Diferencia y Diversidades
Interrogantes ante las certezas
Estimados colegas:
Queremos invitarlos a participar de nuestro Simposio anual.
Hemos trabajado intensamente para lograr entre todos que este 61° Simposio y 51° Congreso cuyo título es “Diferencia y diversidades / Interrogantes ante las certezas”, sea espacio de intercambio de experiencias clínicas y teóricas en un marco de aperturas, preguntas y diálogos.
Un encuentro para pausar el imperativo a dar certezas, generando en el intercambio interrogantes que abran el diálogo con el fin de acercarnos a conocimientos profundos y, tal vez nuevos, que nos interpelan desde la clinica y la teoría.
Hemos elegido para este Simposio las fotografías de Antoine Rosé, que parecen de una maratón, cuyo objeto es poder realizar el recorrido, recorrer una "jornada".
El colorido visual y el movimiento generado por las diferentes singularidades representadas en las imágenes, que van sumando personas, personajes, con distintos tiempos y ritmos, da cuenta de la idea que nos convoca aquí. También, de un recorrido psicoanalítico.
Diferencia y diversidades nos lleva a la posibilidad de sostener la pregunta, para que se siga trabajand ante el imperativo que exige necesidad de certezas.
A lo largo de los cinco días del Simposio habrá unos 60 espacios distribuidos entre Talleres de Trabajos Breves, Mesas en Diálogo, Entramados grupales, Paneles Centrales, presentación de Libros y Revistas de la APA, entre otras actividades.
Contaremos con tres espacios simultáneos con intervalos de media hora, considerando las sugerencias obtenidas en la encuesta que realizamos a partir del Simposio del 2022.
Por último, para encontrarnos todos juntos en el Simposio, juntos, elegimos publicar las fotos en forma aleatoria, en movimiento, de todos los que presenten trabajos, y que quieran hacerlo, enviándolas a symposium@apa-gestion.net.ar.
¡Bienvenidos!
Gabriela Goldstein
Presidende de la APA
Biblioteca Abierta en el Simposio
Durante la realización de este evento, la Biblioteca de la Asociación Psicoanalítica Argentina, que cuenta con una muy buena cantidad de libros psicoanalíticos, estará abierta al público para su consulta.
Además estarán a la venta libros y revistas de Psicoanálisis en nuestro stand, incluidos los de APA Editorial.
Esperamos que puedan disfrutar este espacio entre los intervalos.
Sobre la Plataforma WEB
En esta plataforma podrá encontrar las actividades por nombres de participantes, por contenido de actividad y por horarios.
Este programa online tiene la posibilidad de acceder a los contenidos clickeando en los títulos de cada trabajo/propuesta, búsqueda por Contenidos, Franja horaria y Participantes y una pestaña llamada Imprimible donde se puede imprimir el programa completo con los textos autorizados actualizado al momento de la impresión cliqueando en el botón rojo que aparece allí que dice "Imprimir versión al día...".
Sobre la bimodalidad presencial-virtual
Las actividades tendrán lugar desde el 7 hasta el 11 de noviembre de 2023. Durarán 1 hora y media cada una, con un intervalo general de 30 minutos entre estas (menos las dos últimas).
El Simposio es bimodal, vale decir que todos los integrantes de las propuestas presentadas, como así también los asistentes al evento, podrán estar presentes dentro en la Institución, o en forma virtual a través de Zoom.
Hay tres salas bimodales (o híbridas) dispuestas en la sede de la APA, siendo presenciales y de transmisión a distancia simultáneamente, por la plataforma Zoom de la APA.
Cada actividad será estrictamente privada, no siendo retransmitidas por otros canales ni plataformas en el momento ni posteriormente.
Los participantes de cada mesa (expositores/presentadores, conductores, coordinadores -quienes ayudan a recoger las preguntas del Zoom-) deberán asistir en forma presencial, salvo aquellos que se encuentren alejados de la sede de la APA o por motivos de fuerza mayor.
El acceso al Zoom es a través del envío diario de los accesos que se realizará por e-mail desde APA, con la clave incluida, o desde el Programa Online, desde donde deberán todos cliquear en las Salas Zoom de fondo naranja, debiendo introducir la clave.
Los expositores/presentadores, coordinadores y conductores deben presentes en la Institución, salvo condiciones de fuerza mayor o lejanía.
Pautas para Conductores / Coordinadores
El rol del conductor implica favorecer y articular el diálogo entre los participantes de la mesa entre sí y también con el publico presente. Para ello, en algunos dispositivos contará con el soporte de la figura del coordinador. En otros las funciones se encuentran unificadas.
Las presentaciones de los participantes de la mesa deberá ser acotada (sugerimos 3 aspectos destacados del curriculum) .
El conductor de la mesa será el encargado de chequear si en la mesa se va a necesitar el uso de tecnología (por ej. Si se va a pasar un video) y transmitir dicha información a Guillermo Amor antes del inicio de la actividad. También pueden avisarle a alguien del Comité organizador para que lo avise al inicio de la jornada.
Se sugiere que el conductor arme un grupo de WhatsApp en estos días para poder ir tomando contacto con los participantes, leer sus trabajos, empaparse del tema e incluso tener tiempo para reflexionar sobre la tarea. Es importante que en el dispositivo de escritos breves el conductor lea previamente los trabajos para poder establecer puntos de contacto posibles o contar con mayores herramientas para favorecer el intercambio.
El mismo grupo de WhatsApp sirve durante la presentación como chat privado por cualquier cuestión que pueda surgir.
El conductor es el enlace entre los participantes y el comité organizador del symposio.
La mesa será conectada a un zoom de apa que maneja el equipo técnico y pueden tener un dispositivo propio para que sea más sencillo leer las preguntas del chat.
Al comienzo de la actividad el chat del zoom estará cerrado y se abrirá para que el público se anote para participar luego de finalizada la lectura.
Al inicio del zoom el conductor o coordinador tienen que explicar a los asistentes la forma de participación la cual consiste en inscribirse por nombre en el chat del zoom.
El coordinador irá dando la palabra por orden. Si aparecen intervenciones por escrito podrá interrogar a quien escribió si quiere ampliar su pregunta.
Si hay varias preguntas escritas pueden agruparse según el criterio del coordinador.
Por cualquier inquietud respecto del rol o en caso de necesitar información adicional o tener algún inconveniente pueden comunicarse con Cecilia Moia, Eugenia Salas y Juan Pinetta.
Compartir actividades en redes sociales WhatsApp, Facebook, LinkedIn y E-mail
En cada propuesta presentada, se observarán cuatro íconos de WhatsApp, E-Mail, LinkedIn y Facebook a través de la Plataforma WEB.
Estos íconos, al ser cliqueados, compartirán automáticamente la actividad, tomando toda la información de la actividad así como sus links, permitiendo una fácil difusión de las actividades. En el caso de WhatsApp, se recomienda esperar unos segundos antes de enviar la actividad para que la aplicación tome la imagen del Symposium.
Aclaración: esta facilidad puede no funcionar en todos los dispositivos, y variará también según el sistema operativo que tengan los mismos.
Para acceder a las actividades
Con la inscripción realizada, podrá ingresar a cualquiera de las actividades dentro de la sede de la APA.
En caso de hacerlo en forma virtual, deberá haberse inscripto previamente, lo cual le permitirá contar con la clave diaria que se le enviará desde la Secretaría administrativa. Habrá dos formas de acceder: con el e-mail que envíe la APA, y a través de los botones anaranjados que figuran en el programa online.
Deberá cliquear el botón que aparece en cada actividad en el Programa.
Sobre la modalidad de los dispositivos
Talleres de Trabajos Breves: con hasta 3 Trabajos Breves, habrá un/a Conductor/a. La lectura de cada TB es de hasta 12 minutos, tras lo cual el conductor cederá la palabra al siguiente o al público en caso de haber terminado las ponencias, a fin de facilitar el intercambio en lo posible. El/la Conductor/a cederá la palabra a quién levante la mano en el Zoom o en público presente, a fin de ordenar el intercambio. La actividad dura una hora y media.
Mesas en Diálogo y Entramados Grupales: la dinámica es la misma, presentación de exposición muy breves por parte de los participante, para poder facilitar el diálogo y el intercambio de ideas. Aunque es un dispositivo distinto al Taller de Trabajos Breves, se recomienda a los Conductores designados por los responsables de las Mesas en Diálogo y los Entramados Grupales seguir este criterio, entendiendo que cada propuesta tiene su lógica propia. El/la Conductor/a cederá la palabra a quién levante la mano en el Zoom o en público presente, a fin de ordenar el intercambio. La actividad dura una hora y media.
Materiales digitales: en caso de presentar PowerPoint, Imágenes, Filmaciones, remitir los enlaces y los materiales a symposium@apa-gestion.net.ar para enviarlo al equipo técnico que se encargará de pasarlos en cada una de las tres Salas Bimodales y por Zoom. Consignar Número de Actividad para posibilitar una rápida vinculación del material, por favor.
Privacidad y responsabilidad: la inscripción y presentación implican el reconocimiento y responsabilidad de los poenentes sobre la pertinencia del cuidado en relación a la divulgación dentro de la actividad de viñetas y casos clínicos. Para tranquilidad, se deja explícitamente aclarado que ninguna actividad será publica, ya que no se trasmitirá por Facebook ni por YouTube.
Descarga de flyers editables
Flyers editables: se dejan tres links a dos flyers cuadrados editables, uno apaisado y uno vertical (para celulares). El título va en la franja roja de diseño y en la parte blanca la descripción de la actividad en letras negras o gris oscuro.
Categorías
Desde el 13 de octubre
Miembros de APA: titulares y adherentes | $ 25.000 |
Miembros de APA: vitalicios | $ 14.000 |
Colegas en Formación (Instituto) | $ 18.500 |
Concurrentes | $ 25.000 |
Público en general | $ 32.000 |
Estudiantes | $ 18.500 |
Residentes | $ 18.500 |
Miembros IPA y FePAL | u$s 70 |
Miembros OCAL e IPSO | u$s 30 |
Público en general | u$s 100 |
Esta presentación plantea, un tema-problema central: un sujeto anudado con la alteridad.
La complejidad de psiquismo, y su relación con el mundo, y la experiencia con el otro nos comprometen a pensar las diferencias entre interpsíquico, intersubjetivo e interpsíquico. Estos tres conceptos, pueden superponerse en algunas áreas, pero son sustancialmente diferentes entre sí. El objeto psicoanalítico en su fundamental y recurrente estructura, aparece en un uso diferenciado en los conceptos de intrapsíquico, intersubjetivo, e interpsíquico.
En estas fórmulas lo importante es la forma en que estos conceptos se entienden y combinan entre sí en la práctica psicoanalítica, y en campo teórico sobre el trabajo clínico.
Lo interpsíquico que Bolognini asocia con la idea de "espacios de condominio intersubjetivos" es un modo de funcionamiento que conecta a dos individuos, como un nivel funcional altamente permeable compartido entre dos aparatos psíquicos, como lo postula en su libro.
Rosine Jozef Perelberg, PhD, es una psicoanalista británica nacida en Brasil y ex presidenta de la Sociedad Psicoanalítica Británica. Tiene una presencia activa en el psicoanálisis moderno y actualmente trabaja en la práctica privada en Londres. Hasta 2020, ha escrito 3 y editado 9 libros y ha publicado más de 100 artículos, muchos de los cuales han sido traducidos al francés, italiano, español, portugués, turco, griego, hebreo, finlandés y alemán.
Perelberg es miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional, miembro correspondiente de la Société Psychanalytique de Paris y uno de los miembros fundadores del Institute of Family Therapy de Londres. Es profesora invitada en la Unidad de Psicoanálisis del Departamento de Investigación de Psicología Clínica, Educativa y de la Salud dentro de la División de Psicología y Ciencias del Lenguaje (PALS) del University College de Londres (UCL).
En base a la lectura del trabajo "En torno a la sexualidad: Diversidades... Diferencia..." comenzaremos el diálogo con las colegas María Elena Moreno y Teresa Zaefferer y con la participación del público presente en torno a la temática que el trabajo presenta con la posibilidad del mutuo enriquecimiento. La Lic. Teresa Zaefferer será quien coordine la actividad.
Vértices:
la relación entre los diferentes grupos
las costumbres ancestrales
el llanto del bebé y la multisensorialidad, las identificaciones adhesivas
la función materna y el líquido nutricio, la funcion continente
los tres perros rastreadores
el uso de los dos idiomas
la selva y sus peligros
los vínculos fraternos
Narración:
Cuatro niños de 13, 9, 4 y un año perdidos en la selva por la caída de un avión en el que viajaban con la madre quien falleció. Ante el accidente aéreo la madre transmite un mensaje para salvar a sus hijos, deja huella, su voz de rescate: antes les insistió que tenían que irse a buscar agua, la posibilidad de un rio, huir del peligro de los animales.
El trabajo de búsqueda lo llevaron a cabo varios grupos: indígenas de la selva (Guardia indígenas), indígenas del altiplano de los Andes y las Fuerzas Militares por tierra y por aire. La búsqueda se realizó durante 25 días. La selva amazónica es una de las vegetaciones selváticas más tupidas, que impide el paso de la luz, y está llena de plantas, árboles altísimos, ruidos de pájaros y animales de todo tipo. Hay un horario en la selva que hay que respetar, a partir de las 5 o las 6 de la tarde, hasta las 6 de la mañana, hay que quedarse quieto porque es peligroso. Los helicópteros volaban sobre la zona para decirle a los chicos que se mantuvieran en un lugar, que no anduvieran, llevaban grabada la voz de la abuela que los niños reconocían, les explicaba lo que tenían que hacer, tanto en idioma indígena como en español, que se quedaran quietos, buscaran refugiarse y se pararan para que los vieran desde los helicópteros.
A los niños los encontraron en una enramada rudimentaria que habían construido, tenían ayudas de primeros auxilios tanto del avión en que viajaban como de implementos y alimentos que les tiraron por el aire, cuyos restos les sirvieron de guía a los buscadores. Caminaron más o menos 1250 kilómetros. Antes de que los encontraran los indígenas los encontró un perro sabueso, que se perdió unos días antes del rescate y se encontró a kilómetros. Tienen la idea que se desapareció porque se hizo cargo de la maldad y la magia negra de la selva… los malos espíritus de la selva.
