para resolver los conflictos suscitados entre los sectores de a) los deseos, b) la realidad, c) el superyó. Estos modos de procesamiento yoico son funcionales si permiten un enriquecimiento psíquico y, en cambio, son patológicos si introducen indiferenciación y empobrecimiento en el psiquismo. Así, al referirnos a la defensa distinguimos la que es acorde a fines, de la represión, la desmentida, la desestimación de la realidad y la instancia paterna (Lacan, 1954-1955, 1957-1958), como defensa propia de la psicosis, y la desestimación del afecto (Maldavksy, 1989), en las perturbaciones psicosomáticas y las adicciones.
Objetivo general y específicos
Para llevar a cabo el objetivo general de estudiar la subjetividad en víctimas de mobbing en países iberoamericanos estudiamos los deseos y defensas manifestadas en el discurso de las víctimas en las palabras, los actos de habla y los relatos, con el método ADL según un diseño cualitativo y descriptivo.
Método de análisis
El análisis del deseo permite hacer inferencias referidas al tipo específico de yo (yo realidad inicial, yo placer purificado, yo realidad definitivo), De hecho, entendiendo al preconsciente como una malla de procesos expresivos enlazados entre sí, según una lógica interna, puede decirse que en los discursos hablados o escritos se ponen de manifiesto diferentes deseos, ya que tales elementos se articulan según criterios internos, y se contraponen a otros, por lo cual pueden diferenciarse distintas estructuras clínicas, en los análisis de las escenas transferenciales (actos de habla) y de las escenas extra transferenciales (relatos). Las redes de palabras arrojan resultados de deseos que se manifiestan tanto en los actos de habla como en los relatos, y cuando no, conviene averiguar el motivo de su falta de figurabilidad.
El análisis de la defensa posibilita asimismo avanzar en la investigación sobre la estructura y las funciones de cada yo, ya que, si predomina el erotismo intrasomático, será posible investigar el yo real primitivo; con el predominio de la oralidad primaria: el autoerotismo inicial; con la oralidad secundaria y anal primaria: al yo placer purificado y, por último, con la fijación anal secundaria, fálico uretral y genital: al yo real definitivo.
Aparte de las defensas dominantes, a partir del análisis del nivel del relato y de actos de habla, también pueden detectarse algunas defensas secundarias, como las que se presentan en las caracteropatías histéricas, fóbicas y obsesivas. A través del estudio del nivel de los actos de habla, se infieren algunas otras defensas, sobre todo las secundarias a la represión (identificación en las histerias de conversión; desplazamiento y proyección, en las histerias de angustia; anulación y aislamiento en las neurosis obsesivas).
Muestra
La muestra consiste en la primera entrevista a 15 individuos adultos, de 30 a 55 años, empleados, víctimas actuales de mobbing o que lo fueron en los últimos 3 años.
La muestra fue obtenida de modo no aleatorio. Se obtuvo un muestreo de conveniencia y de avalancha. Se espera que el tamaño actual de la muestra alcance la saturación. Sino, se recurrirá al muestreo intencionado.
Aspectos éticos
Los entrevistados firman un consentimiento informado que especifica que fueron informados de que se grabará la entrevista a los fines de la presente investigación. Asimismo, el documento que firman especifica que se protegerá su identidad y que, en cualquier momento, hasta la publicación de la investigación pueden retirar su consentimiento.
Resultados parciales
Las víctimas presentan un discurso caótico, catártico y desorganizado que permite inferir una fijación en el deseo LI. La defensa es la desestimación del afecto, que se presenta o bien en estado fracasado, cuando la víctima relata el daño del cual ha sido objeto, las manifestaciones psicosomáticas que sufre, su dependencia de drogas psiquiátricas para calmar la angustia, la depresión, drogas para dormir, etc. El desvalimiento, como corolario del sentimiento de abandono y aislamiento, expresión de la regresión psíquica, se expresa también como dificultad para pedir ayuda.
En forma concomitante al desvalimiento (LI) se manifiesta el deseo anal primario expulsivo (A1) como sentimiento justiciero revanchista, de venganza, plasmado en expresiones de odio, rencor, y búsqueda de justicia. La defensa en este caso es la desmentida exitosa.. Cuando fracasa la defensa por la frustración repetida de acciones o juicios que no avanzan o situaciones que no aportan la satisfacción deseada, el deseo deviene más regresivo
El deseo sádico oral secundario (O2) se expresa en un sentimiento de la inutilidad propia, producto de la pérdida de autoestima provocada por la situación de mobbing, que lleva a sentimientos intolerables de victimización que se traducen por una posición sacrificial en que la víctima se asume como heroína que ofrece su tiempo, esfuerzo y sufrimiento para hacer visible una situación que beneficiará a todos quienes lean su historia y, con suerte, al resultar vencedora del juicio que está iniciando o desea iniciar, se consagrará como un hito en la historia. La defensa, que es la desmentida exitosa, puede fracasar y cuando este es el caso, puede dar lugar a depresiones, conductas auto-lesionantes, e incluso tentativas de suicidio.
Reflexiones finales
La experiencia de desvalimiento y las manifestaciones psicosomáticas que se generan y destruyen la salud física y mental, sumadas a la energía empleada para desmentir, cuando no desestimar, una realidad difícil de asumir, dificultan un avance hacia un procesamiento más acorde a fines de la situación, la creación de nuevos proyectos, identificaciones posibles y la construcción de una red contenedora.
Nota: 1. Esta investigación cuenta con el aval de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM). 2. El análisis de actos de habla se realiza en la plataforma virtual ATA
Haré un recorrido por diferentes teorizaciones sobre “muerte psíquica”, el "relato de la violencia suprimida en el cuerpo" (Marucco, 2003) y de los dos funcionamientos psíquicos: neurótico y no-neurótico, poniéndolas en juego con los conceptos Claude Smadja (2001) de “paciente ausente” y depresión esencial de Pierre Marty.
La depresión esencial, a mi modo de ver, y siguiendo la idea de operatorio, es fundamentalmente ausencia de pulsionalidad, por lo cual, en su carácter negativo, se positivizaría en la contratransferencia para el analista y en el campo para ambos, analista y paciente. Esa nada ¿no serán áreas de muerte de la pulsión y como resultado de pulsión de muerte ya no en acto? ¿de desvitalización extrema, pérdida pulsional y no sólo silencio de la pulsión?
Marucco nos dice: “me encuentro […] entre aquellos analistas que consideramos la constitución del psiquismo como el efecto de un trauma, producto de una asimetría fundacional entre un otro adulto y el niño que nace", aquello que llega desde el otro no sólo como significante verbal, sino que además transmite algo que contiende en sí mismo un inconsciente sexual; sería un enigmático, parte de lo inconsciente también para la madre que le llega en los primeros intercambios. En la constitución traumática del psiquismo hay algo de la realidad que proviene del otro que equivale a la pulsión de muerte, significantes de-significados, restos de cosas que traducen el “hervidero pulsional” que llevan al individuo a actuar la violencia pulsional en la descarga.
Podemos comenzar desde la falta de trama psíquica, o “muerte psíquica” como el desmantelamiento psíquico, la desmentalización, la pérdida representacional y sobre todo la caída de la identificación primaria, identificación inicial con los progenitores (según se corrige Freud en el pie de página de “Introducción al narcisismo”, 1917) o primaria pasiva de Marucco (1978). Todo ello constituye el núcleo del narcisismo, basado en la constitución psíquica, la de la vivencia de satisfacción. Sin este núcleo esencial para la constitución del yo, que sostiene la capacidad de representar y de representarse podemos pensar un objeto que violenta al psiquismo y se fija en el yo ideal, quedando siempre presente, contaminando la forma de comprender la vida del sujeto. El resultado es la falta de desplazamientos en la dinámica psíquica, el otro que deja como residuo en el aparato psíquico "un agujero en la marcha representacional por donde se va escapando la vida", nos dice Marucco. "La muerte psíquica implica, entonces, quedar atrapado en una compulsión a la repetición por la que la temporalidad tiende a desaparecer". Y agrega siguiendo a Green, "esta temporalidad "asesinada" equivaldría a la "muerte psíquica" producto de este específico trauma sexual". O sea que los mismos objetos que están en los orígenes de la vida psíquica, puede transformarse en intrusivos y avasallantes, y a través de la falta de desplazamiento, producir ese agujero en la malla representacional.
Creo que podemos agregar que en la compulsión a la repetición existe una gama en su aspecto de violencia pulsional, que va desde la nada a la pasión, la nada de la muerte misma de la pulsión, muerte psíquica que deja como residuo un "embrión pulsional" (Marucco, 2007) donde la pulsionalidad no emergió por falta de un "encuentro generador de pulsionalidad", dejando entonces por un lado, la nada como expresión potencial de la falta de pulsión en la forma de depresión esencial (Marty, 1996), y por el otro, la expresión directa de la violencia pulsional que se expresa en el cuerpo y en el acto: acto de suicidio y homicidio o la enfermedad psicosomática. Entonces pensar en la nada sería pensar en la falta o ausencia de pulsión dentro de la pobreza pulsional como fenómeno complejo. Ya que la idea de “nadificación” coincide con la “muerte psíquica”.”
En la patología límite predomina el exceso tanático que invade rumorosamente el aparato, produciendo, predominantemente, los fenómenos “des” (Winnicott[1], 1945; Green, 1974): desintegración, desorganización, desobjetalización y desinvestidura; en cambio, en lo operatorio, mudo, predominan los procesos “no”: no-integración, no-organización, no-objetalización y no-investidura, o sea nadificación. Podemos evocar a Winnicott que nos dice, (1945):
“Podría hablar aquí del temor a la desintegración en contraposición a la simple aceptación de una no integración primaria (…) Desintegrarse significa abandonarse a los impulsos, incontrolados por cuanto actúan por cuenta propia; y además, esto evoca ideas de otros impulsos igualmente incontrolados (en tanto que disociados) dirigidos hacía sí mismo” (pp. 212).
Podemos explicarnos la “no integración” como la simple aceptación natural de la falta, de lo que no existió en el encuentro inicial, procesos “no” que no dejan residuo, por eso hablamos de un déficit pulsional, falla constitutivo extrema propia de la estructuración psíquica operatoria en el más allá del vacío, el objeto no estuvo y no dejó marcas de su ausencia; en contraste con los procesos de “desintegración”, donde se hace presente la acción destructiva de la pulsión de muerte evidenciando una falla que deja grabado a fuego las marcas de su falta.
Creo que como parte de la patología quedan agujeros, residuos de no decodificación, de no transmisión, que devienen en pobreza psíquica manifestándose como áreas de depresión esencial. Esa nada arcaica es parte de la invisibilidad contratransferencial, de la "ausencia" del paciente en la sesión (Smadja, 2001) y del analista para el paciente, repetición de “muerte psíquica por déficit”, ausencia de pulsiones, la parte deficitaria del encuentro que no deja huellas pulsionales en el desencuentro traumático fundante del psiquismo, y que reaparece como no encuentro en la mente del analista.
Podemos también pensar en el masoquismo, que es una erotización de la pulsión de muerte que se fija como estructura psíquica, en cambio en el caso de la enfermedad psicosomática es la pulsión de muerte que se vuelve sobre el cuerpo. En las zonas (virtuales) de ausencia pulsional, se torna evidente la falta de tejido psíquico por la respuesta operatoria del paciente como describe Pierre Marty y sus seguidores, y la depresión esencial que ellos describen como una, también, disminución del “tonus des instincts”. Si pensamos que el aparato psíquico se crea del desencuentro traumático con el otro, la "nada", es el área virtual donde no surgieron las huellas perceptivas, que se traduce en pobreza psíquica, más específicamente en falta de tejido psíquico. .
O sea, no a través de un proceso desobjetalización (Green, 1984) sino por la falta absoluta de procesos psíquicos o somáticos, por un desencuentro, o mejor dicho un no-encuentro que no deja rastros y que se evidencian en los comportamientos sobreadaptativos de los pacientes, como depresión esencial, como respuesta del yo frente a una realidad traumática que no encuentra eco o resonancia en el aparato psíquico que le permita una mínima ligadura o huella de repetición. Creo que la patología psicosomática implica la idea de una pulsionalidad puesta en juego como pulsión de muerte, no así las áreas de la depresión esencial de ese mismo pensamiento operatorio.
Ella se expresa y evidencia sólo como ausencia del paciente para el analista y del analista para el paciente, sentidos como una fuerte sensación contratransferencial de invisibilidad. La impresión que uno tiene delante de ciertos pacientes que parecieran no haber llegado a la sesión, una forma de muerte psíquica que no fue significado y que no nos significa en la relación misma con el paciente, falta de tejido psíquico y de pulsionalidad - de vida como de muerte - este es el punto central de mi teorización: un no creado que nunca existió en el psiquismo, esta es la idea de operatorio que intento desarrollar en el presente trabajo, como base de la depresión esencial.
Pensemos a un caso clínico, Florencia es una joven de 23 años que viene derivada por una colega que la recibe en la guardia debido a un intento de suicidio. Me cuenta que se cortó las venas, no quiero hablar mucho del tema porque se avergüenza pero yo veo solamente una pequeña curación en la muñeca izquierda. Cuando entra se acomoda la tela adhesiva que se le despega. Lo hace con sorpresa y desconcierto.
Trato de no dar importancia al hecho en sí, para pasar a escuchar su historia, ya que la veo tranquila, sin riesgo de un ulterior intento de suicidio. Comienza a contar la historia de su vida, pobre de experiencias, caracterizada por el aburrimiento, donde cada vez que le pregunto qué pensaba o cómo se sentía con respecto a algo que está contando, me responde: “Mm … nunca me puse a pensar, no sé, no tengo idea”. Y me mira tratando de entender que espero yo de ella.
[1] Winnicott, D.: (1945) Desarrollo emocional primitivo. En Escritos de pediatría y psicoanálisis. Editorial Paidós, Buenos Aires, 1999. (pp. 199-214).
Caso Clìnico: "¿Final de análisis? ¿Reacción terapéutica negativa? ¿Impasse?"
Se procederá a la lectura del material clínico, debatirán sobre el mismo los dos grupos que presentan el trabajo y se dará participación a los asistentes a la actividad.
El CEP "José Bleger" es un espacio abocado a la transmisión y enseñanza del psicoanálisis desde hace más de 40 años .
Si consideramos que el psicoanálisis es la teoría de una práctica (V.Korin), asumir la posición de lector en la realización de los seminarios posibilita la construcción del pensamiento analítico.
El pensamiento analítico requiere para desarrollarse entrar en relación con una pluralidad de voces, de lecturas, de problematización de temas y modalidades de abordaje. .
Pero lo que sustancialmente lo constituye es la construcción del texto (Barthes).
Cabe aclarar que "El texto" no es el libro sino que es aquello que el lector escribe cuando interrumpe su lectura. De manera que el texto es el absoluto donde establece su morada el lector, desapareciendo así toda referencia al autor, iniciando el camino para hablar en nombre propio. El texto es juego de seducción y, en este juego,el lector percibe que es objeto de deseo, materializandose, de este modo, la transferencia a través de la lectura .
En este sentido le otorgamos un valor fundamental a la lectura en la construcción del pensamiento analítico que en su articulación con la escucha materializa la transmisión del psicoanálisis.
Por eso en esta mesa en diálogo invitamos a participar al Dr. Abel Fainstein y al Dr. Jorge Canteros, ambos ex Directores del CEP " José Bleger" y al Dr. Óscar Paulucci en su carácter de profesor del CEP, bajo la conducción de Mónica E. Hamra, actual Coordinadora del CEP.
Se plantea poner en diálogo entre los integrantes de la sub comisión de secretaria cientifica: conversaciones clínicas y los invitados y/o concurrentes a la actividad la temática propuesta.
Se presentará una viñeta clínica.
Introducción
Durante el aislamiento social preventivo y obligatorio “parir con barbijo” fue la frase usada por las mujeres para relatar su parto en las redes sociales. Gestar, parir y vivir el puerperio en pandemia tuvo modificaciones significativas.
Mi propósito es estudiar cómo reacciona la cultura ante el parto, un acontecimiento social de particular potencia instintiva, cuando el medio se torna amenazante para todos.
La tendencia mundial de aumento de violencia obstétrica se observó en el aumento de las tasas de cesáreas durante la primera y la segunda ola de contagios de Covid. Además las mujeres asistieron solas a estudios y consultas. En algunas instituciones les impidieron estar acompañadas durante el parto, en otros casos se denuncia utilización de inducción y de episiotomías para acelerar el proceso, evitación de la práctica piel a piel, interferencia en la lactancia y separaciones de hijos de sus madres.
La indicación del uso del barbijo durante el parto fue unánime, indiscutida, lógica (una incomodidad necesaria). No hubo lugar para hablar de los temores que eso causaba. Un miedo con pocas posibilidades de ser hablado para disminuir su potencial traumático, buscó una vía de escape a la represión, las redes sociales. Este miedo al barbijo, contenía otros temores como el temor a no poder trasladarse el día del parto, a ser intervenidas, a estar solas, al contagio, a ser separadas del bebé.
En resumen temor a la soledad y a la muerte de la madre, del niño o de ambos. Los temores conscientes a la soledad están relacionados con temores a la separación y vivencias de desamparo. El temor a la muerte tendría un importante componente hereditario, y se agudiza en la cercanía del parto por reactivación del trauma de nacimiento y sentimientos de culpa no resueltos hacia la propia madre. "La mujer identificada con su hijo, vive a través de él todo el temor de separarse de su madre.” (Langer, 1980, pág. 204)
Con la embarazada y el equipo de profesionales atemorizados, se delineó un terreno particular con paranoia aumentada.
Desarrollo
El parto es un hecho en el que confluyen con plena potencia la naturaleza instintiva y la cultura. Al desplegarse el proceso fisiológico, se activan distintos mecanismos de defensa en la mujer, que desencadenan respuestas específicas (a veces hostiles) por parte del equipo, más aún si se suma una presión agregada desde el ambiente.
“El parto es un hecho social, en el que se incorpora al medio un nuevo ser humano” (Soifer, 1973, pág. 80). Según la situación que esté atravesando esa sociedad, el parto sufrirá modificaciones.
El control sobre la naturaleza se nos evidencia imposible ante la aparición del Covid, que estimula en nuestra mente el funcionamiento mágico. Ponemos a su servicio la racionalización. "En esta edad de grandes progresos científicos y de filosofía materialista, los espíritus y demonios del parto reaparecen en una nueva forma", (Deutsch, 1971, pág. 196).
Pero…¿por qué este temor animista llevaría a un aumento de cesáreas?. Desde la lógica racional, la asepsia es más controlada y no hay que esperar a que el parto se desencadene, disminuyendo así el tiempo de exposición. Existen fantasías de desplazamiento de abajo hacia arriba en el uso del tapaboca, y una fuerte asociación del tapaboca con la ropa interior. ¿Será que existe una confusión boca- vagina, pensándose inconscientemente que la mujer pueda contagiar al médico durante el parto, mediante una exhalación vaginal imaginada por él? Un gran antecedente de esta confusión y desplazamiento lo vemos en la fantasía de vagina dentada ante el temor a la castración. Hay un interesante dato de Frazer: "para los alfures de célebe, la mujer está obligada a mantener la boca cerrada todo el tiempo que dura el parto.” (Frazer, 1980, pág. 220). Creen que el alma de la madre puede escaparse por la boca durante el parto, y que los animales pueden comerse el alma del niño.
Siguiendo la secuencia asociativa: Alma=Ánima=Espíritu, estos espíritus son fácilmente confundibles con un virus de transmisión aérea. Frazer ve en frases como "tener el alma en los labios" la idea de que el alma puede escapar por la boca, como el virus/espíritu que puede entrar y salir por los mismos orificios.
Estas creencias primitivas son formas arcaicas de manejo de la agresión, de las proyecciones hostiles, y además de reaparición de fantasías canibalistas. En el fondo de estos intentos de control, está la envidia masculina a la mujer por su capacidad de dar vida y al niño, encarnación de la vida nueva.
En la asepsia del quirófano incrementada por el barbijo, se esconde el resurgir animista, que oculta temores “a los malos espíritus que pueblan los lugares donde paren las mujeres" (Deutsch, 1971, pág. 193) y que podrían llevarse la vida de la madre, del bebé y hasta incluso del padre. Y si ese espíritu se vuelve más potente y no solo amenaza a ellos tres, sino que amenaza a todos, ¿Cómo respondemos?
Estamos en condiciones de contestar que respondemos con conductas matricidas y filicidas que son ejercidas a través del control en las instituciones. Si a esto se suma una mujer atemorizada, aislada de sus afectos, que ve en la figura del médico obstetra a un padre todopoderoso, pocas posibilidades hay de que pueda enfrentarlo en lugar de someterse.
Volviendo al uso del barbijo durante el parto: el temor a no poder respirar parece tener plena presencia antes del parto. Se vuelve una preocupación al final del tercer trimestre cuando la capacidad ventilatoria se ve afectada por el volumen del útero. La mujer tiene dificultad para respirar ante esfuerzos mínimos y la idea de parir con barbijo se presenta como un peligro. Recordamos gracias a los estudios de Helene Deutsch que una vez iniciado el trabajo de parto se reactiva el trauma de nacimiento de la mujer que está por parir. Si en la mujer se incrementa el temor a morir o si siente que el medio que recibirá a su hijo es muy hostil, el parto puede complicarse o detener su avance. A toda esta tensión se suma que la idea tranquilizadora de reencuentro con el hijo, luego de la separación de la unidad bebé- mamá por el parto, también se veía amenazada, dando lugar a mayor ansiedad y angustia.
Sabemos que la re-unión madre-bebé es la única forma que tiene la madre para recuperarse de la desestructuración yoica por la que pasó, "la madre necesita de la ayuda de todos los que la asisten y sobre todo del contacto con el niño, ver al niño y tenerlo en brazos es la única manera de volver en sí, de recobrar la identidad, perdida en el estado confusional" (Soifer, 1973, pág. 79). ¿Cómo elaborará este pequeño su posición esquizoparanoide alejado de su madre? “La separación inmediatamente después del parto constituye uno de los más graves atentados institucionalizados contra la salud mental del individuo que se inicia. Sobre todo incrementando extremadamente sus ansiedades persecutorias y perturbando la interrelación madre-hijo” (Rascovsky, 1973, pág. 41).
Contribuciones al trabajo de psicoprofilaxis en este contexto
Es importante que la mujer sepa, que al acercarse al periodo expulsivo, se encontrará en un estado de conciencia disminuida, inmersa en la conmoción del proceso, que disminuye la percepción periférica. También pienso que se produce una identificación de la madre con el feto, desplazándose en el periodo expulsivo la catexis de la periferia hacia lo visceral. El mismo proceso ayuda a tener menos percepción del tapabocas.
El trabajo analítico central es analizar el temor primordial a la muerte, asociado con la reactivación del trauma del nacimiento de la mujer y los sentimientos devenidos del temor al desprendimiento entre la madre y el hijo.
La exhibición de la desnudez es temida porque a través de ella se observa el producto de la vida sexual que será inmediatamente castigada por los padres. En caso de presentarse temor a la exhibición de la desnudez, el barbijo puede funcionar de refugio, gracias a desplazamientos de arriba abajo.
Una situación nueva fue la prohibición de visitas en las instituciones. Las parejas percibieron de manera positiva la preservación de la intimidad. La tranquilidad experimentada en un ámbito en el que recibe cuidados, atenúa el temor inicial a la soledad. Funcionando la institución como un sostén social.
Prestar atención a estos cambios puede ayudar al manejo de la ansiedad de la mujer embarazada. Siempre atendiendo las fantasías individuales y conociendo las fantasías universales. Recordando que “ese temor está determinado por factores múltiples y arcaicos; la tarea psicológica de una parturienta es dominarlo en forma favorable” (Deutsch, 1971, pág. 237).
Palabras finales
Ante el aumento de peligro experimentado en una sociedad desde el mundo externo, es notable la fuerza con que reaparecen signos de control sobre la díada. Aumentan las tendencias matricidas por envidia a la capacidad de dar vida y filicidas por envidia a una vida nueva. Pero es en esa misma sociedad donde se puede luchar contra estos oscuros impulsos que nos acosan desde el inconsciente.
Bibliografía
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Palabras clave: Moisés y la religión monoteÃsta, antisemitismo, culpa primordial
Abstract
Al escribir Moisés y la religión monoteÃsta, Freud analizaba el mito del Moisés bÃblico en un intento de desarmar la bomba del antisemitismo, abocado a la exterminación. Paradójicamente, hacerlo le obligaba a ofender a la Iglesia, única oposición a Hitler. Lo escribió igual, y esperó el momento propicio para difundirlo. Eligió actuar de la mejor manera: aplicó el método cientÃfico a un problema cultural. De su padre aprendió la prudencia, pero rechazó la inacción. No podÃa quedarse en silencio ante el exterminio masivo que estaba sucediendo a la vista de un mundo pasivo.
Introducción
Mi hipótesis es que Freud escribió Moisés y la religión monoteÃsta con un propósito heroicamente inalcanzable. Apuntaba a desarmar el prejuicio endémico contra los judÃos. Les relato las circunstancias personales que le impelieron a terminar el proyecto.
Freud contra los nazis
En el peor dÃa de su vida, Freud apenas pudo soportar las cinco horas de angustia, que pasó caminando por el salón de Berggasse, fumando incesantemente (P. Gay, 1988, p. 625). Anna estaba bajo arresto y detenida en el cuartel general de la Gestapo. Este padre recatado sentÃa un amor tan profundo por esta hija que lo pudo confesar sólo a su médico confidente: “El destino ha sido bueno conmigo al ofrecerme una relación con una mujer como ella – me refiero a Anna, por supuesto (Gay, 1988,  p. 650).â€
Frente a los ataques anti-semitas brutales contra sus colegas, imprenta y editorial, libros, y también su familia, Freud estaba exasperado y amordazado. Ya en 1935 habÃa empezado a escribir su última gran obra, Moisés y la religión monoteÃsta, en parte como una continuación de un trabajo anterior, Tótem y Tabú. Lo novedoso era la refutación del origen hebreo del Moisés bÃblico.
En 1937, escribió una segunda parte que sigue la misma lÃnea, agregando el mito de Edipo. Acto seguido, lo guarda en un cajón. SabÃa que su visión cientÃfica de la religión ofenderÃa a la Iglesia Católica, el último bastión de defensa de los vieneses contra los nazis. Pero en 1938, dos semanas después de llegar a Londres, empezó a escribir la tercera sección. Le pidió a Ernest Jones que lo tradujera inmediatamente al inglés, impaciente ante el plazo de Jones de seis meses. Estaba mortalmente enfermo, un testigo impotente de los horrores del implacable avance nazi. La única arma frente a la maquinaria nefasta del exterminio serÃa la difusión de un texto cientÃfico que cercenara las raÃces de un prejuicio histórico contra los judÃos. Investigar y escribir cientÃficamente era su manera preferida de actuar.
Actuar para sobrevivir
Era precisamente la inacción lo que definÃa el Zeitgeist de los principales lÃderes del mundo. Por temor, indiferencia, o motivos inconfesables, los aliados evitaban entrar en una guerra contra Alemania. Ya le habÃan otorgado una larga serie de concesiones a Hitler, notablemente en la vergonzosa reunión en Evian. SabÃan muy bien lo que padecÃan los judÃos, pero no hicieron nada, ni siquiera después de haber entrado en el conflicto bélico. Por ejemplo, se negaron a bombardear las vÃas de los trenes que llevaban a millones de judÃos, gitanos, homosexuales, y discapacitados a los campos de concentración y exterminio.
Freud se habÃa indignado ya en su niñez por un episodio de inacción frente a una agresión antisemita. Cuando un transeúnte le arrojó el sombrero de Jacob Freud a la calzada, éste, hombre prudente, lo levantó y siguió su camino sin reaccionar. Sin accionar.
Cuando murió este padre, aquella experiencia emergió en un sueño. AparecÃa en el velorio del padre un cartel que decÃa: “Favor de cerrar los ojosâ€. Me pregunto: ¿los ojos de quién debÃa cerrar? Como los personajes del sueño representan aspectos del yo, está claro que eran los ojos de Freud. DebÃa cerrar los ojos para no ver un aspecto de su propio yo: el padre internalizado. El padre de la inacción, entre otras decepciones infantiles que tal vez le dolieran al yo de Freud.
 Según A. Garma (1943), el sueño narra un deseo frustrado, un engaño cruel del superyó: el que sueña que desea “cerrar los ojos†no lo puede hacer. El cartel le recuerda que cerrar los ojos de su padre muerto es un mandato imposible. El superyó le acusa de haber heredado el defecto de su padre.
Freud no olvidó este sueño de la acción imposible. En 1938, despierto y profundamente alterado ante el genocidio antisemita, tácitamente aceptado por la cultura occidental, Freud actuó a través de la escritura. Su libro nombra los motivos milenarios del odio: la envidia provocado por ser los judÃos el pueblo elegido del Padre; la creencia de que los judÃos lo hayan matado a Jesús; la capacidad de los judÃos de sobrevivir tantos y tan feroces ataques.
La cuestión de la culpa
También analizaba los intensos celos de los cristianos porque era judÃo Moisés, el hombre elegido por ese “Dios Padre†para transmitir las leyes divinas. Sobre este punto, Freud vuelve a Tótem y Tabú y su original formulación sobre la fundación de la cultura: el asesinato del padre de la horda primitiva por sus hijos, la alianza fraterna, y la culpa colectiva. Introduce la idea del asesinato de Moisés por los hebreos liberados, una repetición del asesinato del padre de la horda. Agrega que el mito de Edipo y las fantasÃas infantiles también repiten los mismos escenarios de matanza del padre y de la culpa.
Con esta perspectiva, Freud desplaza la culpa atribuida a los judÃos a un evento prehistórico, desvinculado de ellos. Muestra además que el papel de pueblo elegido les convirtió en vÃctimas de las culturas circundantes. La justificada admiración por sus logros en la vida cultural agrega leña al odio: basta algún contratiempo local para que los vecinos conviertan la admiración en desprecio y agresión.
La palabra cientÃfica
Freud celebró la publicación de este libro con toda la alegrÃa y el entusiasmo de un hombre decidido a seguir luchando por hacerse escuchar (P. Gay, 1988, p. 643). Casi al final de su vida, escribió una carta a un periódico francés (S. Freud, 1939, p. 293), citando una fuente cuyo nombre no recordaba. Este texto, supuestamente escrito por un no-judÃo, repite sucintamente lo que Freud habÃa escrito en Moisés y la religión monoteÃsta. Al cerrar, agrega un sentido pedido de compasión por los judÃos sufrientes.
Este esfuerzo de difusión finalizó cuando contestó un pedido de Time and Tide, (S. Freud, 1939, p. 303) un periódico inglés, para que escriba un artÃculo sobre el antisemitismo. Le preguntó a la editora si no convendrÃa más que lo escribiera un no-judÃo, alguien que no lo hubiera sufrido. También le preguntó si la terrible persecución de los judÃos no debiera motivar una ola de compasión.
El modo de actuar de Freud seguÃa siendo la palabra cientÃfica, expresada para lograr un cambio. Esta palabra analÃtica señala una intersección entre el psicoanálisis y la cultura: busca una trama histórica cuyo análisis pueda revelar el sentido del malestar en la cultura.
La ciencia analiza la religión
La religión también ofrece un sentido para el malestar individual y cultural. EspecÃficamente, desarrolla ritos para aliviar la culpa. En el rito del chivo expiatorio, el animal recibe la culpa de los creyentes. La muerte del animal extingue la culpa.
Freud conocÃa muy bien los relatos y ritos religiosos. Su padre le habÃa regalado una Biblia, que Freud estudió. HabÃa soportado los prejuicios y obstáculos que enfrentaban los judÃos vieneses. No creÃa en Dios (citado en P. Gay, 1987, p. vii), sino en el método cientÃfico, que explicaba los hechos con otros hechos comprobables. Utilizaba este discurso confiable para analizar la superstición religiosa que elegÃa a algunas personas como chivos expiatorios de las culpas de la masa. Al legarnos esta herramienta, nos ha permitido descubrir que el antisemitismo es una ‘costumbre expiatoria’ que se ha generalizado más allá de las religiones, entrando en el campo de la polÃtica.Â
Conclusiones
Al escribir Moisés y la religión monoteÃsta, Freud analizaba el mito del Moisés bÃblico en un intento de desarmar la bomba del antisemitismo, abocado a la exterminación. Paradójicamente, hacerlo le obligaba a ofender a la Iglesia, única oposición a Hitler. Lo escribió igual, y esperó el momento propicio para difundirlo.
Eligió actuar de la mejor manera: aplicó el método cientÃfico a un problema cultural. De su padre aprendió la prudencia, pero rechazó la inacción. No podÃa quedarse en silencio ante el exterminio masivo que estaba sucediendo a la vista de un mundo pasivo.
Al analizar el homicidio de Moisés, Jesús, el padre de Edipo, y los padres de las fantasÃas infantiles como la repetición del asesinato del padre de la horda primitiva, Freud desplazó la culpa a personajes de un escenario desligado de los judÃos.
Celebró la difusión de este libro, que se publicó simultáneamente en alemán y en inglés, especialmente porque sucedió, a pesar de sus temores, en vida suya. Utilizó sus últimas fuerzas para seguir expresando su punto de vista: ‘la salvación del pueblo judÃo está en manos de los no-judÃos.’ Era su estrategia para lograr una acción que frenara la masacre.
Freud nos ha legado el psicoanálisis, la herramienta para seguir analizando los prejuicios. Encontrar el sentido profundo de los fenómenos actuales en la trama histórica de una cultura puede producir un cambio en esa cultura.      Â
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BibliografÃa
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Trama y sentido nos convoca a preguntarnos qué tramas, qué sentidos, se sostienen en las penumbras de los enlaces libidinales entre el sujeto y los diversos otr@s cuyas miradas sostienen la integridad del ser. Pandemia mediante, la profundización de la inter/mediación tecnológica vuelve a interrogarnos.
La pandemia puso en su justo relieve la importancia del encuentro del sujeto con aquellos otros, quienes espejan garantías de pertenencia a una red libidinal que ayuda a mantener integridad y sostén del yo.
Con un mundo interno habitado por vivas representaciones de aquellas inscripciones primarias satisfactorias, devenidas estables redes libidinales, simbólicas, con apertura al deseo, hay quienes no precisan la concretud de estas presencias.
Otros, sí; precisan de una nutrición in/mediata de la mirada del otro a manera de sostén ortopédico de su yo para evitar caer en un vacío del ser, desesperación, angustia o una profunda depresión.
Estas miradas constituyen un capital libidinal provisto por aquellos agentes primarios de los inicios de la vida, frente a los cuales se irán edificando diferentes tipos de relaciones.
Padres primero, y luego todos los dispositivos socializadores que, allende lo escolar, incluyen hoy lo digital, a modo de capitalistas colonizadores, quienes tendrán su contraprestación (en el psiquismo del S) en su rol de socios.
Veamos un poco: un emergente notorio en pandemia fueron las transgresiones a las restricciones de encuentros sociales con el fin de huir de la angustia del encierro, pareciendo primar aquí el detener la muerte psíquica antes que la física.
Esto hace que debamos ser cautelosos en calificar irreflexivamente estas transgresiones como simples violaciones a la ley, entendiéndolas en cambio como resistencias, defensas, frente a estados de angustia.