En otras palabras, desde la observación de bebés, el bebé que se conecta con la hermana a través de la mirada, el contacto físico. Las manos que entrelazan y sostienen la vida…la búsqueda de la vida escuchada por todos los hermanos… la hermana mayor le brinda sus brazos y él se prende de ella… con los otros tomados de la mano permanecen juntos… sobrevivencia fraterna, cuidado mutuo…conexión que trasmite fuerza, superviviencia grupal, conformando pequeño grupo familiar donde los vínculos fraternos pueden sostener, mantenerse. Se retroalimentan para sobrevivir… Bebé que pierde el contacto con la madre pero mantiene el contacto con sus hermanos acompañándose durante veinticinco días, llega el cansancio, la deshidratación, el hambre… el bebé busca con su llanto expresar lo que siente, necesidad de continuar con vida… quién lo puede escuchar…llora y es escuchado por un grupo de nativos experimentados que buscan señales y encuentran una poderosa: el llanto del bebe que representa la lucha por sobrevivir…
La primera declaración de los indígenas que los encontraron fue: “La naturaleza fue la que nos guio a donde estaban los niños”. En el encuentro mismo con los niños, hubo colaboración entre los dos grupos de indígenas. El indígena del altiplano vio una rama moverse y pensó que eran ellos, pero solo lo confirmó al oír el llanto del bebé. La mayor tenía un niño en brazos y otro de la mano. El indígena de la selva les habla en “idioma” y los abraza. Hacen un ritual de sanación y liberación y hay uno de los niños que dice que tiene hambre, quiere comer fariña, arroz con chorizo y chicha. Los indígenas los llevan caminando pero acunando a los chiquitos, durante 2 horas más de camino para tomar los helicópteros de las Fuerzas Militares, como preparándolos para lo que va a ser el encuentro con la ciudad capital. Los niños tienen que hacer la transición entre el pueblo en el que han vivido y la capital, en ese momento entre la selva y la ciudad, como señala uno de los indígenas, pasar “de la oscuridad a la luz”. Se debatirá sobre: los vestigios y los protomentales, la multisensorialidad, las identificaciones adhesivas, el maternaje, los supuestos básicos, los tropismos, el grupo de trabajo, el pensamiento mágico y las costumbres de la selva.
Este trabajo tiene como objetivo presentar las ideas de Maldavsky (2018) acerca de las intervenciones del analista en la clínica, tanto en las primeras entrevistas como en el desarrollo del proceso psicoanalítico. La intersubjetividad implica que en los vínculos cada participante es considerado desde el punto de vista del procesamiento de las propias exigencias pulsionales y las ajenas (Maldavsky, 2007).
En este sentido, enfocamos el campo de la intersubjetividad tanto desde la perspectiva descriptiva (como equivalente a interpersonal) como aquella que considera el estudio de los afectos, los pensamientos, las representaciones y las defensas, en la tramitación de las exigencias pulsionales, del mundo externo y del superyó, proceso en el cual cada uno de los interlocutores incide en el otro de manera compleja.
A partir de estas premisas se considera que durante las sesiones se desarrollan procesos vinculares que se construyen de acuerdo a ciertos moldes, o matrices, que implican acuerdos o desacuerdos entre dos o más personas, en este caso, analista y paciente. Clásicamente, estas actividades del analista en la sesión se entendieron como interpretación, transformación o repetición de recuerdos, apuntando a las construcciones que se realizaban mediante este proceso.
Las actividades a las que nos referimos ahora apuntan a intervenciones más concretas, inherentes a un micro análisis del intercambio discursivo con el paciente (tal como lo mostramos en la primera diapositiva).
Desde hace varias décadas, diversos estudios han coincidido en destacar que la conexión empática y receptiva y la autenticidad del analista son una condición para que un tratamiento contribuya a lograr un cambio clínico positivo en el paciente. Al mismo tiempo comenzaron a considerarse con más detenimiento las intervenciones concretas del analista.
Estas intervenciones se pueden tomar en cuenta según su función:
Recabar información
Sintonizar
Focalizar
Establecer nexos
Complementar las intervenciones precedentes (ejemplos, repreguntas, aclaraciones, síntesis)
Consecuencias prácticas (sugerencias o indicaciones referidas a las conductas o los afectos)
Esta clasificación permitió dar mayor precisión al estudio de la contratransferencia y el enactment, y del cambio clínico positivo o negativo.
El núcleo del enactment es un ¨desvío¨ del analista respecto de las normas del trabajo clínico, es decir que difiere de las acciones convencionales (como la interpretación, la construcción, etc.) que pertenece al campo de las verbalizaciones, que al menos en apariencia hace de interferencia en el logro de metas clínicas, promovido por influjo del paciente, y en el cual el analista despliega una escena y un personaje de la vida psíquica de dicho paciente. El fenómeno puede abarcar sectores pequeños de una sesión, sesiones íntegras e incluso un tramo extenso de un tratamiento.
Además, esto permitió apreciar que junto con las intervenciones ligadas con la creación de un ambiente receptivo en el vínculo (sintonizar con el paciente), existen otras intervenciones con diferente función. Estas son las que establecen relaciones entre aspectos expuestos por el paciente, que Maldavsky designa como intervenciones de nexo. Las intervenciones de sintonía también implican el establecimiento de nexos, pero solo entre lo que el paciente relata o despliega en la sesión y un estado afectivo (angustia, rabia) o un estado somático (somnolencia, taquicardia, etc.).
Estas intervenciones que desarrollaremos, establecen nexos entre diferentes situaciones, incluyendo a veces también conceptos, e intentan aportar otra perspectiva para lo que el paciente ha expresado, con lo cual puede ocurrir que surjan nuevas opciones de encarar situaciones problemáticas.
Empatía
Freud (1913) consideraba que la empatía constituye un requisito de la postura del analista para la tarea clínica. Esta requiere una conexión afectiva y simbólica con el paciente, que incluye a veces una regresión funcional del analista.
Sintonía
Existen situaciones en que el analista se conecta además con los estados somáticos del paciente, incluyendo sus procesos neuronales, y no solo los estados afectivos. A este tipo de conexión, Maldavsky (2017) la denomina sintonía, reservando el término empatía a la conexión con los estados afectivos. El término sintonía implica una armonía en la conexión entre dos o más personas, una conexión entre sistemas de emisión y recepción y una igualdad de tono o frecuencia entre sistemas de vibraciones.
Foco
En cuanto al foco, se lo ha considerado como “conflicto nuclear”, “conflicto nuclear neurótico”, “problema capital”. Desde un punto de vista descriptivo se equipara el foco al componente sintomático actual. Este aspecto se centra sobre todo en aquellas situaciones que crean molestia en el paciente, en particular la angustia, que en consecuencia desencadena una falla en las defensas, lo que es perceptible en los episodios que el paciente narra o despliega en la sesión.
En estos conjuntos de intervenciones se da un proceso de desplazamiento, de manera tal que cada conjunto presuponga al siguiente y el anterior anticipe al posterior. En esta secuencia se deben respetar ciertos requisitos:
1) la isotopía, es decir, que los diferentes conjuntos de intervenciones deben tratar un mismo tema),
2) mantenimiento de la coherencia argumentativa (es decir, atenerse a un orden en las intervenciones, según el cual, por ej., la recolección de la información, la sintonía y la focalización deben preceder al establecimiento de nexos, salvo que la situación clínica amerite una modificación de esta secuencia),
3) oportunidad (es decir, sin intervenciones prematuras o fuera de tiempo),
4) respeto de las manifestaciones del paciente que pueden introducir rectificaciones o alteraciones en el contenido y/o el rumbo de la secuencia del pensar del analista.
Las intervenciones de nexo expresan el intento del analista de dar sentido a lo que va recabando del paciente. Incluye una argumentación dedicada a enunciar o articular aspectos inherentes a la sintonía y a la situación considerada como foco, con lo narrado o desplegado por el paciente en diferentes escenas, las que el analista organiza de manera coherente para que el paciente pueda comprender mejor sus problemas.
Tipos de intervenciones de nexo
Maldavsky(2018) propone categorizar las intervenciones de nexo en términos de contigüidad (espacial o temporal), analogía y causalidad:
1) Los nexos basados en la contigüidad espacial o temporal tienden a relacionar eventos que el paciente ha expuesto uno a continuación del otro sin que haya razón aparente alguna para ello y/o eventos que el paciente ha relatado de manera dispersa y carentes de conexión. Las intervenciones basadas en la contigüidad ponen de relieve los aspectos que el analista considera relevantes en el enfoque de un caso, y suelen ser consecuencia de la tarea exploratoria en las intervenciones tendientes a recabar información, sintonizar y focalizar. Por ejemplo: “Simultáneamente en que se evidenciaron sus rasgos excesivamente evitativossu madre tuvo una crisis psicótica”.
2) Los nexos basados en la analogía tienden a relacionar dos o más escenas por uno o más rasgos en común. Estas intervenciones permiten reunir elementos dispersos en grupos con rasgos en común. Con respecto a las intervenciones por analogía, existe el riesgo de que se agrupen elementos de manera excesiva, desconsiderando algún elemento diferencial. Por ejemplo: “Usted finge ante un amigo para crear una apariencia de seguridad y madurez, y tiene una crisis de vergüenza al suponerse descubierto en sus limitaciones, y también finge en el trabajo para convencer a sus jefes de su capacidad y su compromiso con la tarea, y teme que se descubra que no cumpla con lo esperado”.
3) Los nexos basados en la causalidad tienden a relacionar las escenas tomando en cuenta el enlace causa-efecto. Por ejemplo: “Luego de la muerte de su padre usted perdió la capacidad para llegar al orgasmo en una relación sexual”.
En las intervenciones clínicas el nexo por excelencia es el causal, que implica suponer que una serie de factores predisponentes, concurrentes y precipitantes son determinantes de alguna manifestación que preocupa al paciente.
Freud, al formular su descripción del aparato psíquico en términos de estratos o huellas mnémicas sucesivas a partir del vivenciar, destacó el valor de estas tres lógicas para la organización del mundo representacional inconciente: simultaneidad-contigüidad, analogía y causalidad.
Estos tipos de nexo corresponden a disposiciones psíquicas en la búsqueda de la complejidad de los procesos de pensamiento y conocimiento, comenzando con la captación de regularidades que culminan en el desarrollo de inscripciones psíquicas (enlace por contigüidad), para luego establecer conexiones de modo de comprender al semejante, encontrar lo familiar en el otro (como es inherente a la analogía, para culminar con el esfuerzo de dominar la realidad y transformarla (como es inherente a la causalidad).
Bibliografía
- Freud, S. (1913). Sobre la iniciación del tratamiento. AE, 12.
- Maldavsky, D. et al. (2007). La intersubjetividad en la clínica psicoanalítica, Investigación sistemática con el Algoritmo David Liberman (ADL), Buenos Aires: Lugar.
- Maldavsky, D.; Álvarez, L.H.; Neves, N.; Stanley, C. (2017). Construcción de la alianza terapéutica durante la sesión: conceptos e instrumento para la investigación empírica
- Maldavsky, D. (2018). Investigación empírica de las conexiones que establece el terapeuta en sus intervenciones clínicas: método y ejemplos. Mentalización. Revista de psicoanálisis y psicoterapia, 11; Octubre 2018.
Las intervenciones de nexo y su valor como expresión del pensamiento clínico del terapeuta
Las intervenciones de nexo que realiza el terapeuta, buscan destacar ciertas estructuras formales del discurso del paciente, poniendo en relieve indicadores que permiten individualizar la lógica de su pensamiento.
En varios escritos, David Maldavsky enfatiza la importancia de su observación, a los efectos de adecuar el proceso analítico en consecuencia, teniendo en cuenta cómo se van desplegando las manifestaciones del preconsciente. Las mismas operan como puerta de entrada al interjuego entre lenguaje -expresado en sus tres niveles, palabra frase y relato- erogeneidades y defensas (método ADL).
Poemos decir que el conjunto de erogeneidades y defensas constituyen un sistema categorial que se busca operacionalizar para poder investigan con él las manifestaciones discursivas.
La primera cuestión ante la cual se enfrentan un terapeuta y un paciente determinados, es ver si ambos pueden comprometerse en un proceso en el cual resulten beneficiados, en el sentido que el paciente evoluciones favorablemente y el analista se vea gratificado en su tarea específica.
Para ello, es necesaio establecer una alinaza terapéutica sustentada en un vínculo empático y sintónico con el paciente, basada en la escucha activa y un espacio seguro que lo aloje sin temor a ser juzgado o rechazado. El analista por su parte, pondrá en evidencia tanto su sistema conceptual, como su subjetividad, actuando como caja de resonancia de las expresiones del paciente.
Las intervenciones del analista, fue un tema investigado por Maldavsky en varias de sus publicaciones, donde nos convoca a repensar nuestras prácticas.
En estos comentarios, quiero referirme particularmente a las intervenciones de nexo y su relación con el concepto de iatrogenia en terapias analíticas.
El concepto de iatrogenia está referido tanto a las fallas en las intervenciones, como a la participación negativa o desfavorable de la propia subjetividad del analista, de la cual forman parte también, tanto su formación teórica como el análisis personal y la supervisión clínica y oportuna de casos.
El valor de categorizar las intervenciones de nexo, como por ejemplo en los criterios de contigüidad espacial o temporal, analogía o causalidad, está puesto sin dudas, en considerar su importancia como facilitadoras de la aparición de aquellos contenidos preconscientes, como pensamientos en espera. Estos a su vez, dependerán de las mismas para hacerse presentes, o bien permanecer en pausa, conduciendo a obstaculizar la eficacia del método terapéutico.
No olvidemos que el deseo de eficacia en el método, forma la esencia misma de la alianza terapéutica.
De dichos conceptos, se desprende la idea que, cuando hay fallas en dichas intervenciones, se pierde operatividad. El terapeuta realiza enunciaciones, ejemplifica, describe, pregunta, aclara, refiere, y establece nexos por contigüidad espacial y temporal, analogía y simultaneidad. Comenzamos entonces, a hablar de iatrogenia, y lo hacemos de manera abarcativa, ya sea considerándola por comisión u omisión. Pensemos en un analista que interviene compulsivamente desde su marco conceptual, no escuchando el relato del paciente, y estableciendo nexos inexistentes o contradictorios y desordenados. O bien, omitiendo segmentos del relato que sería valioso considerarlos.
Al decir del mismo Maldavsky, uno de los rasgos de la terapia psicoanalítica, es que los conflictos entre el deseo, el superyó y la realidad, quedan expresados como escenas. Teniendo en cuenta las mismas, en sesión se establecen nexos entre una escena narrada o desplegada por el paciente, y una escena que puede aportar el analista a modo de ejemplo por analagía, y la cual pretende dar sentido a los hechos. Pero también es cierto que se puede correr el riesgo que una agrupación excesiva (M2018) tendiente a destacar afinidades entre elementos, desconsidere un aspecto central.
Dicho aspecto central, hubiera dotado de mayor claridad a la problemática planteada por el paciente.
Advierte, que la analogía puede fallar por omitir relaciones de semejanza que podrían esclarecer mejor la situación clínica, o su contrapartida, extender excesivamente esta relación y conformar un grupo en el cual quedan desconsiderados aspectos diferenciales centrales.
En cuanto a los nexos causales, son los más conectados a conceptos abstractos, Uno de los riesgos es que el terapeuta tienda a explicar un problema central del paciente, apelando más a su acervo teórico que a lo relatado por el paciente.
Considraciones finales. El valor indiscutible de la obra de Maldavsky, nos abre muchas aristas para pensar nuestro quehacer, desde el mismo interior del psicoanálisis.
La preocupación por categorizar y crear un método como herramienta para ordenar, visibilizar, aprehender y comprender lo que aparece en la clínica, expresan la necesidad de investigación permanente acerca del "árbol de decisiones clínicas" con el cual accionará el terapeuta.
Considero que, en varios de sus escritos,hay una aceptación implícita de la potencialidad iatrógena del proceso terpéutico, entendiendo por tal la aparición de efectos no deseados o negativos como producto de la intervención terapéutica.
La idea de proceso analítico suscita evolución y despliegue, por lo tanto, sugiere también la imágen de funcionalidad y movimiento.
Consideremos importante asociar las fallas pluricausales que pueden producirse en las intervenciones del analista, conjuntamente con la utilización de herramientas y métodos en nuestro quehacer, con el concepto de iatrogenia, ya que es la mejor manera de visibilizar el impacto de las mismas, fundamentalmente teniendo en cuenta las nuevas perspectivas del psicoanálisis frente a los síntomas acutuales.
La vasta obra de David Maldavsky, es una de las más importantes contribuciones al tema en el psicoanálisis actual.
Dra. Mönica Mercadante.
BIBLIOGRAFÍA
1- MALDAVSKY, D "La intersubjetivdad en la clínica psicoanalítica" Revista Topía Artículo noviembre 2012
2- MALDAVSKY, D,"Investigación empírica de las conexiones que establece el terapeuta en sus intervenciones clínicas: métodos y ejemplos. Mentalización: Revista del Psicoanlálisis y Psicoaterapia Año 2018.
3- MERCADANTE, M "Iatrogenica en psicoterapias pesicoanalíticas" Tesis doctoral Universidad de Belgrano DT Osvaldo Bodni
Basado en relatos de pacientes, pude ver una relación entre la mentira por un lado y el desamparo y la ausencia de registro materno por el otro. Winnicott destacó: “Hay pacientes, que, si no hablamos de que estuvieron muertos, no hay avance posible” Ellos suelen autodenominarse muertos vivos. También hay que tomar en cuenta la decepción de un padre y el dolor, que termina en el consumo de sustancias y alcohol. Mediante la interpretación, se puede despertar en el paciente algún deseo vital en el terreno de los afectos, que la palabra no esté al servicio de la descarga, entre otras cosas.
La mentira y la envidia ganan terreno cuando el adicto percibe el paño vacío de la apuesta en la ruleta. Los adictos, creen controlarlo todo y en ese momento, la defensa (desestimación del afecto) es exitosa. Al ver que perdió, siente un dolor violento ante la vivencia de perder la ilusión, de hallar el modo de obtener la ganancia absoluta. Es un dolor vacío y violento lo que demuestra que la defensa falló, lo que no significa que haya un sujeto para sentir. El dolor violento de perder la ilusión está íntimamente ligado al trauma. Este dolor vacío se enlaza con el masoquismo erógeno en su compulsión a la repetición. Dolor vacío y cuerpo erógeno están implicados. Después puede surgir el masoquismo moral. El momento del dolor violento y vacío, es la expresión máxima de la desubjetivación del sujeto, su mayor desorientación. Acá es cuando salen del casino perdiéndolo todo y buscan drogarse o una prostituta; como esa persona anónima que ellos son. No tienen nombre ni origen.
La primera orientación en el mundo es la constitución del yo real inicial, diferenciando lo interno de lo externo mediatizada por la ternura materna. En esa seudosublimacion, importa lo interno, el motor de la vida, lo pulsional, mientras que lo externo queda en un campo indiferente constituido por la empatía materna. En los adictos, la ternura es sustituida por una sensualidad improcesable. La pulsión de muerte gana terreno ya que es la pulsión de vida la que debe imbricarla por mediación de la empatía materna, que es expresión de lo vital en la madre.
He sostenido que en la anorexia el suicidio constituye un intento de ser inscripta por la madre, es decir, solo estando muerta podía ser inscripta. La desestimación del afecto deja al paciente en un vínculo adhesivo, en el cual, la envidia primaria y los celos primordiales prevalecen. Los celos son de una violencia inusitada, ya que remiten, no al amor sino a la exclusión, es decir, a ser declarado muerto. Lo que es la manera de confirmar que la ternura no existe, que el sentir tiene que ser desestimado y que la envidia como expresión de la pulsión de muerte, debe hacer desaparecer a la vitalidad que pueda surgir, llevarla al cero absoluto.
Otro tema importante es la mugre. En los adictos es muy común que hablen de un deseo de permanecer en la mugre. Muchos, lo relacionan con la cárcel, porque allí han estado. Pero aun en los que no, igualmente está presente el tema de la mugre, como una forma de expresar el “dejarse estar” y en una identificación con él desecho. Es posible que esta identificación sea el lugar en la mente de la madre como expresión de no inscripción como huella mnémica. Está el lugar de la mugre, de vivir entre las heces literalmente. Muchos pacientes pasan días sin limpiar su casa.
Bibliografía:
Freud, S 1915c pulsiones y destinos de pulsión AE vol14 Lic. Carlos Titolo
1915d La represión AE vol14
1915e lo inconsciente AE vol14
1920g Mas allá del principio de placer AE vol18
1921c Psicología de las masas y análisis del yo AE vol18
1923c El yo el ello AE vol19
1924c El problema económico del masoquismo AE vol19
1926d Inhibición, síntoma y angustia AE volumen. 20
1940a Esquema del psicoanálisis AE vol23
1950a Los origines del psicoanálisis AE vol1
David Maldavsky
1980a El Complejo de Edipo Positivo: Constitución y transformaciones-Amorrortu Editores 1982
1986a Estructuras narcisistas. Constitución y trasformaciones Amorrortu 1988
1987 Psicosomática, drogadicción y mística Actualidad Psicológica N° 138
1989 Sobre la espacialidad psíquica y la teoría de los dobles Actualidad Psicológica N°149
1989Lenguajes del erotismo Actualidad Psicológica N°158
1990a procesos y estructuras vinculares Nueva Visión 1991
1992 Teoría y clínica de los procesos tóxicos Amorrortu editores
1994 Pesadillas en vigilia "sobre neurosis toxicas y traumáticas Amorrortu Editores
2000 Lenguaje, pulsiones, defensas-Nueva Visión
Carlos Títolo: Un estudio sobre la presentación en los orígenes del psicoanálisis. Freud y Hegel Gaceta psicológica-1980
Vomitar la conciencia-Actualidad psicológica
Una pasión suicida en Anorexias y Bulimias-Actualidad Psicológica
Adicción al juego y a las drogas: La mentira y los golpes-Ricardo Vergara Ediciones 2007
Trabajaremos los temas entre los dos grupos que se pueden ilustrar con fragmentos de la película sobre el Orlando de 2004 por Sally Potter, y con el trayler del film de Paul Preciado. y la condición Shreberiana de lo que Lacan denomina "empuje a la mujer". Si bien el personaje de Woolf parece recorrer una larga travesía y diferentes crisis y caídas, supuestas cada vez como un sueño prolongado, para llegar a la posición femenina, no se trata de ninguna psicopatología del personaje , sino de un largo proceso que le permite arribar además a la escritura, como oficio, habiendo perdido todos sus privilegios y prestigios masculinos. Es esa pérdida, ese duelo por el falo lo que solo junto al arribo a la posición femenina le da acceso a escribir algo que, finalmente pueda ser valorado como un bien social.
La biografía de Orlando es una denominación irónica, la de Paul B. Preciado parece estar tomada más a la letra pero sólo en un sentido político de la significación de lo masculino y lo femenino. Preciado hace de sí mismo un personaje que cuenta una y otra vez su historia, a la vez que la relata incluye en esa narración las contradicciones y las paradojas a las que la convención social lo somete en el proceso de un cambio de género,. Pero al mismo tiempo de algún modo va proponiendo una especie de nueva lengua, que permita decir no ya los sexos sino lo géneros. La idea de una autopercepción como decisión soberana de un sujeto que adquiere una identidad devenida de una identificación debido a su incomodidad en un cuerpo que no reconoce representarlo.
Es el psicoanálisis una ciencia normativa?, las polémicas a su alrededor, en relación a estas identidades de género, son propias del freudismo o más bien son lecturas sesgadas tomadas de períodos poco fecundos de algunos autores postfreudianos. Es esa creación de Stoller: el género diferenciado del sexo algo que contribuye o resta riqueza a la posición del analista. ¿Era Orlando un gay sin saberlo? O un trans? qué significa ese tránsito para cada sujeto? ¿Podemos hablar de "el trans" o incluso de "el homosexual". ¿Se ha equivocado el camino al llamar perversos a los homosexuales? ¿no los hay entre los supuestamente heterosexuales? y la pregunta que queda flotando es ¿Acaso hay inscripción de la diferencia sexual, hombre muje, en el inconciente?
Entre las Diferencias y Diversidades conmovedoras es imprescindible conocer psicoanalíticamente las vicisitudes de los seres que componen el Espectro Autista. Afección frecuente en las últimas décadas, encontrando a los profesionales de la salud mental en continua investigación, para hallar algún método que permita al paciente autista emerger de esa “caparazón” que lo defiende de las inclemencias de la realidad.
Observándose, por ejemplo, que el tratamiento en la actualidad, al pretender incluirlo en las escuelas comunes, lo excluye, desde su dificultad para generar vínculos. Y que los estímulos provenientes del mundo circundante, imposibles de elaborar, lo encierran aún más. Pareciendo que las exigencias escolares llevan a transformar a maestros y profesores en perseguidores, como familiares y amigos con teorías y consejos sobre el adiestramiento de ese niño al que todos “pretenden” educar.
El Trastornos del Espectro Autista, (Tea) provoca en autores de la actualidad la percepción de asistir a una “Era Autistoide”. Manifestando Luisa C. Busch de Ahumada y Jorge Ahumada, especialistas en el tema, que” una epidemia de autismo” invade los consultorios de la psiquiatría pediátrica en el presente.
Complicándose cualquier tratamiento con la escolaridad, al pretender incluir en el aula de la escuela común niños que sin un acompañante terapéutico es imposible integrar, y menos pretender adquieran los conocimientos propios de los planes de estudio en un contexto temporal, desconociendo los sucesos del psiquismo de un alumno tan particular.
Dicho aprendizaje depende en los niños con TEA de múltiples factores que no condicen con las expectativas y los objetivos que dispone la docencia especializada, al ignorar el mecanismo íntimo del autismo.
En el “sin tiempo” de la pulsión la necesidad de descarga se satisface con la desconexión de la realidad y con poco resto para sublimar los conocimientos escolares, que se adquieren en los momentos en que la libido se presta para interesarse por lo que alguien “amable” (que pueda amar) despierte su interés. Los objetos parentales, sobre todo la madre, el padre y cuidadores, al conocer el caso, son indispensables para “aventar” (echar al viento) los “terrores diurnos” en el hecho del aprendizaje. En relación a los educadores que por sus exigencias encarnan arquetipos del pasado, que parecieran ensañarse con la subsistencia del autista. Ideales educativos no acordes a sus personalidades incrementan las dificultades de un aprendizaje escolar por métodos que se consideran superyoicos( de elevada exigencia) para estos casos.
El aprendizaje infantil se sostiene sobre logros de una independencia afectiva que permita una cierta autonomía y una movilidad psíquica que el autismo va incorporando paso a paso en la medida que la realidad deje de ser tenebrosa para su sí mismo. A partir de sus vivencias con los objetos parentales, en los que el infante confíe, que lo distancien de esos amenazadores (imaginarios), de los cuales se defiende con la desconexión.
Y le permita a su tiempo volcar el interés en lo que aprende, excluyendo la confrontación en áreas competitivas propias de condiscípulos de su edad; en la plenitud de la crueldad infantil. En donde vuelve a renacer la necesidad de un encierro autístico, para preservar una indemnidad psíquica frágil y difícil de mantener. Si la infancia se caracteriza por su indefensión y desvalimiento, precisando de la protección parental hasta la adolescencia, los seres con autismo al manejarse con “el apego”, más que con las relaciones de objeto propiamente dicha, evidencian mayor vulnerabilidad.
El autismo es una afección con identidad propia, conteniendo el nombre la característica principal del síndrome: un proceso patológico del” uno mismo”. Y por la diversidad de su tratamiento y del enfoque teórico que evolucionó con el correr de los tiempos, hubo cierta confusión en los ámbitos profesionales. Teorías disímiles caminan contraponiéndose luego de haberse excluido al autismo de la psicosis a la que por años perteneció.
Las características de síntomas como el aislamiento y la dificultad en el contacto afectivo, indujeron a considerarla dentro del campo de la psiquiatría. Pero la evolución madurativa de los pacientes, sus comportamientos, no condicen con la psicosis.
Melanie Klein al describir la posición “esquizo paranoide”, observa en el lactante un primer tiempo autístico natural, por la necesidad de una acomodación a la existencia extrauterina. El psiquismo fetal debe adaptarse a una realidad desconocida luego de treinta y nueve semanas en un ambiente que todo lo proveía. Mientras los susurros y destellos del mundo circundante, impresiones de un afuera totalmente ajeno y peligroso, le pertenecían solamente a la madre. Cubriendo con membranas, con la bolsa de las aguas y con las paredes de su cuerpo a su pequeñito que la completaba.
Escenario que se hace imprescindible destacar porque en el autismo participan tanto el niño como su madre. No al estilo de “madre heladera”, como la describió el psiquiatra Leo Kanner hace más de setenta y cinco años, quien describió por primera vez el cuadro autístico. Desde esa época a hoy hubo una gran evolución en cuanto a su etiología, en especial al excluirse a la madre como la provocadora de semejante aislamiento y carencia libidinal hacia su cría.
Habiéndola separado del origen de tal patología, hoy la ciencia considera al autismo, y a su espectro, como un trastorno neurobiológico de perturbaciones genéticas. En la ausencia de fallas en la transmisión neuronal que impide devolver a la progenitora el cariño y la devoción con la que se acerca al ser que dio a luz. Mientras espera en vano, aunque más no sea un atisbo visual con promesas de reconocimiento pasadas las primeras semanas.
Freud nos da la posibilidad de poder estudiar al Autismo desde la óptica del narcisismo. Y en el capítulo I de” Introducción del Narcisismo” dice:” El término narcisismo proviene de la descripción clínica y fue escogido por P. Näcke en 1899 para designar aquella conducta por la cual el individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual” …
Comentario al principio del texto que nos instala de lleno en el sentir autístico, el infante afectado se conecta con su “sí mismo”, su único objeto; mientras su madre queda afuera y ausente. Y al desconocer cómo llegar a su hijo, se vivencia “abandónica”
Y al finalizar la página explicita: … “Y a la misma conjetura se llegó a partir de las dificultades que ofrecía el trabajo psicoanalítico” … …” El narcisismo en ese sentido no sería una perversión, sino el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación, de la que justificadamente se atribuye una dosis a todo ser vivo” …
El vínculo con el bebé responde “al apego”, motorizado por las pulsiones de autoconservación, más que por el vínculo objetal, que aparecerá más tarde luego de probar que confía en sus progenitores. Cuando a partir de la autoconservación pueda “asirlos” como objetos leales.
Es el “ello” de la segunda tópica freudiana, el que contiene lo “reprimido” (de la neurosis) que proviene de lo que alguna vez fue consciente, conteniendo, además, a todos los yoes anteriores, al mundo pulsional heredado y a lo filogenéticamente adquirido.