En este contexto, adquiere relevancia reconocer la necesidad de un otro como parte de la economía libidinal, lo que incluye cierta alienación al otro en el cual se deposita la posibilidad de ser… para un otro. Un otro que aporta capital.
Estas resistencias al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, en muchos casos mediando el cuidado de sí y del otro, sin caer en estados maníacos de negación y omnipotencia, parecieron intentar recuperar aquella “tecnología” de lo humano que es el cuerpo y el lenguaje no mediatizado por un otro tecno/digital.
Sabemos que el bebé precisa de la asistencia (handling y holding) de un otro que acompañe en presencia, ausencia, presencia, y que si esto no se produce podría establecerse una voracidad libidinal que hará síntoma por diversos caminos durante el resto de la vida.
Donde no se creó una trama estable, habrá la necesidad de una reparación ortopédica mediante la incorporación a otras redes, en algunas de las cuales el sujeto será integrado pero siempre con el peligro inminente de expulsión.
La pandemia puso en evidencia la importancia de la tecnología como soporte a través de los cuales se pudieron continuar innumerables actividades y encuentros, aunque no fue suficiente para evitar el dolor de la reclusión de los llamados grupos de riesgo, aun con la posibilidad de conectarse vía redes con sus familiares.
También exacerbó los terrores y los miedos que habitan algunas estructuras, a lo cual podríamos sumar la contribución de la amplificación emocional a partir de informaciones y noticias de las mass-media con sus efectos especiales.
Los más jóvenes fueron los más propensos a romper la cuarentena absoluta, al igual que muchos adultos, buscando así re-establecer redes humanas, lazos sociales, en momentos vitales de desasimiento de lazos endogámicos.
A la vez, la pandemia mostró lo que había bajo la alfombra de la cotidianeidad por la que el mundo transitaba velozmente, corriéndose el velo de la condición de un mundo cada vez más digitalizado.
Es en este punto donde me interesa realizar una articulación entre algunos emergentes de la pandemia en relación a lo que podría llamarse capitalismo libidinal salvaje.
Pensando en tendencias, habría una tensión entre el pasaje de una red, una trama humana, autónoma, a una trama en expansión, no humana y a la que se tributa dependencia, en una con/fusión de redes en la que impera un mundo lleno de likes y APPs que permiten mantener una imagen joven y umbilical… dentro de las redes.
En este sentido, subrayo el carácter vincular del sujeto frente a sus primeros modelos identificatorios, mediante el cual los agentes primarios imprimen, transmiten, una regulación de la modulación libidinal.
Una transmisión que empodera o que -por el contrario- produce falta de autonomía. La transmisión de cultura implica la capacidad donar aparato psíquico para producir representaciones simbólicas frente al paso del tiempo y sus consecuencias en el cuerpo, la muerte, la sexualidad… la castración.
En este sentido, hoy pareciera primar una debilitación de los lazos de transmisión, del ejercicio de la “función límite” provista por una terceridad que provee recursos productivos simbólicos frente al empuje fusional, lo que sirve para evitar el re-engolfamiento que ha sido una vez necesario.
Huérfanos de delimitaciones que habilitarán el pasaje hacia la vida adulta, con la aceptación de límites, definición de espacios y capacidad crítica de cuestionar, se deja el campo abierto a la aparición de aquellos dispositivos sustitutos y calmantes que obturan angustias en forma transitoria.
Es aquí cuando adquiere peso el concepto de “capitalismo libidinal”, como un poder que seduce subjetividades, ofreciendo identidades que semblantean singularidad exclusiva, libertad, reconocimiento y pertenencia, en guiones preestablecidos de consumo dirigidas al deseo… a un más allá del deseo.
Ya Bauman había alertado, décadas atrás, sobre cómo la regulación libidinal había sido sustraída de los padres, ahora mostrados como potenciales amenazas abusadoras de sus propios hijos (hay que proteger a los hijos de los padres), apuntando a quebrar el vínculo intergeneracional estable, a la vez que empezaron a “producirse” padres laissez-faire, aquellos que dejaron de poner límites a sus hijos por temor a perder el amor de estos.
Aparece el hijo como el doble del adulto que no puede donar el límite a la demanda pulsional. Se impone el “no molestar” y no trabajar en erigir diques, siendo a veces una de las consecuencias la deriva digital que devuelve a los niños a un estado autoerótico de pura descarga.
Algunas décadas atrás se anunciaba la aparición y la influencia de los parafamiliares mediáticos en la vida cotidiana: eran aquellos personajes que se presentaban en el televisor colocado en la cabecera de la mesa, en desayuno, almuerzo, merienda y cena, pasándose a hablar de ellos como si fueran… verdaderos integrantes de la familia.
Con los dispositivos casi incrustados en los cuerpos, que funcionan como elementos altamente adictivos frente a los cuales resulta difícil ejercer un corte, hoy ya no podemos hablar de lo parafamiliar, sino de lo fusionado.
No es el dispositivo lo problemático, sino lo discursivo y vital que emana de ello, en términos de producción de subjetividades. Simplemente sucede. Es algo que se reproduce, aunque también a partir de planificaciones de seducción.
Hay un observable que indica que los adultos se corrieron de su responsabilidad de entramar una red intergeneracional o, para decirlo mejor –ya que no se trata de culpabilizar- fueron puestos en dificultades. Hoy cada integrante de la familia está cada vez más enfrascado en su propio dispositivo tecnológico.
Esto llevaría a que el superyó cultural de hoy induzca al sujeto a ser objeto de la influencia de un otro de quién es imposible desasirse, pues hacerlo implica romper un vínculo que se ha vuelto vital.
En este sentido serían relaciones decantadas de lo que podrían llamarse “maternantes tecnológicos.
Recordemos que para Freud “la comunidad plasma un superyó, bajo cuyo influjo se consuma el desarrollo de la cultura [...] tiene un origen semejante al de un individuo” (Freud, S.; 1930; pág. 136,137).
Siguiendo esta línea, podríamos preguntarnos si ha caído la efectividad de la eficacia simbólica que proveía el superyó cultural, debido a la ausencia de referentes transmisores que doten de esperanza y recompensa a la travesía evolutiva de la vida (Freud, S., 1939, en Moisés y la religión monoteísta).
Así como las guerras mundiales produjeron secuelas en el mundo psíquico de los niños, hoy vivimos un estado de conmoción, que es la pérdida de cierto entramado de proyecto de cara a un futuro incierto en diferentes planos, no sólo de sentido, sino económico y de supervivencia de la especie, donde se resta capacidad mental a los padres en la regulación y modulación pulsional, libidinal, identificatoria de los hijos, quedando estos a expensas de otros “proveedores” que producen ideales epocales.
En este sentido, la política del psicoanálisis es una particular acción que tiene como objetivo ayudar a poner en evidencia aquello por lo cual el sujeto es gozado en su economía libidinal, tras lo cual quizás se decida cambiar algo.
En el Esquema del Psicoanálisis Freud señaló que el analista puede funcionar como educador, modelo, como portador e impresor de superyó, que en este caso debería ser el de la donación de capacidad de pensar, de conocerse, de tener mayor dominio sobre sí en relación a las exigencias del Ello y del mundo.
Paréntesis mediante, en términos de políticas e intentando establecer un puente entre lo social y lo individual, vale rescatar una aseveración del psicoanalista Otto Kernberg (2020), para quién las ausencias de políticas públicas para proveer soluciones a las frustraciones poblacionales producen una mayor presencia de trastornos de la personalidad.
Justamente, proveer soluciones es crear redes, lazos más humanos, poniendo en cuestionamiento lo dado y subvirtiendo sus modalidades de existencia ofrecidas acríticamente.
Para finalizar, convierto en pregunta una afirmación del escritor español Torres Blandina: ¿Es que estaríamos frente a “una generación adánica, colonos de un mundo nuevo digital donde han levantado una cultura sin canon ni tradición. Ellos, jóvenes deseosos de estímulos, se consumieron a sí mismos porque apenas tenían otra cosa con la que alimentarse. El mundo digital en el que se mueven desde recién nacidos, su hábitat natural, es un lugar con pocos referentes adultos”?
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(aporte de Liliana Denicola) Abstinencia y neutralidad ¿Podemos encuadrar abstinencia y neutralidad dentro de una diferencia generacional o provienen éstas dos instancias de una imperiosa necesidad al cumplimentar nuestra praxis? ¿Es que haremos una diferencia entre lo moderno y lo antiguo, oposiciones que se deslizan hacia "lo bueno" y "lo malo"?
Se hace necesario entonces definir cuál es el campo de la abstinencia y el de la neutralidad, de dónde provienen estas coordenadas, a fin de no generar posiciones antagónicas, incompatibles con nuestra ciencia.
Sabemos de pensamientos que corresponden a "jóvenes viejos" y a "viejos jóvenes" en la manera de enfocar un fenómeno.
Si ubicamos la abstinencia y la neutralidad dentro de lo que denominamos encuadre, Freud es claro al respecto al hablar no de normas (aunque a veces se las entiende así) sino de recomendaciones, término que lleva consigo una elasticidad en su aplicación.
Pero... ¿Poseen el mismo alcance la neutralidad y la abstinencia?
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Se pasará una película clínica donde se mostrará la importancia del otro en el despertar de la pulsión del bebé en un caso. En el otro, una mamá que no responde a la demanda del bebé y sus efectos posteriores. Detección temprana. Encuadre del Pscoanalisis Multifamiliar Infanto juvenil.
Como homenaje a nuestro colega Antoine Corel, se trabajará a partir del encuentro entre el lenguaje en psicoanálisis y el lenguaje en el cine que propuso en sus textos:
*In Language and Time in Citizen Kane (1998)
(Psychoanal. Inq., (18)(2):154:160
*In Theo Angelopoulos’ film Ulysses’ Gaze , (2004)
(Int. J. Psychoanal., (85)(4):1017-1021), Theo Angelopoulos and Antoine Corel.
Aunque se proyectarán algunos minutos de Citizen Kane RECOMENDAMOS VER O VOLVER A VER ANTES LA PELICULA DE ORSON WELLES, PARTE DE LA HISTORIA DEL CINE, prestando especial atención cuando hacia el final la cámara se inclina hacia la derecha para poder enmarcar un espacio vacío. Un vacío que se revela como siendo a la vez un espejo donde se refleja la figura de Kane. Este aparece luego reflejado en un número de imágenes que no terminan nunca. El espectador tiene ante sus ojos, reflejado como imagen en el espejo, el nacimiento del narcisismo grandioso en lugar de una pérdida irreparable.
Atender tambien la primera escena con el cartel no pasar (No trespassing), una escena de infancia cuando se lo llevan , y la escena fundamental que describe cuando lo deja Susana y como Antonio describe la filmación.
En tanto nos orientamos en el psicoanálisis, es indudable que no podemos prescindir del diagnóstico.
Esta cuestión,desde ya compleja , nos ubica a su vez en torno a la dimensión del síntoma. Es decir, dos cuestiones que son problemáticas en el campo del psicoanálisis: la cuestión del síntoma y la cuestión diagnóstica.
Desde Freud en adelante, se planteó la elaboración de una teoría y una clínica propia del psicoanálisis. A partir de allí, una clínica psicoanalítica supone dos cosas, por un lado, una nosografía propia, es decir una identificación de los síntomas propia del campo y en segundo lugar la construcción de teorías explicativas propias.
¿Qué sucede hoy con la clínica de los síntomas? Es frecuente escuchar referirse a la sintomatología de la época como “nuevos síntomas”. Se hace mucho hincapié en la serie de ellos: depresión, abulia, toxicomanía, trastornos de la oralidad, trastornos de ansiedad, ataque de pánico, pasaje al acto, y otros. Todos estos generan intranquilidad en la comunidad psicoanalítica porque presentan manifestaciones rebeldes a la transferencia, resistentes, por lo tanto, para emprender un análisis. Claramente no son síntomas que tengan que ver con el desciframiento. Se nos presentan en la clínica más con el aspecto de “signos” de lo que no marcha, pero que nos inducen a ubicarlos como signos de goce. Por otro lado, sabemos que, decir síntoma y decir trastorno de la conducta, no es lo mismo. El psicoanálisis descifra síntomas que se construyen por trastornos sí, pero por trastornos del deseo y de la pulsión.(Soler, 2009)
Es cierto, también, que si bien estos síntomas, no se puede decir que sean nuevos, el incremento numérico que han alcanzado, no lo tenían en los años setenta.
Freud introdujo una nueva sintomatología, nuevas designaciones de los síntomas y una nueva construcción teórica para poder dar cuenta de esto.
En psicoanálisis pensar el síntoma nos conduce al problema del diagnóstico. No voy a referirme a la vieja polémica de los años 70, donde los psicoanalistas sostenían que la necesidad del diagnóstico no era un problema del psicoanálisis. Se puede decir que la época actual es “diagnosticista”, se diagnostica bien o se diagnostica mal, como sostiene Colette Soler, pero es indudable que son los mismos pacientes que lo demandan: dígame lo que soy, dígame lo que tengo, quieren etiquetas, quizás buscando algo de tranquilidad ante el desconcierto imperante.
Sin embargo, sabemos que el problema que introduce anteponer el diagnóstico es el de instalar un borde muy peligroso. Por otra parte sabemos que en el psicoanálisis no se buscan las huellas de la enfermedad sino las huellas de un sujeto. Se acoge al síntoma, el síntoma que puede tratarse, el síntoma auto diagnosticado. En definitiva, en el psicoanálisis es un síntoma, aquello que el sujeto considera síntoma. Se podría decir de este modo, sólo es un síntoma tratable aquel que se presenta como un significante de la transferencia, y por lo tanto que supone un sujeto.
Sólo el sujeto puede decir lo que no marcha para él, aunque ignore la causa.
Se trata de algún modo de considerar, que los bordes de las neurosis, como se suele decir, de algún modo condicionan o delimitan, los bordes de la clínica.
En definitiva, la necesidad del diagnóstico es solidaria del racionalismo de orientación lacaniana, esto quiere decir que la relación analítica y síntoma están regulados, se sostiene en leyes, mecanismos y por lo tanto en un cálculo posible. No sin tener en cuenta que se trata de un cálculo que le dé lugar a lo incalculable.(Soler,2009)
Bueno, a partir de aquí me gustaría referirme brevemente a una presentación clínica muy frecuente en nuestra clínica actual, como son las crisis de pánico, como prefiero denominarlas, en lugar de ataque de pánico. Y prefiero esta denominación, precisamente por razones parecidas a las que mencioné en la primera parte de esta presentación. La denominación ataque de pánico proviene del campo de la psiquiatría. Se puede decir que el término ataque define la existencia de una exterioridad, “se es atacado”. En cambio, el término crisis se ordena en su relación con la subjetividad. Compete de modo directo al sujeto. Pero también define una topología de borde, donde no es posible separar un interior de un exterior, y de este modo da lugar a ubicar una topología extima.
Entonces, una primera cuestión, cuando se trata de pensar estas presentaciones, es ir más allá de la descripción. Desde la psiquiatría, a través de los manuales de clasificación, como así también, desde la psicología cognitiva, las neurociencias, y hasta desde el psicoanálisis posfreudiano, ya que Freud no se ocupó de este tema, han realizado de uno u otro modo grandes y exhaustivas taxonomías, de los síntomas concernidos. En síntesis, mucha descripción y poca explicación. (Quesada,S.,2010)
Sin embargo, Freud a partir de la segunda tópica dejó planteadas las nociones y conceptos que nos permiten orientarnos en torno a una explicación.
Por lo tanto deberíamos ver qué términos sí estaban en el argot freudiano y que nos puedan orientar en la teoría y la clínica de estas crisis.
A partir de la llamada segunda tópica, Freud instala una serie que no hace serie y que es la conocida trilogía de miedo-angustia y terror. Digo que no hace serie, ya que Freud mismo sostiene que son tres afectos totalmente heteróclitos.
La diferencia importante, o más que diferencia disyunción, se da entre angustia y terror. Es el propio Freud quien lo plantea de ese modo aún sin enunciarlo así
Freud claramente sitúa a la angustia en el lugar de protección, barrera, parapeto, trinchera y al terror en el lugar del desamparo, del factor sorpresa, de la irrupción. Allí donde no hay tras que parapetarse. Entonces se puede sostener desde allí, que, si la angustia es trinchera, el terror es la granada que le cae adentro. Irrupción de goce, que podríamos señalar, da cuenta quizás, de un más allá de la angustia, y por lo tanto en términos freudianos, más allá de la ligadura.
Pienso que esto es lo que se observa en estas crisis. El paciente que nos consulta se encuentra “afectado”, y lo pongo entre comillas, ya que tal como nos dice Colette Soler en su texto Los afectos lacanianos: todos los afectos son efectos y lo son en el cuerpo. Y eso es lo que está en juego en primer plano en estas crisis, una presencia inquietante del cuerpo. El sujeto aparece afectado, pero no por ese régimen del afecto que promueve la metonimia significante, la asociación, sino, por ese régimen económico del afecto que Freud pudo formular a partir de más allá del principio del placer, cuando ya empezaba a conceptualizar el ello, en su condición de inconsciente estructural. En el caso de la angustia en tanto señal de alarma, en su condición de expectativa angustiada, soporta al deseo y al blablablá. En cambio, en el caso del terror, nos encontramos, con ese punto de mudez, de silencio, de límite a la asociación, que nos habla más de aquello que señala Lacan en RSI, cuando menciona la irrupción de un cuerpo que hace agujero, y en tanto precisamente sosteniendo su vinculación con el ello, localizando un lugar de silencio. También dice en el seminario 23, y preguntándose sobre que es el ello freudiano, nos dice, es el inconsciente cuando se calla. Sabemos que también dirá de la pulsión: eco en el cuerpo de que hay un decir. (Lacan,J. pág.18)
Esto es lo que podemos decir, se observa en la clínica de estas presentaciones.Entonces surgen preguntas ¿qué hacer entonces en la clínica con aquello que es reacio al desciframiento? Como les mencionaba, estas presentaciones aparece como resistentes a entrar en la lógica de la transferencia y por lo tanto que surga el síntoma analítico.
Podemos decir que, así como la abulia y la depresión son deflaciones del deseo, las toxicomanías, los trastornos de la oralidad, el pasaje al acto, y en esa lista incluiría las crisis de pánico, son la pulsión en acción. Y es desde allí la mudez, tanto como la pulsión es acéfala, como la definía Freud, delimitando un vacío de significante. Ese vacío que tan bien señala El Grito, en el cuadro de Münch.
Referencias:
Lacan, Jaques (2006) El Seminario. Libro 23. El Sinthome. Ed. Paidós. Buenos Aires. Barcelona. Mexico.
Quesada,Silvia. (2010) Una Explicación psicoanalitica del ataque de pánico. Ed. Letra Viva. Buenos Aires. Argentina
Soler, Colette.(2009) La querella de los diagnósticos. Ed. Letra Viva. Buenos Aires. Argentina
Soler, Colette (2011) Los afectos Lacanianos. Ed. Letra Viva. Buenos Aires. Argentina
La subjetividad es epocal. En ella influyen factores socio-económicos y políticos, produciendo como resultado distintas subjetividades.
En la época freudiana donde primaba la represión proliferaban las histéricas con sus síntomas inconscientes esperando a ser develados gracias al descubrimiento freudiano y su invención: el Psicoanálisis. Neurosis a ser tratadas por la palabra.
El psicoanalista entendíó que hay una división y un único acto subversivo: el Sujeto. Había significantes Amos necesarios para sostener el orden del mundo.
Pero en la época actual, el discurso capitalista, que Lacan formuló en 1972 ha generado una nueva realidad: el Neoliberalismo. En la actualidad se ha colonizado el territorio del Sujeto y se ha intentado anular la dimensión estructural de su constitución, borrando su división y ocupándose de una subjetividad producida por la tecnología.
Prima la desmentida de la fractura estructural. No es que las neurosis hayan desaparecido sino que han recibido nuevas nomenclaturas desde la Psiquiatría en combinación con los laboratorios para producir medicamentos creando ilusión de evitar angustia y castración. Es el nuevo malestar del Capitalismo de rendimiento y goce.
¿ Existen Nuevas subjetividades en la infancia?
La proliferación de diagnósticos a través de los DSM ha designado nombres propios (o impropios) a niños y niñas pretendiendo obtener un rendimiento homogéneo y a la vez estigmatizándolos.
Dueñas (2014) denuncia que se está asistiendo a un fenómeno de patologización y medicalización de la infancia de franco crecimiento.
Aborda el tema de los derechos del niño, tales como el derecho a la identidad, o sea a ser reconocido por su nombre propio y no por el de etiquetas con las que se rotula a partir de los propuestos por manuales de procedencia norteamericana..
Louterau (2019) observa que hay una progresiva desaparición de la latencia y, por lo tanto, una dificultad de asumir la sexualidad en dos tiempos articulada con el Complejo de Edipo..Frente al empuje de Eros, hay un déficit representacional para simbolizar el apronte sexual de la adolescencia.
Hay niños y niñas capturados por la tecnología, hipnotizados y el gran peligro es que el deseo comienza a aplastarse y es preferible recibir likes en lugar de soportar el conflicto en una relación cara a cara. Se prefiere mostrarse como deseante en una imagen que en la realización del deseo.
En el caso de las pantallas es inevitable la dispersión, produciendo falta de atención , ya no es necesario pensar un concepto sino mejor “googlearlo”, resolver un cálculo matemático: en la calculadora y no hacer la operación mentalmente.
Se puede convivir con las tecnologías y tener un pensamiento crítico, es decir conservar el estatuto de Sujeto y no convertirse en un objeto adosado a la máquina.
Pelento (2014) dice que preguntarse acerca de los cambios culturales y su incidencia en la subjetividad de los niños es asumir que el niño no nace sujeto sino que se construye como tal a través de múltiples procesos en los que intervienen diferentes funciones, referentes y discursos. Cuando éstos fallan se dificulta la construcción del principio de placer y quedan desprotegidos (p.49). Con el Neoliberalismo se incrementa enormemente el consumo y aparecen niños y niñas consumistas. Existe un SuperYo cultural que exige placer inmediato, exigencias desmesuradas que dificultan la construcción del principio de realidad y el pasaje al acto queda como regla. Con los juegos digitales aprenden rápidamente a defender su propio campo y atacar al enemigo. La lógica que se desprende de estos juegos y que incide en la producción de subjetividad es yo y yo, yo o el otro en lugar del yo y el otro. Es una época donde gobiernan los objetos y donde se volvió prioritario ubicar a niños y niñas en una grilla y encontrar el fármaco adecuado para corregir la supuesta base biológica-cerebral o genética de los comportamientos. Plantea que las evaluaciones son desubjetivantes (p.158)
Untoiglich (2019) propone que en la infancia los diagnósticos se escriben con lápiz. Recuerda al mito de Babel, como la ilusión de poder recuperar un supuesto estado existente donde se podía expresar todo de la misma manera, es decir un lenguaje único.y por lo tanto compartirlo. El mito hace suponer que todos se expresaban antes en una misma lengua. Reunidos en la construcción de la torre para llegar al cielo y a los dioses, los hombres fueron castigados por su orgullo con la diferencia de idiomas. Este mito introduce la suposición de una divinidad perdida que el lenguaje de la ciencia se esfuerza por recuperar y la interpretación que la diferencia es un castigo. Propone construir verdades parciales escritas en lápiz que abran nuevas re-escrituras que siempre estarían en revisión
Muchos de estos supuestos nuevos descubrimientos no son otra cosa que estrategias de marketing de las compañías farmacéuticas que buscan ahora sujetos con altibajos de la vida cotidiana y los convierte en problemas mentales. Deconstruye supuestas evidencias científicas dadas por el DSM.
Vasen (2019) dice que clasificar a los niños está de moda bajo el supuesto de una asepsia técnica y que esto se hace en función de una lectura de sus conductas y rendimientos que se consideran trastornados según el referente del DSM tomado como una Biblia. Así ya no habría más conflictos y confusiones. Clasificar es esencial para el progreso científico en cualquier disciplina (p.281). La tendencia es a la incorporación de diagnósticos que funcionen como nombre impropios. Asistimos así a la inclusión de muchas variantes subjetivas bajo rúbicas de enfermedades mentales.
Recogen evidencias, como si se tratara de especies botánicas libre de interpretaciones teóricas (p.282). No se plantean conjeturas. El trastorno reemplaza al síntoma. La Psiquiatría pone genes, a diferencia del Psicoanálisis el cual pone a la Angustia como la que no miente. Ésta es la única que brinda certeza. El psiquiatra hace jugar al fármaco y no al niño.
La Nominación:
El Nombre del Padre cumple la función metafórica de corte entre la madre y el niño. Al decir freudiano de no reintegrarás tu producto intercepta la fantasía primordial del regreso al útero materno. Pero otra de las funciones del padre es la Nominación.
¿Qué ocurre como cuando en nuestra sociedad actual Neoliberal se produce su declinación?. Recordemos que su función radical es dar nombre a las cosas..
Una de las consecuencias es la aparición de Nombres sustitutivos a través del DSM..
En una época tan fluída, tan líquida como diría Bauman, los diagnósticos creen sustituir la declinación del Nombre del Padre. Es una manera de subrayar la propia existencia donde la misma es más bien incierta. Lo que podemos nombrar como función paterna que nos permitía estabilizar nuestras significaciones ha declinado y perdido gran parte de su influencia. Si el orden simbólico decae emergen en primer plano los objetos y los diagnósticos que crean consistencia al ser y un lugar de pertenencia, contrarrestan la incertidumbre homogeneizando, etiquetando al yo y creyendo así que elude la castración.
Ciencia y Mercado van de la mano junto con los laboratorios produciendo fármacos y adecuándolos a nominaciones tales como: ADD, TGD, TOC ,TBPI ,ODD epidemia de autismo, espectro autista.
Es un fenómeno que aparece como respuesta al malestar de la época.
Cazenave (2006) propone que son respuestas del sujeto desde la inhibición, el síntoma y la angustia como modos de tratamientos del goce. Se elimina al Sujeto objetivándolo., presentándose en neurosis o psicosis..
En cuanto la etiología, el trastorno es considerado resultante de factores genéticos. La hipótesis biologista de las Neurociencias presenta un modelo computacional de la mente donde se ubican las funciones cognitivas y emocionales en distintas zonas del cerebro. Esto implica reducir la causalidad psíquica a procesos neuronales.
Eric Laurent (2004) plantea que el cognitivismo borra la angustia al ubicarla en un continuo de afectos y emociones. Este borramiento de la angustia es la operación inversa a la freudiana que la ubica como el afecto mayor en el centro de la neurosis y para Lacan, la única que no engaña, que da certeza. La angustia es señal para el sujeto del goce inaceptable, aunque no lo sepa. Conecta con lo más real del sujeto, aquello no simbolizable de su neurosis y que lo lleva a la pregunta por la causa. La medicación la calma pero no la trata. La angustia borrada retorna en estos cuadros.
El modelo cognitivista transforma la señal de angustia freudiana en un sistema maquinario, donde se reparan sus desarreglos. Se trata de la eliminación de la dimensión humana de la angustia.
La civilización actual ya no responde al régimen del significante Amo. El Nombre del Padre ya no garantiza certezas acerca de cómo tratar al goce.. Estamos ante una civilización dominada por el discurso científico.
Dice Braunstein (1986) que la función más importante del sistema taxonómico es la de ofrecer un marco, un espacio común “donde los diversos objetos se perfilan y constantemente se transforman”
La propuesta Neuropsiquiátrica asume el semblante de una superación de las ideologías, de una neutralidad positivista a través de un lenguaje único
Recuerda a Borges en “Otras Inquisiciones” y las compara con las clasificaciones del DSM
“En las remotas páginas de cierta enciclopedia china Emporio celestial de conocimientos benévolos está escrito que los animales se dividen en:
Pertenecientes al emperador.b) embalsamados, c) amaestrados d) lechones e) sirenas f) fabulosos g) perros sueltos h) incluídos en esta clasificación i) que se agitan como locos j) innumerables k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello j) etcétera, que acaban de romper el jarrón que de lejos parecen moscas”
BIBLIOGRAFÍA:
Bauman, Zygmunt (2010) Tiempos líquidos Buenos Aires Argentina Tus Quets editores
Braunstein, Néstor (1986) Psiquiatría, teoría del sujeto, psicoanálisis (hacia Lacan) Buenos Aires Argentina Editorial Siglo veintiuno
Cazenave, Liliana (2006)“Del déficit de atención al sujeto de la inhibición, el síntoma y la angustia” en DDA, ADD, ADHD, o como uds quieran. El mal real y a construcción social” Buenos Aires Argentina GRAMA ediciones
Dueñas, Gabriela (2014) ¿Niños o síndromes? Capítulo: Los derechos de los niños en juego- Méjico-Buenos Aires- Editorial Noveduc
Lacan Jacques Libro 3 – Las Psicosis Ediciones Paidós Barcelona, Buenos Aires y Mejico 1984
Laurent Eric (2004) Curso de Posgrado de la Universidad de Buenos Aires
Luterau, Luciano (2011) Merleau Ponty y el Psicoanàlisis de (Freud y Lacan) Scielo Argentina
Luterau, Luciano (2021) Esos raros adolescentes nuevos Buenos Aires Argentina Ed. Paidos
Pelento, Marilù (2014) Niños o Síndromes Capitulo Incidencia de los cambios culturales en la subjetividad de los niños Ed. Noveduc Mejico Buenos Aires Argentina
Untoiglicg, Gisela (2019) En la infancia los diagnosticos se escriben con lápiz- CABA
Centro de Publicaciones Educativo y Material Didàctico
Vazen, Juan (2020) ¿Niños o Sindromes? Capitulo La biblia y el calefón – Buenos Aires Argentina Editorial Noveduc
Lic. Adriana G. Mecca.[1]
Los adolescentes, en la clínica actual, parecería que presentan cierto desafío a la misma y a los postulados de la clínica psicoanalítica tradicional con adultos, es por lo cual constituye un tema de sumo interés para el abordaje en la práctica.
Álvaro Nin, hace especial referencia a las modificaciones técnicas, que precisamente se ha visto convocado a realizar en lo referente a la clínica actual con pacientes que transitan esta etapa evolutiva. En la misma, es típico el atravesamiento por la angustia que promueve la “crisis” de la adolescencia; Mannoni (1984), afirma que se “juega” la evolución del sujeto que se prepara desde la infancia y se proyecta hacia el mundo adulto. Por lo tanto, refiere al momento evolutivo decisivo en que se definirá el futuro del sujeto. Y Kestemberg (1982), nos anuncia que “emergerá un psiquismo reformulado con nuevas inscripciones psíquicas” que se irán fundando en las nuevas identificaciones.
En dicha etapa, la capacidad de simbolización está en pleno desarrollo, como así también, el proceso identificatorio y de construcción de sus mecanismos defensivos. Este conjunto de circunstancias provocan o exacerban la actuación y el pasaje al cuerpo del despliegue pulsional. En este momento, se ponen en juego la conflictiva sexual que relanza toda una dimensión corporal de grandes cambios y también, sensaciones psíquicas como correlato, lo cual, se agrega a un yo frágil en su autoestima, provocando muchos conflictos en el área social, familiar y especialmente “vincular”.
Al adolescente, se le plantea la conflictiva del duelo por la infancia (que ya deja de ser) y los temores y miedos al enfrentarse a un mundo adulto que es desconocido y angustiante. Los propios padres se ven enfrentados, junto con sus hijos, a una reactualización de la conflictiva edípica, que como lo menciona Freud en 1905, con la eclosión de los impulsos libidinales que vuelven a redirigirse en primer lugar hacia los padres, generan sentimientos de culpa, que también reactualizan la represión de los deseos incestuosos. Momento en que deberá, entonces, dirigir sus emociones de amor-odio a otros objetos sustitutos.
Además, en dicha etapa evolutiva, tienen lugar las intensas idealizaciones tanto propias como de los otros, cantantes, líderes, personajes culturales, etc. que sustituyen a los objetos primarios más significativos, produciéndose un desplazamiento libidinal hacia los otros, la exogamia. Con lo cual, se movilizarán las defensas frente al caudal libidinal que emerge, producto de dicha reactualización.
En esta etapa, entonces, se producen muchos cambios a nivel físico y psíquico, con confrontaciones generacionales, el que puede subdividirse en tres momentos:
1- Pubertad: en el cual el Yo pierde su objeto libidinal y la libido tiende a volverse a hacia el Yo, ya que se producen la pérdida del cuerpo infantil y de los padres de la infancia, lo que les suscita cierta sensación de desconocimiento de sí y de su cuerpo (por eso es un período de muchas inseguridades en la autoestima, un momento de plena transformación).
2- Adolescencia mediana: el yo tiende a ofrecerse al Ello como sustituto del objeto perdido, como para desmentir la pérdida, y el duelo evoluciona hacia las identificaciones, la imaginación, el pensamiento. Es en donde cobra gran importancia el grupo de pares y toman mayor preponderancia que el grupo parental. Por lo tanto, adoptan códigos de identificación grupal que los distinga de las generaciones anteriores, para promover la diferenciación y la posterior identificación con el grupo al que desean fuertemente que les aseguren la pertenencia, por temor a quedar “desvalidos” sin esa identidad grupal adolescente, que lo salvaguardan de la vivencia de angustia tan típica de la pubertad.
3- Adolescencia tardía: en la que el dolor de la angustia lleva a un reconocimiento de la pérdida y al desplazamiento libidinal hacia nuevos objetos. Momento que se caracteriza por la capacidad de estar a solas; se vuelve al objeto sustitutivamente y es en donde tienden a buscar una elección de objeto sexual más permanente; aparecen las elecciones vocacionales y comienzan a definir más su propia identidad.
De esta manera, habiendo definido y descripto las características más significativas de la etapa evolutiva, se puede establecer cierto paralelismo en las etapas con respecto al espacio analítico. Winnicott en 1972, hablaba de “encuentro y confrontación”, aludiendo al movimiento de acercamiento y separación como propio, respecto de las angustias que se ponen en juego en la adolescencia. Aspectos que son muy importantes a ser tenidos en cuenta en el análisis de estos pacientes, porque hacen al vínculo del analista con el paciente adolescente muy peculiar. Ya que el analista debería ofrecerse como un “objeto maleable”, para que pueda ser “usado” por el adolescente, tal vez “fallando” a su propia manera “creativa” de vincularse con el analista, en ese espacio del “entre” dos, en el cual necesita mantenerse prudencialmente a cierta distancia como para no perderse en el otro y a la vez, intrínsecamente pegado en estado total de dependencia absoluta, en una revivencia de las primeras experiencias con sus vínculos primarios y significativos.
Es así, que E. (una paciente de la Fundación en donde integro el staff de profesionales de la misma) reiteraba en varias sesiones a lo largo del tratamiento, conductas evasivas como el no comunicar sus angustias y conflictos. Y yo la esperaba a la vez que le ofrecía el espacio de confianza y tranquilidad necesarios para que ella desplegara lo que desease hacer, sin ser juzgada ni compelida a nada….