El autismo se presentaría como una afección del ello, algo que falló en alguna generación, “injuria pulsional “que provoca esa desconexión neuronal, que se repite como una compulsión, para en cualquier generación resolverla (re elaborarla) en “algún miembro de la descendencia”; en este caso el infante autista. En que el “egoísmo” proveniente de la autoconservación, ordena un “encierro” autístico para preservarse en la vida extrauterina de “arquetipos inconscientes” que al revés de la represión (que una vez fue consciente) pugnan por salir. Una orden, un mandato del pasado, se presentifica en el “ahora” de la reproducción autista, dependiendo cualquier aprendizaje que los educadores le nieguen encarnación a esos “arquetipos” amenazantes… Que cuando le abren las puertas del “colegio integrador”, el infante corra y corra y corra… como una acción que explicita su fuerte rechazo.
De “memorias de la especie” está hecha la pulsión y el niño autista representa en lo actual (su comportamiento)– su necesidad de auto protegerse. Y en las primeras representaciones del cuadro mamá- bebé- “eso” indescifrable que le impide el contacto afectivo con ella. Hasta impedir la lactancia, por tal la recuperación de la misma expresa “su apego” desde las pulsiones de auto conservación. Primero resuelve las necesidades vitales del “hambre”, luego resolverá las “del amor” … al adquirir confianza hacia los progenitores.
La ambivalencia propia de la madre, amor/odio, ante el diagnóstico de TEA, la sumerge en un sentimiento de culpa que la abate, al considerar que su “odio” – representante de la pulsión tanática- es la razón de la desconexión autística. Cuya representación en el soma corresponde a las desconexiones genéticas de las neuronas que perviviendo en la pulsión “memoria de la especie” son las verdaderas causales del TEA
Y olvida la madre que el “apego” representa también al eros de la pulsión de vida, que irá abriendo de a poco ese caparazón autista en su descendiente, por la que empieza a comunicarse primero con ella, el padre y el entorno familiar y desde ahí al exterior. La dirección de dentro hacia afuera es la única posible en la recuperación del autismo…
Bibliografía:
Ahumada Luisa Busch de y Ahumada Jorge.2019.”Contactando con el niño autista”Ed.Biebel.Bs.As
Freud Sigmund. 1914. “Introducción del Narcisismo”. EA. Vol.XIV
Giménez Noble.2021. “El enigma de la reelaboración” Fase decisiva del tratamiento psicoanalítico. Ed. Biebel. Bs.As
Ana María del Pilar Bidondo
Comenzaremos con Freud, quien en "Psicología de grupo y análisis del yo" (1920), nos cuenta cómo la idealización del objeto implica en que medida el individuo lo trata como a su propio yo, un sujeto que aspira a la perfección, perfección que el individuo no encuentra en sí mismo, por lo cual la busca través del objeto amado. Esto implica una gran pérdida de libido objetal y narcisista, una hemorragia libidinal, como propone el propio Freud. Al igual que en la hipnosis, lleva a la parálisis ante una relación entre una persona con gran poder y una impotente. Surge así una masa en la que la individualidad y el pensamiento crítico se pierden frente a la realidad, víctima de la idealización.
Para aproximarnos a lo social podemos introducir la idea de “grupo interno” de Marcos Bernard (1992), que se basa en las ideas de Freud (1905) sobre la sexualidad infantil, Laplanche y Pontalis (1964) sobre las fantasías originales y Kaës (1976) sobre la representación psíquica del grupo.
Bernard nos dice:
“Lo he esquematizado de este modo porque me interesa destacar el espacio en blanco, en donde habitan el narcisismo y la indiferenciación, las brechas en el contorno del Self, ya que marcará de una manera decisiva, no sólo el psiquismo del sujeto, sino la organización que éste imponga a sus vínculos futuros. Allí donde el sujeto no ha completado su discriminación, permanece un núcleo de identidad de percepción, y el psiquismo debe ser apuntalado en el vínculo” (p. 7).
(Dos conjuntos superpuestos, uno madre, el otro niño, y un área gris de intersección que es el vacío de la indiferenciación, yo-no yo)
Entendemos que este núcleo indiscriminado, el área del yo-no yo, alimenta el sentimiento de pertenencia al grupo, a la institución, cultura o sociedad, base de las alianzas inconscientes estructurantes o alienantes, de los pactos denegativos, entre aceptación e imposición, entre ideal y narcisismo.
Serán los grupos internos los que darán a cada uno la experiencia personal para usarla en la constitución de los nuevos grupos. Luego Bernard propone pensar en los organizadores de grupo en cada individuo y en los organizadores del vínculo.
Los organizadores intrapsíquicos son la imagen del cuerpo, las fantasías originales (fantasía de fusión (intrauterina), escena primaria, seducción y castración), los complejos familiares, las imagos y la representación del aparato psíquico del sujeto. Entre los organizadores intrapsíquicos y socioculturales sitúa el Espacio Transicional (Winnicott), una zona gris de simbiosis que persiste en el individuo y que le otorga un sentido de pertenencia. Los organizadores socioculturales son: mitos, ritos, ideologías, concepciones del universo y doctrinas filosóficas.
La transmisión transgeneracional de lo sociocultural en el crecimiento se produce con la madre como portavoz de la cultura (Aulagnier, 1975), como portadora de un esquema relacional que permite al sujeto aprender una forma de intercambio que conducirá a una remodelación continua de los vínculos, determinados por Alianzas Inconscientes, pero también pactos denegativos.
Volviendo a la pérdida de ideales, la caída de la autoridad o evaporación del nombre del padre (Lacan, 1969) nos propone una discusión sobre los cambios sociales que cada momento histórico que afectan tanto pacientes, como analistas e instituciones psicoanalíticas y en general. Esto también nos permite considerar el lugar del analista en la transferencia frente a la crisis de autoridad, como una figura que ya no es depositaria de una autoridad natural desde hace ya algunas décadas. Por lo tanto, podemos repensar la situación técnica dentro de la sesión, cómo sostener la transferencia parental frente a una autoridad debilitada por el contexto social.
¿Cómo podemos aceptar tal transferencia parental posmoderna en el trabajo en sesión? ¿Cómo recuperar la transferencia parental desde la función analítica? es decir, cómo triangular en la sesión a través de la enunciación del proceso analítico con el paciente, haciendo presente el método (no el del analista) desde su función analítica a partir de sus propios esquemas teóricos de referencia (Baranger, 1962).
Esto mete en crisis las figuras de autoridad como un hecho, visible como transferencia parental, inherente a la falta de padres con valores y principios disponibles para sustentar la identidad de sus hijos. El analista se encuentra inmerso en un escenario donde los roles familiares se confunden, ya no goza de la posición de respeto natural por su papel de especialista en la materia, pero también tiene que afrontar la falta de transferencia parental. Por lo tanto, utiliza el método y le da al Psicoanálisis el lugar de la autoridad. El método necesita ciertas reglas "la regla fundamental" que permita el trabajo, un contrato, un entorno, la neutralidad y la abstinencia. Reglas y organización a partir de un esquema de triangulación, que reubican a los personajes en la escena edípica faltante que nos trae el paciente. El analista se ofrece como un objeto nuevo, pero desde el sustento de su función, que le da método a través de la propuesta de cura. Las figuras de autoridad se restablecen ahora mediante la construcción de un escenario que se basa en una transferencia idealizada, que da apoyo a ambos en el proceso analítico.
Para lograr nuestro objetivo como analistas, creemos que podemos trabajar desde nuestra función analítica y de escucha que sostenga la neutralidad necesaria, que nos permita tolerar lo que las crisis sociales nos imponen a todos (“Mundos superpuestos”, Puget y Wender, [1982]) sin adherir y sin luchar contra ellos, como material y no como noticias, para evitar que se conviertan en una imposición o, por el contrario, en una resistencia. La resistencia, en algunos casos, se convierte en la voz de las instituciones como ideología, la burocratización como forma de protección de sus miembros, y el rechazo a los cambios que el paso del tiempo, inevitablemente, nos propone.
Un ejemplo clínico para la discusión
Una seora de 35 años pide una consulta para su madre, quien no se presenta. Después pide un turno para ella. La paciente se presenta como una persona feliz con su profesión, su matrimonio y sus 2 hijos. Sus quejas giraban en torno a la injerencia y manipulación de su madre en su vida y sobre su hermana que todavía vivía con la madre a pesar de su edad.
Luego de un año de análisis logra poner límites a la relación con la madre y se llega a vivir con ella a la hermana. A partir de esto, las angustias empiezan a centrarse en el hijo mayor. Relata como el niño de 6 años le parecer raro, regresivo, inseguro y resistente a lo nuevo, sean alimentos, actividades, etc. Él había sido diagnosticado a los 3 años como transexual por un psiquiatra, y estaba en terapia comportamental desde hacia 4 años.
La paciente pasaba gran parte de la sesión contando su preocupación por el hijo, lo hacía hablando en tono bajo como si contara un secreto.
El niño era muy apegado a la madre, en cambio, la relación con el padre era distante. Mientras hablaba del hijo ella revelaba la historia de una familia matriarcal sin presencia masculina. El incremento de sus angustias llevó al sondeo de la posibilidad de una evaluación del niño por una analista.
Así comenzaron los cambios. El niño logró comunicar hechos importantes como el colecho desde el nacimiento. Para la paciente era común pues contó que hasta su matrimonio durmió con su madre. El niño dijo “duermo con mi mamá y es muy placentero, meto mis piernas entre las de ella y siento que somos una sola persona".
Las revelaciones del niño en análisis sirvieron para abrir en la familia la caja de Pandora. Muchos cambios fueron construidos con aceptación y entusiasmo. La pareja volvió a dormir junta, el niño superó la dificultad de dormir en su cama y por orientación de la analista del niño, se produjo un proceso de acercamiento del padre, o sea, de lo masculino.
A su vez, la paciente pudo elaborar la separación del hijo y se presentó aliviada y contenta. Favoreció mucho el acercamiento entre el niño y el padre, este dijo que no tener modelos de padre pero invistió en esta construcción. Así ella pudo usar su análisis para tratar de sus propios problemas, deseos, planes, la vida social, matrimonial, sexual y familiar.
El niño produjo un desarrollo emocional, social, relacional y un cambio con respecto a su alimentación, seguridad etc. Decidió cortarse el pelo corto, donar las muñecas y interesarse por actividades deportivas, juegos, etc.
El resto lo dejamos para la discusión sobre las influencias culturales en el desarrollo temprano de los niños.
Mi intención en este trabajo surge de considerar el lugar privilegiado que tiene para el psicoanalista y los profesionales de la salud mental, formarse en seminarios en el método Bick de observación de bebés. Como dijera Esther Bick su creadora, para ser un buen psicoanalista es necesario ser un buen observador, no solo estudiar las teorías del desarrollo psíquico del recién nacido, su majestad el bebé, sino vivenciar, resonar al compás del bebé reconociendo sus propios estados mentales primitivos, ansiedades tempranas , comprender el sentido descubriendo sus estados de disponibilidad y receptividad mental para el ejercicio de una clínica dificil y desafiante.
En los tratamientos de niños pequeños y adolescentes las intervenciones o construcciones, parten de observaciones complejas: detectar la interconexión sensible de las miradas, los estados de los cuerpos, gestos, movimientos, verbalización, conociendo al mismo tiempo los estados activos de recepción de nuestra mente, creación de pensamientos, para esperar y comprender lo que acontece en ese cuadro de situaciones cambiantes en continuo como es el crecimiento físico-mental del paciente.
El encontrarme con la consulta de Lisa adolescente de 14 años que nace con un cuerpo que por lo prematuro de su peso 1 kilo1/2 , fue recibido y tratado como un conjunto de órganos y funciones, me lleva a preguntarme por la calidad de la mirada libidinal amorosa materna y su capacidad continente. Como se desarrolló el reverie, las primeras comunicacione intersubjetivas , sus primeras envolturas psíquicas, la construccion de su yo y de su self. Tambien por el estado reverie del analista .
Se relatan los riesgos de muerte hasta los dos años por un soplo al corazón congénito, el estado de sus pulmones débiles afectando su respiración , el caminar tardiamente y el hablar en una confusión de palabras, sus dificultades en el aprendizaje escolar , hasta llegar en el presente adolescente con un cuerpo , su cuerpo que no se reconoce mujer, sino diferente .. ser trans…género como una forma de identificarse a través de una lista de pronombres inventados que la saca del binarismo él o ella, para ser muchos. Se dice “diferente”. Tiene tres nombres: mujer -hombre y neutro. Las redes la instruyen en términos que se repiten en su lengua como transgénero -transexual- genderqueers, a-género, fluidas , transvestidas……tambien en hablar desde una neolengua trans donde la lucha es en términos de la mecánica repetición del tener derecho a la identidad de género, autopercibirse , no sentir ni representarse un cuerpo sexual biológico….
La observación de sus gestos físicos, tics, movimientos, voces, música, ritmos y sus dibujos de caras con muecas y ojos cerrados ,tristes y amargos, sin cuerpos, me pemitieron viajar a un pasado reactivado ahora en su pasaje de pubertad y adolescencia. Me encontré con la experiencia bebé de su historia, marcada por un tipo de encuentros-desencuentros de apegos inseguros desorganizados. Desde alli comprendí que esta aventura del análisis a su pedido, podría representar un segundo nacimiento ¿?
Cuál fue mi fortaleza?
Desde que la conocí recordar la lucha que el bebé establece con la vida : antes de que la mamá lo reciba por ese acto que Freud llama la cesura del nacimiento establece la conexión buscando la mirada para conectarse, meterse adentro de sus ojos , cuerpo, ya que al nacer se juega la vida o su caída catastrofica. C.Trevarthen (2004) dice que el concepto de intersubjetividad es una potencialidad primaria, inicial, condición del encuentro humano, desde la cual el bebé desde el inicio tiene la potencialidad de interactuar con el otro y tener grados de conciencia de la separación. Así como Stern(1990) nos enseña a observar como el bebé levanta los brazos antes de que la mamá lo levante , indicando que toma la iniciativa de su necesidad de baño de amor. Retomando el modelo de aprender de la experiencia en las visitas a la casa del bebé en familia, lo valioso de la formación es que se vive durante el primer año de vida en un tiempo de crecimiento, se aprende a esperar, sin apurar interpretaciones de lo que se observa. hacia el estado del bebe o a su crianza , sin que el prejuicio obture descubrimientos. Es tiempo de conjeturas, pensamientos, posibles hipótesis. Al mismo tiempo esta experiencia profunda de aprendizaje es parte de la práctica clínica del analista. La situación de observación requiere de gran interés y compromiso de parte del observador, que sin participar explícitamente desde su lugar no intrusivo dentro de la familia llega a favorecer con su presencia la intersubjetividad y co-construcción del vínculo materno filial. Es transformador para la mente del profesional-observador ser continente de las vicisitudes de las pulsiones vida-muerte en la relación intersubjetiva mamá-bebé: el bebé, junto a los deseos y necesidad de ser contenido para vivir y sentir la organización de su self inicial y el desarrollo de su yo, muestra estados de no integración psíquica, ansiedades tempranas de caída -vértigo Bick(1968) sentidas como catástrofe psíquica. La envoltura piel psíquica y la identificación reconocida por Bick como identificación adhesiva se observa en la adherencia de ojos del bebé a los ojos de su madre, al sonido de su voz en la palabra dicha, al aferramiento de sus manos al cuerpo de su madre. Es el tiempo inicial de la constitución normal del psiquismo del bebé.
Donde está Lisa?