Al mismo tiempo, E., lloraba y me maltrataba con un “¡Ché!!, ¿y qué me mirás vos??!!!, ¿y qué… no me vas a preguntar nada???... ¿Qué, todo lo querés saber… qué me pasa… qué me pasa… y qué, ahora te quedás callada…??!!!”. Y yo, con mucho amor y comprensión la miraba con ternura y con una sonrisa tierna, y le recordaba mi respeto a su decisión o su necesidad de “poner en acto”, con su ira, su enojo y sus lágrimas, tanta angustia, dado que el tratamiento llegaba a su fin.
En su infancia había sido separada de su madre, quedándose a vivir en Paraguay con la tía y abuela maternas que la golpeaban, hasta hace tres años en que su mamá pudo establecerse en un trabajo y la pudo traer para Argentina con ella.
En la escuela, hacía tres años que no la podían integrar al grado por las dificultades serias vinculares que tenía con los docentes y compañeros, por lo que la mantenían en un aula aparte, de “apoyo”, en el que no era apoyada en nada ya que no podían con ella. Así, llegó a la Fundación con dos tratamientos psicológicos que no habían prosperado y la Dirección me la derivó como último recurso, ya que era imposible acceder a esta púber, con la que la madre tampoco podía ni hablar y mucho menos, limitarla.
Al cabo de un año, mediando el tratamiento realizado, E. cambió radicalmente, al punto que a mitad del mismo la incluyeron en el año lectivo institucional y al finalizarlo, se le dio el alta pasando de grado muy satisfactoriamente, de acuerdo con la evaluación escolar.
En el análisis, se sostuvo a E. para que pudiera enfrentarse a las angustias de separación, a los miedos a no ser amada y al temor a la pérdida de lo que tanto procuró defenderse; como así también, a la de transferir el amor a su terapeuta porque sabía que ese proceso de ilusión iba a finalizar en algún momento. Pero como el proceso de desilusión fue haciéndose gradual y progresivamente, pudo ir evolucionando desde una dependencia absoluta (de la que se defendía con el maltrato y la aparente “indiferencia”) hacia la dependencia relativa, en la que pudo despedirse y separarse con un abrazo que duró un tiempo prolongado.
De esta manera, al separarnos, pudo mirarme a los ojos, sonreír y preguntarme si podría venir a saludarme cuando trajera a su hermanito al año próximo, dado que por los profundos y grandes cambios que se operaron en esta adolescente que ahora no solo hace su tarea sola y bien, sino que es muy respetuosa con sus padres, la docente habló a la Fundación para solicitar la posibilidad de que el hermanito fuera atendido por la misma profesional que la atendió a ella. Por supuesto, fue aceptada su petición con la alegría de haber podido ser como un objeto “transicional” en la vida de esta púber que ahora puede desplegar su “Ser” y “poner en Juego” toda su inteligencia y sus capacidades.
“Para dominar lo que está afuera es preciso hacer cosas, no sólo pensar ó desear, y hacer cosas lleva tiempo. Jugar es hacer”.
“En el juego y solo en él, pueden el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el individuo descubre su persona solo cuando se muestra creador”.
Donald Winnicot
- Bibliografía:
- Freud, S. (1912). La Dinámica de la Transferencia. Obras Completas. Tomo XII. Amorrortu, Buenos Aires.
- Kestemberg, E. (1982). Identité et identification chez l’adolescent Psychiat. Enf; 1962, 5,2:441-522.
- Mannoni O., Deluz A.,Gibello B.,Hebrard J. (1984) ¿Es “analizable” la adolescencia? En La crisis de la adolescencia. Ed. Gedisa, Barcelona. 1996.
- Nin, A. (2004). Algunas peculiaridades en el tratamiento psicoanalítico de pacientes adolescentes. Rev. Uruguaya de psicoanálisis.
- Winnicott, D. (1971). Realidad y Juego. Gedisa, Barcelona.
- Winnicott, D. (1958). El proceso de maduración en el niño. Ed. Laia, Barcelona.
[1] Lic. en Psicología USAL-Psicoanalista. Lic. en Psicopedagogía Clínica CAECE con Orientación Psicoanalítica. Orientadora Vocacional Clínica. Doctoranda en Psicología com. Psicoanálisis Contemporáneo y/o Lo Disruptivo USAL-APA. Maestranda en Psicoanálisis USAL-APA. Miembro colaborador del Equipo Coordinador Maestría y Doctorado USAL-APA. Miembro Analista en formación-APA. Miembro Staff Profesionales-Fundación Tiempo. Docente Titular Seminario Teoría piagetiana en Posgrado Estimulación Temprana-Fundación Tiempo. Email: adrianamecca@yahoo.com.ar.
Masoquismo, enigmático relicto filogenético
El masoquismo fue adjetivado por Freud en su segunda tópica como enigmático, y por tal calificación edifica su artículo “Pegan a un niño” con la habilidad y la destreza necesarias para descifrar la incógnita. Dando una descripción detallada de la significación de la frase que un grupo de pacientes relatan con imprecisión, pero con algo en común en la evocación de un recuerdo, que podría resumirse en: “pegan a un niño” …
Siendo inverosímil que el dolor pueda producir placer, presume que tal afecto proviene de orígenes diferentes a la sintomatología conocida hasta la primera tópica. Y que le servirá luego para su construcción teórica donde describe con minuciosidad la teoría de lo que suponía en “Pegan a un niño” (1919) encuadrada en su “Problema económico del masoquismo” (1924).
El masoquismo que Freud revisa clínicamente en dicho artículo (“Pegan a un niño), se refiere a esas “representaciones fantasías”, de escenas en que el ver azotar a un párvulo despiertan sensaciones placenteras promoviendo actos onanistas que buscan repetirse compulsivamente. Llevándolo a un estudio pormenorizado de casos en que algunos pacientes evocaban hechos en forma imprecisa, pero con un mismo patrón. Descripto tempranamente en “Tres ensayos de teoría sexual …” como placer por el dolor o el placer por cualquier situación de opresión, sometimiento y humillación.
“Pegan a un niño”, es un artículo de enorme significación en el estudio de este componente pulsional hasta entonces ubicado como perversión de orden “pasivo” en oposición a su acompañante activo sádico. Habiendo constituido para los estudiosos de la conducta humana un fenómeno presente desde tiempos inmemoriales, siendo una alegoría bíblica el axioma “si te pegan en una mejilla, pon la otra”
“Un niño es pegado” (la traducción original del título) encierra un cúmulo de conceptos que generan en el lector sentimientos confusos, a veces ominosos provocando un raro malestar. Traducción de un fenómeno contratransferencial con el material y con su autor. Ya que tal percepción es propia de los sucesos situados en el ello, tanto del componente reprimido, como del que corresponde a las fantasías primordiales, una de ellas el Edipo.
Siendo útil una viñeta clínica que comprende al hijo de una paciente que vive en el exterior cuyo dibujo alarmó a los directivos de un ilustre colegio. Paul escandalizó con su creación, a las maestras de un país que brega históricamente por los derechos humanos.
Prestigioso dibujante infantil mostró un buen día su obra: un inmenso caballo en posición rampante al ataque (¿o a la defensiva?) y una mujer primitiva, por el ropaje al estilo de las cavernas, con un garrote en la mano … ¿atacando? ¿defendiéndose? Mientras de las nalgas del caballo se desprendía un enorme cilindro fecal y la mujer exhibía su cuerpo arañado.
La precisión simbólica de la obra salta a la vista, y nos lleva directamente a los tres tiempos de “pegan a un niño”. El primero con la frase “El padre pega al niño”, el segundo paso se infiere; “Yo soy azotado por el padre”, y en el tercer paso, alguien, que puede ser el padre o sustitutos del padre pegan a un niño y “probablemente yo estoy mirando”. La primera y la tercera frase son conscientes y marcan la regresión a la fijación anal y la segunda es inconsciente y corresponde a lo reprimido. Regresión que implica también la degradación del amor al objeto padre, con el odio propio del erotismo anal. Teniendo en cuenta que el tubo digestivo representa al sistema urogenital arcaico, en que el intestino al contener a la materia fecal, le dará las significaciones sustitutivas del erotismo anal (regalo, niño, pene, dinero y muerto) Ya conocidas por ser la primera producción infantil que luego marcará los alcances de los elementos en el juego de las pulsiones fijadas en dicha zona.
Remitiéndonos a Paul, de ocho años, se comprueba que está mirando imaginariamente algo y dibuja lo que ve. Y unos días más tarde cuando la madre concurre a retirarlo del colegio, lo encuentra arañado en brazos y especialmente en su rostro…
Nunca se supo si fue otro el autor de la agresión, o sus propias manos propinándose los rasguños, como en un primer momento suministraron el placer de órgano ( en la masturbación).
Tales conceptos freudianos apuntan directamente a Tótem y Tabú (1913) y al banquete totémico …” Acaso la primera fiesta de la humanidad” a partir de la cual se origina el fenómeno de la cultura …” Hazaña memorable y criminal con la cual tuvieron comienzo tantas cosas: las organizaciones sociales, las limitaciones éticas y la religión” …
Es generalmente el padre el que pega, “odia al otro niño, pero a mí me ama”. Y por el acompañamiento de una compulsión onanista en los recuerdos de los pacientes, Freud infiere que la fantasía masturbatoria se adosa a la persona del padre. Aunque en el artículo “Pegan…” se refiera también a la madre fálica castigando, acto del que deriva el “Masoquismo femenino en el hombre”. Avistándose una posición homosexual inconsciente pasiva propia de un Edipo negativo, con una elección de objeto heterosexual del yo consciente originario de su Edipo positivo. Siendo quizás este cuadro el que impulsó el dibujo del Paul y luego su posterior lesión corporal.
El enigma del masoquismo significa por un lado la forma en que pertenece al proceso de humanización de la estirpe, lo que nos ha hecho diferentes a nuestros ancestros primates. Y, por otro lado, el masoquismo femenino, de bases enteramente biológicas al servicio de la maternidad, deviene placentero por la circunstancia de un bien mayor: la concepción, el nacimiento y la crianza del hijo. Correspondiente a su largo período pre edípico (Edipo negativo) antes de alcanzar la feminidad. Y el comportamiento pasivo al servicio de recibir al órgano viril, por las características impuestas por sus genitales, resulta una necesidad a los efectos de la unión genital con el partenaire. Ya que la pulsión es eminentemente activa en ambos géneros.
Y basándose en “Pegan a un niño” Freud en “el masoquismo erógeno” dice “la excitación sexual se genera como efecto colateral a raíz de una serie de procesos internos, para lo cual basta que la intensidad de estos rebase ciertos límites”. Y al introducir a la pulsión de muerte siendo domeñada por la pulsión de vida, introduce una explicación trascendental del “masoquismo erógeno” asiento del masoquismo femenino en el hombre y del masoquismo moral.
Declara que el masoquismo sería un testigo y luego un relicto o un monumento conmemorativo de cuando ocurrió la “liga” de Eros con Tantos, tan importante para el progreso de la humanidad, cuando el instinto dejó de conspirar contra la vida. Y emerge la pulsión que en diversas mezclas y desmezclas sostiene los diversos cuadros psicopatológicos.
El principio de placer, guardián de nuestra vida por su vínculo con la libido y el objeto, se aviene al principio de realidad, aunque provenga de la pulsión de muerte del principio de Nirvana. Tres principios siempre presentes en el acaecer humano que nunca se destituyen, aunque finalmente triunfe el último.
Importante es reconocer al masoquismo erógeno, como una “condición” sujeta a la excitación sexual, que lo sitúa como un componente privativo de la especie. Y cabe reproducir el vocablo freudiano, el masoquismo no es más que una “cicatriz” del complejo de Edipo. El completo con su vertiente positiva y la negativa, siendo esta última la que describió primero en su “Ensayo de una teoría sexual” que parece haber quedado fijada en el consciente colectivo (en menoscabo del último descubrimiento).
La dupla erotismo más culpa componen los dos significantes fuertes del masoquismo. El erotismo resulta del Edipo positivo (en el varón) con su elección de objeto(madre) y la culpa por el odio impregnado de deseos de muerte al rival (el padre). Al que da fin la “angustia” de castración por la represión del Edipo y la instalación del superyó.
El Edipo negativo promueve una intensa regresión de la posición fálica al área del erotismo anal, lugar en que el amor se degrada en odio, el intestino por su característica violenta comanda el vínculo con los objetos y la represión sede el lugar al sepultamiento. Mecanismo defensivo cuyo origen dista de ser la angustia de castración y se refiere al miedo por la pérdida del amor de los objetos edípicos, que, al desmentir la castración, se erige con el encanto de “su majestad el bebé”. Para satisfacción del narcisismo redivivo de los padres, regodeándose del poder de su criatura que la mísera desdicha neurótica les arrebató. Vicisitudes del Edipo completo, que de distinta manera contiene la mezcla y desmezcla pulsional.
Reflexiones que nos llevan al final de “El malestar en la cultura” (1930) en que al sadismo y al masoquismo Freud lo aparta de su relación con los objetos edípicos y los asciende al destino de la especie. De la manera en que la “humana pulsión de destrucción y autoaniquilación “– el sadismo con su vertiente masoquista – intervendría en el porvenir de la humanidad.
La investigación fue llevada a cabo por un grupo de psicoanalistas argentinas pertenecientes a la Escuela de Especialización y Postgrado en Clínica Psicoanalítica de Niños y Adolescentes del Colegio de Psicólogos del Distrito XII de la Provincia de Bs. As. y a la Asociación Psicoanalítica Argentina. Tuvo como fin investigar el modo en que los niños perciben y piensan las distintas configuraciones de sus familias actuales y sus respectivas elecciones sexuales.
Teniendo en cuenta que los cambios epocales repercuten en niños y jóvenes, poder escucharlos es un modo de analizar qué tipo de cambios psíquicos se producen. Se realizó un recorrido teórico para situar el modo en que los ideales narcisísticos del Yo pueden ser detectados por los niños, y así poder ser elaborados a través de pensamiento. Asimismo, se investigó qué ocurre cuando se produce un detenimiento del crecimiento; una imposibilidad de abrir e interrogar al sistema narcisístico. Además, se indagó qué sucede cuando los ideales del Yo han creado insatisfacción por su no cumplimiento. Se trabajó sobre historiales clínicos, que mostraron cómo el análisis confronta al sujeto con los ideales narcisísticos sumergidos en el Yo.
Sueños Contratransferenciales
A raíz de mi interés por comprender por qué soñaba a veces con mis pacientes, emprendí dos búsquedas: una en mi análisis personal y otra bibliográfica. Así encontré el término que estaba necesitando para designar al fenómeno de soñar, siendo analista, con nuestros analizandos: sueños contratransferenciales. ¿Es este mi primer encuentro con este concepto? No lo sé, más bien me parece reencontrarme con algo conocido, pero ¿por qué nunca había oído hablar de él?, ¿será simple ignorancia mía?, ¿será que mi formación me llevó por otras lecturas? o ¿sucederá que se trata de un tema que, como otros en psicoanálisis, tiende a caer bajo el dominio de la represión? En este texto me propongo trabajar el concepto de sueños contratransferenciales, revisando principalmente los aportes del Dr. Laverde (1978)11, las ideas de Grinberg (1981) y de Bion (1965). Presento un sueño contratransferencial, revisando detalles que pueden servir para la interpretación del mismo. Mis sueños contratransferenciales, fueron sueños vívidos, diáfanos y angustiantes, con una intensa vivencia emocional. Sueños en los que los personajes centrales somos el paciente y yo. En ellos, el escenario es relevante. Considero de utilidad para la clínica estudiar el proceso que les dio origen y expreso el modo en que entiendo esta experiencia.
Sueño
Victoria se había metido en mi cama, estaba tapada con una sábana hasta el cuello. Yo entro y le digo que ya es hora de que se levante. Ella agarra muy fuerte la sábana, yo insisto y logro sacársela. Al destaparla, veo su cuerpo desnudo, cubierto de cicatrices de quemadura. Me invade una profunda angustia y me despierto.
Victoria había tenido una infancia traumática con un padre alcohólico y agresivo, violencia que repetía en la actualidad en vínculos de pareja de carácter sadomasoquista. Ella me muestra, en su sueño, las cicatrices antiguas del maltrato psíquico recibido durante toda su infancia y juventud. Recién con mi sueño, pude comprender la dimensión de este daño. En ella solo estaba a salvo la cara. Laverde ve, en la lucha por la sábana, mi empeño en quitarle los mecanismos de defensa, y en la escenificación de mi cuarto y mi cama, la identificación proyectiva. Es el alma de Victoria, que solo así pudo mostrarme las heridas que, con sus mecanismos de defensa, necesitaba tapar.
Para mí, fue fundamental llevar este sueño tanto a análisis como a mi supervisión, ya que pude obtener avances en la comprensión del proceso analítico que estaba ocurriendo. Este sueño fue producto de un acercamiento a los objetos internos de mi paciente.
Freud (1900) nos enseña que, cuando el contenido latente y el manifiesto están muy cerca, aflora el sentimiento de angustia en el sueño. Observo como en el sueño se presenta la angustia. Pienso que en estos sueños hay un intento de figurabilidad de la recepción de la identificación proyectiva, que es vivida con angustia por la analista. Por otro lado, Cesio nos dice que “en ciertos casos los sueños del analista revelan el alcance de sus identificaciones con los objetos del paciente” (Cesio, 2010, p. 502). Pienso que esta identificación se produce con algún objeto interno del analizando, presente en las sesiones inmediatas previas al sueño y que urge analizar. Laverde (1978), en su desarrollo teórico, dice que son sueños que aparecen luego de un aumento de la resistencia del paciente y que son pacientes que demandan más del analista. El sueño y su comprensión pueden ayudar a disminuir la resistencia. Laverde (1978) considera sueños contratransferenciales tanto a los sueños relacionados con los pacientes en el contenido manifiesto, como los que se dan en el contenido latente y en las asociaciones. Yo traigo acá un sueño de contenido manifiesto, pero lo que me lleva a analizarlo es la cualidad e intensidad de la experiencia emocional que lo acompaña. En relación a esto, considero lo que dice Bion en su libro Cogitaciones: El núcleo del sueño no es su contenido manifiesto, sino la experiencia emocional, la información sensorial relacionada con esta experiencia emocional, la cual por medio de la función alfa es transformada en material útil para el pensamiento Icc. de la vigilia, para el pensamiento onírico e igualmente útil para el sometimiento del sentido común (Bion, 1994, p. 252) Según Laverde (1978), el principal mecanismo de producción de estos sueños es el aumento de la identificación proyectiva por parte del paciente, en un momento del tratamiento en el que hay un incremento de la resistencia. Esto puede estar acompañado de una mayor contraidentificación proyectiva por parte del analista. El autor propone que los sueños contratransferenciales son una forma específica de contraidentificación proyectiva, que posibilita una salida a esta situación de estancamiento del análisis.
Bion (1963) describe la identificación proyectiva patológica como una evacuación masiva de elementos beta, tal que imposibilita al analista usar su función alfa y, en consecuencia, pensar. Grinberg (1981) siguiendo a Bion, destaca que habría un gradiente entre la falta total de función alfa y formas más atenuadas. Por esa razón, algunos sueños cumplirían una función exclusiva de aliviar la tensión intrapsíquica, pudiendo ser capaces de realizar proyecciones de elementos beta en otro objeto interno continente, que funcionaría de pantalla intrapsíquica (Granel, 1995). Son sueños cortos, de poca trama narrativa, sin enmascaramientos. Pienso que los sueños contratransferenciales se ubicarían entre estos sueños evacuativos que describe Grinberg (1981) y la identificación proyectiva patológica de Bion (1963). Si aumenta la identificación proyectiva del paciente o falla el objeto continente intrapsíquico, dicho mecanismo dejaría de ser intrapsíquico y pasaría a ser extrapsíquico, buscando un objeto continente en la mente del analista. La generación de sueños contratransferenciales dependería, por tanto, del grado de evacuación de elementos beta del paciente, así como de la capacidad de función alfa del analista para elaborar un pensamiento onírico. En otras palabras, en un momento específico del tratamiento, por frustración o ausencia de objeto, el paciente tiene una disminución de función alfa, que deriva en un aumento de elementos beta, aptos para ser evacuados. El analista recibe estos elementos beta durante la sesión, directamente en su inconsciente (Icc.), y por medio de su propia función alfa produce pensamientos oníricos y, con ellos, un sueño. Creo que son sueños en los que el analista realiza un trabajo de integración, que el paciente no puede hacer en ese momento. El aumento de identificación proyectiva desencadenaría en el analista una ‘necesidad’ de integración de emergencia. Funcionando inconscientemente como continente de lo proyectado, le devuelve cohesión y coherencia a través del sueño. Este momento puede ser una oportunidad de avanzar en el tratamiento, si se rescata el aspecto erótico de una búsqueda de continente del paciente hacia el analista. El siguiente paso, la comunicación, deberá hacerse una vez entendido y estudiado el significado del sueño y, como indica Laverde (1978), incluirlo en el momento apropiado sin necesidad de confesiones contratransferenciales, pero sí haciendo uso del conocimiento obtenido. Al tener estos sueños asumimos un doble trabajo y, a la vez, doble capacidad de enriquecernos. En primer lugar, probablemente son una entrada a un punto ciego del analista, que seguirá siéndolo en la medida que este sueño no sea llevado a análisis y profundamente estudiado. En segundo lugar, permitir la lectura contratransferencial del mismo puede mostrarnos algo nuevo del proceso analítico que solo pudimos descubrir ‘con los ojos cerrados’, soñando, o sea en un proceso más ligado a la intuición. Un aspecto notable de los tres sueños que presento, es que en todos hay un momento crucial de aumento de la angustia en el preciso instante de contacto físico con el paciente. Este detalle también lo noté en el sueño de la inyección de Irma y en un sueño que presenta Laverde, es decir otros sueños contratransferenciales de contenido manifiesto. Considero que el punto de contacto entre lo proyectado por el paciente y lo recibido por el analista se representaría por medio de la imagen del analista tocando al paciente, o del paciente tocando al analista. Al no considerar el sueño como material de estudio, corremos el riesgo de desperdiciar una valiosa fuente de conocimiento. A veces, estos sueños no se analizan debido a un prejuicio de habernos ‘contaminado’ con el paciente. Ya sabemos que al estar con el paciente dejamos de ser él o yo, para crear un campo. Para W. Baranger (1969), el sueño tiene un aspecto comunicativo para quien lo pueda entender. Es un lenguaje, una relación comunicativa entre dos personas. Es una modalidad del espacio bipersonal de la situación analítica, y expresa la relación entre aspectos Icc. vivenciados actualmente.
La sesión se termina, pero el análisis sigue, en el paciente y en uno mismo. ¿Por qué no pensar que también el analista a veces sueña para su analizando? Si durante nuestra formación desarrollamos positivamente la investigación de este tipo de sueños, podemos evitar descartar un material de una gran riqueza clínica.
Los sueños contratransferenciales, su estudio y la utilización de este conocimiento para el avance del análisis, pueden ser una experiencia transformadora para analista y paciente, en el sentido de transformación de Bion.
Bibliografía
Baranger W (1969) Problemas del Campo psicoanalítico. Buenos Aires: Kargieman, 1993.
Bion W (1963) Aprendiendo de la experiencia. Buenos Aires: Editorial Hormé.
Bion W (1994) Cogitaciones. Valencia: Promolibro
Cesio F (2010) Actual neurosis. Buenos Aires: La peste
Freud S (1900) La interpretación de los sueños. Vol. V. Buenos Aires: EA.
Granel J (1995) Psicoanálisis de los sueños cien años después. Buenos Aires: Simposio de APA. Revista Psicoanálisis Vol. 33 • Número 1 47
Grinberg L (1958) Aspectos mágicos en la transferencia y en la contratransferencia. Revista de psicoanálisis APA, 15: 347-368.
Laverde E (1978) Sueños contratransferenciales. Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis, 3(2): 215-233.
Yapur M (2020) Los Sueños del analista con sus pacientes. Revista Moción Vol. 36
Aunque no tendría que haber ocurrido, los psicoanalistas nos hemos contagiado de esa modalidad de los especialistas que implica conectarse más con las enfermedades que con el sufrimiento de quien consulta.
¿No ha servido de vacuna la lectura de los historiales de Freud y su preocupación directa por las personas totales de sus analizandos? Parece que no. Todavía encontramos colegas que en aras de la neutralidad ortodoxa se ocupan de ¨resolver conflictos¨ como si estos pertenecieran a una entidad abstracta que tiene que saber como incluirlos en la totalidad psíquica y elaborarlos por su cuenta.
Si bien el conflicto en si puede ser el centro de la problemática por la que se nos consulta, el conflicto surge de una interacción con el medio que muchas veces se subestima, como si el analizando tuviera que cargar con toda la responsabilidad de lo que está sufriendo. Sabemos de donde viene esta teoría. Es una teoría.
El ejemplo que sería para mi paradigmático es haber pretendido resolver con psicoanálisis o con psicofármacos el estado depresivo de un indio quilmes transportado caminando desde el lugar de su tribu a la localidad actual con ese nombre.
Parte del desprestigio de nuestra teoría surge de su intento de aplicación masiva, como si a esta altura de los cambios teóricos y técnicos, el psicoanálisis fuese lo único que podemos hacer.
Indudablemente no hay quien haya organizado y puntualizado una teoría del funcionamiento del psiquismo que puede parangonarse con la propuesta freudiana, pero esto es la ¨teoría del funcionamiento del psiquismo¨ como modelo conjetural que ha permitido meterse en la caja negra e hipotetizar sobre su funcionamiento con los resultados que comprobamos diariamente.
Lo que estoy objetando es lo que no tendría que ocurrirnos como psicoanalistas y es haber sucumbido al cambio que empezó el 18 brumario de 1792 en plena revolución francesa (Foucault).
Ahí se pretendió cambiar el cuerpo real del paciente y del reo por un cuerpo simbólico llamado historia clínica para el paciente y prontuario para el reo. Esto significó el paso de paciente a cliente y de reo a prontuariado.
Para el personal de salud la historia clínica es una dimensión discreta que permite relación con los colegas pero no con el sufrimiento del cuerpo real. Se hace indispensable tener un registro doble, por una parte el de este cuerpo simbólico y por otro la del cuerpo sufriente. Foucault habla de una doble afirmación disyunta. Lamentablemente en la práctica se ha producido una deshumanización y nos quedamos con la más cómoda perspectiva del cuerpo simbólico.
Aceptemos que los médicos somos una especie en extinción desplazada por la de ¨especialistas en enfermedades¨. Pero los psicoanalistas no podemos seguir el mismo camino y conectarnos con un psiquismo independizado del cuerpo desde un dualismo cartesiano en el que ya no podemos creer.
En el monismo ontológico en el que nos ubicamos si no creemos que hay un alma que nos fue instalada de un cascotazo por alguna entidad trascendente, el único camino es poder vincularnos con nuestros analizandos como personas totales.
Las especificaciones tienen que ver fundamentalmente, por una parte con ese alarde de neutralidad que no es tal, sino indiferencia, distancia, despreocupación o tal vez ignorancia.
Otro aspecto que me parece ineludible para nuestra condición de psicoanalistas es que la respuesta tanto a la pretendida neutralidad como a intervenciones que a veces se plantean tímidamente en las supervisiones, la respuesta se da en transferencia. Este enorme concepto desarrollado por Freud es el que está en la base de los problemas que podemos resolver.
Este concepto de transferencia que atraviesa toda la práctica y me animo a decir toda nuestra vida de relación, es el que nos permite hablar al analizando desde un lugar irrepetible, el de los primeros vínculos.
Ejemplo clínico: Paciente que sigo hace más de 20 años con un diagnóstico de esquizofrenia procesal. Tiene una familia, maneja tres negocios, hace deportes, tiene amigos y vida social. La pregunta que me inquietó fue: ¨Lía, ¿cómo hizo para que yo le creyera que las terribles voces que oia venían de dentro mío y no de afuera?¨.. Respuesta: ¨ Mire MM, es como si cuando usted era muy chiquito se hubiera asustado porque la pata curvada de una silla le parecía una serpiente y su mamá le hubiera dicho que no, que era la pata¨. No pude terminar la respuesta. Me dijo. ¨Ah claro Lía entonces yo la escuché como a mi mamá¨. Las voces siguen estando. El fenómeno psicótico en si no ha desaparecido, pero MM maneja racionalmente la situación y hasta les manda problemas a las voces para que los discutan entre ellas. Aclaro que la intensidad del fenómeno psicótico ha disminuido con el uso de psicofármacos.
Este es para mi un ejemplo no aislado de cómo funcionamos como psicoanalistas en situaciones tan graves como la de esta persona con adecuado diagnóstico de esquizofrenia procesal.
Para decirlo con un toque de humor “ esquizofrenias eran las de antes¨.
Algo más sobre transferencia que se remonta a nuestras discusiones en el Servicio de Psiquiatría del Policlínico de Lanús. La discusión de ese momento con la ortodoxia psicoanalítica era que la transferencia -decían los ortodoxos- solo se daba en el laboratorio creado por el aséptico consultorio del psicoanalista. La respuesta es que la transferencia como tal, es un fenómeno universal que se da en toda relación y en nuestra tarea hospitalaria la llamamos: ¨ transferencia institucional¨.
Volvamos a la neutralidad. Es equiparable a lo que solemos decir con respecto al empleo de una técnica hasta sus últimas consecuencias. ¨ La operación fue un éxito, el paciente murió¨. Relato un ejemplo de mi tiempo de candidata controlando una paciente de estructura borderline, grave con Willy Baranger: Como la paciente llegó drogada y solo pudo dormir en la sesión, al final, bajé con ella pedí un taxi, lo pagué y le di la dirección. Creí que Willy no iba a aceptar semejante heterodoxia en un control oficial. Error. Solo había que retomar el tema, analizarlo y seguir. Este fue un maestro como se puede comprobar con esta conducta. Me permito comparar esta modalidad de una rigidez en la ortodoxia con el rasgo obsesivo tan penoso que es ocuparse del orden por el orden mismo. La ortodoxia está al servicio del proceso, no al revés. Lo que cuenta es que se desarrolle un proceso psicoanalítico en el que las defensas vayan cayendo y siendo reemplazadas por elaboraciones del psiquismo total, racional y emocional.
La intervención concomitante de otras prácticas también es valida en situaciones que resulten inmanejables. Me refiero especialmente a las actividades de los hospitales de día.
La conclusión es que nos interesa particularmente el desarrollo de un proceso terapéutico no la asepsia de un consultorio psicoanalítico. Menciono que la actividad de esta estructura asistencial incluye: Psicoterapias grupales, familiares y multifamiliares, talleres de música, cocina, eutonía, terapia ocupacional, gimnasia, psicodrama, intervención de psiquiatras, entrevistas individuales con quienes hacen la experiencia y con los familiares, llamadas telefónicas.
Todo coadyuva a la efectivización de un proceso psicoanalítico en el que vemos que la función psicoanalítica, especialmente en las tareas grupales circula como pasa con la función docente en los grupos de enseñanza. Esta fue otra de mis discusiones con el maestro Baranger, hasta que me di cuenta que partíamos de conceptos distintos de la docencia. Uno el de la enseñanza bancaria tal como la criticó Paulo Freire, en la que el docente transmite conceptos al alumno como si fuera una vasija que hay que llenar, en el que existe la llamada ¨clase magistral¨. Otro al que yo adhiero de una docencia en la que el proceso de aprendizaje es compartido y circula la función de aprendizaje como circula la función psicoanalítica. Los datos teóricos están en todas partes no solo en la ´¨mente preclara¨ del docente. Esta situación es claramente experimentada por todos los que trabajamos en grupos. Es función de lo inconsciente, firme como una roca e invisible como el aire que nos rodea.
Insisto una vez esto no es ¨análisis aplicado¨ versus el oro puro del psicoanálisis freudiano. No subestimemos el alcance de la teoría ni su utilización en diversos contextos. No subestimemos la posibilidad de pensar con la ¨ sopa ¨de nuestros cerebros (Stahl’s Essencial Pichopharmacology; A cada cual su cerebro. Ansermet y Magistretti). Podemos ser enanos subidos a los hombros de gigantes, pero lo mismo podemos pensar.
Las cosas muertas pueden ser arrastradas por la corriente,
sólo algo vivo puede ir contracorriente.
G. K. Chesterton[1]
En el presente escrito nos interesa describir el trabajo terapéutico que hemos realizado durante 6 años, con un paciente al que debimos adaptar el encuadre, acorde a las características personales y culturales; asimismo, mostraremos, a través de una viñeta cínica, los cambios psíquicos que se han producido en la actualidad.
Omar es un joven médico ginecólogo sirio, que debió huir de su país hace 10 años para salvar su vida y la de su esposa, fuertemente traumatizada. Viven en Europa.
Pide ayuda terapéutica a través de las redes en condición de gratuidad, ya que en su país de residencia no lograba que le brinden asistencia.
Consulta en estado de desesperación por maltratos recibidos por ser inmigrante. En aquel momento sufría repetidas hospitalizaciones y recordaba continuamente los sucesos trágicos de la guerra, pese a lo cual su mayor obsesión era volver a Siria, su país de origen.
Decidimos aceptar el desafío tal como se nos pudiera presentar. Las primeras comunicaciones se hicieron vía mail, luego se pasó al mensaje Instantáneo. Fue trabajoso establecer horarios para los encuentros, ya que el paciente sufría crisis de angustia e irrumpía con mensajes a cualquier hora. A medida que transcurría el proceso terapéutico, se establecieron horarios pautados para una comunicación de duración predeterminada.
Actualmente es atendido 2 veces por semana en idioma inglés (WhatsApp escrito) y es supervisado 2 horas por semana. Las sesiones se siguen realizando de esta manera a pedido del paciente, seguramente debido a cuestiones culturales y religiosas árabes, con las prohibiciones que conlleva ver el rostro de una mujer y oír su voz.
La dupla analítica está disponible para dicho encuentro, aunque sin el cuerpo, la voz, ni la mirada.
Pensamos que las sesiones escritas le dan sostén y la posibilidad de releer su historia analítica dejando plasmado materialmente algo de aquello perdido.
La neurosis traumática de guerra no le da respiros. Le provoca grandes crisis de angustia y ataques de pánico gatilladas por situaciones de la vida cotidiana.
No podía dormir y se repetían sueños traumáticos. Tanto él como su esposa habían estado físicamente en medio de ataques de bombas, masacres y al acecho de francotiradores y granadas. No obstante, intentaba volver a cualquier precio, aunque la situación en Siria no mejoraba.
Siendo médico, haber huido de la guerra implicaba enfrentar una corte marcial. Por su especialidad de ginecólogo, los extremistas amenazaban cortar sus manos. En una ocasión, (a casi 2 años de terapia), compró pasajes al Líbano para cruzar a Siria ilegalmente por tierra.
Por insistencia de su analista, con las valijas hechas, un niño de 4 años y una bebita de 2 meses, resolvieron a último momento quedarse en Europa. El día del vuelo, hubo un bombardeo fatal en las inmediaciones de la frontera que debían atravesar.
La disyuntiva es: ¿Vivir en Europa como muerto o estar vivo entre los muertos en Siria?
Ha podido formar una familia con 2 hijos. Tiene un trabajo administrativo estable en sector médico y recientemente logró conseguir pasaportes europeos, pero más de una vez se siente muerto entre los vivos.
El sentimiento de culpa que le provoca estar a salvo en Europa cuando sus compatriotas no han tenido esa suerte, lo lleva a estar aislado en la ciudad donde residen, sin poder hacer amistades, ni él ni su esposa. También progresar económicamente implica una culpa imposible de soportar.
La vergüenza por no ejercer como médico lo impulsa a esconderse de otros sirios de la ciudad. No querían que sus hijos se escolarizaran ni aprendieran el idioma del lugar, queriendo criarlos como si todavía estuviesen en Siria.
Dice Freud (1923. a) que la tensión entre las exigencias de la conciencia moral y las operaciones del yo se sienten como sentimiento de culpa.
Una tía que lo había ayudado económicamente desde Siria para inscribir a su hijo como europeo, enfermó gravemente y le pidió que regresara junto a su lecho de muerte para conocer a sus hijitos. Aunque quiso, no pudo. Esta situación aumentó su sentimiento de culpa. Lo cultural en este caso, alimenta las exigencias del superyo.
Años más tarde, ante la enfermedad terminal del suegro, y un provisorio alto el fuego, resuelve volver a Siria de vacaciones con su familia para que su esposa no quede con el remordimiento que él padecía por no haber acompañado a su tía en los últimos días.
El “privilegio” de estar vivo ante sus “hermanos Siros muertos” le provoca una culpa oprimente que lo lleva a poner en riesgo su vida y la de su familia viajando a Siria donde todavía hay guerra, mostrando la necesidad inconsciente de castigo.
El viaje lo enfrentó con la realidad. La hermosa Siria de su infancia había desaparecido, ya no había lugar para la desmentida.
En el siguiente fragmento de sesión. mostraremos la mejoría del paciente con respecto a su esposa que no recibió tratamiento.
Omar: El mismo estrés en el trabajo y en nuestra familia sin saber lo que debemos hacer, si quedarnos acá o volver a Siria, y cuándo.
Analista: Una tormenta de sentimientos.
Omar: Sí. Mi esposa llegó a un punto en el que ya no puede manejar la vida aquí. Cree que tendremos una vida mejor en casa, pero no estoy seguro de qué es lo bueno que se puede hacer. Tengo miedo.
Analista: Has hecho terapia durante 6 años, ella no, aunque ambos son víctimas de la guerra, con todo lo que eso implica.
Omar: Lo sé. Ahora todos los días tenemos esa discusión.
Analista: Es muy difícil para ella, no puede reconocer el trauma que la guerra puede dejar en sus hijos.
Omar: La entiendo al 100 por ciento, especialmente porque después de todos estos años no tenemos una buena vida aquí y parece que no nos va mejor. No estamos seguros de que podamos cubrir costos con el aumento del 700 por ciento en los precios de la energía.
Analista: No tienes la vida que esperas, pero tienes electricidad y una casa cálida para los niños en invierno. Vivir en Siria ahora no es como ir por un mes de vacaciones. En donde estás, si ganas más dinero puedes tener electricidad. En Siria, incluso con dinero no puedes. Por eso me dijiste la semana pasada que querías volver después del invierno.
Omar: Ella piensa que miento cuando digo que amo a mi país o que extraño nuestra vida allí. Para ella, si lo hago, debería volver.
Analista: Tienes esta tormenta de sentimientos, y cuando hablas con ella, la tormenta continúa entre ustedes dos. Ella quiere algo y entiendes lo que quiere, pero sabes que es una elección peligrosa.
Omar: Sí, aunque lo quiero, tengo miedo. Sería un gran comienzo y ya estamos agotados sin empezar. Hoy me dijo que no irá a recibir su nuevo documento.
Analista: Tú quieres volver, pero en otras circunstancias.
Omar: Ella me dijo “si tú quieres el documento, ve a buscar el tuyo, yo no lo quiero”.
Analista: Ella está tratando de hacer que decidas irte ahora. No quiere quedarse en Europa.
Omar: Sí, pero nuestras discusiones van por mal camino, le conté sobre mi miedo a los puestos de control, ella responde como siempre que no estamos mejor que los que viven allí. Para ella, ahí tenemos nuestra casa, nuestro carro, mi clínica y tendremos una vida mejor.
Analista: ¿Y tú qué piensas?
Omar: Ayer estuvimos gritando, me puse muy triste y molesto cuando me dijo que decidí perder mis estudios y trabajo y que en ningún lado volveré a trabajar como médico aparte de Siria. Le dije que se olvide que estudié medicina y que ya no soy médico. Algo que no quiero escuchar más es que me responda: “pero me casé con un médico”. No estoy seguro de nada. Lloré solo por la noche, esta es mi herida más profunda y duele mucho cuando se toca.
Analista: ¡Debes haber estado muy triste! ¡Realmente no querías dejar tu trabajo y huir de las bombas! ¡Tanto sacrificio y ella no lo reconoce!
Omar: Se intensificó más y me dijo que ella no trabajará aquí y que es mi decisión quedarme, así que soy responsable de eso. Esta vez me dijo que quiero quedarme aquí porque soy perezoso y no estoy listo para hacer más por una vida mejor.
Analista: Debe haber sido devastador.
Omar: ¡No puede ver que su propia hermana adolescente, tuvo que enterrar cadáveres! Lo siento mucho. Pienso en lo que fue pasar los puestos de control... El episodio del taxi, cuando no nos permitían llegar a Damasco. Sé que nuestra vida aquí no es buena, pero lo intenté. No soy feliz en mi trabajo, pero me aterra perderlo. No puedo más, quiero volver a trabajar como médico, pero no me puedo permitir estar sin trabajo para hacer exámenes y capacitaciones.
Analista: Lo sé. Eres un gran trabajador que ha renunciado a sus sueños por el bien de su familia. Ella no está viendo la imagen completa. Ella está mirando la vida a través de su propio par de lentes. Mirando lo que quiere o puede mirar, evitando lo que no quiere ver.
Omar: Las noticias de Siria son muy tristes. Ataques diarios, y esta semana un edificio se derrumbó porque la mayoría de los edificios en Alepo están muy débiles ahora debido a todos los bombardeos y explosiones, 13 fallecieron.
Analista: Y tu esposa quiere volver a Alepo... ¿Qué le está pasando?
Omar: Cuando le conté la noticia, se molestó y me dijo que estoy tratando de encontrar excusas para no ir. Y que hay millones viviendo allí que no murieron.
Analista: No estás inventando. Y ya sabes cómo vive esa gente tapando los ruidos de la guerra con risas y cantos. Tienen que tapar el llanto de las viudas y los huérfanos.
Omar: Para ser honesto, ir allí rompió algo dentro de mí, todo el verdadero sentimiento de miedo volvió a la superficie. (Manda foto) Así es la noche
Analista: Oscuro. Ir allí te mostró que la guerra no terminó. Surgió el miedo
Omar: Ella solo piensa que el único problema es la electricidad, pero cree que podemos vivir con eso, como los otros allí.
Analista: O puedes morir como los otros que murieron.
Omar: Quiero ir, pero tengo miedo incluso de empezar a dar los primeros pasos
Analista: Sabes a lo que te enfrentarás. Ella está mirando una pequeña parte de la historia. Tú estás viendo el panorama completo.
Omar: Esto hace que nuestra vida sea más estresante.
Analista: Quieres decir que tu esposa te lo pone más difícil. Ella está negando lo que pasa en Siria.
Omar: Ella quiere mostrarme de todas las formas posibles que la vida es mala aquí, cuando tenemos que llevar a los niños a la escuela o traerlos y cuando hacemos la compra, me recuerda que no tenemos auto y perdemos horas de nuestro día solo por esto. Cuando deseo conseguir algo para nosotros, pero no puedo pagarlo, ella me recuerda nuestra calidad de vida aquí.
Conclusiones
El mayor obstáculo con que nos enfrentamos en este caso, es la obediencia al tiránico Superyó, ahora representado por su esposa, a través de los reproches acusatorios.
El despliegue de la “tormenta de sentimientos” sostiene y alberga las emociones ambivalentes del paciente.
Winnicott (1971- p. 14) afirma que la paradoja puede enriquecer a la persona, si es aceptada, tolerada y respetada.
La guerra, situación traumática y de crisis sustancial, nos ha interpelado, tanto al paciente como a nosotras, y nos ha impuesto revisar nuestra práctica. Hemos estudiado minuciosamente cómo implementar recursos terapéuticos que se adapten a las necesidades específicas del paciente para que pueda acceder a terapia y aliviar sus síntomas.
Nos cuestionamos cada supuesto en los que se asienta su subjetividad. Nuestro trabajo en equipo posibilita el desarrollo de la creatividad quedando plasmado por medio de la escritura y la investigación.
Bibliografía
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Landolfi, P.: (2012) “La Culpa Fraterna”. Lugar Editorial, 2012.
Winnicott, D. :(1971) “Realidad y Juego”, Gedisa Barcelona,1991.
[1] Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) fue un escritor y periodista británico convertido al catolicismo y defensor del tradicionalismo.
PSICOANÁLISIS a DISTANCIA ... "¿TRATAMIENTO IN EFFIGIE?"
Dr. D. Wiliam Perinot
Introducción
Tenemos la oportunidad de incorporar mediante la tecnología actual el tratamiento psicoanalítico a distancia, pero… la facilidad con que la tecnología cree superar la cuestión de la distancia induce un facilismo en la introducción de este recurso.
Todo recurso terapéutico, aunque parezca neutro, tiene indicaciones, contraindicaciones, efectos adversos y riesgos legales. Si careciera de efectos adversos y/o riesgos lo que se pone en duda no es su posibilidad sino su relevancia.
Creo que está claro el concepto de in effigie, pero creo que vale la pena exponer cual es el origen de este concepto que Freud plantea para su técnica.
In effigie es una expresión latina, que significa “en una imagen”. Se utilizó en la historia jurídica en el siguiente sentido: las ejecuciones, en las que el perpetrador escapaba, se llevaron a cabo simbólicamente en su retrato. Ser colgado o quemado en efigie, era una ejecución judicial, en la cual la imagen, o una muñeca del criminal ausente era colgada directamente en la horca, quemada públicamente o decapitada. Por ejemplo, el revolucionario húngaro Lajos Kossuth fue ejecutado in effigie en Pest el 22 de septiembre de 1851, ya que el imperio austriaco no pudo atraparlo. De hecho, murió recién en 1894 en el exilio italiano. Curiosamente, hay una entrada en el Archivo Biográfico Alemán, que registra la muerte de Kossuth en 1851.
I. El concepto de campo dinámico
La situación analítica hoy se define como una relación de dos personas ligadas y complementarias mientras esté durando la situación, e involucradas en un mismo proceso dinámico. Ningún miembro de esta pareja es inteligible dentro de la situación sin el otro. En este campo que se crea en el tratamiento psicoanalítico de un paciente entra en juego tanto la transferencia como la contratransferencia como instrumentos ya no, esta última como obstáculo pues como ocurrió con la transferencia en sus comienzos se incorpora al tratamiento como un instrumento técnico.
El concepto de “campo”, utilizado en particular en la psicología de la Gestalt y en la obra de Kurt Lewin. Nos parece poder aplicarse a la situación creada entre analizado y analista —por lo menos en el plano descriptivo— y sin que esto implique el intento de traducir la terminología analítica en otra.
La necesidad de introducir el concepto de campo en la descripción de la situación analítica nos parece surgir de las características estructurales de la situación analítica. Esta tiene su estructura espacial y temporal. Está orientada por líneas de fuerza y dinámicas determinadas, tiene sus leyes evolutivas propias, su finalidad general y sus finalidades momentáneas.
El concepto que los Baranger denominan campo dinámico no es sólo un nuevo nombre de un viejo concepto. Es un concepto complejo pues incluye los fenómenos transferenciales-contratransferenciales, la regla fundamental, el contrato. Este concepto es parte del proceso de desarrollo propio que tiene toda disciplina científica. En psicoanálisis este concepto es un hito que marca un antes y un después en el tratamiento psicoanalítico como lo fueron en su momento el concepto de transferencia (Freud 1912), el concepto de agieren en (Freud 1914), identificación proyectiva (Klein 1946), contratransferencia (Racker 1948 y Heimann 1950). Un antes y un después que nunca es un instante sino un proceso que incluye antecedentes y aportes de diferentes autores y son desarrollos desde los inicios y continúan en la actualidad.
II. Significación del concepto de campo
El territorio del análisis dejó de ser sólo el discurso del paciente y el analista como un observador neutro o receptor pasivo de las identificaciones proyectivas. El campo de la sesión analítica total en su complejidad es territorio del tratamiento analítico . No es la simpleza de incluir las vivencias conscientes contratransferenciales del analista 1 a 1, sino de reconocer que tanto las manifestaciones transferenciales del paciente como la contratransferencia del analista se originan en una misma fuente: una fantasía básica que, como creación del campo, tiene su raíz en lo inconsciente de cada uno de los participantes y provoca perturbaciónes en el aquí y ahora del campo del análisis.
Toda modificación del campo analítico, real o vivenciada, es naturalmente significativa de una modificación global de la relación analítica.(Made y Willy Baranger 1962)
Las perturbaciones del campo dinámico del tratamiento psicoanalítico son el objeto inmediato y específico de observación”. (Made y Willy Baranger (1962).
Toda perturbación del campo analítico real o vivenciada es naturalmente significativa de una modificación global de la relación analítica por efecto de una fuerza que, al modo como ocurre con toda alteración en un campo magnético. Alteracion del campo de analisis que es resultado de la intervención de una fuerza que proviene de los efectos una fantasía del campo intersubjetivo inconciente que subyace.
III. Algunas consideraciones aclaratorias
Estimo que queda claro que este rodeo por el tema de la teoría del campo del psicoanálisis es a los fines de fundamentar el interrogante central de mi presentación
¿Es el psicoanálisis a distancia, por fuera de una emergencia que lo autoriza, un intento de ejecución del reo in effigie?
Resulta obvio que el tratamiento psicoanalítico a distancia no es estrictamente con una imagen, ya que hay un dialogo interactivo entre las partes en vivo y directo y un encuadre-contrato de tratamiento que, aunque diferente, tambien configura un campo.
Es obvio que este nuevo encuadre produce un cambio ¿Cuál es su significación para el tratamiento psicoanalìtico?
Sabemos por otra parte que los conflictos no son solo cuestión de palabras que se exorcizan con palabras, aunque algo de eso se trata. También sabemos que la mayor parte del material significativo se actúa {agieren} y que la escena del análisis no transcurre en estilo narrativo, sino en estilo dramático donde los contenidos tienen capacidad alucinatoria de realidad y como tal se desea actuar {agierenwollen}.
El concepto de campo que introducen Madé y W. Baranger es relevante porque significa que no puede pasarse por alto. Toda perturbación del campo es un punto de urgencia que permite relacionar en el aquí ahora, el relato, la transferencia, la contratransferencia, la historia. Pero, para evitar interpretaciones simplistas, esta descripción es una síntesis muy apretada de un proceso complejo. Las alteraciones del campo y su relación con la estructura y la fantasía inconsciente, la mayor parte de las veces, por no decir siempre, inicialmente no se advierte su significación, se detectan y comprenden a posteriori, la elaboración de las mismas no ocurre de una vez, no es un continuo, ocurre por saltos. pasa por pasos intermedios e impasses, se requiere un proceso de elaboración previa antes de poder intervenir en el aquí y ahora de la sesión. En pocas ocasiones, al menos en mi experiencia, la comprensión es un ¡eureka!. que se da como una revelación súbita en el analista, ni en el paciente.
V. Algunas preguntas como invitación a la discusión
Pasar por alto las alteraciones del campo del tratamiento psicoanalítico suele ser una de las formas más frecuentes de cómo se autoriza la instalación de resistencias.
Creo que vale la pena aclarar que la falta de interferencias en el campo psicoanalítico es tambien una alteración.
¿Qué relevancia tiene para el tratamiento el cambio de encuadre que introduce el tratamiento a distancia?
¿Cuál son los riesgos del tratamiento a distancia?
¿Qué defensa facilita?
¿Altera significativamente el análisis de la transferencia-contratransferencia?
“¿Es posible liquidar a un enemigo que no esté lo bastante cerca?". (Freud 1914).
¿El tratamiento a distancia mediado una pantalla interactiva es lo suficientemente cerca?
Por fuera de una situación de emergencia que lo autoriza ¿El tratamiento a distancia mantiene su eficacia?
En suma: ¿Cuál es el déficit de un tratamiento in efigie que no podemos desconocer?
¿El Tratamiento psicoanalítico a distancia puede considerarse un tratamiento in efigie?
¿Qué podemos hacer para superar las dificultades que presenta para no perder las posibilidades que nos abre la tecnología actual?
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BIBLIOGRAFIA
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Bleger J. (1967) psicoanálisis del encuadre psicoanalítico Rev. De Psicoanálisis Vol. 20/N°2
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Freud S. (1912b), Sobre ladinámica de la Transferencia. Amorrortu Editores. Bs. As. 1976 Vol.12 pag.93-105
Freud S. (1914), Recordar, repetir y reelaborar. Amorrortu Editores. Bs. As. 1976 Vol.12 pag.145-157..
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Ferro, A. (1993). “El impasse, una teoría del campo analítico: vértices posibles de observación” Libro Anual de Psicoanálisis N°9, 53-64.
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Nunberg, H. (1951b) "Transference and Reality", Int. J. Psa., Vol. XXXII, Part 1.
INTRODUCCIÓN
Trataré de mostrar la aplicación de la teoría y la práctica clínica psicoanalítica en instituciones de Salud: Prepagas y en las Obras Sociles.
Durante los últimos lustros la práctica médica se fue proletarizando y desde hace unos años sucede lo mismo con las prestaciones en el campo de la salud mental.
Pero lo que no cambió fue las indicciones médicas o psicológicas para tratar las enfermedades que portan los asociados a las instituciones mencionadas para diagnosticarlas y generar la cura.
El psicoanálisis es rechazado como proceso psicoterapéutico por sus costos y el tiempo de duración de los mismos y por su ideología acerca de lo que es la salud mental y los criterios de curación.
Al respecto se trabajarán dos puntos específicos:
a)Las múltiples transferencias que genera dicha práctica (analista, paciente y prestadora).
b)La diferencia e integración de los conceptos de salud y enfermedad mental entre el psicoanalista y la institución que lo contrata para brindar psicoterapia a sus afiliados.
Pero también aparecen empresas de prestación psicoterapéutica, alguna de ellas con ofertas de práctica psicoanalítica que toman terapeutas y ofrecen tratamientos psicoanalíticos y se proponen también como servicios tercerizados que atienden pacientes de prepagas y Obras Sociales que los contratan.
En el desarrollo del trabajo trataré de mostrar como el Psicoanálisis Clínico puede encontrar un espacio para desarrollarse en estos espacios.
DESARROLLO
La transferencia es el espacio donde se actualiza la conflictividad de un sujeto que opera como organizador de sus formaciones sintomáticas, tanto en el orden psíquico como desencadenante de cuadros orgánicos.
En los aportes a la técnica psicoanalítica dados por Sigmund Freud (1912) en el artículo “La dinámica de la transferencia” plantea cómo trabajar la transferencia y como la misma se despliega allá donde haya un vínculo humano. Dice: “No es cierto que la transferencia surja más intensa en el psicoanálisis que fuera de él. En los sanatorios en que los pacientes no son tratados psicoanalíticamente, la transferencia muestra también máxima intensidad y adopta las formas más indignas, llevando, a veces, hasta el sometimiento más absoluto y no siendo nada difícil comprobar su matiz erótico”.
La creación de prestaciones de psiquiatría y de psicoterapia en las Obras Sociales y Empresas de Medicina Prepaga fue llevando a la inclusión como prestadores a profesionales de la salud mental con formación psicoanalítica.
Se trabajarán como se especificó en la introducción dos puntos específicos:
a)Las múltiples transferencias que genera dicha práctica (analista, paciente y prestadora).
b)La diferencia e integración de los conceptos de salud y enfermedad mental entre el psicoanalista y la institución que lo contrata para brindar psicoterapia a sus afiliados.
La práctica clínica psicoanalítica en lo que en nuestro país se desarrolla en PREPAGAS y OBRAS SOCIALES ve cuestionada en primer lugar el contrato psicoanalítico que es expresión de los postulados freudianos acerca de cuáles son los requisitos que hacen que una terapia sea considerada como un proceso de cura psicoanalítica y que marca el encuadre en la que se desarrollará la misma.
Rápidamente el no tiempo del inconciente se confronta con el tiempo de duración que estipula la institución desde criterios ideológicos sobre la salud mental y metodologías de tratamientos psíquicos hasta posiciones mercantilistas donde parten de la base que los tratamientos psicoanáliticos generan una pérdida económica para la institución.
Lo planteado genera la creación de encuadres institucionales que rápidamente se confronta con el encuadre psicoanalítico.
Dentro del encuadre aparece la fijación del honorario y la forma de pago aspecto que lo determina la institución prestataria, dicha situación a mi modo de entender coloca al analista en situaciones de transferencia y contratransferencia múltiples con el paciente y con la institución siendo la misma un tercero participante constante en las sesiones, no solo por el tema del honorario que es parte constante de las transferencias y contratransferencias de los pacientes.
La situación planteada confronta al analista con sus propios prejuicios de lo que es ser analista y cuál es su trabajo. Dicho prejuicio cesa cuando se rescata trabajando desde la formación de analista que recibió a lo largo del recorrido por el trípode de formación asumiendo en dicho proceso la convicción de lo inconsciente y su convicción de ser analista.
Entonces actúa desde su propio lugar de analista y escucha como tal sin confundirse en ocupar otros lugares médico, asistente social , enfermero o empleado proletarizado entre otros.
Escucha desde la transferencia y sus contratransferencias, desde la compulsión a la repetición como un intento elaborativo de lo traumático a ser develado y en ese momento ya no es el tiempo de duración de un tratamiento que impone una institución sino que es el psicoanálisis clínico que está operando y produce efectos entre otros la posibilidad de queel paciente pueda interrogarse sobre su propia subjetividad y no caer una y otra vez en un cuadro orgánico o un pasaje al acto en el orden psíquico.
El estar en la plantilla profesional en las instituciones citadas o en las cartillas de profesionales hace que uno esté en contacto con otros profesionales, se van generando transferencias recíprocas y los mismos derivan pacientes para tratamientos.
Con el correr del tiempo uno comienza a darse cuenta que cada uno siempre derivan pacientes con la misma conflictividad que despiertan transferencias negativas en ellos o estados de preocupación. Si hay una buena empatía se comenta esta situación con el derivante que más de una vez opera como un insihgt y el inicio de un tratamiento psicoanalítico en él mismo..
El analista en estas instituciones de salud ocupa un lugar de ser de adentro y de ser de afuera. Cuando comienza a trabajar es como vive como un inmigrante recién llegado que debe aprender los usos y costumbres del país que lo alberga pero también trae en sus alforjas su historia, su lengua y sus convicciones. Que irá transmitiendo en el intercambio con los nativos de quienes también se nutrirán. Así el psicoanálisis encontrará su lugar endichas instituciones e irá mostrando su eficacia.
Otra de las funciones que tendrá un analista en dichas instituciones es un actividad didáctica que es el enseñar para que sirve el mismo rompiendo prejuicios, sobrentendidos que se tienen sobre el mismo y la dimensión de lo inconsciente que lo constituye como saber para la práctica clínica en salud mental.
Creo entender que el trabajar en estas instituciones nos ayuda a pensar en el encudre que organiza nuestro trabajo, a cuestionarlo y volverlo más plástico y asistir fascinados interpretando un sueño en un paciente en un espacio sin diván sin el contrato de tres sesiones semanales y el paciente asociando y el inconsciente diciendo presente y generando efectos o analizando la resistencia en transferencia a condición que haya un analista presente con la claridad de su lugar y la convicción de la existencia del inconsciente.
Luego de escuchar a tres prestigiosos panelistas: Dra. María Laura Bramati (médica cirujana), Dra.Beraldo (abogada) y Dr.Alberto Cabral (psicoanalista) iniciaremos un dialogo que permita intercambiar ideas a partir de lo expuesto sobre un territorio complejo, novedoso y polemico como es el de las sexualidades actuales.
"Bion, el asombroso explorador del
profundo infinito y sin forma” de la psique”
Groststein (1997)
En el campo del psicoanálisis Bion es considerado un autor, un investigador y un pensador adelantado a su época. Sus ideas prefiguran el psicoanálisis del futuro, y estimulan una actitud nueva en el analista, promoviendo el abandono de esquemas rígidos y de clisés. La búsqueda de una disposición a instalarse “sin memoria, sin deseo y sin una búsqueda exhaustiva del hecho y la razón” en la tarea de observación clínica es una propuesta que deviene en un particular desarrollo de la intuición, la creatividad y una disposición que coloca a la mente en un “estado de descubrimiento”. Bion sostenía que cada psicoanalista debía tener la temeridad y la fortaleza de ser él mismo, y consideraba al diálogo analítico como una experiencia conflictiva porque por un lado requiere de lo que Bion llamaba la (CMN) condiciones mínimas necesarias para que él y su paciente puedan trabajar. Pero, por otro lado, es una experiencia turbulenta para ambos, porque como analistas, también provocamos sin intención una conducta primitiva.
De esta manera, Bion (1971-75) decía que era posible que una nueva idea esté flotando en el encuentro en busca de un lugar donde albergarse. Puede ser una idea propia que parece surgir de nuestro interior, o bien una idea que llega desde afuera de nosotros, más precisamente desde el paciente. Para ello se hace necesario eliminar nuestros deseos con su connotación de futuro; nuestra memoria, con su connotación de recuerdo, que opaca la emergencia de lo inesperado, de lo espontáneo; que ningún razonamiento previo puede minimizar u homogeneizar.
Bion dice que, intuición mediante desplegada, surgirá lo que llama una conjunción constante de elementos de los cuales emerja un hecho seleccionado que a su vez pueda ser interpretado, resultado de la experiencia emocional, acompañado por una profunda conexión del analista con la propia infancia.
En base a esto es necesario destacar los hechos seleccionados que van surgiendo durante el trabajo grupal y hacen presente la actualidad del pensamiento de este autor, que no quería acólitos sino seres pensantes y cuestionadores que no cesen de interrogarse. Se presentaran una serie de viñetas clínicas que ejemplificaran tanto la apreciación teórica como el trabajo clínico.
(texto de Susana Gorodokin) El psicoanálisis nace con el siglo XX es parte del mismo y contribuye a modificarlo. El descubrimiento del Inconsciente cuestiona la noción de Sujeto de la modernidad. Descubre la sexualidad como fuente de padecimiento neurótico.
El sufrimiento humano adquiere historia, sentido y singularidad.
La cura en psicoanálisis no intenta restituir un estado anterior alterado por el sufrimiento y el síntoma.
Por el contrario, intenta construir un estado nuevo que le permita descubrir su deseo y un sabe hacer diferente con el dolor y con el síntoma.
La clínica, y eso es una constante, nos interroga acerca de nuestra teoría y de nuestra práctica.
El texto Freudiano nos muestra como la clínica fue interpelando la teoría y produciendo nuevos descubrimientos. La interrupción del análisis de Dora permitió el descubrimiento de la transferencia; las “Neurosis narcisistas” o psicosis llevaron a la Introducción del Narcisismo; la Compulsión a la repetición al descubrimiento de la Pulsión de Muerte.
Nuevos dispositivos permiten acceder al análisis de niños de la psicosis, de las patologías del acto y las adicciones.
Resulta fundamental no confundir el dispositivo y su encuadre con el proceso analítico.
No hay dispositivo inmutable que funcione como garante último de la cura.
Después de Freud: Klein, Winnicott, Lacan apartaron descubrimientos fundamentales Pero ningún esquema referencial puede cargar con el peso de la verdad ante la complejidad del ser humano.
El dogmatismo en sus diferentes formas, como la búsqueda del dispositivo último que garantice la “pureza” del psicoanálisis son a mi modo de ver factores contingentes.
El sujeto contemporáneo está expuesto constantemente a la mirada de los otros. Conectado pero no siempre comunicado. La virtualidad puede estar al servicio tanto de acercarnos como de alejarnos,
Esto hace necesario hoy mas que nunca el encuentro genuino entre dos personas.
El psicoanálisis tuvo la audacia de construir desde sus comienzos una “ciencia de dialogo” a partir del poder transformador de la palabra en condiciones particulares que se formalizaran a partir de la técnica psicoanalítica.
La situación analítica constituye “Esa extraña forma de intimidad” que se despliega entre dos sujetos a partir de una asimetría estructural.
El paciente asocia libremente ante otro que escucha sin juzgar ni imprimir ningún objetivo propio sobre la vida del paciente. El analista interviene de distintos modos: interpretaciones, señalamientos, construcciones, actos o silencios. También interviene con su singularidad real y con su posición dentro del Campo transferencial – contratransferencial.
Es en el encuentro entre ambos en que se produce esa toma de conciencia que caracteriza al insight. Ese impacto transformador en el que de pronto todo adquiere una dimensión nueva.
Freud plantea distintas formulaciones sobre la cura: Hacer Conciente lo Inconciente; “cegar las lagunas mnémicas”; “Transformar la miseria neurótica en un malestar común”.
Un punto de inflexión en la teoría lo constituye el concepto de Repetición. La repetición en transferencia (retorno de lo reprimido) y El eterno retorno a lo igual.
Cuál es el momento y la oportunidad que inaugura la diferencia?
El analista en el escenario transferencial convocado a la repetición se convierte en un personaje inesperado que no concurre a la cita. Esto constituye una condición de posibilidad que habilita un cambio de sentido. La ruptura en el atrapamiento en un tiempo circular que inaugura un futuro posible.
Es Sujeto trae al análisis una historia cristalizada que puede ser desplegada en transferencia deconstruida y reformulada. Esto permite relanzar el deseo, elaborar nuevas significaciones.
Acaso es posible acceder a la verdadera historia acontecida. Se trata acaso de conocer lo que sus padres le hicieron. Lo que en realidad importa es lo que el sujeto hace con lo que hicieron con él.
Lo especifico de la cura lo constituye la capacidad del Sujeto de narrarse de otra manera con un final abierto y en constante transformación.
Que pueda descubrir su propia mirada que le permita diferenciarse de la mirada de los otros; de la mirada única que es la mirada del poder. Que pueda verse desde más de un punto de vista y descubrir la perspectiva.
Que pueda descubrir su propia voz que le permita atenuar las voces implacables del Imperativo Categórico. Descubrir la otra voz que como en el humor el Super Yo suspende la condición de amo severo y cruel y le “habla al Yo de una manera consoladora como el adulto trata a un niño”.
Que pueda construir Interlocutor Interno con quien pueda dialogar, confrontar, disentir o confiar.
El diálogo consigo mismo que también es en gran medida inconciente es un instrumento valioso en la cura analítica. Resulta importante desplegarlo en transferencia hasta hacerlo audible.
Este dialogo contendrá las marcas de una critica despiadada y cruel que convocan a la sumisión o; por el contrario, contendrá matices de benevolencia ante el reconocimiento de sus condiciones y de sus límites.
Quizás el sujeto pueda convertirse en un buen Interlocutor para si mismo.
Para concluir: Cito a Machado
“Converso con el hombre, que siempre va conmigo
quien habla solo espera, hablarle a dios un día,
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseño el secreto de la filantropía”.
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“Después de todo, la muerte es solo un síntoma de que hubo vida.”
Mario Benedetti
“Marisol, Mora se fue”. Así rezaba el mensaje que tanto temía recibir esa semana. Llegó sabiendo que llegaría, más aun así, inesperado. La muerte siempre es inesperada por más que ya esté anunciada. En ese contexto, entre pacientes, teniendo que seguir después, llegó el mensaje. “Marisol, Mora se fue”
Casi dos años antes Mora había pedido una cita por motivos muy lejos de la muerte. A sus 16 años le aquejaban problemáticas adolescentes: inseguridades propias de la edad y alguna que otra dificultad para el relacionamiento. Sin embargo, ahí ya estaba, escondido en su espalda el tan temido “bichito”. Así llamaba Mora a su tumor.
En este corto pero intenso camino como analista me he encontrado ya con muchas situaciones que rodean la muerte. Angustias de muerte, intentos de suicidio, miedo a la muerte, muerte de familiares, y hasta amenaza de muerte. Pero esta vez era distinto, esta vez la muerte nos acompañaba, estaba a la vuelta de la esquina, de la mano con una jovencita de 16 años que todavía quería vivir.
Muchas veces me han preguntado cómo hacemos los analistas para no involucrarnos tanto con las cosas que le suceden nuestros pacientes. Siempre respondo a esto con un silencio, un silencio que esconde otra pregunta ¿por qué pensaran ellos que no nos involucramos afectivamente? ¿De qué otra forma podríamos llevar adelante este trabajo? Si bien la neutralidad posible y el encuadre son bien concretos, marcando una clara asimetría y distancia profesional entre paciente y analista, considero que la intimidad que circula en un encuentro analítico es una experiencia especialmente afectiva y cercana.
El espacio analítico brinda la posibilidad de intimidad, el analista tiene el privilegio de ver desplegarse en ese espacio todos los contrastes de la persona que tiene en frente, y acompañar a esa persona a encontrarse consigo misma. Para poder andar este camino, el analista pone en juego su mente, su afecto, su mundo interno. En síntesis, se construye una experiencia emocional entre ambos.
Habiendo dicho eso, y sabiendo que el compromiso afectivo con los pacientes es grande, presento este trabajo como intento de elaboración para algo que no me han preparado en la formación analítica: la muerte de un paciente. Los pacientes no deberían de morir, mucho menos los pacientes de 16 años. Pero resulta que sí, que mueren., Y ¿qué hacemos nosotros los analistas con esta verdad tan cruda, tan dolorosa? …Escribimos trabajos. Pero antes de escribir los trabajos, tenemos que trabajar. Y ¿Cómo se trabaja con la muerte?
Dos semanas después de empezar el análisis, me anuncian la presencia del cáncer, el futuro tratamiento, la quimioterapia y las nuevas situaciones que tenía que atravesar mi paciente, y yo con ella. En el medio de la quimioterapia de mi paciente, llega una noticia para mí, yo estaba embarazada. Estábamos mi paciente y yo, entre nauseas, malestares y vómitos. Yo gestando la vida, ella gestando la muerte. Las fronteras vida/muerte muerte/vida iban moviéndose en un intercambio donde muchas veces, quien llevaba la muerte tenía mucha más vitalidad que yo.
¿Qué se hace cuando se trabaja con la muerte acompañando? Me pregunté unas líneas antes. Esta paciente me enseñó que lo que se hace, paradójicamente, es trabajar con la vida.
Cuando llegó por primera vez no entró con la muerte. Esa fue la primera vez que pensé en la idea de que la muerte había quedado esperando en la sala de espera, ya que Mora se sentó como cualquier adolescente a relatar su problemática interna. En ese encuentro me habló del colegio, de sus miedos con respecto al futuro, de sus dudas acerca de quién era ella, de la relación que tenía con su mamá. En el medio de esos relatos decía que ahora iba a haber incertidumbre ya que tenía que hacer un tratamiento para un bichito que le había aparecido:
“¿Ya sabés verdad? De la nada me apareció un bichito en la espalda. Me causa mucho dolor, pero ahora vamos a empezar el tratamiento. Nadie sabe cuánto va durar. Me dijeron que va ser difícil… Mi mamá se pone muy pesada con el tema, llora mucho. Yo le quiero decir que va estar todo bien, pero lo que realmente no quiero es que no me deje hacer las cosas del colegio, de salidas y eso… ahora que me mira como enferma”
En ese primer encuentro eso fue todo lo que dijo al respecto de la enfermedad. No habló de la muerte, habló de la vida. Y en el medio de eso, me pidió que no la mirase como enferma.