En la clínica Lisa mostraba una y otra vez su necesidad de pegarse a objetos, a sus palabras, en un cuerpo torpe con caídas junto a una sexualidad agresiva., con pensamientos obsesivos de muerte……matar ….a su madre?
La disponibilidad mental emocional analítica surge en las sesiones , en la receptividad continente , en los silencios , en el ritmo, en la espera de contenidos que llega de las propias asociaciónes, sueños o recuerdos.
Bion refiriéndose a la observación en la clínica, resalta la necesidad de ejercitar la capacidad de la intuición para ver aquello que los ojos no permiten ver, así como afinar el instrumento que es su mente como un músico que puede escuchar. Considero que la intuición se desarrolla como una cualidad valiosa desde el método de observación de bebés de Esther Bick.
El encuentro con la diferencia y las diversidades de la clinica actual reafirma que el psicoanálisis rescata el valor de las posibilidades humanas de las transformaciones en los vínculos, en situaciones dolorosas de intenso sufrimiento. Considero que al brindar una escucha continente, receptividad emocional, el sostén con que cuenta es su propia “apuesta pulsional” de vida, Maruco(2006). Bion (1965) trabaja el tema de los cambios, sean individuales o sociales. El nacimiento, los pasajes de la infancia a la adolescencia, vejez, muerte, son momentos evolutivos, que pueden representar una catástrofe o por el contrario un verdadero cambio catastrófico, así llama a ese estado- cesura que permite un pasaje a otro estado con creatividad y crecimiento mental.
Las consultas que hoy recibimos de los adolescentes como Lisa muestran esta posición de negar la existencia del sexo biológico librando la batalla por el reconocimiento de la identidad de género invocando su auto percepción de género trans o …..su derecho a lo diferente .
El termino disforia de genero se presenta, eso que desagrada y expresa su sufrimiento psíquico de sentirse diferente.
Que es lo diferente …..?
En una sesión me pregunta distraidamente si me contó que conoció a Luna , que se conocen por internet , es queer nació biologicamente mujer , pero es hombre “……que ternurita si a la mañana se despierta con ella.”Y mas adelante escucha a los padres viajar y se imagina conocerse …
En cada sesión las conversaciones acercan los extremos de su ansiedad de muerte con el nacimiento posible del amor en una poesía que escribe y habita dentro de ella.
Sigue siendo imprescindible entender desde la intuición y la razón sus mensajes cifrados en su cuerpo , gestos, sensaciones que llegan hoy a comunicar como un jeroglifico partes de su vida fetal , su nacimiento , identificaciones originales adhesivas para sostenerse, hasta poder cambiar por identificaciones que la constituyan y transformen su interrelaciones con los otros pares y los sustitutos paternos. Es posible que sus exploraciones en el cuerpo propio le devuelvan sensaciones de placer-displacer guardadas, desconocidas en un inconciente animado de confusiones entre el placer y el dolor, contactos fisicos sin conciencia erotizados y agresivos como señalar la penetracion con sus dedos las zonas anales y con su lengua en su boca desbocarse en palabras sin sentido aparente expresando un saber corporal no sabido en la conciencia.
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Bibliografia
Bick,E (1967) Notas sobre la observacion de lactantes en la enseñanza del psicoanalisis. Revista de Psicoanalisis APA Vol 24 Nº1
Bick, E. (1968) La experiencia de la piel en las relaciones de objeto tempranas. Revista de Psicoanalisis APA Vol 27 Nº 1 1970
Bion W.R.(1966) Una teoría del pensamiento en Volviendo a pensar Buenos Aires: Horme,1966 [Heinemann medical;reprinted London:Karnac Books,1984]
Bion W.R (1990) Volviendo a pensar Buenos Aires. Paidos
Stern, D.(1990) « El mundo interpersonal del infante ». Ed. Paidos
Trevarthen,C. et Aitkem,K. (2004) “Intersubjectivité chez le nourisson: recherche, theorie et application clinique”. Revue Devenir Vol. 34-4
Nombre de la actividad: El logro de la alteridad a través del análisis de Red, una película sobre la pubertad
Nombre de participantes: Lic. Natali Daniel, Lic. Lucila Goyenechea, Dra. M.Paula
Yapur.
Invitado: Dr. Fernando Gómez
Conduce: Lic. Vivían Secco
Coordina: Lic. Paula Galak
Propuesta: abrir un intercambio al diálogo en relación al eje Diferencia y Alteridad, tomando en cuenta lo difícil e importante de obtener este logro en la pubertad.
Para abordar la temática nos basamos en la Película animada Turning Red, que, ambientada en 2002, cuenta la historia de Mei Lee, una niña canadiense de ascendencia china de 13 años de edad. La joven está atravesando las vicisitudes de la pubertad, cuando después de un sueño se despierta convertida en un gran panda rojo. La película transita por los conflictos en relación a la metamorfosis de la pubertad (se alude a la menstruación y los cambios corporales), la relación con sus padres, el vínculo con sus pares, sus primeros enamoramientos heterosexuales, y el manejo de sus impulsos. Se devela un secreto familiar asociado con antiguos rituales que remiten al matriarcado. Se puede ver la relación conflictiva entre madre e hija, así también como la importancia de la función paterna.
Expondremos cómo disparador reflexiones sobre las vicisitudes que debe enfrentar el yo después de un largo periodo de dependencia infantil en aras de defender su posición ante el superyo. Incluimos un desarrollo sobre la novela familiar y la metamorfosis en la pubertad, que apuntará a lograr el desasimiento de la autoridad parental, en el camino para llegar a ser otro/distinto.
Proponemos realizar el ejercicio de interpretar un sueño de la protagonista.
Contaremos con el Dr. Fernando Gómez como invitado. La conducción estará a cargo de la Lic. Vivian Secco y coordinación de Lic. Paula Galak.
Se proyectará el trailer de la película y el fragmento del sueño. No es condición excluyente ver la película ya que se proveerá al público un resumen del film.
La actividad está inspirada en el trabajo: ¨Vicisitudes del yo y el ello en la pubertad: Análisis de la película RED¨, artículo publicado en la Revista Moción número 39, y acreedor del Primer Premio Theodor Reik.
Jorge N. Reitter
Psicoanalsta. Estudió en la Universidad de Buenos Aires, en la cual fue docente. Actualmente es profesor de la materia Teoría sexual y complejo de Edipo en la Universidad Autónoma de Zacateca.
Autor del libro "Edipo gay. Heteronormatividad y psicoanálisis".
Thamy Ayouch:
Psicoanalista, psicólogo clínico, Profesor titular (Maître de Conférence) en la Université de Lille 3, investigador en la Université Paris 7 y Professor Visitante Estrangeiro en la Universidade de São Paulo. Su investigación se centra en las interacciones del psicoanálisis con la antropología filosófica, la teoría política, y los Gender and Queer Studies.
Un grupo de analistas en formación de la Asociación Psicoanalítica Argentina,confeccionará colectivamente dos preguntas que serán enviadas a dos invitados: el Dr. Abel Fainstein y el Dr. Leonardo Peskin.
A partir de esos interrogantes los analistas en formación en conjunto, y por su lado, cada invitado, desplegarán sus ideas en escritos que serán compartidos luego en el Symposium, abriendo al diálogo con los presentes.
Vejez, Pandemia y Pensar Apocalíptico.
Dr. Osvaldo Bodni
La paradoja de la experiencia
Entre los siglos XIX y XX, la higiene y la medicina se desarrollaron extendiendo la duración de la vida humana y produciendo un novedoso envejecimiento demográfico. Pero, como correlato no feliz, se produjo una paulatina caída en la valoración general de los adultos mayores, discutiendo su lugar en la vida laboral, en el discurso familiar y en las decisiones grupales. En el escenario laboral y social el flujo de cambio de la técnica ha acelerado su desarrollo creando al mismo tiempo una obsolescencia rápida de los saberes. Una paradoja laboral es que después de toda una vida de práctica, la experiencia de los mayores pierde valor en variados campos. La psicopatología describe una devaluación del antiguo rol del narrador experimentado, con silencios por la crisis de escucha, con sentimientos de futilidad, depresión, soledad y pensamiento apocalíptico.
Para P. Legendre (1985): «el fondo mismo de la transmisión en la humanidad, puesto en evidencia por las culturas más diversamente estilizadas es el acto de transmitir......una transmisión no se funda en un contenido, sino ante todo en el acto de transmitir». (Pag.44)
Así como en las primeras etapas de la vida la erogeneidad está esencialmente vinculada a la receptividad y a la construcción del sujeto singular, posteriormente toma el comando la transmisión. Este impulso organiza la erogeneidad en función de investir una escucha, que será más tarde la sucesión del sujeto, y con este proyecto, dentro de la estructura de los ideales, se produce una escisión entre la autoconservación de la vida y la perduración, representada por la supervivencia del grupo. El ser humano mayor es un sujeto histórico para otro, más joven, ante quien juega su ingreso a un registro de perdurabilidad. La cultura que lo sucede distribuye los lugares y las insignias antes de despedirlo y asegurarle que no vivió en vano..
Con corta expectativa de vida los narradores eran monumentos vivos idealizados, pero actualmente la relación entre las generaciones tomó otras formas. La valoración del envejecimiento entró en crisis, aun cuando el empuje pulsional a la creatividad y el relato todavía fuera manifiesto. Y las consecuencias actuales son la futilidad y la soledad. La conciencia de la finitud primero fue resuelta con la magia y la religión. Pero cuando comenzaron a caer los dioses la ilusión quedó en tierra de nadie, y el eslabonamiento cultural adquirió su mayor valor. Como lo escribiera Freud, en una carta a la princesa Bonaparte: “…sólo puedo aspirar a ocupar un lugar en su amistoso recuerdo…esa es la única forma de inmortalidad que conozco”.
La amenaza de castración se expresa entonces como amenaza de olvido y de intrascendencia generacional, como imposibilidad de transmisión de los emblemas identificatorios. En 1914 Freud desarrolló la concepción de la existencia doble. (August Weismann.1892) Una vida para si y otra para el grupo y su continuidad. La extensa memoria cultural de la especie humana no cabe en el código comportamental, e impone usar un lenguaje para pasar el plus, de los más viejos a los más jóvenes. Nacemos receptores, pero pronto adquirimos los recursos del proceso secundario, y así aprendemos, ensayamos, comentamos y narramos, La función reproductiva pulsa por educar e identificar a los miembros del grupo, y crea las condiciones para la evolución cultural acumulativa. Poco a poco los humanos nos convertimos en narradores, y en la vejez la narración nos permite integrar la memoria del grupo y sostener una ilusión de perduración en ella. Es una función que se incrementa cuando claudican otras destrezas.
Al tiempo que la medicina avanza en su desarrollo de las expectativas de vida, se produjo una caída en la valoración de los mayores, que se ha convertido en un tema de preocupación frecuente en la consulta individual y de familia (Bodni, 2013). Ya no producen una mercancía ni venden un servicio. Lo único que pueden ofrecer es su experiencia, que adquiere el máximo valor de cambio porque a esa altura representa toda una vida. Pero al mismo tiempo, con la capacitación devaluada por la técnica, se produce un mínimo valor de oferta.
Destronado el valor de la experiencia, muchas personas fueron condenadas a crisis desidentificatorias tempranas cuando su empuje pulsional a la creatividad y el relato todavía podría ser eficaz. La psicopatología de la soledad y los fenómenos depresivos ocupa no poco lugar en los consultorios actuales, desborda los censos, y cuando el estado se ocupa del problema especula con las proyecciones de muerte para disminuir sus costos.
La transmisión frustra de los recuerdos familiares acentúa el peso de legados exclusivamente económicos, y el adulto mayor se imagina objeto de deseos de muerte, reactivando su propia trama edípica proyectada.
A diferencia de la vivencia de fin de mundo la amenaza se presenta como profecía totalizante de la caída futura de un todo. Es la desaparición imaginaria de una cultura, es como el resquebrajamiento de un sistema social que ya no podrá replicarse en las generaciones. Sin salvación del caos, las hilachas del grupo se entregan a las decisiones de cualquier liderazgo psicótico. (Maldavsky, 1991). Un síntoma compartido por un ataque del Superyó, en masas con un fuerte masoquismo moral, proclives a dejarse guiar por “salvadores” que les permitirían transformar lo pasivo en activo. Un puente con la analidad daría un viso de justicia a un ordenamiento nuevo. El pensar apocalíptico había ingresado en las categorías clínicas a través de una ponencia de Mortimer Ostow, Congreso de IPA (1985) que se refería al “Apocalipsis Nazi”.
Maldavsky también investigó la obra de Richard Dawkins, titular de una cátedra de divulgación científica en Oxford, que había propuesto que así como se transmiten los “genes”, la evolución cultural acumulativa podría explicarse como la transmisión de unidades culturales, que llamaba “memes” por homofonía. Sigiendo el modelo darwiniano, decía que al igual que los genes, los memes pueden perderse o ser exitosos sobrevivientes culturales.
Estos desarrollos inciden en la clínica, que se enriquece contando con una teoría del yo y de la transmisión cultural; con su función narrativa y con una fenomenología de su frustración.
La culpa en el triunfo: del “Síndrome del Impostor” a la “Acrópolis”
Durante el último tiempo, me he encontrado con diversos discursos de pacientes que incluyen el término Síndrome del Impostor, un concepto moderno que ha ganado popularidad recientemente y que ha sido objeto de muchas discusiones en los diversos medios de comunicación. Estos son algunos recortes clínicos que he elegido para ilustrar el tema que deseo abordar en esta presentación.
Paciente A: Me siento como si no mereciera lo que tengo, como si hubiera llegado hasta acá por casualidad o por suerte, y no por mi propio mérito. Es como si fuera un fraude… creo que lo llaman el Síndrome del Impostor.
Paciente B: A pesar de haber logrado ciertas metas o tener ciertas cosas que antes anhelaba, siento como si no fuera real o como si no pudiera disfrutarlo plenamente. Es como si algo dentro de mí dijera que no merezco estar acá, que soy un impostor que no debería estar en este lugar.
Paciente C: Tengo el Síndrome del Impostor… A veces tengo la sensación de que todo lo que conseguí fue por pura suerte o coincidencia, y no porque realmente lo merezca. Es como si estuviera engañando a los demás y a mí mismo.
El Síndrome del Impostor es definido como un cuadro psicológico que nos hace sentir equivocadamente indignos de los éxitos que logramos, movidos por la creencia de que no estamos a la altura de las circunstancias o de que lo que conseguimos sucede más por azar que por méritos propios. El psicoanálisis, desde hace ya mucho tiempo, ha abordado diversos conceptos que podrían explicar este fenómeno. Hay varios escritos de Sigmund Freud donde los aborda, siendo uno de ellos, la "Carta a Romain Rolland: Una perturbación del recuerdo en la Acrópolis". En esta relata un fenómeno similar al explicado que fue experimentado por él mismo. El objetivo de esta presentación es dar respuesta a las preguntas que surgen en la clínica actual a partir de los conocimientos y desarrollos psicoanalíticos ya existentes.
Una perturbación del recuerdo en la Acrópolis
En esta carta, Freud relata un suceso extraño que le ocurre durante su viaje en Atenas en 1904: “Estaba yo sobre la Acrópolis y abarcaba con mi vista el paisaje cuando de pronto me acudió este asombroso pensamiento: ¡¿Entonces todo esto existe efectivamente tal como lo aprendimos en la escuela?!”. Acompañado por una sensación de asombro y extrañeza, Freud atravesó un estado pasajero de enajenación y despersonalización.
“¿Por qué tal incredulidad respecto de algo que, por el contrario, promete elevado placer?” se pregunta. Esta actitud le resulta verdaderamente paradójica, por lo que en su carta comienza a preguntarse por aquellos casos, contrarios al desarrollo habitual, en los cuales las personas enferman y hasta llegan a perecer cuando se les cumple un deseo hondamente arraigado y por mucho tiempo perseguido. Tiempo atrás, ya había abordado un caso similar y extremo de personas que, "fracasan al triunfar", en su escrito homónimo.
La culpa originaria
¿Por qué tal castigo que no nos permite disfrutar de nuestros triunfos?
Continúa Freud en su carta… “En la satisfacción por haber llegado tan lejos se mezclaba un sentimiento de culpa, hay ahí algo injusto, prohibido de antiguo. Se relaciona con la crítica infantil al padre, con el menosprecio que relevó a la sobrestimación de su persona en la primera infancia. Parece como si lo esencial en el éxito fuera haber llegado más lejos que el padre, y como sí continuara prohibido querer sobrepasar al padre”.
¿De dónde proviene ese oscuro sentimiento de culpa? La respuesta que el psicoanálisis aporta y que Freud hace referencia en el párrafo con las palabras “prohibido de antiguo”, es que este oscuro sentimiento de culpa tiene su origen en la tragedia primordial. Apoyado en los estudios antropológicos de la época y orientado por el descubrimiento de las fantasías inconscientes de sus pacientes, Freud desarrolla en su escrito “Tótem y Tabú”, la hipótesis de la tragedia primordial de la humanidad de la que se desprende la culpa originaria.
Del sentimiento de culpa surgieron los dos tabúes principales del totemismo, el parricidio y el incesto, y sus consecuentes prohibiciones: “No matarás a tu padre” y “No tendrás comercio sexual con tu madre”. Estos tabúes y prohibiciones dieron lugar al inicio de la organización social, la eticidad y la religión. No es casualidad que en la historia individual de cada sujeto encontremos estos mismos deseos, tabúes y prohibiciones. En consecuencia, a través de la filogénesis, el sentimiento de culpa tiene un carácter fatal e inevitable. Una culpa estructural existente en todo hijo ligada a su genealogía y su filiación. Esa culpa ha de encontrar un desenlace, existiendo dos posibles: dentro de la ley como don y deuda simbólica, o en sus bordes como deuda de sangre que sólo puede pagarse con un trozo de vida o con la vida entera. El fenómeno que venimos analizando, podríamos decir, camina sobre la cuerda floja que divide a dichos destinos. En algunos pacientes, así también como en lo experimentado por Freud, lo escuchamos como una sensación pasajera, cuasi anecdótica, que no irrumpe con su deseo ni realización de este. En cambio, en otros, notamos que dicho fenómeno arrasa con todo a su alrededor, dando por resultado una vida llena de fracasos y desdichas, o bien, trabaja en silencio durante años hasta que se accede a ese triunfo tan deseado como prohibido. Propongo dedicar, la última parte de esta presentación, a esta segunda vía, donde no solo hay un sentimiento de culpa sino que ésta se transforma en una necesidad de castigo.
El triunfo prohibido
La clínica nos ofrece algunas manifestaciones en las cuales parece adecuado pensar que sus expresiones están más allá del principio de placer. Estos son los casos, que como decíamos anteriormente, se encuentran más del lado de la segunda vía, donde las personas no pueden disfrutar sistemáticamente de ninguno de sus triunfos, o en un caso extremo, sus vidas transcurren entre fracasos y pérdidas. Estos sujetos encuentran gran satisfacción en su padecer y, aún, lo buscan a modo de castigo. No obstante, no son conscientes de su accionar ni del papel que desempeñan para que esto suceda, atribuyen la razón de sus desdichas a la mala suerte o al destino.
En “El malestar en la cultura” Freud diferencia el sentimiento de culpa de la necesidad de castigo. El primero, que depende del superyó, marca la tensión entre yo y superyó, sintiéndose el yo en deuda, culpable, frente al superyó. En cambio, la necesidad de castigo es una exteriorización pulsional donde el yo que ha devenido masoquista bajo el influjo del Superyó sádico. En “El problema económico del masoquismo” y en “Pegan a un niño” desarrolla esta conversión masoquista de la culpa, que hace a la necesidad de castigo y que determina una desviación importante de la vicisitud del complejo de Edipo que se considera normal.
La perturbación narcisista, que encontramos en la necesidad de castigo, hace que el sujeto no pueda recibir adecuadamente los dones del padre. Por la tramitación fallida de la culpa sacrifica los frutos de su trabajo y, en consecuencia, su éxito. La envidia inconsciente que, subyace a la necesidad de castigo, tiende a incorporar y retener el don bajo la forma del masoquismo. Experimentándose ya no como una deuda simbólica, sino como una deuda de sangre que sólo puede pagarse con un trozo de vida o con la vida entera.
Palabras finales: De la “Acrópolis” al “Síndrome del Impostor”
Dos experiencias personales fueron las que despertaron mi curiosidad y me motivaron a indagar sobre este fenómeno. Dos momentos en mi vida en los que al llegar al lugar que tanto había deseado tuve una sensación de extrañeza e irrealidad: El primero fue cuando, aún estudiante de psicología, visité la casa de Sigmund Freud en Londres y, el segundo, cuando fui por primera vez a la Asociación Psicoanalítica Argentina. Pensándolas en análisis, mi analista me sugirió que leyera la carta de Freud sobre la Acrópolis, y así fue como se despertó mi interés e investigación por el tema. A raíz del análisis de esta vivencia personal, comencé a detectarlo aún más en la clínica y sobre todo a escucharlo a través del mencionado concepto “Síndrome del Impostor”.
En la actualidad, conocido con este nombre y posiblemente con otro en el futuro, esta experiencia tan peculiar sigue siendo un enigma intrigante que plantea interrogantes y sorprende a los individuos, tal como ocurrió en 1904 con Freud en la Acrópolis. El propósito de este artículo fue acercarnos a comprender las razones detrás de este fenómeno, resaltando su relevancia clínica y explorando el amplio abanico de posibilidades que existen: desde simples vivencias extrañas hasta fracasos en medio del éxito y vidas marcadas por pérdidas y fracasos. La deuda se convierte en una carga que sólo puede saldarse con un fragmento de vida o con la vida misma.
Referencias bibliográficas
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Grinberg, L. (1971). Culpa y depresión: estudio psicoanalítico. Buenos Aires, Argentina: Paidós.
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Schur, M. (1980). "Los revenants": El episodio en la Acrópolis. Sigmund Freud: enfermedad y muerte en su vida y en su obra. Buenos Aires, Argentina: Paidós.
Nos encontramos una vez más frente a los “nuevos tiempos” (quizás a esta altura los podríamos llamar los “viejos nuevos tiempos”) y por ende frente a la necesidad de reivindicar los aspectos fundamentales de nuestra ciencia y resaltar lo atemporal del psicoanálisis, pero no solo con rigurosidad académica, sino también considerando aquello que permite su aplicación práctica, me refiero al necesario e indispensable análisis del analista. A mi parecer sin él de nada sirve el constructo teórico en el consultorio.
Estos nuevos tiempos, los cambios sociales, el ámbito de las leyes formales, y los avances de la ciencia, como era de esperarse le demandan a la figura del analista una mirada clínica y analítica de los hechos. A mi entender el conflicto, la confusión y las dificultades a la hora de abordar la sexualidad, las cuestiones de género y la diversidad que ciertos pacientes traen al consultorio existió y existirá siempre, ¿Por qué? Porque la realidad de nuestros pacientes nos interpela y nosotros también debemos resguardar nuestra integridad yoica, a la vez que también formamos parte del “narcisismo de las pequeñas minorías”, nos defendemos del aspecto traumático de la sexualidad, y claramente tenemos un inconsciente. ¿Cual es el desafío? Que ese inconsciente, se transforme en un instrumento para la cura del padecimiento de nuestros pacientes, para lo cual deberá ser sublimado, amasado, moldeado por medio de un proceso de análisis personal que le otorgará la categoría de inconsciente instrumental, exploratorio y sobretodo creativo para acceder a lo latente desde lo manifiesto, y a veces construir representación para la descarga pulsional en puro acto de los pacientes fronterizos. Entonces, ¿qué sucede cuando un proceso analítico se estanca? ¿Por qué ante ciertos casos no podemos intervenir? Sería tentador pensar que la falta de creatividad y las resistencias “insuperables” del paciente llevaron al abandono del tratamiento, y considerar que ese paciente “de uno u otro modo se hubiera ido”, o bien que “nunca lo hubiera tolerado”, de esa forma podríamos salvaguardar nuestro narcisismo, pero ese paciente en cuestión… ¿tenía lugar donde acomodarse y ser escuchado?.
Los analistas y sus defensas: represión y contrainvestidura. En la addenda de Inhibición, síntoma y angustia Freud resalta el hecho de que la naturaleza continuada de la pulsión exige al yo asegurar su acción defensiva mediante un gasto permanente. En este sentido el aparato psíquico del analista también se defiende en el consultorio, y dirige su acción defensiva a contrarrestar el efecto que podría tener la presentación de la sexualidad del paciente que se transforma en una percepción peligrosa que impone como riesgo activar mociones pulsionales reprimidas. Esta agotadora misión al servicio del amparo narcisista, se traduce en términos de falta de atención, distracciones, cansancio, fastidio y aburrimiento, que representan una muestra del riesgo que genera en la figura del analista la historia y presencia del paciente.
Sabemos mucho acerca de la represión, como así también sabemos que la misma cuenta con otros mecanismos defensivos que trabajan arduamente de forma coordinada para sostenerla y reparar sus fallas. Otra cosa más que sabemos es que en sí misma no es patológica, más bien resulta necesaria y es condición para la sublimación y por ende también para el proceso creativo y representacional en la tramitación de la pulsión. Ahora bien, el inconveniente surge cuando a raíz de una demanda defensiva se requiere la utilización de munición pesada frente a una percepción que se vuelve particularmente peligrosa para la integridad del yo del analista: Formación reactiva por un lado, e inhibición y fobias son dos opciones de contrainvestidura que podrían surgir como recursos para sostener una represión vencida y preservar la integridad yoica. Veamos a continuación cómo estas dos modalidades defensivas podrían presentarse en la clínica:
1) La formación reactiva. Existe un uso particular que podemos advertir a la hora de abordar la sexualidad de nuestros pacientes, como así también la cuestiones relativas a la diversidad y el género. Freud (1896) nos dice que la formación reactiva se convierte en una “defensa con éxito” en la medida en que los elementos que intervienen en el conflicto, tanto la representación sexual como el reproche que ésta suscita, hayan sido globalmente excluidos de la consciencia en favor de virtudes morales llevadas al extremo. Ahora bien, estas virtudes morales que son llevadas al extremo siempre van a estar ligadas al paradigma social de turno, y así como en épocas anteriores la diversidad sexual, como por ejemplo la homosexualidad, el fenómeno trans y ciertas practicas sexuales “excéntricas” entraban en la categoría de perversión, y esto posiblemente alejaba a este tipo de pacientes del consultorio; hoy en día el paradigma vigente podría virar al otro extremo y despojar de conflicto subyacente la sexualidad de las personas en pos de un criterio que refuerza una aparente libertad, donde cada uno es libre de autopercibirse como quiere, ya que incluso las leyes formales lo permiten. Nosotros los analistas sabemos tal como lo dice McDougall (1998) que la sexualidad, las invenciones sexuales y los guiones eróticos de los sujetos hetero y homosexuales identificados con el genero que sea representan intentos protectores de autocuración para lidiar con la angustia de castración derivada de conflictos edípicos y del inconsciente biparental, incluso puede representar una defensa frente al peligro de desintegracion narcisista. Mientras que en el ámbito legal “todos somos iguales ante ley”, en el ámbito del consultorio todos somos sujetos individuales con una historia singular y una identidad subjetiva. Mecanismos como la formación reactiva representan la intolerancia y el rechazo al discurso del paciente que se constituye como inadmisible. Esta “resistencia protectora” no solo aplica a lo que se denomina diversidad sexual, sino que puede surgir en torno a cualquier otra variante clínica que un paciente pueda presentarle a su analista, como lo es por ejemplo la crianza de hijos en el seno de una familia que pone en jaque la relación del analista con sus hijos, sus costumbres y el criterio de lo correcto e incorrecto. Finalmente otra aclaración es que no se trata de la única modalidad defensiva, hay otras formas y variantes de rechazar el discurso del paciente.
2) Inhibición. Si no hay creatividad los analistas quedamos en un lugar impotente y estéril, sufriendo las marcas de la castración. A mi entender el proceso analítico para que sea fecundo incluye momentos de actividad y pasividad, oscilamos entre estas dos posiciones para interpretar y ser creativos, preguntamos y esperamos una respuesta, necesitamos del discurso del paciente, analizamos sus actos, pero sin su puesta en escena nada podemos hacer. Pienso entonces que es necesario tolerar cierta pasividad frente a la actividad del paciente, como así también él debería tolerar lo mismo. Esto no siempre es admisible, cuando la acción creadora del analista conlleva un riesgo para su integridad yoica, aparece la angustia, la necesidad de evitarla, y por ende la inhibición, es decir la impotencia psíquica del pensamiento. Joyce Mc Dougall en vista de la importancia de las identificaciones bisexuales inconscientes nos dice: “Los actos de creación, entre sus numerosos y misteriosos orígenes, pueden concebirse como una fusión de lo masculino y lo femenino en nuestro psiquismo. Una falta en la integración de uno u otro polo de atracción de los anhelos homosexuales de la infancia puede ser causa de la inhibición, debida a la imposibilidad de identificarse con la fecundidad potencial de ambos progenitores”. La creatividad desde la perspectiva de esta autora al igual que Winnicott en su trabajo “Sobre los elementos femeninos y masculinos escindidos” implica un entrecruzamiento de la pasividad y la actividad. En el consultorio la sesión transcurre en un encuentro de dos, paciente y analista, se trata de un menú cuya receta producen juntos, un acto psíquico que nace a través de las asociaciones del paciente y las interpretaciones del analista. ¿Cuando la pasividad se vuelve intolerable para el analista? No olvidemos que en el trabajo “Sobre la sexualidad femenina” (1931) Freud menciona que las primeras vivencias sexuales de niño junto a la madre son de naturaleza pasiva, y que Green (1990) toma esta idea para hablar de la “pasivación”, como aquel repudio a la acción pasivizante de la madre, que se trata de una vivencia de amenaza a la individuación a causa de una fusión sin escapatoria. El analista en ciertos casos por medio de la inhibición se defiende de la “pasivación”, no puede alternar actividad y pasividad al servicio del acto creativo, a raíz de la defensas que debe sostener. ¿Las causas? Podrían ser diversas, pero seguramente contengan los componentes homosexuales de la sexualidad del analista, sus conflictos edípicos e identitarios. Justamente del encuentro con esto último es que se defiende.