Llegaba ella con toda su vitalidad adolescente, con todas las historias de aulas, fantasías y sueños, y era en el consultorio donde tenían espacio para vivir, para desplegarse. Durante 50 minutos le dejábamos esperando a la muerte afuera. No la mencionábamos ni hablábamos de ella, ¿Por qué? No porque no fuera importante, ni porque intentábamos negar la verdad que se imponía. La dejábamos afuera porque Mora necesitaba un espacio donde pensar en la vida, pensar en el futuro, en cumplir algunos deseos, en sostener algunas fantasías. Afuera, todas eran miradas de tristeza y pena. Afuera, todo era hospitales, medicación y muerte.
Solía relatarme que no había quien no la mirase así, con la muerte alado. Ella quería ser una adolescente de 16 años, y necesitaba saber que en su análisis iba poder ser eso. Para mí, acostumbrada a enfrentar a mis pacientes con lo difícil de manera muy directa, era trabajoso dejar esperando a la muerte afuera, se colaba, por supuesto, mas Mora estaba decidida a apostar a la vida, lo que fuera que esta durara
Decidimos entonces que cuando ella entrara, dejaría a su muerte afuera, en la sala de espera. A veces bromeaba y decía al aire “nos vemos al salir”. Y así fuimos armando nuestro espacio, con la vida, con lo suyo, haciendo esperar a la muerte.
Por mi parte, fui apilando libros de psicosomática, psicoanálisis en lo oncológico, sentido simbólico del tumor, y otros textos relacionados con el tema de la enfermedad física en mi escritorio, mas nunca los leí. Mi paciente me estaba pidiendo un análisis, me estaba pidiendo que haga mi trabajo, el que se supone se hacer. Me estaba pidiendo un espacio de intimidad para ella, sin su muerte, para ella. Acá ella no podía ser “Mora, la chica que tiene cáncer”. En este espacio ella tendría que descubrir aún quien es Mora, que quiere, sus emociones, sus miedos, etc.
A medida que fue avanzando el análisis, también fue avanzando el cáncer. La muerte se iba colando a nuestros espacios, pero en mi mente se sostenía la convicción que yo tenía que trabajar con la vida, con Mora, y sabía que si yo la miraba como era mirada por el resto de las personas, este análisis no iba ser posible. Era consciente que este aferramiento a la vida era lo que sostenía a Mora a atravesar por todos los procedimientos devastadores de su enfermedad.
Así mismo avanzaba el cáncer, avanzaba mi embarazo. La panza solo fue visible hacia el final y cuando se puso el embarazo en palabras, luego de una sorpresa de su parte dijo “la muerte espera afuera, pero acá había sido entro la vida”. Si bien podría pensar en muchas interpretaciones para esta afirmación, además de pensar en lo fantástica de su asociación, sostuve la importancia de que hayamos dejado que entre la vida al espacio, para poder caminar este camino de terror que se estaba transitando. Vale decir que se estaba transitando con muchísima entereza.
La muerte por supuesto entró, y cada vez era más difícil dejarla afuera. Empezó a ocupar más espacios y terminó llegando al diván. Antes de la última internación, la vimos de cerca. ¿Cómo la afrontamos? ¿Cómo se acompaña a alguien a cruzar la frontera de la vida?
Hay una frase, que dicen es de Freud, que podría ayudar a responder las preguntas: “Si quieres poder soportar la vida, debes estar dispuesto a aceptar la muerte[1]”. Le dimos su espacio a la muerte. Esa sesión nos sentamos con ella, con la muerte, le hablamos directamente, le comentamos acerca del miedo que nos generaba, (me incluí en el discurso porque a mí también me generaba miedo. Me genera miedo), Mora le pidió un poco de tiempo y yo un poquito más. La muerte por supuesto, en toda su inclemencia, nos hizo saber que no le importaba. Ya había elegido.
Fragmento de sesión
La paciente entra con mal aspecto luego de unas semanas ausente por tratamiento.
M: No sé si me van a dejar ir a Cancún. Yo quiero estar bien, pero parece que ya no puedo más. Mi mamá no para de decirme, Mora tienes que estar bien, tienes que ser fuerte. ¿Qué tan fuerte puede ser alguien?
Yo no contesté pero pensé que ella estaba siendo más fuerte de lo que yo podría pensar que se puede ser.
M: Siento que nadie me entiende.
A: Es muy difícil sentirse comprendida entre todo este despelote. Por un lado, el mejor año de tu vida, y por otro lado la dama de negro que nos amenaza y nos llena de miedo.
M: ¿sabés de qué tengo miedo? Tengo miedo de lo que pase con mi mamá si yo no estoy. Llora. Tengo miedo de los que se van a quedar. Necesito tiempo ¿le podes decir a la señora de afuera que siga esperando?
Pensé que todos los días me gustaría hablar con la señora de afuera para pedirle más tiempo.
A: ¿por qué no le decimos que entre? A ver si le podemos decir alguna cosa. El diván es cómodo, quizás nos responda algo
Mora se rió y abrió la puerta, le hizo pasar a la muerte, y al miedo supongo. Se sentó donde me sentaría yo para analizar a un paciente de diván e hizo una teatralización imitándome a mí.
M: a ver... ¿qué te hace sentir tener que venir a molestar a una chica de 17 años? ¿No te parece que te podés ir a buscar gente más grande?
A: Mora te está diciendo que te tiene mucho miedo, y está sumamente enojada contigo porque tiene demasiadas cosas que quiere hacer todavía.
La muerte no respondió.
M: un poquito más de tiempo. Solo un poquito más. Quiero estar en mi colación. Quiero irme a Can Cun con mis amigas.
A: sabemos que tenés que hacer tu trabajo señora, nos gustaría poder disfrutar la vida un rato, justo ahora que estamos creciendo. Tenés que saber que acá vamos a hacer lo que se pueda para que sigas esperando, que Mora no va estar sola, y que no te la vas a llevar así no más.
M: Así no más jamás. Sos muy injusta. Pero por favor, Cancún y la colación (hace gestos de súplica).
A: Entonces señora ya sabes: sí, te tenemos muchísimo miedo, sí, nos generás muchísima rabia, y para tu enojo, vamos a vivir todo lo que se pueda, y no solo eso, vamos a disfrutar.
Mora me miro con lágrimas en los ojos. Yo también llore un poco.
La última vez que vi a Mora, ya en el sanatorio, la muerte estaba acostada con ella.
Ya estaba con oxígeno y con ese color amarillo, tan característico de las despedidas. La muerte estaba acostada alado de ella. Mora me miró y esbozó algo parecido a una sonrisa. Se acariciaba la panza, tal como lo hice yo, y como lo habrán hecho todas las embarazadas que están a término. Sólo que su caricia no era de ternura, sino más bien de resignación.
A: ¿le pedimos que salga a esta señora?
M: Esta vez no, no hace falta.
Asentí en silencio.
M: Me gusta tu pelo. Me dijo.
A: bueno, esperemos que a ella también le guste. Señale a su lado.
Mora me sonrió y se durmió unos segundos. Volvió a despertar y me pidió que me acerque. Me agarró las manos y se limitó a asentir. Yo también asentí.
M: gracias.
A: a vos
Me dirigí a la muerte: Si nos dejas nos podemos ver de nuevo mañana.
Mora sonrió sabiendo que no iba ser así. Yo también sabía.
Al día siguiente recibí el mensaje que abre este escrito “Marisol, Mora se fue”
En este quizás controversial y poco ortodoxo tratamiento se pusieron en juego herramientas que sostuvieron el espacio analítico entre las dos. Un espacio que no siempre se pudo dar dentro del consultorio, pero que se iba dando dentro de nuestras mentes. Como dicen algunos: el encuadre se lleva por dentro.
Creo que nadie sabe muy bien qué hacer cuando hay que trabajar con la muerte pisándonos los pasos, y reconozco que yo tampoco sabía. Tampoco sé. Lo que sí creo haber aprendido un poco a lo largo de los años es a confiar en el psicoanálisis, y con ello a confiar en los pacientes, que como dice Bion, son los mejores colegas. Yo creo que fue Mora la que aportó todas las herramientas que necesitábamos para trabajar y sostener la vida en ese período de tiempo. Sí puedo decir que yo pude tolerar la incertidumbre del futuro y la enfermedad, y ponerme a su lado para caminar. Puedo decir que deje de lado la consiga y el rótulo de Mora la enferma y me entregué, dentro de lo que pude, a la búsqueda de sí misma. Mi gran trabajo con ella fue estar disponible, el resto del trabajo difícil lo hizo ella.
La posibilidad que se abrió entre nosotras de “soñar” y jugar con personajes abrió la puerta a que podamos construir espacios en donde Mora podía encontrarse con ella en vínculo conmigo. Así mismo, al ser la angustia de muerte un elemento Beta por excelencia, en esta narrativa fuimos moliendo y procesando esos terrores, en un juego creativo y hasta divertido para nosotras. Era mucho más fácil enfrentar a una muerte “señora” que a algo sin forma y oscuro que avecina como un escalofrió.
Supongo que la muerte seguirá siendo la frontera más difícil de pensar, más difícil de atravesar y más difícil de trabajar. Esta vez, la hicimos esperar por un tiempo en la sala de espera, dejando los libros técnicos sobre el escritorio para poder armar un espacio con la vida, donde poder pensar y construir antes de la que la muerte invada.
Bibliografía
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Bion, W. (2006). Volviendo a pensar. 6ta. Edición. Buenos Aires: Ediciones Hormé.
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Ferro, A. (2001). La sesión analítica. Emociones, relatos, transformaciones. Buenos Aires: Lumen.
Ferro, A. Nicoli, L (2017). Pensamientos de un psicoanalista irreverente. Guía para analistas y pacientes curiosos. Gradiva Ediciones.
Klein, M. (1921-1945). Obras completas. Amor, culpa y reparación. Buenos Aires: Paidós.
__________ (1946-1963). Obras completas. Envidia y gratitud y otros trabajos. Buenos Aires: Paidós.
[1] No se encontró la referencia bibliográfica de dicha frase
En la actividad se presentará una síntesis y proyección brevísima de la película Heroína, basada en la novela de Emilio Rodrigué.
A continuación, las integrantes del grupo de investigación aportes de los autores argentinos al psicoanálisis desplegarán una síntesis de las ideas y los abordajes de Pichón Rivière y de E. Rodrigué.
Este comentario será acompañado por la presentación de los Dres Losso y Álvarez, quienes aportarán su testimonio acerca de sus experiencias en psicodrama, terapia familiar/grupal en medios públicos y privados.
“El mundo fue y será una porquería” (Enrique Santos Discépolo, 1934)
¿Existe alguna relación entre el apocalipsis, los muertos-vivos y las adicciones? ¿“El mundo fue y será una porquería”? ¿Hoy, en tiempos post-pandémicos e hiperinflacionarios cómo es? ¿Estamos transitando un apocalipsis? ¿Las adicciones son propias de esta época y proliferan cada vez más gracias al sistema imperante, enmarcándose dentro de los criterios del consumo y el consumismo? ¿Podemos priorizar un punto de vista que incluya lo fenomenológico y a la vez denote el mundo interno de los adictos?
Para intentar abordar las preguntas antedichas en esta presentación reflexionaré sobre conceptos de Freud y Maldavsky.
Pensamiento apocalíptico
Desde la antigüedad hasta el presente se vaticina una catástrofe universal, preconizada por profetas, místicos, filósofos, ideólogos, ecologistas, científicos y políticos. Pestes, diluvios, inundaciones, terremotos, sequías, incendios, plagas, guerras, tempestades, crisis económicas, contaminación ambiental, terrorismo y recientemente el COVID, aparecen como los argumentos para justificar que se avizora el fin de los tiempos.
Maldavsky (1991) plantea características del pensamiento apocalíptico:
- Promueve la catástrofe en un acceso de goce suicida, a través de un Intenso proceso disolutorio.
- Se sobreinviste el superyó que atormenta al yo con la segura anticipación de un castigo inminente, cierra el futuro (claudica en su función de creación de ideales), degradando al yo. El único futuro posible es la "catástrofe".
- Implica la pérdida de la representatividad comunitaria, la descomposición grupal, falta de propuestas. Se constituye un grupo cerrado al intercambio y a la diferencia. Una masa informe, violenta, fanática, carente de proyectos (cual horda de zombis).
- No se puede avizorar el optimismo ni el progreso.
- El pasado es desacreditado y el futuro condenado.
- La única opción es el caos: se vehiculiza a través de la voluptuosidad, la lujuria sin freno, la falta de límites.
- La identificación con un "jinete del apocalipsis" implica colocarse como víctima gozosa de un mal (como el COVID) que resulta transmisible ante el cual otro lo único que puede hacer es ofrendarse para propagarlo infinitamente (a la manera de un envenenamiento colectivo).
Postulados apocalípticos como “Estamos cada vez peor”, el decretar la “muerte de las ideologías”, la “caída de los ideales”, “que ya no hay códigos”, que “el malestar exclusivamente es generado por el neoliberalismo” (desmintiendo que también otros sistemas actuales de explotación generan malestar), o que “esta es la época más violenta que vive la humanidad”; evidencian una nostalgia cruel que pretende volver a donde nunca hemos estado, ilusión de un pasado que nunca fue, una envidia de la vitalidad ajena, un pesimismo destructivo.
Con respecto a la violencia podemos reflexionar: antiguamente no existía Netflix, en ese entonces la gente se dirigía a algún espacio compartido (como una plaza pública) y podía presenciar “en vivo” decapitaciones, empalamientos, ahorcamientos, sacrificios, descuartizaciones y fusilamientos (Villeneuve, 1989). Cada época y cultura tendría un tipo de violencia que la caracteriza.
Pensar lo apocalíptico permite a los analistas comprender y abordar estas expresiones que pueden llegar a favorecer el tratamiento de los pacientes (por ejemplo, adictos).
¡Muertos-vivos del mundo, uníos!
Los muertos vivos (zombis) son esas simpáticas criaturas de cuerpo hiperrealista descompuesto, con las tripas colgando, el paso aletargado, ropas andrajosas y mirada vacía, mediante el poder del número, como masa creciente, homogénea e indiferenciada, contagian y esparcen la plaga, arrasando lo vital.
Podríamos considerar a los muertos-vivos representantes de nuestra época, de lo improcesable, de contenidos no figurables, del terror sin nombre (Bion, 1962), de un intento de figurar lo traumático, de imaginar lo inimaginable, de expresar el horror de lo incomprensible (Iusim, 2008), el caos, la destrucción y el apocalipsis. Incluso pensamos que comparten todos estos rasgos con los sujetos adictos.
Adicciones. Definiciones.
Las adicciones acompañan a los seres humanos desde tiempos remotos, existen en diferentes sistemas, las encontramos en todas las etapas de la vida, su etiología es multicausal.
Actualmente se las suele denominar “consumo problemático”. Este término no explicita de forma precisa la diferenciación entre consumir, consumismo, capitalismo y adicciones. Postulamos que lo problemático no solo podría ser la forma de consumir, sino que lo problemático precede a cualquier tipo de consumo. La conducta “consumo problemático” nos demuestra y detalla algo que ya habría acontecido: la necesidad siempre es anterior al consumo.
Por lo tanto, estamos ante una problemática de la necesidad. Como consecuencia de traumas puede sobrevenir por defusión pulsional una inversión de las pulsiones de autoconservación (Freud, 1940 [1938]), mediante la cual el sujeto busca su autodestrucción. Los pacientes adictos suelen transmitir de forma verbal o no verbal, la siguiente frase: “Lo que necesito me mata”, manifestando así que lo fundamental es el alivio, no el placer.
El dolor y el displacer dejan de ser advertencias y pasan a ser una meta, se paraliza el principio de placer, y el guardián de nuestra vida anímica se narcotiza (Freud, 1924).
El estado de desvalimiento anímico o necesidad es previo a la ingesta, como otros aspectos: social, cultural, económico, religioso y político.
Desde el punto de vista psicoanalítico, la adicción remite a una intoxicación previa del paciente (endógena), por sustancias derivadas de un quimismo (pulsional) de carácter autoerótico (Moreira, 1995).
La intoxicación por la droga o sustituto, es un efecto de la estasis libidinal (Freud, 1912) que implica la imposibilidad de tramitación psíquica, no pueden ser adecuadamente tramitadas ni por la vía de las representaciones ni por la de los afectos.
Estas patologías se enlazan a una lógica que se desprende de la irrupción de un goce sin medida que tiende a una descomplejización vital. El poner término a la vida, despojados de toda subjetividad y desconectados de sus vínculos con el mundo, implica muchas veces una escalada suicida
Los trastornos alimentarios se configuran como una adicción, que encuentra en un autoerotismo tóxico su fundamento. En la anorexia el incremento del hambre posibilita la eficacia de un quimismo que tiene un efecto narcótico y euforizante, en el cual el paciente puede “dejarse morir", en su búsqueda de una nivelación letal, como expresión de la activación de un fragmento suicida.
Freud (1918 [1914]) postula la desestimación como una corriente psíquica que podría coexistir con otras, incluso adquirir hegemonía; la consideró una defensa frente a lo nuevo (además ante la castración y ante la función paterna). Lo primero nuevo en constituirse en la vida psíquica es el afecto. La defensa principal de las patologías tóxicas y traumáticas sería la desestimación del afecto (Mc Dougall, 1991; Maldavsky, 1992) que despoja de cualidades a los procesos psíquicos. Al no sentir sus propios afectos, los pacientes se sienten muertos-vivos (Iusim, 2019).
Estos sujetos se arrasan alterándose la economía pulsional, con la alternancia repetida entre la tonificación restitutiva y la desvitalización. Como si fuera posible sufrir más para sufrir menos, o sentir menos el sufrimiento (abrumándose para obtener un efecto anestésico). Mediante el dolor transformado en sopor se obtiene el beneficio de mantenerse en este borde con la muerte siempre inminente, en estas “agonías primitivas” (Winnicott, 1963), implica gozar en un estado de no-muerte, de deceso jamás consumado (Maldavsky, 1993). Es un goce autoerótico mortífero, en el que priman el dolor orgánico (frente al dolor psíquico que tiene carácter subjetivo), el aturdimiento y la entrega a la muerte.
Cuando la pulsión no encuentra ligadura se vuelve destructiva. Lo que no puede convertirse en psíquico da lugar a un excedente de energía que busca descargarse compulsivamente, los adictos privilegian como descarga al propio cuerpo.
Predomina la alteración interna por sobre la acción específica y presentan alteraciones en la conciencia primaria (Freud, 1950 [1895]), deja al individuo carente de subjetividad, con dificultades para investir, para captar el matiz afectivo, la vitalidad de los procesos pulsionales, testimonio de la relación empática madre-hijo. Falla el sentimiento de estar vivo y la convicción de la existencia propia y la de los otros. Somos concientes que estamos vivos porque sentimos, y sentimos gracias a que otro (empático, vitalizado y vitalizante) nos siente. Sentir un sentimiento implica sentirse sentido (Maldavsky, 1998).
Conclusiones abiertas como heridas
Tal cual sucede ante una situación traumática, cada vez que nos “contagiemos” del pensamiento apocalíptico de forma individual o colectiva, se reactivan y movilizan las vivencias de desamparo y los modos de tramitación psíquica (propia de cada sujeto), que a su vez puede reactivar, retroalimentar lo apocalíptico.
La figura mítica del muerto-vivo nos permite pensar lo apocalíptico y nos da herramientas para abordar desde el psicoanálisis la problemática de las adicciones.
Como hemos visto, las adicciones no son solo una forma particular de consumir, o el consumo en sí mismo. Implica mucho más que eso, y a veces ni siquiera incluye el consumo de algo (actividad, cosa, persona). Podemos deducir que más allá de lo descriptivo es fundamental indagar en el mundo interno de los sujetos. En este sentido el psicoanálisis tiene mucho para seguir aportando.
Bibliografía
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- Villeneuve, R. (1989) “El museo de los suplicios. Muerte, tortura y sadismo en la historia”. Barcelona: Martínez Roca.
- Winnicott, D.W. (1963) “Miedo al derrrumbe”. En: Exploraciones psicoanalíticas, Buenos Aires, Paidós, 1991.
Introducción
El presente trabajo surge en el marco de una investigación vigente de CECyT (2019-2022) de la UNC. En este recorrido es que se resuelve precisar la especificidad que comporta el concepto de paranoia dentro de las diversas estructuras.
Luego de una revisión bibliográfica y estudio del tema se evidencian dificultades para precisar el diagnóstico de esta entidad clínica y surge la necesidad de ahondar en el tema. En este marco, delimitamos el problema de investigación: “¿Cuál es el mecanismo que produce el desencadenamiento paranoico en las diferentes estructuras clínicas?”
Ya que en los manuales de DSM desapareció la paranoia como estructura, nos interroga el modo de manifestarse el desencadenamiento paranoico vinculado a las distintas estructuras y fenómenos clínicos.
Poder discernir estos fenómenos, desde el andamiaje teórico psicoanalítico, nos abre la puerta a un amplio espectro de posibilidades de intervención.
El estadio del espejo es la matriz de la estructura paranoica del yo, y la cadena significante, siempre abierta al malentendido, instala la sospecha sobre el sentido de las palabras del Otro que conciernen al sujeto. Así, hay una paranoia normal, exacerbada en el discurso contemporáneo, que trasciende a la paranoia clínica y que permite localizar en el corazón de la subjetividad la desconfianza relativa a las intenciones del Otro.
En el estadio de Espejo se demarca una relación dual, ¿qué ocurre en las diferentes estructuras con esta fase cuando la subjetividad trastabilla? Ocurre con el efecto paranoico o como algunos psiquiatras llamaban reacción paranoica.
El reconocimiento que realiza el niño en el espejo, señala la radical exterioridad de la imagen en la configuración de un yo que de entrada es exteroceptivo y donde el Otro funciona como espejo. Hay una fuerte diacronía en juego, pues la anticipación está presente en la fascinación por la imagen del otro, donde lo que "no puedo realizar ahora", "lo veo realizar en el otro". El bebé sonríe a la sonrisa de la madre, contemplada en la mirada, donde anida un elemento esencial de este punto de inflexión teórica: la evidencia del investimento libidinal, del que lo mira/mirarse, que conduce al júbilo del niño ante el espejo "La libido es la condición misma de la identificación simbólica" (Lacan,1936).
En este contexto altamente libidinal, es donde acontece un gesto fuertemente significado: el niño vuelve su rostro hacia la mirada de la madre que lo mira mirarse en el espejo.
El espejo es una metáfora que se revela en la transferencia analítica, en donde cuenta la imagen del otro visto como semejante con la mirada de reconocimiento que emerge sin saberlo desde su deseo inconsciente (Otro). Imaginariza bien esta peripecia estructural, "de la insuficiencia a la anticipación" y señala la impronta del a posteriori para toda operación psíquica.
La paranoia.
Sobre la concepción de la Paranoia de Lacan, encontramos que el autor considera a la misma como un estado nativo del sujeto, es decir entiende a la Paranoia en un sentido amplio, al avanzar en sus obras desarrollará a la misma en el fantasma de la neurosis y el mecanismo delirante en la psicosis paranoica.
La paranoia es una patología sin embargo Lacan dice también que la personalidad como tal es paranoide, es imposible ser alguien sin ser paranoico. (Miller, 2009)
Freud dice en 1919 que el doble es un reaseguro frente al sepultamiento del Yo, “... un enérgico mentís ante la omnipotencia de la muerte”. Imagen especular cuyo destino es la defensa ante el sentimiento de aniquilación del Yo, imagen que, aun en su carácter de “siniestro” (P. 96), conduce a un cierto grado de enlace modelando así la percepción, la cual adquiere entonces un valor identificatorio.
Estos conceptos nos llevaron a plantear un proceso paranoico en diferentes cuadros clínicos o sucesos desubjetivizantes como lo son los estados depresivos o melancólicos, las crisis de ansiedad o los llamados ataques de pánico, o situaciones traumáticas en general. Se puede tomar en consideración la idea, muy recurrente tanto en bibliografías psicoanalíticas como literarias, y otras sobre la temática del doble. Decimos esto, pues en esta etapa paranoica, la figura del doble cobra particular relevancia al estar asociada a la otra parte del yo, el yo como disociado, etapa narcisista que comprende la dificultad de la diferenciación en este mismo espacio con la madre, al decir de Sami Ali.
En el caso de la depresión hay un ámbito paranoide, manifestado por ejemplo, por el hecho de que los otros lo quieren perjudicar. Si la agresividad es muy grande por una fuerte paranoia es más difícil la terapia, transitando esta por un hilo delicado de abandono de la misma. La integración del self constituye un acto de hostilidad hacia el yo, y nuestra mirada se basa en una mirada paranoide, psique y soma no están unidos al comienzo. La desintegración se presenta como un fenómeno regresivo, y en momentos de frustración surge la defensa esquizoide. (Winnicott, 1953) La etapa paranoide es vivida como un sentimiento de persecución, por quien se siente desubjetivado.
Estos estados persecutorios condicen con lo que Lacan plantea sobre el duelo vinculándolo con la persecución. Esta última tendría la función de defensa frente a la angustia ante la idea de la muerte, de esa forma uno estaría solo frente a la angustia ante la vida, según Lacan, por temor a vivir, temor a enfrentar el propio deseo, lo que este autor llama cobardía moral. De allí que los estados persecutorios los relaciona con los duelos, luego de una etapa anterior con temores hipocondríacos, a la manera de delirios que esconden el temor frente a la muerte. Una idea de muerte que, estaría asociada a quienes han vivido alguna experiencia de muerte. Dicen que uno se convierte en adulto cuando ha sufrido alguna pérdida. En esa instancia se ha tenido que preguntar sobre la muerte sin poder albergar temores a vivir la vida. La persecución regula la relación del sujeto con la muerte, puede civilizar lo que Aries plantea como “muerte salvaje”, por lo que lo imprevisible, lo no manejable posiblemente haga que cada uno se esconda tras alguna religión o credo.(Aries, p.255) La familiaridad de todos y cada uno con la muerte, es constitutiva de la vida, en relación a una vida deseante, se obtiene a costa de haber sabido señalar lo que persigue a cada cual, de allí que la persecución, le brinda una base como algo previo a duelo y melancolía.
Lacan pone de relieve la función subjetivante del duelo: lo paranoico, las persecuciones y temores siempre están asociados a lo depresivo, a lo melancólico. Pero lo ve como angustia frente a la vida, como modo de defensa frente al duelo, al dolor.
Modificación subjetiva, lo peor es sentir que no se vivió lo suficiente. ¿Cómo se hace duelo de lo que no se ha vivido? No está lo simbólico de lo vivido, aparece como un agujero en lo real. El sacrificio gratuito en el transcurso del duelo le pone término a la persecución. Se prestó a ella y sobrevino la locura con los síntomas, se pierde la mirada, se aísla, y sacrifica gratuitamente un pequeño trozo de sí, de modo que su duelo lo vuelve deseante.
Para ir concluyendo.
Cuanta literatura se basa en este postulado, el mismo Freud no pudo sustraerse nunca de este principio. El ser humano, el homosapiens para incluir a los primates se constituyen, se desarrollan a partir de la noción del doble. Me doblo por lo que hace el otro, le copio, imito, me identifico, me constituyo en relación con el otro. Cuando esto de lo siniestro del doble como lo hablaba Freud en aquello familiar y a la vez extraño,… hummelich. De allí que el doble igual a mí pero a la vez muy diferente, la alteridad absoluta. Lo paranoico aparece como terror del doble, cuando aparece como personaje siniestro, sólo en esta cualidad del doble se convierte en persecutorio. Cuando sólo hay un lugar en este doble, entonces se convierte en uno u otro. Alguien debe ser eliminado, no hay lugar para los dos. Así es que el doble aparece por un lado como la mayor intimidad y como la alteridad absoluta por el otro. Por eso se explica que cuando se sale del espacio de intimidad con un otro significativo, cuando queda fuera del campo, fuera del entre, queda merced a lo que se llama el ataque depresivo y dentro de este lo descrito como momento o etapa paranoica. (Aris Yosifides, 2017) O sea que cae preso de un delirio persecutorio por sentir que aquello que era tan familiar, íntimo, que conformaba un nosotros que a la vez lo conectaba con el mundo social, o por lo menos sentía que pertenecía al mismo, ahora estaba fuera. Me quieren hacer daño, todos los males sobre mí, los otros o yo. El mundo de las relaciones o yo.
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Pichot, P., Aliño, JJLI y Miyar, MV (1995). DSM-IV. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Editorial Masson, SA Primera Edición. México.
Yosifides Aris, (2018). Micro ataques depresivos en la vida cotidiana. Recurrentes y solapados. Editorial Brujas.
Los objetivos de este trabajo son: 1) desarrollar un concepto presente en Fairbairn: la personalidad y la persona “real” del analista, instrumentadas psicoanalíticamente, son un factor importante que cura ó enferma (sobre todo en los borderline). 2) mostrar (Buckley, 1989) la importancia de la historia personal (principalmente inconciente) del analista en su obra. Vale decir cómo influyen la presencia, la historia familiar, personal, cultural, ideología y la sociedad circundante del analista en su trabajo.
([1]) óSímbolo extrapolado de la lógica proposicional o simbólica (Bertrand Russell), curan y enferman, configuran un schiff bidireccional en antagonismo dialéctico complementario (concepto estructural-dialectico): no existe un miembro del par antitético sin el otro. Produciendo normalidad y/o patología. Cuanto más está alterado uno de ellos, menos hace falta la alteración del otro para producirlas.
Cómo influyen la persona y la personalidad “reales”, como dicen los filósofos, que hacen a la realidad material, del analista instrumentadas psicoanalíticamente en la transferencia-contratransferencia durante la sesión y durante el proceso analítico, o sea cómo lo antes mencionado es implementado a través de la interpretación y de la experiencia emocional correctora (Alexander) en la cura analítica. En síntesis, cómo las variables persona y personalidad del analista influyen en los resultados del proceso terapéutico (El analista deseo del borderline, el borderline deseo del analista (borderline).Basili, 2006 c).
El propósito de Ronald Fairbairn fue enunciar una teoría evolutiva del Yo correlacionándola con el objeto, continuando así a Freud a partir de “Pulsiones y destinos de pulsión”. Esto lo llevó a enunciar una teoría de las relaciones objetales
distinta a la de Melanie Klein (destinada a explicar las ansiedades tempranas y sus defensas), de la que luego surgió una teoría de los afectos y una teoría estructural de la personalidad, fundamentales para entender las teorías psicoanalíticas contemporáneas en pacientes graves (entre otras las de Kohut y de Kernberg).
Fairbairn sostiene: interesa más que el objeto la cualidad del objeto, y más que ésta, la función que cumple el objeto, y por sobre todas las cosas la relación de objeto (vínculo). Esto se aplica al “objeto analista” y remite a las teorías contemporáneas del vinculo: attachmentódittachment (Bowlby, Fonagy), esenciales en el tratamiento psicoanalítico de los borderline.
Fairbairn fue doctor en filosofía en Inglaterra y en Alemania, enseñó por primera vez psicoanálisis y epistemología psicoanalítica en una Universidad, La de Edimburgo; y acorde con su formación filosófica y con su cuna empirista sostenía: -“Nada hay en la mente que no haya estado primero fuera de la mente” (Locke)… “salvo la mente misma” (Leibniz).-, jerarquizó la importancia del objeto externo “real”, material, de la relación con el mismo, de los objetos “naturales”, primero el pecho “real” y luego la madre “real”, y con el resto de los objetos del mundo exterior en la constitución del mundo interno (tabula rasa) del paciente y del analista. Esto se aplica al vínculo transferencia-contratransferencia que es lo que cura ó enferma en el proceso analítico.
Interpretamos que Fairbairn consideró, “salvo la mente misma”, como su Yo Pristino, Primordial, Originario, Original, homólogo en un todo al Yo Neurológico del “Proyecto de Freud” (Yo cúmulo neuronal, Yo particular y específica distribución de catexis). Un Yo capaz de sentir ansiedades, establecer defensas y relaciones de objeto desde el momento mismo del nacimiento (y antes). Por eso en el “Espacio Fairbairn” sostenemos que Fairbairn no fue un culturalista como dice Mitchell (Greenberg y Mitchell, 1983), sino un psicobiologista e innatista moderado que siguió a Freud, ya que Freud fue el fundador de la psicobiología (Sulloway, 1980).
Fairbairn propuso a los objetos parciales y a los transicionales (por ejemplo, el pecho, el analista) como embajadores, verdaderos organizadores del objeto total y de la relación de objeto total, que serían la meta final del proceso evolutivo: cuánto menos objetos parciales y transicionales haya más normal será este proceso, y menos complicado será el análisis de los borderline.
Se muestra la importancia teórica y técnica que actualmente tiene el modelo de las relaciones objetales de Fairbairn, en relación a la personalidad del paciente y del analista, en especial a la persona, al estilo de vida, al análisis y a la experiencia de vida del analista, que instrumentadas psicoanalíticamente favorecen el análisis de la disociación, las ansiedades de separación-abandono y de engolfamiento, de la depresión, de la agresión, de la diambivalencia, de la culpa y de la dependencia (hitos en el análisis de todos los borderline, que son fundamentalmente inconscientes).
Extrapolando a Fairbairn proponemos a la Diambivalencia como marcador de cambio intrapsíquico estructural en la sesión y en el proceso analítico, y como indicador evolutivo, pronostico y terapéutico. Con material clínico se mostrará la importancia que tiene su elaboración en el análisis del paciente borderline y del analista.
Es fundamental la personalidad del analista, y cómo éste haya elaborado su posición esquizoide (lo que los autores han denominado Conflicto Esquizoide, resignificado en otro universal: el Edipo) en su análisis, y cómo haya resuelto o no los parámetros antes enunciados (afectos que operan como resistencias, deben ser interpretados en transferencia negativa, pero también pueden operar como transferencias positivas y comunicación).
Se puntualiza la importancia metapsicológica de la teoría del campo empleada por Fairbairn (y en nuestro medio por los Baranger) en la psicogénesis y psicopatogénesis de los afectos que se generan entre el analizando y el analista, y la importancia terapéutica que tiene la personalidad y la persona del analista que determinan la interpretación (sobre todo el timing) y la actitud del analista, no solo el discurso del paciente.
Extrapolando a Fairbairn se propone conceptualizar psicoanalíticamente a la conducta como un puente de unión entre un objeto interno y la relación con el mismo y un objeto externo y la relación con el mismo que se da también en la transferencia-contratransferencia. Se muestra la utilidad del manejo de los triángulos de Malan para analizar en las actuaciones cómo el síntoma remite a las defensas y a las ansiedades, lo mismo que lo actual remite a lo transferencial, y lo transferencial a lo histórico infantil.
Se analiza con la importancia del lenguaje analógico, no solo del digital (Liberman, 1962), para hacer conciente lo inconciente en el tratamiento de los borderline.