Finalmente, debemos aclarar que tanto la formación reactiva, las inhibiciones y fobias, mantienen un nexo entre sí, pudiendo conjugarse dentro de la normalidad y la sintomatología de pacientes y analistas. A su vez, creo que estas tres actitudes defensivas del analista frente al paciente y sobre todo en lo que concierne a su sexualidad, a lo diverso y a lo diferente que allí pueda encontrarse, y la forma en la que esto resuena en su psiquismo, podrían incluir otras situaciones clínicas y agregar otros mecanismos defensivos que en este trabajo no menciono.
A modo conclusión, todos podemos estar de acuerdo con que la sexualidad del paciente pone sobre la mesa la sexualidad del analista, sus conflictos edípicos, la homosexualidad y la castración. Fallas en la elaboración del componente traumático de la sexualidad del analista se traducen en procesos analíticos infértiles, desatentos y expulsivos. En fin, Analizamos o nos defendemos?
Palabras clave: SEXUALIDAD / DIVERSIDAD / DEFENSA / FORMACIÓN REACTIVA / INHIBICIÓN / FOBIA
Bibliografía:
FREUD, S. (1896). Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa, Obras completas, vol III. Buenos Aires: Amorrortu Editores
FREUD, S. (1926). Inhibición, síntoma y angustia, Obras completas, vol XX. Buenos Aires: Amorrortu Editores
FREUD, S. (1931). Sobre la sexualidad femenina, Obras completas, vol XXI. Buenos Aires: Amorrortu Editores
MCDOUGALL, J. (1998). Las mil y una caras de eros. Buenos Aires: Amorrortu editores
GREEN, A. (1990). De locuras privadas. Buenos Aires: Amorrortu editores
Autores/Presentadores/: Departamento de Historia del Psicoanálisis de APA “Dr. Celes Cárcamo”
Coordinadora, Marcela Bouteiller,
Secretaria, Graciela Steinberg,
Integrantes: Pablo Alegre, Natacha Delgado, Gonzalo Espiño, María Inés
Irribarren, Alicia Lotufo, Beatriz Miramón.
El Departamento de Historia de la APA propone un intercambio acerca de la diferencia de formación y las diversidades respecto de los intereses que cada uno de los miembros fundadores de la APA traía consigo. La idea de esta propuesta tiene como objetivo enfatizar el enfoque plural que impactaría tanto en el espíritu editorial de la Revista de APA como en las prácticas institucionales. ¿Era lo mismo haberse formado en Paris, en Berlin, en Viena, en Córdoba, en Rosario o en Buenos Aires?
Los efectos de esta diferencia de orígenes y diversidad de intereses se pueden comprobar en los artículos publicados en la revista en la que se ve reflejada además la infatigable condición de lectores y su compromiso en la tarea de traducción y difusión del psicoanálisis.
Los fundadores tuvieron prácticas, aptitudes e intereses culturales diferentes y hasta divergentes. Tal vez se deba suponer que estos hechos fueron el germen del tipo de asociación psicoanalítica en la que pueden convivir distintos modos de pensar sin que uno ejerza un dominio sobre los demás. A la convicción de los iniciadores, motivada por una pasión por la investigación, por la teoría y el conocimiento, se sumó un abordaje novedoso frente al sufrimiento humano. La aplicación del psicoanálisis, como método terapéutico y los resultados favorables que generó, ampliaron un saber en la clínica, afianzando de este modo, el entusiasmo y el interés que Freud mantuvo toda su vida.
Angel Garma ingresó en el Políclinico de Berlin dirigido por Max Eitingon quien le recomienda analizarse con Theodor Reik. Como colega de formación tiene a Paula Heimann y como supervisores a Karen Horney y Otto Fenichel.
Cárcamo, comenzó su formación en neuropsiquiatría en el hospital Saint-Anne, en el servicio del psiquiatra organicista francés, Henri Claude, y fue admitido en 1939 en el Instituto de la Sociedad Psicoanalítica de Paris. Su trabajo de promoción que va a ser publicado en el número uno de la revista se titula La serpiente emplumada (Psicoanálisis de la religión maya-azteca y del sacrificio humano). En el número 2 del primer volumen publica Imagen del mundo en la América aborigen.
Enrique Pichon Riviere nacido en Ginebra, pasó luego su infancia en Chaco y Corrientes, en la ciudad de Goya. Su puerta de entrada al psicoanálisis fue la lectura de Adler, o sea el psicoanálisis y la educación. Sus intereses fueron la psicopatología, la posición psicosomática y los textos del Conde de Lautreamont.
Arnaldo Rascovsky, era de Córdoba. Se casó con Matilde Wencenblat, incorporándose a la institución otros miembros de la familia. Arnaldo y Pichon usaron la epilepsia como puerta de acceso al psicoanálisis. Rascovsky estudia “la enfermedad sagrada” en su clínica infantil, desde la observación de reiterados casos donde el colecho es inductor del ataque convulsivo y Pichon Riviere se interesa por el síntoma epiléptico como fenómeno de conversión.
Marie Langer vienesa, interesada en la militancia política de izquierda, se formó en el instituto psicoanalítico de Viena, se analizó con Richard Sterba, vivió un tiempo en España, allí conoció a su esposo Max Langer, se casaron y una vez finalizada la Guerra Civil Española se mudaron a Uruguay y luego llegó Buenos Aires en 1942 y se incorporó a la APA.
En relación con la revista, la APA inicia su publicación en tanto órgano oficial de comunicación. La revista habrá de constituirse en la primera expresión periódica de habla castellana para la difusión de la ciencia psicoanalítica. Desde el comienzo, su línea editorial refleja un amplio espectro de temáticas y los artículos publicados son de producción nacional como internacional, con un destacado acento pluralista e interdisciplinario. La variedad responde a la diversidad de nociones estudiadas y desarrolladas por los autores locales y por el intercambio con otras publicaciones extranjeras, tales como la American Imago, Psychoanalytic Quarterly, o Journal de Psychosomatic Medicine.
NUESTRA BIBLIOTECA
En un libro, a la vez misterioso y fantástico (en el doble sentido de la palabra), Antonino Ferro narra una extraña historia que titula, creo, “la biblioteca”1. El célebre psicoanalista italiano allí nos cuenta que en una biblioteca (la suya me parece recordar), descansan, un poco dispuestos de manera azarosa, una considerable colección de libros. Allí duermen en silencio mil y una historias, teorías, personajes, las palabras callan, nada dicen... pero por obra de algún oscuro sortilegio o la imaginación frondosa de nuestro colega, al caer la noche, cuando todo en el recinto se puebla de soledad y silencio, lentamente, sin ruido alguno, las palabras comienzan a deslizarse de las páginas, descienden por los estantes y se encuentran azoradas y felices en el salón contiguo. Y allí se mezclan, se saludan, se entrelazan. D’Artagnan vive un repentino y ardiente romance con Ana Karenina, Rascolnikov decide jugar al Tarot con el Conde de Montecristo y en un rincón del salón, Rousseau, Nietzche, Empédocles y Freud discuten apasionadamente con Romain Roland acerca del “sentimiento oceánico”... al amanecer, las palabras comienzan su ascensión ordenada hacia los libros, que las están esperando; encuentran sus lugares y bostezando después de una noche agitada se duermen plácidamente. Este bello relato es en realidad una metáfora de lo que sucede cuando abrimos los libros y sus palabras se deslizan en nuestro interior y antiguas o actuales voces resuenan, dialogan y se mezclan, en nuestros pliegos más íntimos...
Nuestra biblioteca nació al mismo tiempo que nuestra Institución. Su acta de nacimiento está señalada en el Acta fundacional de 1942, que conservamos en nuestros archivos. Su nacimiento coincidió con una guerra atroz que arrastró al mundo entero a una vorágine de destrucción y muerte.
Mientras el odio y la intolerancia quemaban libros, entre ellos los del padre del psicoanálisis, de este lado del océano, nuestros pioneros decidieron comenzar a juntarlos y resguardarlos, asegurando el inicio de una extraordinaria colección que hoy constituye nuestra inmensa riqueza.
El objetivo de nuestra biblioteca es “satisfacer los requerimientos de información sobre psicoanálisis, en concordancia con la visión y objetivos de la Asociación Psicoanalítica Argentina”. Su intención consiste en ofrecer a la comunidad una Biblioteca pluralista, preservando y defendiendo la producción científica de la población de APA y de otras instituciones psicoanalíticas.
Los hallazgos de Freud retumban en los libros que anidan en la Biblioteca, los que sustentan el pensamiento psicoanalítico y la presencia del psicoanálisis en la cultura argentina.
Los colegas son el centro del quehacer de la Biblioteca y los recursos de información, medios para atender sus requerimientos. El analista, cuando escribe, asume un proyecto que es el de transmitir un conjunto de experiencias significativas, tratando de dar voz y palabra a la subjetividad determinada por tales experiencias. Meltzer decía que “nuestras teorías son una forma de poder expresar lo inefable que vivimos en las sesiones”. ¿La identidad de la Biblioteca “Prof. Willy Baranger” estaría atravesada por los discursos de los analistas vertidos en los textos que ella contiene?
Las propuestas que erigen los analistas están presentes en los textos que la Biblioteca alberga producidos en el marco de la actividad científica de esta Institución y de otras Instituciones pertenecientes a la Argentina y otros países. La Biblioteca “Profesor Willy Baranger” tiene la colección más completa de literatura psicoanalítica en lengua española.
¿La Biblioteca se centra en la transmisión del psicoanálisis? Está en permanente diálogo con el psicoanálisis, tanto en su teoría como en la práctica.
En su inicio, una misma Comisión se encargaba del conjunto de las publicaciones hasta que, en 2001 y con la dirección de Eduardo Safdie, se constituyó un estamento separado, Biblioteca y archivos con una sola Comisión para dirigirla. Desde su inicio podemos deducir la importancia que se otorgó a nuestra biblioteca analizando los primeros miembros que formaron parte de la Comisión de Publicaciones, muchos de ellos fundadores de nuestra Institución. Estaba integrada, en el año 1942, por:
Nora R. de Bisi, Jaime Tomás, Mauricio Abadi, León Grinberg, Arnaldo Rascovsky, Enrique Pichon-Rivière, Angel Garma, Guillermo Ferrari Hardoy y Céles Cárcamo.
En 1997, integrando su Comisión Marcos Guiter y Andrés Rascovsky, la Biblioteca tomó el nombre de Biblioteca Willy Baranger en homenaje al célebre psicoanalista que desarrolló, junto con su mujer Madeleine, la teoría del campo transferencial, que tanto ha influido en el psicoanálisis de nuestro país, pero también más allá de sus fronteras, por ejemplo, en Francia, en donde podemos percibir esta influencia en autores como Michel de M´Uzan, André Green, o más recientemente en René Roussillon. No deja de tener también un sentido simbólico el hecho de que W. Baranger fuera un “pied noir”, francés, nacido en Africa e instalado en Argentina, uniendo así tres continentes, marcando de esta forma esta pluralidad y diversidad que caracteriza, como en el relato de Antonino Ferro, a nuestra Biblioteca.
Durante 80 años, la generosidad de nuestros colegas, fue haciendo crecer nuestra biblioteca que, hoy, cuenta con más de 9000 volúmenes y 400 títulos de revistas, constituyendo así la mayor biblioteca de psicoanálisis de habla hispana en el mundo. Claro que todo esto no hubiera sido posible sin la abnegada labor de nuestros bibliotecarios que preservan, cuidan, clasifican y ordenan nuestra valiosa colección.
Todas las corrientes del pensamiento psicoanalítico se encuentran allí representadas, las diferentes formas de pensar la clínica, las diferentes técnicas que se han desarrollado a lo largo del tiempo, así como las peculiaridades de las diferentes culturas y países. Nuestra biblioteca es el símbolo mismo de la diversidad y de la amplitud de horizontes.
Todos recordamos la célebre polémica entre Robert Wallerstein, a la sazón presidente de la Asociación Internacional y André Green, a propósito de lo que el primero denominaba el “terreno común”, frente a la gran diversidad de corrientes y escuelas en psicoanálisis, que algunos denominan “la Babel psicoanalítica”, haciendo alusión a la historia bíblica y la multiplicidad de lenguas. ¿Existe ese terreno común? Para Wallerstein ese espacio compartido por todos los psicoanalistas es la clínica y algunos conceptos fundamentales, como la transferencia, por ejemplo. Contra esta idea se insurge Green, considerando que no hay ningún terreno común entre las diversas corrientes y escuelas y que sus ideas son, en lo esencial, más bien divergentes. Pues bien, nuestra biblioteca los cobija a todos, en buena y cálida armonía, enriqueciendo nuestro saber y nuestra práctica.
Es la pluralidad y la apertura lo que ha intentado poner en práctica la Comisión que dirige actualmente la biblioteca y los archivos de APA, en el espíritu que anima el equipo que dirige nuestra institución, tratando de desarrollar, al mismo tiempo, una concepción moderna de su funcionamiento: no solamente un espacio en el que se guardan libros y publicaciones sino un estamento de nuestra Institución que promueva actividades de valor clínico y teórico alrededor de la escritura y la lectura. No cabe duda, sin embargo, aún cuando este punto ha despertado a lo largo de la historia de la Institución intensos debates, que la pluralidad que mencionábamos exige una rigurosa neutralidad en lo que se refiere a otros debates que se desarrollan en otros ámbitos y agitan nuestra vida social. Nos referimos, en particular, a las confrontaciones políticas e ideológicas, sin duda necesarias, pero que deben desarrollarse en espacios pertinentes ya que al hacer intrusión en nuestro espacio institucional y nuestra reflexión científica, pueden perturbar o impedir el sereno desarrollo que exige toda disciplina científica.
Nuestra comisión inició sus funciones en 2021 y tuvimos que afrontar, como el conjunto de APA, la pandemia que azotó el mundo entero. Esto nos obligó a adaptarnos a la situación de aislamiento, profundizando nuestro conocimiento de técnicas de comunicación virtual que eran, para muchos de nosotros, desconocidas. Más que un obstáculo, esta situación nos permitió descubrir nuevos espacios y aperturas en las actividades de la Biblioteca, como veremos luego.
La Comisión actual está integrada por: Juan José Gennaro (Director), Cristina García Lema (Secretaria) y como Vocales Liliana Alegre, Cristina Martínez Cipolatti, Yiya Zaffore, Silvia Feitelevich, Berta Kemelmajer Levin, Adriana Kundergraber, Emma Pulla, Miriam Gladys Remo y como colaboradores Raul Massino y Esther Romanosnos acompañaron también durante una parte del trayecto Sandra Tatarow, Irene Cusien, susana Gorris y colaboraron también Romina Alves y Cora Böttcher.
El avance vertiginoso de la tecnología ha permitido la digitalización de una parte de los materiales, especialmente nuestra Revista de Psicoanálisis que puede ser consultada en su integralidad por los miembros de APA y muy pronto por el conjunto de los miembros de la Asociación Internacional (IPA).
Los documentos pueden ser consultados en APAPSIBASE donde nuestro sitio recibe más de dos millones de consultas por año.
El enorme esfuerzo de nuestros bibliotecarios en la digitalización contribuye a una amplia difusión de nuestros materiales y, naturalmente, es un elemento clave para el desarrollo del psicoanálisis que constituye una de las funciones esenciales de nuestra Institución.