En el material clínico se mostrará cómo intervienen a través de la personalidad del analista cada uno de los diecisiete puntos de la “Sinopsis de la obra de Fairbairn” (hecha por Fairbairn y traducida en el “Espacio Fairbairn”), y cómo está a través de la persona “real” del analista cura ó enferma durante el análisis de los borderline que puede culminar en una situación iatrogénica producida por el analista: que el analista sea el deseo del paciente borderline y que el paciente borderline sea el deseo del analista. Según los autores esto sería la causa más frecuente por la cual los borderline abandonan el tratamiento. Su prevención sería el análisis del Conflicto Esquizoide en el análisis didáctico del analista.
Se entregará a los concurrentes la ficha de los “Diecisiete puntos” de Fairbairn, y un diagrama de la “Situación Endopsíquica” (Tercera Tópica Fairbairniana) mostrando cómo el analista en distintos momentos del análisis puede ser auxiliar del Yo central, Yo antilibidinal y Yo saboteador interno, además de Objeto Ideal.
Agregamos que con la Pandemia se agravaron los cuadros Borderline preexistentes y precipitaron situaciones de falta de comunicación en el grupo familiar, la pareja y en el trabajo. La prolongada permanencia en el ámbito familiar favorece la existencia de regresiones (anaplasia), además de la perdida de los rituales cotidianos En los trabajos el cambio de reglamentos, procedimientos y objetivos, hicieron que muchos pacientes tuvieran que enfrentar cambios para los cuales no se hallaban preparados. El resultado es una vivencia de pérdida de objeto, que será elaborada en mayor o menor medida en base a la fortaleza yoica y la presencia de defensas más o menos maduras. En el caso de la prevalencia de defensas inmaduras como la proyección, escisión, y negación, se observo la presencia de aumentos de niveles de angustia, desbordando las defensas yoicas, con la subsecuente emergencia de sintomatología compatible con crisis de angustia, pánico, insomnio, y síntomas depresivos tanto en el plano afectivo, conductual y cognitivo. Las personalidades con altos niveles de dependencia, inestabilidad e inmadurez afectiva, establecen relaciones simbióticas con sus parejas, pares y familiares, o en su trabajo con altos niveles de ambivalencia, en las cuales no pueden separarse y tampoco acercarse como necesitarían para mitigar ansiedades de abandono y engolfamiento, típicas de esta patología. Los mecanismos inconscientes como la compulsión a la repetición , la transformación en lo contrario y la vuelta contra sí mismos , sumados a la situación traumática que supone la pérdida del objeto en el trabajo o la sexualidad , etc., puede motivar el retorno de conflictos pasados no suficientemente elaborados como por ejemplo la relación narcisista de objeto en el lugar de trabajo o el entorno familiar respeto las cuales la ambivalencia los sitúa, por ejemplo en el trabajo en un lugar de no poder irse renunciando o quedarse adaptándose. Las numerosas licencias psiquiátricas producidas en este periodo dan cuenta de las dificultades de adaptación de los pacientes Borderlines a los cambios que motivo la pandemia en el ámbito familiar, social y laboral.
ESCISIÓN, CURA PSICOANALÍTICA Y GRAVEDAD: “ ECO” METAPSICOLOGÍA Y CLÍNICA.
“… el yo tendrá la posibilidad de evitar la ruptura hacia cualquiera de los lados deformándose a sí mismo, consintiendo menoscabos a su unicidad y eventualmente segmentándose y partiéndose. (ver nota) Las inconsecuencias, extravagancias y locuras de los hombres aparecerían así bajo una luz semejante a la de sus perversiones sexuales; en efecto: aceptándolas, ellos se ahorran represiones…” Freud, S.(1923[1925]): Neurosis y Psicosis.
INTRODUCCIÓN.
En este trabajo breve para nuestro 60°Symposium del 80 del Aniversario de APA, puntuaré conceptos acerca de la cura psicoanalítica encuadrada, entre tantas, en dos obras: Análisis terminable e interminable (Freud, 1937) y Cura Psicoanalítica y transferencia (Marucco, 1999). Cura interminable y analítica en transferencia. La escisión me remite a una alegoría mitológica y una fundamentación metapsicológica pluralista, partiendo de la práctica psicoanalítica en pacientes con funcionamientos fronterizos y psicóticos. Es decir:
1-Eco en el mito de Narciso del poeta Ovidio, y la alusión a la escisión en su texto Metamorphosis;
2-Una puntualización metapsicológia de la escisión que dé cuenta de las confluencias en la diferencia en Freud, Klein y Green;
3-La instrumentación de una clínica diferencial, trabajando la escición, en funcionamientos fronterizos y psicóticos indistinción que conlleva un alto riesgo.
DESARROLLO:
1-Eco y Narciso en Methamorfosis de Ovidio. Alegoría de la Escición en Mitología:
En Methamorfosis, Ovidio (1964), destaca que Eco siempre estuvo encantada con su propia voz, que era hermosa. Sus hermanas ninfas la envidiaban. Poseía una elocuencia y un manejo de las palabras tan espectacular, que podía competir contra Hermes. Pero Eco erró: decidió usar este don con la diosa equivocada. Eco hacía un favor a Zeus: distraía a su esposa con conversaciones amenas, facilitando que él se escapaba con alguna de sus amantes ninfas. La diosa Hera estalló entonces en una cólera enorme al enterarse del porqué de esas conversaciones y le arrebató lo más amado por ella, lo que era su esencia, es decir su hermosa voz. Pero no la dejó muda. Estaría condenada a repetir automáticamente, las últimas palabras que escuchara. Cuando, embelesada, vio a Narciso y lo siguió sigilosamente. En silencio. Sin embargo él se dio cuenta y al ver que se escondía, le preguntó si era una mujer y mujer fue su repetición. Sola y denigrada por Narciso, evidencia ostensiblemente su metamorfosis: efecto de la escisión entre soma y alma, al tiempo del repudio a y de su amor, se materializa en ella la ruptura que sufre: sus huesos se transforman en una roca escindida de su voz.
2-Sintético recorrido psicoanalítico del concepto de escisión:
A-Freud (1927, 1936, 1940 [1938] a, 1940 [1938] b); Valls (2019): la escisión es un fracaso de la actividad sintética del pensamiento, por el cual se instalan contradicciones en él. Lo escindido funciona como si fuera proceso primario y es expresión y una de las formas de los vasallajes del yo, aquí, por el Superyó. El yo escindido desmiente la castración y también la reconoce, sintiendo angustia. Si en la desmentida alucina, el proceso resultaría una psicosis. Si desplaza el valor fálico a una prenda, zona del cuerpo, etc.: fetichismo. Si lo escindido fuese al soma o al mundo exterior estaríamos ante lo que hoy llamamos psicosomatosis y variables de la patología del acto.
B-Klein (1946) Bion, W. R. (1959) (Hinshelwood, 1989): a través del concepto de Escisión, la integridad de la psique humana fue cuestionada por la teoría de Freud del inconsciente. Sólo muy tarde discernió las formas más graves de escisión de la psique (Freud, 1938, [1940]b). En cambio, Klein tuvo que admitir la importancia de las diversas formas de escisión desde los comienzos de su trabajo con niños. Demostró que tenían una participación central en las maniobras defensivas más tempranas del yo. La experiencia del yo que de esta manera se fragmenta es una manifestación del instinto de muerte. Para Klein existen dos formas de escisión:
I- Escisión del objeto: La obra temprana de Klein se concentró en los objetos y sus devenires. Demostró que desde el comienzo, los objetos no se perciben ni se comprenden con objetividad; en verdad ocurre que se les atribuye una naturaleza buena o mala. Los niños dividen sus objetos y, de este modo, las imagos parentales son dotadas por separado, en su juego imaginativo, de cualidades e intenciones enteramente buenas y benévolas, o bien enteramente malas. El término escisión pasó a emplearse, en consecuencia, para describir la manera en que los objetos resultan separados en sus aspectos buenos y malos. Después, la introyección y proyección de la versión buena o mala del objeto pasa a desempeñar un papel importante en el desarrollo de la personalidad. La integración de estas divisiones de los objetos en una discriminación realista se convirtió para Klein en el rasgo clave del desarrollo de la niñez. La percepción cada vez más realista de los objetos es la que trae consigo, justamente, la posición depresiva. Abraharn, y después Klein con la introyección de objetos externos en el yo como aspecto regular de la percepción como tal, basaron el desarrollo del yo en su conjunto en modificaciones que resultaban de la introyección y, después, de la identificación (asimilación) de una parte del yo con objetos internos nuevos.
II-Escisión del yo: Klein enfatizó la segregación de aspectos del self temidos como malos, seguida por lo común de la invasión proyectiva de un objeto con ellos. Cierto proceso de escisión múltiple (fragmentación), da origen al miedo de aniquilación puede poseer un carácter activo, o sea, el yo puede fragmentarse o ser más pasivo y depender de la presencia o ausencia de un objeto integrador como el analista en la transferencia.
C-Green (1993; 2001): presenta este mecanismo de defensa como un proceso del yo, en defensa de su organización narcisista y diferente de la represión. El efecto diferencial de ambos recae sobre los nexos asociativos de las representaciones, quedando en la represión intactos al igual que los afectos, aunque sustituídos por otros resignificables. En la escisión dichos nexos asociativos son destruidos y deteriorados a punto de extremar el trabajo analítico que permita inferir su proveniencia. Los elementos rechazados por esta defensa de lo representado, son vividos como intrusivos y persecutorios patologizando gravemente el funcionamiento mental. La escisión separa, y al hacerlo elimina factores esenciales para el trabajo represetacinal, función central del psiquismo para Green: juicios de atribución y existencia, vínculos objetales, con el cuerpo propio hasta mayores niveles de profundidad de fractura del yo.
Navarro (2001) nos ejemplifica muy claramente la clínica de la escisión en Green (2002[2010]): "… Me sitúo en la posición de analista ( dice Green : El pensamiento clínico , Capítulo 5 ; p . 179 ) , cuando , tras haberme esforzado todo lo posible por mantener mi atención lo más libremente flotante , escucho la comunicación del analizante, simultáneamente desde una doble perspectiva . Es decir, que por una parte intento percibir la conflictividad interna que la habita y , por la otra ,la considero desde el ángulo de la dirección , implícita o explícita , hacia mí , que ella constituye " . Aclara que la conflictividad a la que se refiere no concierne a los conflictos dinámicos particulares que la interpretación permitiría despejar, sino a la que en el discurso se acerca y se aleja alternativamente con respecto a un núcleo o conjunto de núcleos significativos que intentan abrir una brecha hacia lo consciente . Se puede percibir intuitivamente estas variaciones sin que por ello se conozca la naturaleza exacta del núcleo alrededor del cual gravitan, unas veces en forma más clara que en otras. La descripción (en este caso sintética) no solo trata de mostrar la resistencia , como ocurre en inminencia de momentos transferenciales activados , sino que también se refiere : “…al estado de fondo sobre el cual aparecen los movimientos del discurso a la espera de ser escuchado…”
CURA PSICOANALÍTICA Y ESCISIÓN EN PACIENTES GRAVES
Tomaré aquí para finalizar, en el marco del arraigo Psicoanálisis Contemporáneo (Marucco, 2001; 2022) (que es Psicoanálisis, entre otras cuestiones porque pese a la gravedad el sujeto se pregunta), en mi formación permanente en APA y en mi experiencia clínica, análisis y supervisiones mediante, algunas cuestiones sobre la posición del analista y sus intervenciones ante la irrupción de diversas manifestaciones disruptivas respecto del material y producto del mecanismo de la escisión, desmentida, transferencia y encuadre mediante.
La patología del acto suele caracterizar los funcionamientos fronterizos. Los delirios y alucinaciones (que también pueden acompañar la descompensación de un fronterizo) son típicos de una psicosis de base.
Suele ocurrir que la intervención del analista ante la escisión fronteriza (a mayor escisión peor), intentando integrar los aspectos escindidos y contradictorios del sujeto (confrontación), logra un aplacamiento al menos de algunos obstáculos al devenir del análisis y por ende de la cura.
Por el contrario, en la especificidad del papel de la escisión en el funcionamiento psicótico (a mayor escisión mejor), toda expresión de la psicosis en el análisis, nos muestra que a cada intento de re/unir la parte psicótica con la no psicótica de la personalidad (Bion, 1962) se agrava e intensifica lo psicótico (delirios y alucinaciones), resistencia gravísima al análisis y a la cura, configurándose como quizá diría Marucco (2022b) “un fracaso del análisis”.
Bibliografía
Bion, W. R. (1959): Attacks on linking. En International Journal of Psychoanalysis 40, pags. 308-315.
Freud, S. (1924[1923]): Neurosis y psicosis. En A.E. Vol. XIX.
------------ (1927): Fetichismo. En A.E. Vol. XXI.
------------ (1936): Carta a Romain Rolland. (Una perturbación del recuerdo en la Acrópolis). En A.E. Vol. XXII.
------------ (1937): Análisis terminable e interminable. En A.E. XXIII.
------------ (1940[1938] a): Esquema del psicoanálisis. En A. E. XXIII.
------------ (1940[1938] b): La escisión del yo en el proceso defensivo. En A.E. XXIII.
Green, A. (1993): El trabajo de lo negativo. Amorrortu editores.
Green, A (2001): De locuras privadas. Amorrortu editores.
Green, A. (2002 [2010]: El pensamiento clínico. Amorrortu editores.
Hinshelwood, R. D. (1989): Diccionario del pensamiento kleiniano. Amorrortu editores.
Klein, M. (1946) Notes on some schizoid mechanisms. En The Writings of Melanie Klein, vol. 3, págs. 1-24.
Marucco, N. (1999): Cura analítica y transferencia. De la represión a la desmentida. Amorrortu editores.
------------ (2001): Perspectivas teórico clínicas en el psicoanálisis contemporáneo. De la sexualidad a la identificación. En Actualidad Psicológica número 287, junio de 2001: Eficacia terapéutica del psicoanálisis.
------------ (2022a): Clase Magistral. Los puntos críticos en el psicoanálisis contemporáneo. La pulsión y la contratransferencia. 22/06/2022. https://www.fepal.org/es/eventos-single/los-puntos-criticos-en-el-psicoanalisis-contemporaneo/
-(2022b): Presentación de Supervisión Clínica en Instituto, 27/09/2022.
Navarro, J.B. (2016): Diccionario conceptual André Green. Psicoanálisis contemporáneo. Lugar Editorial.
Ovidio, P. N. (1964): Metamorfosis. A. Ruiz de Elvira (ed. y trad.). Barcelona: Alma mater.
Valls, J.L. (2019): Diccionario freudiano. Librería Mayo. Madrid. España.
Out Art es una revista internacional, digital dedicada a las artes y cultura contemporánea desde un punto de vista psicoanalítico, donde se articula el psicoanálisis y el arte que acontece en distintos lugares del mundo. Realizada y financiado por el claustro de analistas en formación, donde participan también y conjuntamente miembros de la institución. El título convocante del año es En el nombre de Thánatos. Se dialogará con autores y artistas en la presentación.
Cuando se creó este grupo de investigación sobre "Psicoanálisis y Justicia ", nos vimos necesitados al estudio de lo llamado "Psicoanálisis Aplicado", es decir, al diálogo del Psicoanálisis con otras disciplinas.
En muchas ocasiones se ha solicitado nuestra intervención para que, por medio de nuestros conocimientos, se pueda ayudar a entender y resolver problemas relaciónales o vinculares.
Hemos observado que la realización de la Justicia no puede consistir en la mera aplicación de una norma de alcance universal. El papel que tiene la intervención del juez, es pensar en la singularidad del caso. En este aspecto el acto de impartir justicia, posee particularidades que revelan semejanzas con el acto de interpretar propio del psicoanalista, en el contexto de una cura analítica.
Por tanto, pensamos que el quehacer interdisciplinario posibilita y favorece el encuentro entre diferentes campos de conocimiento aplicados a las problemáticas que la realidad actual nos plantea, sin perder la especificidad de cada uno, complementando e integrando sus cuerpos teóricos y su accionar práctico.
Esta situación se hace presente en nuestros consultorios cuando la demanda viene atravesada con conflictos o dificultades con la ley, son casos que presentan severas problemáticas desde el punto de vista psicológico, vincular y legal.
El abordaje psicoanalítico ve limitada su intervención cuando nos encontramos con consultas generadas por estructuras psicopáticas. Tomando las descripciones que Freud hace de las personalidades que delinquen, nos encontramos con sujetos que no han desarrollado inhibiciones morales o creen justificada su conducta con un remarcado debilitamiento del súper yo, o bien con una estructura yoica incapaz de preservar los impulsos agresivos y tendencias sádicas, mediante los mecanismos de defensa.
Pero la clínica da lugar al encuentro con consultantes con acceso al reconocimiento de sus conductas, y con capacidad de un proceso de introspección, personas a las cuales se puede acceder desde un abordaje de orientación psicoanalítica.
Somos conscientes que al abordar estos temas nos introducimos en un campo difícil y poco explorado, que crea ciertas resistencias de ambos lados, ya que los vínculos entre el Derecho y la Psiquiatría han sido frecuentes no así los del Derecho y Psicoanálisis.
A pesar de esto cada vez más abogados o jueces piden de nuestra intervención y o asesoramiento para decidir sobre realidades que en la mayoría de las veces sobrepasan los criterios jurídicos, cuando hay niños o adolescentes en riesgo de derrumbe psíquico, porque la violencia familiar o social se les impone.
La intervención de los juristas posibilita entender y atender los aspectos de la realidad, y la de los psicoanalistas los conflictos vinculares, individuales y sociales en sus expresiones conscientes e inconscientes, integrando en una síntesis superadora los conocimientos del psicoanálisis y el derecho, a fin de que las intervenciones de cada una de las partes puedan constituirse en un acto terapéutico.
Acordamos con el Lic. Luis Camargo cuando dice “El campo psicojurídico es el entrecruzamiento de esos discursos entendiendo por discurso al lenguaje de acción, permitiendo pensar al derecho, a las teorías producidas acerca de él, y las prácticas referidas a la subjetividad que se le anexan en el ámbito jurídico, como un lenguaje en operación” ( Camaro L. 2005)
Viñeta Clinica
Carla tiene 35 años es abogada, y esta acusada de "asociacion ilicita" de un delito economico. El estudio de abogados donde trabajaba, inventaba accidentes que no existian, y los cobraban. Les pagaban a personas humildes para que hicieran las denuncias. Ella actuaba como abogada del estudio en las audiencias. Por esta razón tiene prisión domiciliaria, al mes de su bebe queda presa en su domicilio,convive con su pareja de 35 años Ingeniero en informatica.
En la primera entrevista sostiene que nunca pensó que iba a necesitar terapia, pero está muy angustiada. Iniciado el tratamiento mostraba mucho enojo por la imputacón que le habian hecho, porque no asumía ninguna responsabilidad.
A medida que fue avanzando el tratamiento, se fue trabajando la desmentida que hacia sobre su responsabilidad en la asociación ilicita,paulatinamente fue asumiéndola, ya que ella fue participe de esta estafa. En la evolución del proceso terapeutico, fueron apareciendo angustias por distintas situaciones por el encierro, dificultades de pareja y vínculos con el bebé. En estos momentos el niño se esta separando de ella situación que la angustia , porque de algún modo la acompañaba en su encierro. Se trabajo con su abogado para presentar al juzgado permiso para que pudiera salir con su bebé, pero el juez no lo aprobó, diciendo que el informe tenía que presentarlo la terapueta del niño, solicitud imposible de cumplir porque por su edad su hijo no estaba en terapia.
Bibliografía
Benseñor. C y otros (2009) “Abordaje interdisciplinario de la violencia familiar: Divorcios controvertidos- Desde el campo psicoanalítico y Jurídico” Presentado Congreso de Lima
Benseñor C y otros (2014) Diálogos entre el Psicoanálisis y derecho: Ficción-realidad Congreso Fepal 2014
Benseñor C y Irungaray E ( 2019) “Desafíos de la revinculación en los divorcios controvertidos y en el abuso sexual infantil” Symposium APA
Camaro,L Encrucijadas del Campo Psicojuridico. Editorial Letra Viva. Bs.As. 2005
Freud, S (1906) La indagatoria Forense y el psicoanálisis O.C. IX pág. 84
Freud, S (1905) “Tres ensayos de Teoría Sexual”, Buenos Aires, Edit. Amorrortus, Vol. VII, año 1982
Freud, S (1919) “Pegan a un niño”, Buenos Aires, Amorrortus Editores, Volumen XVII1982
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Gardner, R (1985) “ Recent trenes in divorce and custody lifigation” The Academy Forum,29 (2) 3-7.New York, The Psychoanalysis
Legendre, Kelsen, Mari y otros(1987) Derecho y psicoanalisis, Edit Hachette Buenos aires
Milmaniene, J.E (1994) “Daño Psíquico”, Sobre Daños Ed. Hammurabi. Buenos Aires
Los miembros de Formación Permanente dialogarán sobre los temas trabajados durante el año a través de un hecho que aconteció durante la ceremonia de la entrega de los últimos Premios Oscar y que conmovió a la audiencia.
En este caso se trata de la escena protagonizada por el actor nominado Will Smith y el anfitrion del evento, Chris Rock, a través de cuya microscopía intentaremos pensar qué sucede en la escena dentro y fuera de la escena. ¿Cómo se acomoda el anfitrión frente a esta situacion? ¿Qué pasa con el público que se sigue riendo hasta comprender la situación real? ¿Como se construye esa folie a trois que termina con un último momento de supuesta recapacitación?
Repetición, acting, pasaje al acto y acto analítico y las diferentes estructuras clínicas fueron los temas tratados a lo largo del año 2022, los que serán abordados en esta mesa en diálogo.
En este intercambio contaremos con la presencia de la Lic. Laura Katz, ex integrante de la Comisión de Comunidad y Cultura de la FePAL, con la Lic. Laura Orsi, integrante de la subcmisión de Social Media de la IPA (Psicoanálisis en Extensión) y con el Dr. Gustavo Finvarb, psiquiatra y miembro también de la APA (Integrante en representación de la APA del Consejo Consultivo Honorario de la Ley Nacional Salud Mental en el Ministerio de Salud de la Nación), el Lic. Juan Pinetta, miembro de la APA (Coordinador de la Comisión de Enlace Legislativo de la APA) y Humberto Persano (miembro de la APA y APSA y además ex Dir. de Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires). También se contará con la presencia de la Pte. electa de IPSO, Érika Lepiavka (SPM-México).
El libro está compuesto por 8 capitulos cada uno de ellos dedicado a un pionero de la institución (Marie Langer, Arminda Aberastury, Rebeca Álvarez de Toledo, Ángel Garma, Henrich Racker, Enrique Pichon Rivière, Arnaldo Rascovsky y Celes Cárcamo) y realizados por grupos de trabajo de Analistas en Formación.
Si bien, cada capítulo tiene el estilo y particularidad de cada grupo de trabajo, hay dos dimensiones que atraviesan cada uno de ellos y que hacen al libro: el trayecto que hizo el pionero como Analista en Formación (su análisis, sus supervisiones, los trabajos presentados para convertirse en miembros de la institución, etc.) y los desarrollos teóricos más destacados.
El libro, en este sentido, no solo es un homenaje; sino que además está dirigido a que el lector pueda tener un acercamiento a los conceptos desarrollados por los pioneros además de conocer los aspectos biográficos.
En esta actividad de Secretaría Científica se dialogará con el actual presidente de la Federación Europea de Psicoanálisis, Heribert Blass (DPV-Alemania, Presidente de la Federación Europea de Psicoanálisis). Gabriela Goldstein, presidente de la APA, iniciará el diálogo.
PRESENTACIÓN DEL NÚMERO 38 DE LA REVISTA MOCIÓN.
1. Trabajos de Analistas en Formación
Comentarios de los autores.
2. Diálogos con:
Alberto Cabral
Silvina Chemen
Karina Galperín
Santiago Kovadloff
Andrés Rascovsky
Jaime Szpilka
Javier Trímboli
3. Reseña de la actividad del claustro, de sus secretarías y enlaces,
4. Análisis de Encuesta realizada a los analistas en formaciín sobre el Malestar.
El presente Trabajo tiene como objetivo, exponer un método psicoanalítico de investigación sistemática del discurso, creado por David Maldavsky, denominado Algoritmo David Liberman (ADL,1999). Dicho método es de utilidad para el estudio en la clínica, de los procesos psicoterapeúticos desde una perspectiva psicoanalítica, así como para el estudio de las manifestaciones culturales-sociales de distinta índole.
El autor parte de las propuestas de David Liberman (1970) asociando estilos comunicacionales a la teoría freudiana del desarrollo psicosexual. Dichos conceptos constituyen la base este método de análisis del discurso, de tal modo que hace posible un nexo fluido entre las hipótesis teóricas psicoanalíticas con las manifestaciones discursivas. Maldavsky subraya que Liberman fue uno de los pioneros en evidenciar la brecha que existía entre las descripciones de los hechos clínicos y las hipótesis más abstractas teóricas, para lo cual propuso desarrollar “hipótesis intermedias”, que permitieran vincular conceptos psicoanalíticos con las manifestaciones discursivas de un paciente, terapeuta, etc.
Maldavsky, (1997) avanza en esta dirección planteada por quien fuera su maestro y basándose en Freud, entiende al preconsciente como un tejido de procesos expresivos enlazados entre sí, según una lógica interna, de donde derivan por ejemplo clases de verbos, sustantivos, adjetivos, procesos retóricos, concepciones del tiempo y el espacio. Tales clases de elementos, que se articulan según criterios internos, se contraponen a otros, y pueden ser distintivos de las diferentes estructuras clínicas. Liberman planteaba a los “Estilos Comunicacionales” como hipótesis puente y decía que si bien todos somos un “manojo de estilos” en cada sujeto prevalecerá un estilo y habrá otro secundario. Maldavsky en lugar de estilos se refiere a los lenguajes del erotismo, (Freud 1913, 1925).
Ahora bien, el propone la definición de algoritmo como “un conjunto de instrucciones que tienen un carácter acotado y ordenado, que lleva a realizar una secuencia de pasos para resolver un problema” (Maldavsky, 2013), entendiendo al problema como aquello que deseamos investigar.
El Algoritmo David Liberman, desde el punto de vista metodológico, es hipotético-deductivo, dado que parte de teorías preexistentes, destacando además que Influyeron también, algunos desarrollos en lingüística, sociología, filosofía, comunicación.
El método se fundamenta en los conceptos freudianos básicos: pulsión y defensa, como destino de la pulsión. Maldavsky realiza la operacionalización de ambos conceptos, que implica investigar el preconciente como término intermediario entre esas variables y las manifestaciones discursivas.
El creador del ADL, establece un repertorio de siete erogeneidades, seis son las citadas por Freud (1933): Oral Primaria (O1); Sádico Oral Secundaria (O2); Sádico Anal Primaria (A1); Sádico Anal Secundaria (A2); Fálico Uretral (FU) y Fálico Genital (FG) y una séptima que es la Libido Intrasomática.
Maldavsky propuso y profundizó dicho concepto tomando como base el planteo de Freud cuando describe que posterior al nacimiento, sobreviene una investidura narcisista de los órganos, el corazón y los pulmones, los cuáles advienen como el primer objeto libidinal (Freud, 1926).
En lo correspondiente a las defensas, el autor parte del supuesto válido de que que estas pueden ser consideradas como destinos o vicisitudes de las pulsiones (y consiguientemente de los deseos) en la vida psíquica. (Freud, 1915 ).
Para Maldavsky cada uno de los deseos se combina con un grupo restringido de defensas patológicas, en torno a la represión, la represión + rasgos caracterológicos, la desmentida y la desestimación. Además, plantea que los deseos se combinan con defensas funcionales, como inhibición, la defensa acorde a fines, la creatividad y la sublimación.
Combinaciones entre deseos y defensas centrales. (Maldavsky, D. Tabla 1.4) Fuente. Manual, Algoritmo David Liberman. Maldavsky, D. (pag 37)
(se comparte la tabla en Power Point)
Propone que para localizar los deseos, las defensas y sus estados, en el discurso de cualquier índole, existen diversos niveles de análisis con sus propios instrumentos que permiten aportar una radiografía de la realidad psíquica más profunda enmarcada en la expresión verbal o para-verbal.
Citamos a continuación los niveles de análisis del ADL: Relatos (ADL-R), Actos de Habla (ADL-AH) y Palabras (ADL-P).
La articulación de los resultados de los estudios en estos tres niveles resulta enriquecedora y aporta complejidad y refinamiento a la investigación del lenguaje.
Centrándonos en el método ADL, al permitir estudiar los deseos a partir de tres niveles del lenguaje: palabra, frase y relato, se presentan para ello diferentes instrumentos empleados para investigar cada uno de estos tres niveles:
1) Las redes de palabras implican el estudio de una trama de ellas, fundamentalmente verbos, sustantivos, adjetivos, adverbios y preposiciones. Dicho entramado ha permitido el desarrollo de un diccionario sistematizado en un programa computacional .Las palabras se han agrupado tomando en cuenta su valor semántico, o sea su significación desde la perspectiva erógena, de manera de formar una red en conjuntos articulados a fin de acotar su significación. Este programa permite realizar una interpretación de acuerdo a un criterio estadístico.
2)En cuanto a las estructuras-frase o actos del habla tienen un menor grado de sistematización, se cuenta con un inventario empírico para el cual se han armado dos grillas para el análisis de las frases, una para los componentes verbales y otra para los para-verbales. Aquí se puede realizar una interpretación de acuerdo a un criterio estadístico o bien desde un criterio lógico.
3) En relación a los relatos, las secuencias narrativas se despliegan en una sucesión de momentos prototípicos que se estudian con una grilla. El relato está compuesto por cinco escenas canónicas, universales, que tienen rasgos específicos para cada erogeneidad.
Existen además otros instrumentos derivados del ADL como el ADL- M, ADL – CP Grilla para componentes de actos para verbales (tono, timbre, ritmo, etc.) Grilla para el análisis de los componentes motrices, ADL – SV (signos visuales) Grilla para el análisis de dibujos y las técnicas proyectivas graficas, como el HTP o Persona bajo la lluvia, la reformulación interpretativa de test verbales proyectivos como el Cuestionario Desiderativo, el Test de Relaciones Objetales (TRO), por nombrar algunos.
Su método, además de tener validez teórica por basarse en los conceptos freudianos, ha sido avalado a través de los exámenes de confiabilidad pertinentes, ya que ha sido sometido a pruebas de validez empírica, de validez concurrente y de confiabilidad inter-jueces (Maldavsky et al., 2003).
Toda la vida académica y científica desarrollada por el Dr. David Maldavsky por unos más de 50 años ha sido extremadamente productiva, siempre acompañada por una transmisión de un saber creativo, llevado con humildad y generosidad.
David Maldavsky, sin lugar a dudas fue un ser humano excepcional, nos entregó un legado a quienes tuvimos el privilegio de enriquecernos en los intercambios personales. Desde el Espacio David Maldavsky (dirigido por su amigo de toda una vida, el Dr Osvaldo Bodni,) asumimos el compromiso de la divulgación de su obra magistral, y de allí nace nuestra inquietud de compartir con todos uds, uno de sus aportes más preciados: el ADL, para los psicoanalistas que tenemos el deseo de investigar en forma sistemática, rigurosa. Es nuestro deseo seguir llevando adelante esta tarea de divulgación.
BIBLIOGRAFIA
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Nuestro objetivo al presentar este trabajo es mostrar algunas de las ideas de la obra de David Maldavsky.
Maldavsky considera que el discurso del paciente en la sesión constituye para el psicoanalista el modo de abordar el inconciente como objeto de estudio. Los sueños, recuerdos, lapsus, etc. de un paciente arrojan datos sobre un gran número de ellos. La pregunta sería, ¿cómo es posible este pasaje de lo singular a lo general?
Basándose en la propuesta freudiana de considerar las manifestaciones (clínicas o no) como expresión de una erogeneidad determinada y el modo en que las defensas modifican estas manifestaciones, se propone comprobar cómo las palabras, frases y relatos son expresión de una trama erógena y defensiva compleja y de sus modificaciones.
Contamos con tres niveles de análisis: lo universal (las manifestaciones son expresiones de la erogeneidad y la defensa), lo general (determinada manifestación es expresión de cierta erogeneidad y/o de una defensa específica), lo particular (el discurso de un paciente expresa una trama de erogeneidades y defensas.
El primer nivel corresponde a las hipótesis psicoanalíticas que sustentan la teoría, el segundo a la psicopatología y el tercero al estudio de un caso.
Estos tres niveles se articulan de manera más o menos compleja y desde esta perspectiva es posible rescatar el valor de un hallazgo clínico particular al insertarlo en un marco amplio.
En cuanto al inventario de las erogeneidades, Maldavsky propone las seis indicadas por Freud: oral primaria, oral secundaria, anal primaria, anal secundaria, fálico uretral y fálico genital, a las que él agrega libido intrasomática, referida a la investidura erógena de los órganos internos.
Refiere al planteo de Freud en cuanto a que después del nacimiento sobreviene una investidura narcisista de órganos, el corazón y los pulmones, los cuales advienen como el primer objeto libidinal (Freud, 1926)
Nos detendremos en esta última erogeneidad, en la medida que las anteriores son más conocidas por todos nosotros, y las derivaciones que propone Maldavsky con respecto a la libido intrasomática, tiene una gran relevancia en ciertas patologías, como las adicciones, epilepsias, afecciones psicosomáticas.
Maldavsky considera que, para dar cuenta de los procesos patógenos ligados a la fijación y regresión en los estados tóxicos, es necesario considerar la estructura y las funciones del yo real primitivo.
A este primer yo le atribuye la capacidad de orientarse entre un adentro y un afuera y tendría la capacidad de todo organismo vivo de alejarse de la fuente de dolor.
Este Yo real primitivo se atiene al mecanismo de alteración interna, que debería ser sustituido por la acción específica.
Volviendo a las erogeneidades, Maldavsky establece correlaciones sistemáticas entre erogeneidades y manifestaciones, para cuyo fin considera: las redes de palabras, las estructuras frase y las secuencias narrativas, entre otras. Los interrogantes que guían el enfoque de las manifestaciones son dos: 1) cuáles son las erogeneidades expresadas en el discurso, y 2) cuáles las defensas en juego. Maldavsky entiende las defensas tal como indicó Freud, como destino de pulsión. Buscar cita de Freud.
El nombre del método ADL creado por Maldavsky, es un homenaje a David Liberman, su maestro. Liberman, investigó fundamentalmente en el área clínica intentando hallar criterios diferenciales para distinguir entre las estructuras clínicas a partir de los recursos expresivos de cada paciente. Elaboró el concepto de estilos para dar cuenta de las diferentes modalidades expresivas. Sostuvo que cada paciente puede ser considerado como un “manojo de estilos” más o menos estereotipados y también afirmó que su evolución durante el tratamiento se evidencia por la forma en que se amplían y complejizan dichos recursos
David Maldavsky lo acompaño en el desarrollo de algunas de sus obras y continuó luego profundizando los estudios acerca del lenguaje y la subjetividad Plantea el concepto de lenguajes del erotismo en lugar del de estilos.
Cada lenguaje puede ser estudiado desde una cierta perspectiva, preguntándose por el modo en que se expresa cada erogeneidad, o mejor dicho cada erogeneidad se expresa en un lenguaje que a su vez da testimonio de la defensa.
En este sentido y de modo muy simplificado podemos decir que en un lenguaje literario, por ejemplo el de Borges, o muchos otros autores, utilizan un lenguaje, digamos en este caso oral primario; tales como: verdad abstracta, laberinto, desierto, etc, y también encontrar que un paciente esquizofrénico, utiliza estas mismas palabras, pero la singularidad, está dada por el uso de las defensas que utiliza uno u otro, mientras en Borges es la Sublimación, en el paciente esquizofrénico es la Desestimación de la realidad y de la instancia paterna. Lo mismo podríamos estudiar cualquier otra obra literaria y autor, adjudicándoles un lenguaje que, en el terreno de la psicopatología, correspondería al estudio de un caso.
De ahí que esta imbricación entre lenguajes del erotismo y defensas sea tan central, porque solo el estudio de la defensa posibilita inferir la vigencia de procesos patógenos.
Entre las defensas considera las dominantes: represión, desmentida, desestimación de la realidad y de la instancia paterna y desestimación de los afectos. Todas ellas pueden ser normales o patógenas, en cuyo caso serían determinantes de ciertas estructuras clínicas.
Entre las defensas centrales es posible incluir las funcionales, que permiten el enriquecimiento psíquico e implican grados mayores o menores de conciliación entre los sectores en pugna y las defensas patológicas que conducen a un empobrecimiento psíquico e implican soluciones más drásticas ante los sectores en pugna. Entre las funcionales es posible distinguir cuatro centrales 1. acorde a fines, 2. inhibición,3. Creatividad y 4. Sublimación.
Maldavsky toma de Freud el complejo concepto de corrientes psíquicas, al que alude en el Hombre de los lobos, donde realiza observaciones muy detalladas, llegando a sostener la existencia de varias corrientes psíquicas todas relacionadas a las vicisitudes entre un deseo y el complejo de castración.
Da cuenta entonces de tres posibilidades: la aceptación de la castración, el rechazo de la misma y en la tercera corriente aparece el concepto de desestimación.
Dichas defensas remiten a las tres corrientes psíquicas que coexistían en el paciente, a sabiendas de que alguna de ellas tendría cierto grado de predominio sobre las otras. Maldavsky, desarrolla especialmente el concepto de desestimación del afecto, como defensa patógena vinculada a una predominancia de la Libido Intrasomática. Nos recuerda que Freud (1918) plantea la desestimación del afecto como una defensa ante lo nuevo, y este enfoque lo aúna a otro planteo freudiano (1895); donde afirmó que el afecto está constituido descriptivamente por 3 elementos, descarga, percepción de la descarga y matiz afectivo. (Freud 1926 Inhibición, síntoma y angustia).El afecto aparece entonces como conciencia de la propia vitalidad pulsional y simultáneamente de la vitalidad de los interlocutores primordiales.
Si el matiz afectivo no se constituye o no persiste, resulta amenazado el desarrollo de la subjetividad
El afecto es lo primero nuevo en constituirse en la vida psíquica. La primera cualidad que surge de un mundo puramente cuantitativo, de allí que la desestimación puede recaer también sobre el afecto.
Consideró mantener la denominación de corrientes psíquicas empleada por Freud, que permite dar un lugar a múltiples componentes psíquicos y matices en un conjunto complejo y heterogéneo.
Se trata de un intercambio, dialogo , debate que con distintos temas y autores llevamos adelante desde hace una década.
Del Nombre-del-Padre a la Estabilización, en el tratamiento de la Psicosis.
Coordinador: Yosifides, Miguel Aris
Aguirre, Laura Jesica y Agüero, Marilin Elizabeth.
Abstract
El presente trabajo se enmarca en un estudio Exploratorio Cualitativo Clásico de tesis de grado “El Sujeto Psicótico con Paranoia que Realiza Pasaje al Acto. Una Aproximación desde la Teoría Lacaniana.” Como integrantes de Se. C.y T. (Facultad de Psicología, UNC 2022). Tiene como objetivo indagar sobre la incidencia del Nombre-del-Padre, en el tratamiento de la psicosis. Se delimitaron las nociones de Psicosis, Forclusión-del-Nombre del Padre y Estabilización, tomando como principales referencias a Lacan Miller, Soler y otros autores de psicoanálisis. Se articuló lo teórico del uso de suplencias del Nombre-del-Padre para la Estabilización del sujeto psicótico. Se concluyó que, en la clínica, se puede lograr la estabilización de la psicosis utilizando como herramientas la suplencia del Nombre-del-Padre.
La Psicosis y el Nombre-del-Padre
Cuando Lacan aborda el psiquismo del sujeto psicótico lo hace a partir del mecanismo de la forclusión, ya introducido por Freud, como Verwerfung. Principalmente, “...la forclusión se produce porque en el registro de lo simbólico no se ha inscrito el significante del Nombre-del-Padre, quedando este rechazado y expulsado de lo simbólico por lo cual permanece en lo real y es en lo real donde retorna y reaparece.” (Urriolagoitia, G. 2012, p.2).
Esta tesis es enunciada por Lacan con todas sus letras en su texto “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”(1958). “Es la falta del Nombre-del-Padre en ese lugar que, por el agujero que abre en el significado, inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario, hasta que se alcance el nivel en que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante.” (P.552).
De este modo podemos decir, de la forclusión del Nombre-del-padre resulta un proceso que comienza con un cataclismo imaginario, caracterizado por la inviabilidad de la relación con el otro imaginario. En segundo lugar , se pondrá en marcha la disociación y la fragmentación de todo el aparato significante, además de la movilización del significante y la descomposición del discurso interno. Finalmente, posteriormente al encuentro con el significante inabordable, por falta de la metáfora paterna, el sujeto intentará reconstruirlo, y esto mediante la metáfora delirante; como se ve en el caso Schreber a través de todo el despliegue de sus delirios.
¿Cuál es la importancia del Nombre-del-Padre como significante en la psicosis? “El Nombre-del-Padre como significante obedece a la ley del significante, que es la del todo o nada.” (Miller, 1987, p. 138). De este modo Miller explica que el la forclusión lacaniana, no es necesario que sea observable , es una explicación de cómo se manifiesta la psicosis y que la forclusión es transfenoménica. Cuando en la psicosis hablamos de la forclusión del Nombre-del-Padre es el resultado de un cataclismo imaginario, que se caracteriza por la inviabilidad de la relación con el otro imaginario. Esto último produce la disociación y la fragmentación de todo el aparato significante, de este modo se descompone el discurso interno. Miller(1987) explica, que debido a la falta de Metáfora Paterna el sujeto intenta reconstruirlo mediante el delirio. “Por la forclusión del significante Nombre-del-Padre, la Psicosis es una estructura que comporta un agujero en lo simbólico. Este agujero en lo simbólico aparece redoblado a nivel del significante y a nivel del significado”(Miller, 1987, p. 139)
En la clínica del psicoanálisis desde una perspectiva Lacaniana, la estructura psicótica está determinada por la forclusión del Nombre-del-Padre y genera las siguientes consecuencias en el psicótico: El Vacío de Significación, la pérdida del sentimiento de vida, la relación del Sujeto con el Otro no está regulada por la ley, el Fenómeno Elemental y el El Padre, aparece en lo Real. (Urriolagoitia, G. 2012).
Por otra parte, en la paranoia, como en otras psicosis, la metáfora delirante suple la metáfora paterna, lo que lleva a J. Lacan concluye que hay una determinación significante en las psicosis.
La estabilización y el Nombre-del-Padre
A partir de los aportes que se trabajaron en este estudio de investigación de la obra de Lacan en el Seminario 3, Lacan nos enseñó a no retroceder ante la psicosis, deja abierta la posibilidad de que el psicoanalista instrumente las maniobras para que el sujeto psicótico encuentre un lugar donde abordar sus ideas delirantes, y cómo llevar un tratamiento con un sujeto psicótico, con la importancia que esto genera en la prevención. En lo que concuerdan entre varios autores del psicoanálisis en que en la si bien en la Psicosis no hay cura, hay tratamiento posibles para aliviar al sujeto
En la actualidad el término estabilización en la psicosis es usado en la psiquiatría como parte del tratamiento farmacológico, o el simple cese de los síntomas de delirio y vuelta a una vida pacífica, alejamiento del riesgo o estabilidad. Pero desde el enfoque que nos convoca a investigar en la estructura Psicótica desde el Psicoanálisis Lacaniano, podríamos alinear esta estabilidad con una metáfora que permite al sujeto insertarse en el lazo diario, asumimos que por el mismo no renuncia completamente a sus ambiciones.
Debido a que el sujeto Capitonado al discurso, se produce como efecto de la metáfora paterna hacer surgir la significación fálica es positivo en la historia del sujeto para que se produzca reorganización de la dialéctica imaginaria. Luego, de a poco, el analista se introduce y entonces se va construyendo el delirio, para que tenga efecto de metáfora y luego el ideal. Paulozky de Fuks, (1995) retoma a Lacan y dice : “En el psicótico, en el Esquema L, el empuje es hacia el ideal, “el Nombre-del-Padre forcluido va al ideal”(P. 66-67). De este modo Paulozky de Fuks nos explica que en la psicosis, es lo que hay que evitar, porque el empuje al ideal es el pasaje al suicidio, cuando el sujeto se identifica. Es decir el momento cuando hay voces en la psicosis y aparece el sujeto lanzándose por la ventana, o al tranvías, o donde sea, lo vemos constantemente en noticias de la vida diaria. Eso es el empuje al ideal.
Siguiendo la argumentación de Soler, al plantear que la Metáfora Paterna puede ser reemplazada por otra cosa, se relativiza la importancia del Nombre-del-Padre para la estructura en general. La metáfora paterna y la metáfora delirante son formas de estabilización, pero no son ni las únicas ni las mejores. Soler habla de “la estabilización de Joyce, muy superior a la de Schreber.”(P.134). Si la estabilización de Joyce es superior, es porque le ahorró a este autor el desencadenamiento de su psicosis; mientras que el delirio de Schreber no lo salvó de esa experiencia de hundimiento del mundo, y aun en el momento más fecundo de su delirio no le evitó nuevas recaídas. Encontraremos que el texto de Soler es un punto cardinal para ordenar el pensamiento de los psicoanalistas en torno de la noción de estabilización en la psicosis. En efecto, encontramos en varios autores contemporáneos la misma distinción entre los dos momentos de la obra de Lacan, ordenados en torno de los casos de Schreber y de Joyce, y a los paradigmas de la metáfora delirante y del sinthome como formas de estabilización.
En cuanto al delirio, Ramírez (2008) resalta su dimensión creativa, como forma mediante la cual el psicótico “hace algo” con el goce que lo invade. Deduce de allí su valor estabilizador. Asimismo, señala que la estabilización por medio de la metáfora delirante se produce a nivel de la significación, lo cual es ejemplificado con el caso del Presidente Schreber. En sus escritos se puede observar como el sintagma “ser la mujer de Dios” ordena toda una serie de fenómenos que sobrepasan al Presidente Schreber y lo dejaban inerme frente a un goce invasivo; al mismo tiempo dota al mundo de sentido y le pone fin a la fragmentación de su cuerpo. Por último, indica que el tratamiento analítico sería abordado a través las suplencias, que no apunta a la producción de una metáfora delirante para la estabilización de la psicosis, sino a un enganche particular en cada sujeto que le permita hacer un lazo social. Este enganche sería el “sinthome” que es un “saber-hacer-allí-con (…) ese goce que lo invade.
Acorde a lo anteriormente dicho, Lacan plantea la estabilización a partir de la construcción delirante, ejemplifica mediante el caso del Presidente Schreber. La metáfora delirante permite aislar ese goce que no ha pasado por la castración en la psicosis, fijando su posición en el campo de un Otro. Es decir, en el caso de Schreber, ese Otro sería el mismísimo Dios, que exige de él su transformación en mujer. La estabilización del Presidente Schreber se da mediante su aceptación de esta imposición, lo que le permite restablecer su realidad subjetiva. De este modo el delirio tiene dos funciones: poner en juego nuevas significaciones para construir una nueva realidad, y localizar el goce que invade al sujeto. Todo, es posible mediante el trabajo subjetivo del paciente para ordenar el delirio.
Siguiendo la propuesta que Lacan propone como tratamiento de la psicosis, Eric Laurent (2002) asume la misma vía. Se plantea como horizonte del tratamiento establecer una significación nueva para un goce nuevo que ha emergido. El analista está en el análisis para sostener el lugar del Otro para sostener que es posible esa traducción, sabiendo que lo simbólico en el mismo puede presentarse como deficitario.
Conclusión:
Después de la lectura realizada, hemos arribado a la conclusión de que la forclusión del Nombre-del-Padre es determinante en la estructura de la psicosis, y que, además, de producir numerosas consecuencias en el sujeto, produce un agujero en la significación, el cual el sujeto trata de llenar con la metáfora delirante. La clínica psicoanalítica ofrece una alternativa al tratamiento del psicótico mediante las suplencias, las cuales ocuparan el lugar de las metáforas delirantes, logrando la estabilización del psicótico. Estas suplencias son únicas para cada sujeto y son un “saber-hacer-allí” con el goce que lo invade.
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Me pregunto, ¿cómo construir un análisis? siguiendo el concepto de campo analítico de los Baranger, los procesos terciarios de Green , y la noción de figurabilidad de los Botella, si además de la idea de abrir nuestras mentes para intentar darle lugar a la subjetividad del otro, porque no darle el lugar al cuerpo del analista en problemáticas no neuróticas y específicamente en la problemática de Alicia , profesional de la salud, de 38 años.
Llega a la consulta derivada por la analista de su hijo de 5 años donde la preocupaba la dificultad de adaptación en el jardín de infantes.
Llega “sin saber” lo que le pasa a su hijo. Y me pregunto qué otros “sin saberes” hay en esta paciente, que “no dice “o no sabe de su angustia innombrable dirigida a su cuerpo, porque el exceso de peso es visible desde que ingreso al consultorio.
Dada la problemática le propongo que venga dos veces por semana.
Claramente en los inicios del tratamiento escucho un sin salida con su hijo, el trabajo, con su marido y su madre. Pero me ocupa la desmentida frente a un “cuerpo” excedido en 20 kilos, vivido como ajeno, aunque “marcado por las pulsiones…desde un primer otro” (Glocer Fiorini 2008) y por imposiciones culturales que delinean e impactan sobre los cuerpos, en Alicia “ ser flaca”, porque la moda no la tiene en cuenta…y…
Entiendo su enojo y pedido de ayuda, porque ha ido a diferentes nutricionistas y ninguno la ha “ayudado”. Pero el deseo siempre excede los intentos de encasillar el cuerpo en categorías prefijadas (Glocer Fiorini 2008). Deseo de salir de un encierro tanático , de ser considerada desde sus vacíos que la aíslan y marginan..
Siempre tuvo que “cuidarse” para no engordar, pero es a partir de la maternidad que queda “encerrada” en muchos kilos desmentidos y peligrosos para su subjetividad, alegando conflictos con su marido, al que desvaloriza, y que a partir de la llegada de sus hijos cesan sus relaciones sexuales.
Al mismo tiempo relata discusiones de alto voltaje con su madre, hermano menor y dice” es el preferido de mi mama”. Descubriendo en el análisis, a un padre más cercano a ella, pero impotentizado frente a las escenas violentas de su esposa. Cuestión que en ambas familias escucho un desdibujamiento de los bordes.
Alicia trae silencios y “situaciones que presentifican su compromiso somático, en el cual el precio a pagar, por la liberación de angustias destructivas dirigidas a su cuerpo,” es la disminución del campo representacional”. (Fischbein 2008), aumentando la posibilidad de acting out o de somatización.
Pasado un tiempo de tratamiento de dos veces por semanas, aparecía en el relato “un terror sin nombre” y continuaba la violencia en escenas familiares y laborales. Violencia que transcurría por su cuerpo, enojos inconscientes que se enraízan en el vínculo con la madre, madre capturada por su familia de origen y un padre muy ocupado en su trabajo y en el sostén económico de la familia.
Madre que no pudo sostenerla con su mirada y ese era un espejo que por su opacidad no la reflejaba. Este transcurrir en la dialéctica analista-paciente me llevaron a pensar dos cuestiones:
1. Es una problemática narcisista con aspectos psiconeuróticos que aparecen en el vínculo analítico, en su profesión y con algunas amigas.
2. Que recursos técnicos podría implementar.
¿Entonces pensé a que venía Alicia?, que estaba buscando en este análisis? Y recordé la frase de France Borel (1996):” Buscarse en la propia imagen es buscarse en la mirada del otro” (Aisemberg 2000).
Estos elementos traídos a la sesión me llevaron a pensar en darle un sostén no solo con interpretaciones y construcciones desde lo intrasubjetivo sino con intervenciones en esta “dimensión intersubjetiva del narcisismo que se despliega en la transferencia” (Aisemberg,2000).
Transferencia con matices especulares que la sostienen en el vínculo analítico, aceptando el encuadre y la propuesta de pensar en la posibilidad de una segunda sesión caminando.
Fue así como al escuchar su dolor y sufrimiento pude pensar que en este tipo de patologías el acto analítico vale más que mil palabras. En la dinámica transferencial la paciente me demanda que la “mire” desde un lugar de exclusividad. Intento construir un lazo de intimidad que le permita la posibilidad de mirarse a si misma y al mismo tiempo inconscientemente con lo escindido y ajeno a ella, "mostrando una desnudez desconocida, que revela algo más, a aquel que sepa escuchar" 8J. Catelli y T. Zaefeerer, 2013).
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Fui un espejo para Alicia, parafraseando a Descartes: "Me mira, luego existo". Como el espejo que le regalo la madre a Frida Khalo luego del terrible accidente que la invalido., y pudo ser mirada exclusivamente por ella, comenzar a pintar y luchar como la paciente para salir del desamparo. Es ahí desde la postración y aislamiento que le producía su obesidad que acepta “trabajar juntas”, caminando y pienso ...”se podrá poner las zapatillas y dar un paseo por el mundo” ... (Apegos Feroces, Vivian Gornick.1987).
Motiva la propuesta el impacto que me causo la denominación que su hija le da: “La Tipa Negra” (vive vestida de negro) y me interpelo ¿trae sensaciones y emociones en bruto? (Piera Aulagnier), busca en este “encuentro analítico “que le devuelva una imagen unificada de sí misma a la manera de un autorretrato, pensado como el fenómeno del doble y la lucha frente al desvalimiento (Aisemberg 2000).
Reflexiono sobre el encuadre y recurro a la discusión que Freud desencadena en Ferenczi, a partir de su planteo en 1912 donde dice:” el analista debe ser como un espejo y no mostrarles nada, excepto aquello que este refleja”
Y es Ferenczi que, en 1932, le discute este posicionamiento preguntándole ¿… no será natural, y también pertinente, ser abiertamente un ser dotado de emociones, a veces capaz de empatía, a veces abiertamente irritado? y agrega: "Lo que quiere decir mostrarse sin disfraces, tal como uno se lo demanda al paciente",
Experiencia inédita, desafío, que emprendo para que Alicia pueda ir construyendo íntimamente, la dimensión intersubjetiva del narcisismo y que pueda desplegarse en la transferencia, aunque especular, instalando la posibilidad de mayor complejización representacional, de esas sensaciones puestas en marcha, literalmente en las caminatas.
Experiencia concreta de pensar, asociar, sostenerla y a veces introducir alguna interpretación, “camino”, en su doble acepción, para poder acceder a lo simbólico. (Aisemberg 2022)
Experiencia que se dieron ya desde tiempos de Aristóteles, donde se inicia con Los Peripatéticos: nombre de sus alumnos y seguidores. Denominación que se derivó de la costumbre de Aristóteles de caminar (peripatein) mientras hablaba, o del peripato (paseo cubierto) del Liceo, en la zona de jardines que se encontraba a las afueras de Atenas donde él enseñaba.
Y fue Freud en 1896, investigando sobre el método psicoanalítico y lo que sería la “cura por la palabra”. que estando de vacaciones con su esposa, en una hostería de los Alpes, le da "lugar “a Katharina, hija de los dueños, cuando se acerca a él preguntándole si es "doctor", y si puede escucharla, Freud accede a hacerlo en una caminata durante cuatro horas hablando y se inicia la "escucha en transferencia".
También en 1916 cuando inicia su artículo "La Transitoriedad" reflexionaba en una caminata, sobre la perentoriedad, “con un amigo y un joven poeta, que valoraba la belleza de la naturaleza, pero le llamaba la atención que no lo disfrutaba, porque toda esa belleza estaba destinada a desaparecer”. Freud ya había escrito, pero aún no publicado Duelo y Melancolía.
Este cuestionamiento sigue aun y deseo compartirla con ustedes, proponiendo algo diferente, teniendo en cuenta la singularidad de la paciente, e instalando una flexibilidad en el encuadre. Donde además de la sesión presencial, comenzamos desde hace dos años la segunda sesión caminando. Para mi sorpresa sigue aceptando con placer, esta experiencia inédita en la vida de ambas.
Y recorremos el barrio donde no solo está mi consultorio, sino que en las caminatas se detiene a mirar y a “enseñarme” viviendas que ella conoce y le gustan, ¿destacando el perfume de las Madreselvas...Madre --Selva?
¿Estaremos también en el proceso de construir su propia vivienda, su primer alojamiento?: su cuerpo
¿Aparece el deseo de reconstruir o construir la imagen de sí misma, que le permita luchar contra su desorganización, angustia de intrusión y hasta de muerte?
Trabajamos desde un Encuadre interno variando el Encuadre externo
Es indudable que el emergente es que ha bajado 15 kilos, y viene de su primer viaje “al exterior”, ha disminuido su malestar y violencia. Y me interrogo¿Aspectos destructivos que llevara a la transferencia?
A su regreso pide la primera sesión un sábado y "como siempre". Aclaro que los sábados eran y siguen siendo para las caminatas.
Este trabajo fue supervisado con la Dra. Elsa Rappoport de Aisemberg, a la que agradezco sus conocimientos y su acompañamiento comprometido, inteligente y afectuoso.
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Introducción: El psicoanálisis nació como una praxis que, abordando la cura de síntomas neuróticos, amplió sus iniciales fronteras conceptuales, arribando a una nueva concepción antropológica signada por la incorporación de la lógica del inconsciente. El mero hecho de aceptar la hipótesis del inconsciente y el conflicto psíquico como dimensiones invariantes e inherente a todo sujeto, supone inexorablemente una complejización creciente de lo que se entiende por cura en psicoanálisis. El proceso terapéutico transcurrirá en un contexto normativo constante (encuadre) que admitirá modificaciones en la medida que estas no afecten ni subviertan los factores específicos e inmutables de una práctica que tiene como objetivo la indagación y el develamiento del inconsciente.
Desarrollo: Bleger (1973) plantea sin ambages que el objetivo del psicoanálisis es la cura del analizante, tanto como el enriquecimiento de su personalidad; Meta terapéutica ampliada en relación a las pretensiones clínicas clásicas de la medicina, donde el norte que guía las intervenciones se emplaza en la búsqueda de remisión sintomal; el psicoanálisis en su complejidad aspira a desplegar su efecto MAYEUCTICO en el analizado (Bleger,1973).
Partiendo de esta consideración podemos postular que si el quehacer analítico se relaciona con la curación del paciente, esta testimonia en su especificidad desbordante, una ruptura respecto del modelo clásico y hegemónico de la medicina; hecho que para algunos pensadores justifica sobradamente la eliminación del verbo curar como aquel que describe nuestro fin y accionar clínico.
El desarrollo de un tratamiento, para ser considerado psicoanalítico, debe respetar las condiciones básicas y elementales que favorezcan el despliegue de las diversas formaciones del inconsciente del analizado. Es, a mi entender, el encuadre el que configurará las coordenadas que permitirán validar dicho propósito.
El impacto mundial producido por la pandemia de COVID19 resonó profundamente en el modo habitual de desarrollar nuestra práctica. Las condiciones del encuadre se vieron interpeladas, pero no es la primera vez ni será la última. Nuevas patologías y normalidades exigen repensar algunos de los elementos que componen el encuadre analítico, así también ocurrió con la clínica de niños y las modificaciones técnicas que se realizaron para abordar psicoanalíticamente un nuevo campo diferenciado del adulto. Levin (1988) recuerda el efecto que produjo en un gran número de analistas esta ampliación de la clínica:”…sabemos que desde sus comienzos el psicoanálisis de niños se ha ido recortando como una práctica que se diferencia de la de adultos y que no es efectuada por todos los analistas. Asimismo, que genera distintos grados de resistencias y rechazo”. Resistencias y rechazos vinculados a la modificación obligada que “sufrió” la técnica clásica en aras de tornarse apta para la interpretación del juego y del dibujo más que del lenguaje verbal propio del psicoanálisis del adulto neurótico, que fundó con su padecimiento el método psicoanalítico clásico.
Freud no tenía vocación evangelizante. Las reglas técnicas obedecían a su propio trayecto experiencial y se correspondían con sus particularidades psíquicas. Es así que se puede inferir de su presentación autobiográfica (Freud, 1924) como se encuentran amalgamados el ser y el hacer. Por lo tanto la técnica puede experimentar variaciones según la personalidad del profesional que lleve a cabo el tratamiento (Freud, 1912).
¿Cuáles son los aspectos específicos que le otorgan a la cura la propiedad de ser considerada psicoanalítica? ¿Cuáles son los elementos prescindibles, variables y contingentes del encuadre?
Freud propuso como disparatado calificar de psicoanalítica a aquella práctica que no tome en cuenta la sexualidad infantil reprimida (Freud, 1939). Pulsión, represión, inconsciente y conflicto psíquico son los conceptos fundamentales del psicoanálisis.
Si el objetivo de todo análisis es fundamentalmente la curación del analizado, esta debe desarrollarse y eventualmente alcanzarse, para ser denominada psicoanalítica, en un marco especifico e invariable que la legitime como tal. Con cierto grado de prescindencia de la filiación que cada analista posea respecto de un determinado esquema referencial, reina un apreciable consenso en considerar que el objetivo de un análisis es hacer consciente lo inconsciente. Esta finalidad terapéutica expresada también por Freud bajo la fórmula “Llenar las lagunas del recuerdo” (Freud, 1914) o “donde Ello era, Yo debe devenir” (Freud, 1923) es una coherente derivación de los conceptos fundamentales del psicoanálisis y solo es comprensible y válida en la medida en que remita a ellos. Es decir, que el encuadre analítico está orientado a garantizar la realización de una determinada tarea (analizar-curar) en un marco de estabilidad elástica que, incluyendo variables como aquellas que aporta lo epocal, no alteren los principios y fundamentos metapsicológicos rectores de su práctica. En la medida en que el encuadre, sostenido en estos pilares, promueva la instauración y resolución de la transferencia, aspectos tales como: frecuencia y duración de sesiones; honorarios; uso de diván, cara a cara, atención remota etc. pueden variar, por la incidencia de factores externos provenientes de la “realidad” sin afectar el proceso, ni amenazar la base inmutable del método. Las innovaciones técnicas son necesarias y tienen que reflejar las condiciones de posibilidad actual asociadas a la experiencia empírica, tanto como a su comprensión teórica (Alvarez, 1974). Este hecho de ninguna manera ejercerá una influencia negativa o desestabilizadora del propósito del “psicoanálisis auténtico” (Freud, 1912) concebido sobre el siguiente postulado Freudiano. “una de las tareas capitales de la cura: la solución de la transferencia”. Siendo la solución de la transferencia una tarea capital de la cura es menester establecer su modo de producción y su relación con el encuadre. La capacidad de transferir y de establecer falsos enlaces, si bien fue pensada originalmente por Freud como una producción eminentemente neurótica, con el tiempo y fundamentalmente para sus continuadores comenzó a considerarse como un mecanismo o forma universal de desplazamiento variable en cuanto a intensidad y tipo de contenidos proyectados. El encuadre debe favorecer la disposición del analizado a desarrollar transferencia. La cura analítica tendrá lugar en un contexto específico donde se promoverán aquellas condiciones elementales bajo las cuales se activará la regresión del analizado. Esta regresión clínica seguirá los mismos patrones que la regresión onírica trabajada por Freud en la interpretación de los sueños, con la significativa diferencia de que en este caso el flujo exitatorio, en su tránsito regrediente, no alcanzará el sistema sensitivo y por lo tanto no devendrá identidad de percepción.
La función del analista es crear un encuadre infantil, facilitando una regresión transferencial mediante su actitud técnica, caracterizada por la atención flotante, la neutralidad y abstinencia. En esa misma línea sostiene Macalpine (1950): “En conjunto, estos factores, que van a constituir este encuadre infantil, equivalen a una reducción del mundo objetal del analizado y a una denegación de las relaciones de objeto en la habitación analítica. A esta privación de la relación de objeto responde el analizado reduciendo las funciones conscientes del Yo y entregándose al principio del placer para seguir sus asociaciones libres, de modo que es remitido a lo largo del recorrido de sus reacciones y actitudes infantiles”.
En síntesis, podemos proponer que la función del encuadre es estructurar las coordenadas necesarias para que se despliegue la transferencia, en donde los contenidos psíquicos reprimidos del analizado no sólo serán recordados sino revividos en relación a la figura del analista. La regresión libidinal, inducida por el encuadre, se asocia a aquellos elementos del método de los cuales no nos es dable prescindir: la regla fundamental (asociación libre para el analizado y atención flotante para el analista) y la abstinencia asociada a la frustración de toda satisfacción. Es por medio del análisis y elaboración de la transferencia que el analizado hará consciente lo inconsciente, arrojando como resultado directo la cura, entendida como fortalecimiento y enriquecimiento psíquico.
Bibliografía
Alvarez Bernardo (1974). Acerca de la interpretación como una proposición científica. Revista de psicoanálisis T XXXI Nº 3.
Bleger, Jose. (1973) Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis. Revista de psicoanálisis. Asociación psicoanalítica Argentina. Vol. XXX.
Freud, S. (1912). Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. Obras Completas. Tomo XII.Buenos Aires. Amorrortu Editores.
Freud, S. (1912). Sobre la dinámica de la trasferencia. Obras Completas. Tomo XII Buenos Aires : Amorrortu Editores.
Freud, S. (1914). Recordar, repetir y elaborar. Obras Completas. Tomo XIV. Buenos Aires. Amorrortu Editores.
Freud, S. (1923). El yo y el ello.Obras Completas. Tomo XIX. Buenos Aires. Amorrortu Editores.
Freud, S. (1924-1925). Presentacion Autobiografica. Obras Completas. Tomo XIX. Buenos Aires. Amorrortu Editores.
Freud, S. (1937-1939) Moisés y la religión monoteísta. Obras completas. Tomo XXIII. Amorrortu Editores.
Levin,Raul.(1988) Analizan a un niño. Revista de la asociación psicoanalítica de Bs As .Clínica de niños. Vol X .
The developement of the transference” (1950), en The Psychoa-nalytic Quartely, no 4, pp. 500-539. Traducción del inglés. Montserrat Puig.
Mi objetivo es transmitir mi experiencia acerca de la creación de un libro formado por dibujos dentro del proceso terapéutico de mi paciente María, una niña de siete años y cuatro meses. En primer lugar, me referiré a las entrevistas mantenidas con los padres y, luego, a las que tuvieron lugar con María.
María es hija única. Concurría a 2º grado de una escuela de doble escolaridad. Fue la madre quien solicitó la entrevista. Con el padre mantuve entrevistas individuales. En las entrevistas mantenidas con ambos padres, obtuve los datos de la historia de vida de María.
El tema manifiesto (motivo de la consulta) fue porque a la madre le preocupaba que a la edad de María no lograra dormir sola. La niña dormía con la madre en la cama matrimonial. María le había asegurado a su madre que, cuando se iniciaran las clases, se iría a dormir a su cama. La madre se angustió debido a que su hija no cumplió con lo prometido. Refirió que no podía recordar cuándo había empezado el problema, “a veces hacía como que no se daba cuenta”. También relató que María “tiene miedo, escucha ruidos de puertas que se cierran, de motos, de ladridos de perros, miedo a no verla a la mamá”.
En el desarrollo de la evaluación diagnóstica y en el de la terapia, se pudo observar que la problemática era más complicada. La niña luchaba por un espacio propio, no había podido elaborar su problemática edípica, por lo cual ejercía un ligamen simbiótico con la madre y erotizado con el padre.
En el transcurso del proceso terapéutico, se puso de manifiesto un mundo interno y una realidad psíquica exaltados, que no le permitían disponer de los mecanismos de defensa para que su Yo pudiera caminar en consonancia con su edad cronológica. La huida hacia adelante y la insistencia de la sintomatología hablan de un Yo débil ya que, por un lado, mantenía una relación simbiótica con la madre y, por el otro, con respecto a lo manifiesto se presentaba como mucho más evolucionado de lo que justificaba su edad cronológica. El poder expresar todos estos elementos en su tratamiento, tanto a través de su comunicación verbal como la de sus dibujos y la de su actividad lúdica y mímica, permitieron hacer el insight de su conflictiva yendo del lugar que le correspondía hacia la resolución de su sintomatología y a una mejor integración de su personalidad.
A los dos/tres meses de edad María dormía en el living. Entre los siete y ocho meses los padres se separaron. La ruptura familiar condujo a que la madre y la hija dejaran el departamento y se fueran a vivir a la casa del abuelo materno (viudo), residiendo allí hasta los veinte meses de vida de María, edad en que ambas pudieron retornar al departamento del que el padre había hecho abandono. La madre comenzó a dormir en la cama matrimonial y María en el sofá del living que se transformaba en cama. El padre veía a María en la casa del abuelo.
La madre refirió que fue ella quien decidió tener a María. El embarazo fue muy complicado a nivel psicológico. La madre, durante el embarazo, inició su nuevo análisis. Durante el embarazo hizo una úlcera y, en el séptimo mes, un cólico renal. El matrimonio estaba en crisis.
El parto fue por cesárea, en el postoperatorio sufrió un cólico renal por el cual estuvo ocho días internada. Durante la internación María estuvo algunas noches sola en la nursery. Peso al nacer: 2,950 kilogramos. Durante el puerperio el padre estuvo ausente, la única visita era el abuelo materno. No hubo lactancia materna, la leche desapareció a los diez días. Al año dejó el chupete, comió siempre bien. A los 14 meses caminó sola. Gateó poco. Su lenguaje fue temprano. Controló esfínteres a los veintiséis meses, pero la enuresis persistió hasta los cinco años.
Era diestra a nivel de dominancia manual pero a nivel de dominancia de miembros inferiores era zurda. El papá le enseñó a jugar al fútbol lo que provocó una gran irritación en la madre. Los padres no vivían juntos desde los siete meses de María quien veía a su padre dos veces por semana y, cada quince días, pasaba un fin de semana con él.
La madre la definió como sociable en la escuela, muy querida por los familiares y amigos, describiéndola al mismo tiempo como “muy demandante”.
Las entrevistas diagnósticas se desarrollaron con María, la mamá y yo, situación que se modificó cuando la niña inició el tratamiento. María era una niña de cabellos largos, castaños, de aspecto agradable, su altura acorde a su edad cronológica, tenía un físico proporcionado. Afirmó conocer el motivo de la consulta. Se mostró interesada y colaboradora, realizando las tareas con fluidez y facilidad.
A partir de la evaluación diagnóstica y habiendo estimado el nivel operatorio y emocional de María, debido al conflictivo escenario psíquico en el que se debatía indiqué tratamiento psicoterapéutico. La estructura poco clara de su núcleo familiar, con sus ansiedades paranoides que se hacían presentes a través de sus miedos y la dificultad de separarse de su madre durante la noche daban cuenta de su escenario psíquico que requería ayuda.
II.-
María quería jugar a dibujar, momentos en los cuales le ofrecía una hoja en blanco que podía funcionar como un espejo que refractara la imagen de ella. Los dibujos de María considerados en su totalidad, ¿reflejaban una visión de conjunto de su personalidad?
En cada sesión, no bien llegaba, se sentaba y empezaba a dibujar. Mientras lo hacía expresaba a través de sus palabras lo que estaba realizando, intercambiábamos nuestras miradas y palabras, desarrollándose la relación transferencial.
En María los dibujos estaban ligados a las series y películas que veía en la televisión. Por ejemplo, Cruela (tercer dibujo) y Frankeinstein (cuarto dibujo) fueron personajes elegidos por la niña. Con ellos negaba, desmentía, se identificaba.
Consideré la interpretación de los dibujos como un elemento común a lo largo del proceso terapéutico como una producción comunicante en la cual en sus dibujos se veían condensados todos los elementos que fueron emergiendo a lo largo de la cura.
En el primer dibujo, María realizó un libro que armó y escribió ella. Dijo que el libro se llamaba “Lo que pasa en un castillo”. Escribió el título con letras agrandadas que ocupaban prácticamente toda la hoja. Debajo del título una mano que sostenía una escoba, ¿significaba que anhelaba un cambio para mejor? En la parte de abajo a la derecha dibujó un conjunto de hilos cruzados que formaban como una tela, ¿un sostén?
En el segundo dibujo escribió el siguiente texto: “Había una vez una bruja que vivió durante 60 años. Vivía en un castillo lejano. El lugar se llamaba Bicho-Casas. El castillo tenía como dos sótanos.
La bruja vivía con Frankestein. En realidad era como su sirviente. Un día la bruja se levantó peor que nunca (estaba loca), le salía todo mal y dijo: “Frankestein, vete al cuarto tengo que decirte algo” y él dijo: “como usted diga ¡¡BEEEE…””He tomado una decisión. Me voy a dedicar a cazar ratas!! ”Pero”… dijo él: “¡¡Pero nada!! Cada rata que encuentres me llamas y… ¡ZAPATE! Habrá una nueva comida: ratas a la Española”[1].
“El Castillo” representa su escenario psíquico preconsciente, con sus dos sótanos o sea los aspectos preconscientes o inconscientes de su psiquismo.
Las ratas como comida, ¿representaban las introyecciones patógenas (identificaciones? Internalizaciones?), que la niña había recibido y estaba recibiendo expresado en el marco de una presentación agrandada y formal.
Luego escribió el nombre de las autoras: Cristina de Cipolatti y María. Cerraba el texto con una interjección que denotaba una risa impetuosa y ruidosa Ja-Ja-Ja.
Debajo, una mano, una escoba y la palabra “Fin”.
El tercer dibujo titulado “El Castillo” ocupa casi toda la hoja. El dibujo insinúa que María se sentía insegura y necesitaba levantar defensas para protegerse.
En el cuarto dibujo realizó “Cruela”, consignó 59 años, luego tachó esta cifra y escribió 60 años. En el dibujo se presentan elementos que le permiten proyectar en el afuera contenidos persecutorios que tienen que ver con brujas, con la muerte, contenidos reprimidos que encuentran su validación y representación gráfica.
A través de las asociaciones a sus dibujos pude entender que alternativamente la bruja era ella, la madre o yo en la transferencia.
En el quinto dibujó a Frankestein tal vez la figura del padre, dando a entender que cuando ellos o ella “están locos” todo salía mal. María comentó que es “rarísima la relación con mi padre, lo veo poco, sé poco de él”. ¿Qué emociones le provocaba el padre a María? ¿Abandono y soledad?
En el sexto dibujo escribió el nombre de la Editorial “Bruji-Chicos” y los títulos de los libros que integrarían la colección que contenían los siguientes temas, algunos de contenido psicológico: “Lo que pasa en un castillo”, “Terrores de la infancia”, “Sustos que pasan”, “Ya pasó, ya pasó”, “Brujas no tan malas”, “La historia de un ogro”, “La oscuridad de una casa”[2].
A continuación escribió: “No se lo pierdan. Todos le van a gustar”. Escribió el nombre de las autoras y colocó la dirección del consultorio y el número de teléfono de la analista.
En el séptimo dibujo hizo un recuadro para poner la foto de la autora, foto que quedó en traer. ¿La foto hablaba del amor hacia ella?
Los títulos de la colección con sus distintos momentos evolutivos fueron los contenidos que teníamos que afrontar en el proceso terapéutico. Este fue nuestro trabajo, que María pudiera entender su conflictiva y la causa de sus miedos, definiera el perfil de su identidad genérica y discriminara los distintos interrogantes de su familia aceptando la estructura nuclear la madre, el padre, la hija.
[1] Fue respetada la ortografía de María.
[2] Fue respetada la ortografía de María.
… “Tuvo un sueño que le deparó terrible angustia: lo trasladó a la antigua Pompeya el día de la erupción del Vesubio y lo hizo testigo del sepultamiento {Untergang} de la ciudad. «De pronto, estando en el borde del Forum, junto al templo de Júpiter, vio a Gradiva a corta distancia frente a sí; hasta ese momento ni se le había ocurrido que ella pudiera estar ahí, pero ahora todo se le aclaró de golpe y le pareció natural que, siendo nacida en Pompeya, viviera en la ciudad de sus padres y, sin que él lo hubiese notado, fuese su contemporánea» (G, pag.12). La angustia por el destino que se cernía sobre ella le arrancó un grito de advertencia, ante el cual la aparición que sosegada avanzaba volvió hacia él su rostro. Pero sin atender más prosiguió su camino hasta el porticus del templo y allí se sentó en una de las gradas, sobre la cual reclinó lentamente su cabeza, al par que su rostro empalidecía más y más como si se trasmudara en blanco mármol. Él se acercó corriendo y la halló tendida sobre la espaciosa grada, como durmiendo con expresión serena; al fin, su figura desapareció cubierta por la lluvia de ceniza.
Al despertar, creía oír todavía la confusa grita de los moradores de Pompeya en busca de salvación, y el bramido sordo y amenazador del mar embravecido. Pero aun después que recobró el sentido de las cosas y hubo discernido en esa algarabía el alboroto de la gran ciudad que despertaba a su ajetreo, durante un buen rato siguió creyendo en la realidad de lo soñado; cuando por fin se libró de la representación de que él mismo había presenciado el sepultamiento de Pompeya dos milenios antes, le quedó como convencimiento verídico que Gradiva había vivido en Pompeya y allí resultó enterrada en el año 79. Tal continuación hallaron sus fantasías sobre Gradiva por el duradero efecto de ese sueño, que sólo ahora la lloraba como a difunta”. (Freud, 1907[1906]1996, pp. 11-12).
Trabajando el texto de Freud (1906-1907) en el Seminario “Puntos de encuentro en el análisis freudiano entre el texto de la Gradiva de W. Jensen (1907) y El hombre de la arena de E.T.A. Hoffmann (1817)”, partimos del análisis que hace Freud de la obra y el intercambio nos fue llevando al análisis del sueño de angustia que, en la ficción de Jensen, otorga significación a una situación traumática, a la manera del sueño de El hombre de los lobos (Freud,1919).
Pensamos que con este sueño de angustia tratado en la ficción Freud se anticipa, en el análisis y en la metodología, a lo que 12 años después va a desarrollar en la clínica con el Hombre de los Lobos, cuando aquel trauma, el de la escena primaria, adquiere significación a través del sueño. Podemos inferir entonces que, si Freud hacía este análisis a través de la ficción, seguramente también lo estaría ensayando en la clínica.
Utilizamos la construcción para pensar la escena olvidada que traía consigo el sueño.
En las asociaciones que se producían entre los miembros del grupo a partir del sueño comenzaron a deslizarse significantes con un hilo conductor que nos acercaba a los contenidos sepultados que daban cuenta de lo trágico de la escena primaria.
Así surgió un ejemplo clínico de uno de los miembros del grupo del seminario, en el que la analista era ubicada en la escena como espectadora (testigo) de una descripción erótica que hacía el paciente.
Durante la escucha de la viñeta clínica observamos que varios integrantes se removían en sus asientos; enunciamos entonces la hipótesis de que con el comentario del material, iba apareciendo en acto algo de aquello trágico que no podía ser enunciado metafóricamente.
En el texto del sueño surgía la referencia a ser testigo: “(...) y lo hizo testigo del sepultamiento (Untergang) de la ciudad” (Freud, 1907, p. 11).
HIPÓTESIS I: El niño, testigo excluido frente a la pareja de los padres, y que remite a la escena primaria (fantasía primordial).
A partir de la imagen de la mujer serena, con que se topa el soñante, vemos la rectificación que hace el sueño, del placer de la madre en la escena primaria: la serenidad y lo quieto en lugar de lo agitado en la escena sexual.
Ante el horror frente al enfrentamiento del genital de la madre, el pie como última percepción de la escena, servirá de fetiche que se dibuja en la ausencia del falo.
A partir de la frase del sueño “(...) sin que él lo hubiese notado, fuese su contemporánea”, evocamos la atemporalidad del inconsciente y el horror ante la madre castrada.
HIPÓTESIS II. En el seminario vimos que en el análisis de un sueño nos acercamos a contenidos sepultados, hacemos una construcción en la que damos significación a la escena traumática. Construimos, con el soñante, un recuerdo infantil. El sueño al que hacemos referencia rectifica el recuerdo que, sin embargo, conserva su brillantez e intensidad en el sentimiento de realidad que perdura en el despertar.
Pensamos que en la obra literaria, como en el sueño, el personaje representa al Yo de quien la escribe, así como en todo sueño los personajes, representan al yo del soñante.
Prejuicios y juicios: placer, realidad, existencia.
Me ocupa la connotación afectiva de las palabras, paso siguiente a la angustia no ligada. La pulsión necesita del lenguaje, y le pone su marca. Sabemos del lenguaje y la construcción de la realidad: lengua, jerga familiar, canto zonal, lo materno, paterno, escolar… hay múltiples variables que configuran cómo hablamos, qué vocabulario tenemos, y cuál es nuestra realidad según ello. Sin conocer la palabra mitocondria no la encontraremos, por más que el microscopio permita verla… Y la aceptación o rechazo, la elección de qué vemos…dependerá de las tonalidades libidinales que acompañen el momento, actual y el de la ligadura…
El hablar delata el barrio, la provincia, el estilo de familia… Y ya aparecen las atracciones o rechazos…y lo considerado correcto o incorrecto. Y allí es donde “discriminar”, palabra de juego contradictorio, toma fuerza ¡discriminatoria! Negar los prejuicios que nos habitan, ignorar nuestra ignorancia, es peligroso para ayudar a alguien a construir, deconstruir, arreglar, …su mapa erógeno, sus vínculos, su posición en el mundo que habita. Connotaciones y denostaciones en cada palabra dicha u oída van marcando un sendero de elecciones, generalmente no conscientes.
Somos seres de discurso. Nuestra orientación en el mundo es cultural, el pequeño al caer mira a la madre, y capta la seriedad de lo ocurrido por su expresión (lenguaje a veces desestimado) antes de escuchar su explicación para “saber” sobre lo que pasa en su cuerpo. Según eso se alarmará o tranquilizará, y los sentimientos hacia su madre serán diversos. Ese diálogo afectivo/discursivo lo irá guiando. Se le enseñará qué es lindo o feo, bueno o malo… y Phillip Roth ironizará en El lamento de Portnoy[1], haciéndole preguntar a un niño: “Madre, ¿la nieve es judía?” … Si todo tiene una pertenencia cultural…
Y desde ese humor, que Freud valoró tanto, veremos el procesamiento afectivo desde su fuente pulsional a la sublimación deserotizada en las actividades culturales más exquisitas. … La elección de la genialidad de Roth, un premio Nobel ¿por qué viene a la memoria?, palabra que de joven yo escribía con v corta, por su asociación a lo nuevo… hasta sufrir las burlas… ¿por qué los chicos se burlan cuando otro se equivoca, si ellos de casualidad sabían del error? El recorrido desde lo familiar a lo diferente está lleno de escollos.
Lo grave es que el ataque a lo ajeno tiene esa raíz, la defensa extrema de lo familiar, o luego el territorio “propio” en las guerras … Lo desconocido asusta si no podemos apropiarnos y compartir su riqueza, y desde allí se pelea. Por eso la amistad, y la diplomacia, son logros tan importantes para la humanidad, ya que lo rechazado se saca de un lugar sombrío, enemigo, para conversar, encontrar códigos que permitan encuentros. Si cada vez que algo no nos gusta pudiésemos preguntarnos, interrogarnos, … sobre todo cuando un plus afectivo convierte el afecto en incómodo, que censura y denosta. Acercarse a curiosear, tener la posibilidad de encontrar interesante algo prohibido, es la base de la pulsión de saber, a la cual tanto debemos. Y permite la exogamia y la sexualidad no incestuosa… Pero también enriquece el descubrimiento ominoso, peligroso, dañino, porque alerta la defensa. Y una buena defensa debe conocer las características del enemigo, que allí no es un oponente imaginario. Atrevernos a ampliar el horizonte, ojos abiertos y oídos alertas, permite resguardarse adecuadamente, y enriquecerse de las maravillas posibles... Y si algo tiene que ser puesto lejos por dañino que sea después de un análisis y un juicio, no por herencia de prejuicios educativos.
Porque la indefensión del no registro, la aceptación de lo acotado, la pelea con la realidad que no nos gusta…pero que no va a dejar de existir aunque con furia ataquemos, (y no con inteligencia, paciencia, tolerancia) … inhibe la curiosidad que dignifica, y nos permite aceptar que somos la única especie que construye su destrucción, sus armas siniestras para matarse, al mismo tiempo que desarrolla virtudes y artes sublimes.
Creo que habría que sacar la palabra prejuicio del cajón de los horrores, y pensarlos como el efecto cultural de la crianza, imposible de evitar, pero sí importante de pensar y sacarlo de lo “objetivo”. Porque para convertirlo en certeza pensemos lo de Roth…la palabra de la madre lo es… la nieve será lo que ella diga: buena, mala, linda o fea… Y esos prejuicios, anteriores a juicios, constituirán las primeras premisas de razonamientos complejos o quedarán allí…como creencias ciegas, fe en quien detentó el poder del SSS.
Una maestra llama preocupada a la mamá, diciéndole que le convendría hacer una consulta, porque su niño es disléxico…Por suerte la madre pregunta (porque tiene un hermano que decía “comardeja”, y “lardona”, ¡era disléxico!) a esa edad.. y la maestra contesta que el niño pidió un té “con sin” azúcar…La madre le asegura (y lo hace) que hará una consulta y pedirá ayuda, pero piensa que el niño está aprendiendo español, es de habla inglesa, y en inglés “sin” se dice “consin: without”…El diagnóstico era un poco apresurado…solo con explicar la diferencia entre los idiomas se hizo la corrección..
El SSS (sujeto supuesto saber) puede ser una trampa narcisística que, en vez de un lugar ocupado transitoriamente, sin creérselo, para sostener a quien viene vulnerable, se transforma en creencia. Y creer implica fe, y falta de cuestionamiento. Aqueja a los científicos que creen que un descubrimiento es absoluto y no “hasta que se demuestre lo contrario”. Por eso la posición en sss (su seguro servidor) es también importante en quien se ubica en analista.
Un terapeuta asustado, demasiado ciudadano para comprender que en el campo un niño puede aprender a andar a caballo antes que en bicicleta, les plantea a padres desconcertados su agresividad, descuido y alentar conductas mortíferas en un niño de seis años… A esa mamá, que lloraba desconsolada ante su falla en cuidar, otro analista le había dicho que era una niña malcriada que había tenido todo muy fácil (por venir de un hogar adinerado)…y se inventaba sufrires ¡intrascendentes! Una nueva consulta tuvo en cuenta duelos no resueltos que provocaban miedo a alucinar…por el deseo de volver a ver a los seres perdidos… En el caso del niño se resolvió “maduramente” por él mismo: exigió dejar ese psicólogo que “no entendía nada”…
La palabra “vago” para alguien carenciado, que no tiene los recursos necesarios para conseguir trabajo… y aquellos que podría hacer no están accesibles… “malcriado” para el niño rico que es pobre en otras necesidades… El suponer que hablamos de lo mismo, o pensamos igual, que hace que alguien suponga pertenencias determinadas ignorando la complejidad de rasgos que nos habitan… Creer que se entiende, ignorando que las palabras son shifters, al decir de Jackobson[2], que señalan desde una posición determinada una complejidad imaginaria múltiple, cuadrigramática, caleidoscópica… Y apurados en mostrar que comprendemos cuando el malentendido acecha…
Nacer inmerso en un lenguaje implica absorver ideales, mandatos, juicios y prejuicios… Los que hemos sido educados en el catolicismo, aunque sea tangencialmente, se nos convoca a tener “buenos sentimientos”. De una manera absurda se pone la inhibición en el sentir y no en el actuar. El dicho platónico que aquello que diferencia a un ser bueno de uno malo es que el bueno se contenta con soñar con lo que el malo realiza, es reivindicado desde la ética psicoanalítica cuando busca levantar la represión impuesta al psiquismo para poder operar sobre los deseos bloqueados…asumiendo el origen humano en el perverso polimorfo, en Brecht[3] “todo lo humano nos concierne”, y la esperanza de transformar la represión en juicio de condena para poder usar la energía capturada de un modo elaborativo.
Lo que puede avasallar al psiquismo, en nuestra conceptualización, no es la dimensión de los acontecimientos, sino tener la posibilidad de procesar los estímulos para dar una respuesta eficiente. El trauma psíquico no depende de la magnitud de lo ocurrido, de hecho se atraviesan situaciones tremendas que pueden ser elaboradas, y en cambio aquello que no encuentra representaciones adecuadas desborda el código para armar un relato, y la angustia impregna la capacidad de pensar. Por eso nuestra tarea nos llama a ver el detalle para cada uno, volver a la Psicopatología de la vida cotidiana[4] en su individualidad, exclusividad…
Los afectos son derivados directos de la energía pulsional, y potencian o inhiben los actos: El odio, el miedo…. O la empatía, la piedad…marcan caminos distintos, dirigen hacia caminos de acción diferentes. Y las direcciones las dan los discursos impregnados en ellos, que pueden ser seductores y mortíferos como las sirenas de la Ilíada, o el flautista de Hamelin…o aplacadores, consoladores, ligadores oportunos de aquello que bulle y exige procesamiento.
[1] Roth, P.: El lamento de Portnoy Random House, 1969
[2] Jacobson, R.: Ensayos sobre lingüística Ed. Seix Barral, 1963
[3] Brecht, B.: Madre Coraje y sus hijos Madrid, Ministerio de cultura, 2010
[4] Freud, S.: Psicopatología de la vida cotidiana, A.E. tomo VII
La Subcomision Cientifica Permanencia y Cambio. Ser Analista hoy invita al Dr. Eduardo Drucaroff para dialogar y reflexionar sobre los cambios producidos en la practica psicoanalitica a partir de la pandemia.
Presencialidad–virtualidad se ha constituido en un eje de reflexion para los psicoanalistas afectados en su quehacer. Consideramos que la transmision de la practica psicoanalitica, con sus aciertos y dificultades, contribuye a la vigencia del psicoanalisis.
Utilizaremos como disparador el testimonio de un análisis de ya más de 5 años. July es una adolescente de 13 años que a poco de iniciar la consulta hace explícita su atracción por las mujeres y, meses después, sus dudas en relación al género, que remonta a su primera infancia.
Proponemos un intercambio en torno a la incidencia de la subjetividad del analista (el peso de sus referencias teóricas, sus prejuicios, su posición ante las diferencias) en la construcción de un marco que propicie la emergencia y el alojamiento de la demanda del paciente, así como su posterior tramitación analítica.
El dialogo girará a partir de un trabajo en donde se trabajará la vigencia de una carta que Freud le envía a Romain Rolland en 1923 en donde da cuenta del conflicto que existe entre "nuestra naturaleza instintiva y las exigencias de la civilización".
Este conflicto deja expuesto sentimientos de inquietud, desasosiego y fundamentalmente la carencia de certezas. Frente a esto qué respuestas ofrece el psicoanálisis hoy tanto desde lo individual como desde lo colectivo?
(Texto de Jorge Gorodokin)
¿Qué se entiende por cura psicoanalítica?
La clínica nos interroga constantemente respecto a la validez de nuestras convicciones teóricas y por lo tanto nos aleja de la fascinación que “la tersa teoría” ejerce sobre nosotros. Nos alerta respecto de los deslizamientos filosóficos y de las concepciones totalizadoras que nos otorgan seguridad.
A pesar de estas consideraciones, el retorno “religioso” en la ciencia parece inevitable. El psicoanálisis no ha sido la excepción.
Muchos de los valiosos referentes posfreudianos y contemporáneos fueron a lo largo de la historia del psicoanálisis, considerados la verdad revelada y sus teorías tomaron un carácter de texto sagrado y por lo tanto incuestionables.
Quisiera comenzar con un breve recorrido de la obra Freudiana, puntuando algunos momentos, giros y replanteos en torno al tema que nos ocupa. Considero que la pregunta acerca de que se entiende por cura en psicoanálisis no admite una respuesta unívoca.
En los primeros escritos Freudianos, la meta del análisis era hacer consciente lo inconsciente, cegar las lagunas mnémicas para llegar al recuerdo. El olvido en este sentido era una “falla” en la memoria producto de la represión. La propuesta de llegar al recuerdo cómo meta, podría estar al servicio del deseo de develar una historia “verdadera” realmente acontecida.
Años después Freud descubre que los recuerdos lejos de conducirnos a la verdad histórica nos muestran su carácter ficcional. Son siempre encubridores y están atravesados y actualizados por el deseo.
A partir de los trabajos de 1914 dos conceptos ocupan un lugar importante en la escena: el de narcisismo y el de objeto.
En Recordar, Repetir y Elaborar, memoria y olvido cambian sustancialmente. El recuerdo es el “producto del arduo trabajo de elaboración del analista” que permite transitar el camino de la repetición en transferencia al recuerdo.
En este mismo sentido en Duelo y Melancolía el trabajo elaborativo del duelo es el que permite que el objeto perdido se convierta en recuerdo.
Vemos así como en estos textos el recuerdo es el resultado de un trabajo: el trabajo de elaboración.
El olvido no es sólo una falla en la memoria. El olvido desafía la repetición y hace necesaria la resignificación.
Memoria y olvido son términos en tensión. ….”El olvido es una de las formas de memoria, su vago sótano, la otra cara de la moneda”. (Borges).
A partir del 1920 en “Mas allá del principio del placer”, Freud cambia su enfoque, y admite que tras 25 largos años de “colegir, reconstruir y comunicar en el momento oportuno lo inconsciente oculto para el paciente” los resultados no eran los esperados. El arte de la interpretación era al menos insuficiente. Se instaba entonces al paciente a corroborar la construcción mediante su recuerdo.
Luego en el mismo texto nos habla de la repetición en transferencia de aquello que no puede ser recordado. Dicha repetición, se convierte en el escenario privilegiado, y en la oportunidad para que el analista pueda intervenir modificando la escena. Si lo logra, nada será como antes, ingresando en una temporalidad que la repetición insiste en anular.
Ese acto, esas palabras, o ese silencio abren el telón a una trama diferente.
A partir de la Introducción del Narcisismo en la teoría, el lugar del objeto adquiere un valor fundamental.
Nos constituimos a partir de un otro que al mismo tiempo nos aliena.
Nuestro nombre, que sentimos como lo más propio nos es radicalmente ajeno; se nos revela así la paradoja inherente a la identificación.
Quedamos amarrados a una historia, a un lugar dentro del sistema narcisista parental y a tener que cumplir deseos, que no son los nuestros.
Se nos abre desde esta perspectiva un nuevo desafío: el de cuestionar aquello que nos señala un camino inexorable que nos aleja cada vez mas de nuestro deseo. Se nos plantea así el trabajo de desidentificación - deconstrucción.
Respecto a la dirección de la cura Spilka nos dice que se nos abren dos caminos:
“Una dirección en la que se juegan la realización del ser, del saber, la verdad …. y otro camino que se dirige a la deconstrucción, en la que prevalece la constante tensión entre el significado el sentido y sin sentido”.
El arte analítico consistirá en la articulación de ambas posiciones.
La cura en psicoanálisis, no se reduce a la supresión del síntoma; en el trabajo de deconstrucción toda certeza será cuestionada, y no existe lugar seguro. Tampoco el analista se puede refugiar en sus teorías.
Ulises, como metáfora de la identidad, se lanza a la aventura, se pierde y reencuentra su camino, pero su meta es el retorno a su hogar como reafirmación identitaria. En el proceso deconstructivo no está trazado el camino ni prefijada la meta.
En un trabajo “Acerca de la desidentificación” de W. Baranger y colaboradores plantean “La identificación es a la vez estructurante y alienante. Si la cura psicoanalítica tiene un fin no puede ser otro que la desalienación, en la medida que ésta sea posible, pero no la desestructuración. Con lo que estamos llevados a diferenciar identificaciones estructurantes, mal estructurantes, e identificaciones resueltamente alienantes.
Esta diferenciación entre los distintos tipos de identificación, y el riesgo de la desestructuración, resulta fundamental. Es necesario evaluar los riesgos, dado que no todo paciente, ni en todo momento está en condiciones de iniciar este camino.
Pensemos en que aquellos pacientes que acuden al análisis con una historia sin palabras, una historia en acto, o en aquellos sujetos que padecieron traumas psíquicos tempranos que no accedieron a la representación.
La construcción de una historia a partir de sueños, asociaciones, y repeticiones en transferencia, permite ligar la pulsión que protege al sujeto de quedar expuesto a la pura cantidad imposible de cualificar, de otorgarle figurabilidad, o de representar. “El trauma psíquico infantil, de nosotros a Freud: trauma puro, retroactividad y reconstrucción.” Willy, Madelene Baranger y Jorge Mom.
En esa historia que surge a partir del análisis, el paciente puede reconocerse, y reconocer aquello enigmático que insiste como repetición a lo largo de la vida. Las construcciones permiten ligar elementos que se desprenden del proceso analítico y que se actualizan en transferencia. Lo esencial no es el valor histórico, sino que el sujeto descubra las marcas de aquello que en su vida tiene un valor estructural.
Cada sujeto para necesita realizar una transcripción humana y subjetiva de su única e irrepetible historia.
Dr. Jorge Gorodokin
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(Texto de Alejandra Vertzner Marucco)
¿Qué se entiende por cura en psicoanálisis?
Felicito a la Secretaría Científica por la elección de este título realmente relevante, dado que remite al valor terapéutico del psicoanálisis. ¿Qué es lo que puede definirse como “cura” en psicoanálisis? No es una pregunta abstracta, para precisar terminologías entre colegas o diversos esquemas referenciales; es una pregunta legítima que explícita o tácitamente debemos responder a nuestros consultantes: “El psicoanálisis, ¿me puede curar?”, “¿De qué manera el psicoanálisis me puede ayudar?”. La pregunta debe ser respondida en el presente, no solo porque de poder hacerlo depende el futuro del psicoanálisis mismo sino, más importante aún, la vida de nuestros pacientes.
Obviamente el psicoanálisis nació como un proyecto de cura: de aquella locura histérica y, en cierto modo, del mandato cultural de reprimir la sexualidad. Freud comenzó intentando curar los síntomas neuróticos que entendió como expresión afectiva de la sexualidad reprimida.
Recién a partir de allí se fueron constituyendo otras líneas del psicoanálisis: el psicoanálisis como investigación acerca del psiquismo, como teoría sobre el modo de conformación del aparato psíquico. También es una investigación acerca de la cultura. Pero, sin duda, el fundamental compromiso de Freud y de los autores post-freudianos fue el de proveer herramientas conceptuales, clínicas, técnicas, para disminuir el padecimiento psíquico humano.
En el recorrido de su obra Freud plantea en primer lugar la teoría de la seducción: en términos actuales, los abusos sufridos por las histéricas, las más de las veces por parte de un padre seductor, eran la causa de sus síntomas neuróticos. El recuerdo de tales acontecimientos traumáticos permitiría curar esos trastornos.
Luego, en la carta a Fliess del 21 de setiembre de 1897, cuando Freud sentencia que ya no cree más en su neurótica (no en sus neuróticas, sino en su teoría de las neurosis), se opera un salto epistemológico en la teoría, dado que se introduce la fantasía como la vivencia escenificada y recordada de un deseo inconsciente, más allá de que ocurriera o no efectivamente. Eso restituyó el valor de la realidad psíquica en el padecimiento neurótico. De ahí el ingreso al mundo de los sueños, y su análisis como vía regia de acceso a lo inconsciente. La cura entendida como “hacer consciente lo inconsciente”.
En 1920 Freud se topa con la autodestructividad, las oscuras tendencias masoquistas del yo, la compulsión de repetición, la pulsión de muerte. “Cuando el análisis logra hacer trabajar el conflicto por medio de la transferencia y la interpretación, la tendencia hasta entonces dominante, la que colocaba a la destructividad en primer plano, puede invertirse en favor de Eros”. (Green, 2014, p. 298). La cura consiste también entonces en tender lazos, reforzar la trama, promover la objetalización, la intrincación entre pulsiones de vida y muerte.
En 1923, en “El Yo y el ello” Freud habla de los vasallajes del Yo: al ello, al superyó y a la realidad exterior. La cultura penetra en el mundo psíquico.
“Ventana a la realidad”, la denomina N. Marucco. Freud explicita en el Esquema del psicoanálisis de qué trata la cura. Dice que el analista tendrá que entrar junto al paciente en esa especie de “guerra civil” que está combatiendo, para auxiliar al Yo a enfrentarse a sus sometimientos. Acá muestra algo importante: las pulsiones ardientes de las histéricas del primer tiempo, las pulsiones sosegadas de los sueños del segundo tiempo, hasta las pulsiones indómitas del ello. La pulsión cobra para Freud un papel fundamental; pero ya no se trata sólo de curar domeñándolas, sino de darles representación, una posibilidad de simbolización que permita encausar su poder explosivo. El Malestar en la cultura, en 1930, plantea que el gran problema del hombre es no poder dominar a las pulsiones. La cura persigue el objetivo de disminuir el sufrimiento del síntoma, como expresión de estas tensiones entre la pulsión y los ingentes esfuerzos del Yo por domeñarla.
Otro paso más, en relación al vasallaje frente al Superyó. Este Superyó es la encarnación en el aparato psíquico de lo que fue la voluntad y el deseo de los padres, de los miedos que provocaban los padres, desde la amenaza de pérdida de amor hasta la amenaza de aniquilación. Esto se revive en el campo del análisis en la escena transferencial, donde se actualiza esta problemática que tiene que ver tanto con el tema del amor y el desamor, como con la problemática del miedo. Freud introduce a partir de 1927 la problemática de la escisión del Yo ante el conflicto entre la exigencia de la pulsión y el veto de la realidad objetiva. Dos tendencias contrapuestas que coexisten sin estorbarse: una parte reconoce la amenaza de castración reprimiendo las pulsiones incestuosas, y otra parte desmiente aquello que en la expresión de Mannoni se enuncia como “Ya lo sé, pero aún así…”. En este punto la cura analítica transitaría el amplio corredor entre la posibilidad de adecuarse al juicio de realidad y la reinvidicación de un “alegato por cierta anormalidad” en términos de Joyce Mc Dougall, o de las “locuras privadas” en términos de André Green.
Cabe señalar que lo que diferencia la cura psicoanalítica de otros métodos terapéuticos es que el proceso transcurrirá “en el discurrir de deseos que estructura la transferencia” (Marucco, 1999), en un “campo analítico” construido entre paciente y analista (Baranger W y M, 1961-62). Green lo explicita en “El pensamiento clínico” (2014): Es la transferencia la que fuerza al analista a entrar en el juego, metido como está en el proceso psicoanalítico por las proyecciones de que es objeto, ¿cómo lo lograría sin hacer participar su propia realidad psíquica?; lo cual no implica -aclara- la simetría de los protagonistas. La pareja analizante-analista sólo adquiere sentido gracias al espacio del encuadre, a su valor de espacio intermediario, campo de fenómenos transicionales (Green, 2014, p. 320). Juan David Nasio, que escribió un libro titulado de manera elocuente “¡Sí! El psicoanálisis cura” (Nasio, 2017), decía: “Lo que cura en el análisis es la relación repetida, regular, intensa, afectiva, esclarecedora entre un analista y su paciente”, y advierte que no hay ningún método que cure completamente y que cure a todo el mundo.
Lo que mencioné fueron apenas algunas referencias posibles acerca de qué se entiende por “cura” en relación a las neurosis. No podría desarrollar, en el tiempo del que dispongo, todas las áreas más allá de la neurosis en las que el psicoanálisis ha mostrado eficacia terapéutica. Desde el modelo clásico propuesto por Freud hasta el presente, el psicoanálisis ha ido proveyendo herramientas conceptuales y clínicas específicas en el tratamiento de diversas patologías (pacientes límites, psicosis, perversiones, etc.), en distintos períodos de la vida de los sujetos (niños, adolescentes, adultos mayores), aplicados a conflictos intersubjetivos (pareja, familia, grupos), y encuadrado en distintos ámbitos de desempeño (consultorios, hospitales, trabajo de campo, etcétera). Más allá de los debates y polémicas en torno a la teoría de la cura, al intento de abjurar del modelo médico, a la imposibilidad de unificar criterios sobre curación, y la escasez o carencia de criterios objetivos de verificación de resultados; el psicoanálisis clínico siempre ha tenido presente el horizonte de aliviar el sufrimiento produciendo un cambio psíquico en el analizante. Yo agregaría que quizás ese cambio no sea de una vez y para siempre, dado que se trata de un equilibrio dinámico sometido a “los infortunios de la vida común”.
José Bleger, en un artículo publicado en la Revista en 1973, hace un detallado recorrido y una profunda reflexión sobre “Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis”. El tema de la cura se ha tratado en 58 artículos de la Revista de psicoanálisis de APA, está en elaboración un número completo dedicado al tema “Repensando la cura psicoanalítica”, y es objeto de profundas reflexiones en sus diversos aspectos a considerar a lo largo de las numerosas presentaciones y ponencias de este valioso simposio. Es por eso que lo que puedo proponer son apenas un par de disparadores para continuar el diálogo con ustedes. ¡Muchas gracias!
Dra. Alejandra Marucco
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La propuesta es discutir e intercambiar acreca de un material clínico del análisis de un paciente de 30 años. Este análisis tuvo un comienzo muy peculiar, y me interesó problematizar el trabajo con las transferencias, pensarlas en su dimensión transformadora y creadora de nuevos escenarios que posibiliten el encuentro con una nueva historia libidinal y una nueva novela familiar. Los colegas de APA Gustavo Jarast y Ricardo Spector, comentarán el material clínico de la analista uruguaya Michele Ain.