La Comisíón actual ha puesto en marcha, como decíamos antes,la idea de una biblioteca abierta y plural que no se limite a guardar y conservar su valioso contenido, sino que permita el desarrollo de una actividad científica, teórica y clínica, vinculada con nuestra disciplina y la escritura y la lectura de los textos. Es así que decidimos cambiar el formato de la presentación de nuevos libros, encarando esta actividad como un debate alrededor del nuevo texto y dando una mayor participación a nuestros Departamentos y Estamentos y también a los analistas en formación. También, en el mismo sentido, creamos una nueva actividad: Los lectores dialogan con los autores, permitiendo a estos últimos plantear sus ideas, sus trabajos y sus puntos de vista en diálogo con otros analistas y el público. También pondremos en práctica grupos de lectura de textos, a veces inéditos, generando así un espacio activo de diálogo e intercambio.
Nuestra biblioteca posee una riqueza muy importante y en sus estanterías durmen textos de un enorme interés científico, por esta razón decidimos explorar su contenido y publicar regularmente en nuestra revista los hallazgos que surgen de la exploración de la misma.
Como en la novela de Stevenson, nuestra biblioteca se ha transformado en nuestra Isla del Tesoro, en la que encontramos siempre la posibilidad de asombrarnos con los hallazgos que publicamos periódicamente en nuestra Revista. Tenemos la esperanza de estimular así la búsqueda de los tesoros escondidos, a nuestros colegas y candidatos.
Como decíamos más arriba, el período de pandemia que nos obligó a utilizar exclusivamente la comunicación virtual a través de plataformas de internet, nos permitió tomar conciencia de las enormes posibilidades que esta tecnología nos ofrecía. Se abría ante nosotros la posibilidad de comunicar con colegas en todos los rincones del globo, permitiendo asimismo a los colegas extranjeros participar en nuestras actividades haciéndolas conocer en el mundo entero.
Sería sin duda fatuo pensar que hemos podido realizar todo aquello que nos proponíamos al iniciar nuestro mandato, algunos proyectos quedarán tal vez como sueños que podrán relizarse en el futuro, como el dotar a nuestra biblioteca de un espacio adecuado para la lectura y la realización de sus actividades. Lugar de encuentro, reflexión e intercambio. La riqueza de nuestra biblioteca lo merece ampliamente!
Los archivos
Los archivos de la Asociación constituyen asimismo un tesoro que debemos cuidar y acondicionar para que sea utilizado por todos nuestros colegas interesados en explorar la historia de nuestra Institución. Mucho hemos perdido, incendios, inundaciones, nos despojaron irremediablemente de una parte de ese rico patrimonio. Pero aún así, conservamos una enorme cantidad de documentos, fotografías, grabaciones y videos, que, algunos, remontan a los primeros años de nuestra Institución. Para citar solo algunos ejemplos, además del acta fundacional, conservada en perfecto estado, podemos leer las copias de cartas de esa época, como la respuesta formal de un funcionario de la compañía telefónica comunicando la imposibilidad de proveer una línea telefónica a la Institución teniendo en cuenta la escasez de materiales debido al conflicto bélico mundial y las copias de cartas dirigidas a las autoridades de la época, por la Comisíón Directiva, para solicitar autorización para reunirse… otros tiempos, también figura, entre tantros valiosos testimonios, la copia de la carta (recordemos que en esa época las cartas se dactilografiaban con copia con papel carbónico), de Angel Garma dirigida a E. Jones, solicitando la adhesión de la flamante Asociación Psicoanalítica Argentina a la Asociación Psicoanalítica Internacional. Verdaderas joyas de incalculable valor.
No cabe duda que un tal valioso patrimonio supone una gran responsabilidad. Debemos hacer lo necesario para salvaguardar en las mejores condiciones posibles todos esos documentos y facilitar al mismo tiempo el acceso a los mismos. En ese sentido, hemos conseguido por parte de la Comisión Directiva la autorización para utilizar dos locales para ser destinados al material documentario de los archivos y su procesamiento. También decidimos crear una sub-Comisión de Archivos que incluye algunos colegas del Departamento de Historia, naturalmente interesados en el trabajo con esa documentación. Mucho nos queda por hacer pero pensamos que es necesario para asegurar a las futuras generaciones de analistas el acceso a las raíces de nuestra propia historia.
Solo queda agregar que nuestra Comisión se siente orgullosa de formar parte de esta ya larga historia de ochenta años y de contribuir al crecimiento y despliegue de nuestra querida biblioteca que constituye un núcleo importante de nuestra Institución psicoanalítica.
El Psiconálisis está relacionado con el Arte; si bien son disciplinas distintas tienen múltiples vasos comunicntes que los complementan y enriquecen mutuamente. Freud lo relacionaba como un vehículo para movilizar la angustia a patir de su relación con lo inconsciente ( y la psiquiatría acude a el como herramienta de rehabilitación, terapéutica y tabajo de elaboración de situaciones traumáticas en cualquier periodo de la existencia del sujeto.
El momento actual , con la emergencia de crisis sociales culturales y polítics como las que vivimos en la acualidad sugirieron a los autores la posibilidad de proponer una acividad en la cual intercambien ideas acerca de la experiencia individual, grupal y comunitaria en diferentes manifestciones atísticas en las cuales cada uno se apoyo en su práctica cotidiana.
Freud pasaba horas en los museos analizando obras disfrutaba de conemplar esculturas , admiraba a escritores como Cervantes, Dostoievski, el analisis de Una Neurosis Demoniac et, ademas de los comentos de obras de compositores de música conemporáneos a su época
Me parece importante tomar en consideración las dificultades del analista al enfrentar, cada vez con mayor frecuencia, migraciones a causa de situaciones traumáticas graves. Ello nos plantea, en particular modo, cómo la escucha psicoanalítica debe ponerse a disposición del paciente y no a disposición de la “necesidad de representar[1]” del analista, o sea como evitar que una situación altamente traumática pueda bloquear las capacidades analíticas de quién escucha dichas historias. Nuestra tarea como psicoanalistas es la de no perder nuestra capacidad de pensar psicoanalíticamente a través de nuestra escucha, dejando espacio a “lo nuevo que el paciente” nos presenta. Escuchar la historia del paciente, la que él nos cuenta y nos trae, reflexionar y comprende las configuraciones familiares y culturales de cada uno, sin preconcepto ni teorías adquiridas precedentemente, para poder desarrollar nuestra función analítica en cada caso.
En esta oportunidad quiero presentar en primer lugar un marco teórico en el cual trabajo y reelaboro las opiniones de conocidos autores que han escrito sobre la temática, para luego presentar mi propia experiencia a través de un caso clínico del servicio en el cual trabajo como supervisora externa, un centro Devereux, un grupo de trabajo multidisciplinario dentro del Centro de Salud Mental “Lo Scalo” de Bologna.
En esta oportunidad quiero contar el resultado de mi propia experiencia como supervisora externa, un centro Devereux, un grupo de trabajo multidisciplinario dentro del Centro de Salud Mental “Lo Scalo” de Bologna. Se trata de un caso trabajado en el servicio (no en psicoterapia), con la intervención de operadores sanitarios, psiquiatras y antropólogos que siguen a los pacientes que pueden asilo político en su intención de instalarse y vivir en Italia.
En su artículo “Especialidad de la tortura como trauma. El desierto humano cuando las palabras se extinguen[2]” (2005) Viñar nos da una idea de cómo la experiencia traumática crea un espacio inaccesible e irrepresentable que encierra el horror desorganizante de la desinvestidura de la experiencia humana en el encuentro con el otro. Tratar de llevar la vivencia traumática a la representabilidad es una tarea compleja cuando dicha situación traumática actual ha sido la desencadenante de la desintegración psíquica, cuando lo tolerable de la vida cotidiana deviene intolerable en la transformación desorganizante de derrumbe incita en la experiencia traumática misma. Motivo por el cual mi hipótesis de trabajo es permitir que lo intolerable del psiquismo encuentre un lugar en la sesión y en el analista, en su mente, donde pueda depositar lo intolerable a través e sus silencios, lo que no cuenta, para recuperar los restos libidinales aún disponible, y permitir el requilibrios psicosomáticos y los reajustes identitarios[3] que le permitan mínimamente reconocer una realidad cotidiana de la cual aferrarse para continuar el trabajo analítico, dando lugar a la restitución lenta y cauta del material depositado, en la medida que el paciente adquiera cierto nivel de autonomía en la vida diaria, lo que implica un manejo yoico de la realidad externa, suficiente para un trabajo analítico. El exceso que surge previo a la adquisición del equilibrio psicosomático genera una invasión de pulsión de muerte, un desborde que recae sobre núcleos melancólicos, en el cuerpo o en el acto, dependiendo de la estructura previa del paciente, que lo llevan a trastornos somáticos o actuaciones severas como el suicidio, la adicción o actos graves de violencia.
Esto lleva, no solo a que quien escucha dichos relatos tienda a negar, banalizar o desmentir la veracidad de las experiencias ajenas sino también al analista a defenderse detrás de las teorías, de las fantasías histéricas o de la sexualidad infantil y sus deformaciones para defenderse de la escucha traumática de los relatos. O de la escucha pasiva desinvestida que neutraliza el exceso mortífero de los relatos desvitalizando la tarea. El exceso tiende a bloquear la posibilidad de registro. Este es un riesgo que no solamente puede alejar el entorno del paciente del sufrimiento del cual él es portador, sino que crea una brecha profunda entre analista y paciente que nubla la mente del analista al punto de bloquear de su función analítica de escucha.
En general, se trata de un paciente que viven en medio de la guerra civil, en el horror de las guerras intertribales llenas de violencia, odio y venganza. Podemos pensar como una forma de violencia extrema es resignificada après-coup en el marco de la nueva cultura que recibe al individuo. Lo cual hace surgir nuevas culpas, vergüenzas, junto al deseo de recuperar viejos recuerdo desde la nostalgia del pasado y la necesidad de olvidar movido por la realidad de su nueva morada.
Isidoro Berenstein[4] (2000, p. 257) en “Notas sobre la violencia” nos dice: “El mal puede ser caracterizado como el efecto de la acción de despojo y destitución del carácter humano de otro considerado ajeno por medio de procedimientos humanos de deshumanización como ser la tortura, el maltrato y el exterminio llevado hasta la aniquilación del otro sujeto, no sin la abolición de todo tipo de identificación con quien se llama “la víctima” (Berenstein, 2000, p. 262-264).
Los procesos de deshumanización se instalaron en la cultura y son parte de la cotidianeidad del individuo, pero lo que es cotidiano en África deviene violencia y vergüenza en Europa. A la situación traumática se le agrega en el après-coup la resignificación de la propia vida en un contexto diferente. Un paciente africano me decía: “Todos me preguntaban quién es tu madre, quién es tu madre, y desde ese momento supe que esa mujer era mi madre, yo ya la conocía, desde siempre”. Como analista, tratamos de hacernos una idea de la vida, de la familia y del entorno de nuestros pacientes, pero en caso de migrantes, inevitablemente uno se plantea, que preguntas hacerse y cuales formular a través de nuestras intervenciones con los pacientes. Qué esquemas de referencia teóricos nos permiten comprender a ese paciente, cómo escucharlo, cuando la cultura y lo transgeneracional son de una pregnancia notable y a la vez desconocida.
Valentín Mudimbe en su libro “La invención de África” nos dice: “(…) si en el plano cultural y religioso, por medio de la escuela, la iglesia, la prensa y los medios de comunicación audiovisuales, la empresa colonizadora difundió nuevos comportamientos que representaban modelos contradictorios y extremadamente complejos en términos de cultura, de valores espirituales y de su transmisión, la cual también transgredió los esquemas culturales homogéneos e integrados desde un punto de vista religioso de la mayor parte de las tradiciones africanas. Desde allí en adelante las formas y las formulaciones de la cultura colonial y sus objetivos devienen los medios a través de los cuales la entera modalidad tradicional y su cuadro espiritual se degradan. La transformación potencial y necesaria hacen que la mera presencia de la nueva cultura se constituya en una nueva razón para la marginación de los que no logran adaptarse en medio de la confusión[5]”. (p. 26)
La marginalidad designa un espacio intermedio entre las dos culturas que llevan a la progresiva desintegración de las estructuras familiares, al analfabetismo, a la desigualdad social y económica y a regímenes dictatoriales bajo la forma de democracia, etc. Esto es lo que nos dice Mudimbe y el contexto cultural de origen que modeló la vida de los migrantes, y que seguramente, por diversos motivos deja allá lejos, en África, escindido de su realidad europea y de su cotidianeidad. Permitir la escisión y la depositación de lo intolerable en el silencio de la sesión y en el encuadre (Bleger[6], 1967) da lugar al espacio vital donde recobrar el presente en el encuentro.
Bibliografía:
Berenstein, I.: (2000) Notas sobre la violencia. Psicoanálisis, Revista de APdeBA. N° 2, 2000. (p. 257).
Leguizamón, S.: (2007) La contratransferencia frente a “lo intolerable” en situaciones traumáticas severas. El Caso Omar. Revista de Psicoanálisis, N° 2, 2007.
Mudimbe, V.: (1988) L’Invenzione del Africa”, Meltemi editore, Roma, 2007. (p. 26)
Rolland, J-C.: (1998) Compulsion de répétition. Compulsion de représentation. En Guérir du mal d’aimer. Editions Gallimard, Paris, 1998 (p. 201-258).
[2] Viñar, M.: (2005) The specific of torture as trauma: The human wilderness when words fail. International Journal of Psychoanalysis. Vol, 86, 2005. (p. 311-333) Especificidad de la tortura como trauma. El desierto humano cuando las palabras se extinguen. Psicoanálisis APdeBA. Vol. XXVII. N° 1 / 2. 2005. (p. 121)
[3] Leguizamón, S.: (2007) La contratransferencia frente a “lo intolerable” en situaciones traumáticas severas. El Caso Omar. Revista de Psicoanálisis, N° 2, 2007.
[4] Berenstein, I.: (2000) Notas sobre la violencia. Psicoanálisis, Revista de APdeBA. N° 2, 2000. (p. 257).
[5] Mudimbe, V.: (1988) L’Invenzione del Africa”, Meltemi editore, Roma, 2007. (p. 26) La traducción es mía.
[6] Bleger, J.: (1967) Psicoanálisis del encuadre psicoanalítico. En Simbiosis y ambigüedad: Estudio psicoanalítico, Paidós Editores, Buenos Aires, Barcelona, México. 1989. (p. 237-250). Los pacientes depositan sus núcleos psicóticos en el encuadre y permanecen mudos hasta que el encuadre se rompe.
Mg. Liliana Granel
En estos tiempos de pandemia, con el coronavirus como enemigo invisible que se hace visible a través de la enfermedad y muerte, surgen, aún con más fuerza, sentimientos de incertidumbre, temor y angustia, que son puestos a prueba en el siempre tan inestable equilibrio entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte. El virus que se extiende sin fronteras, en el que al inicio no quisimos creer, nos ha invadido, aparece frente a nuestros ojos y priva de encuentros con la familia, amigos, colegas, ha cambiado nuestra forma de relacionarnos, nuestra orientación de la vida, y trae consigo la desilusión y desesperanza. Ya no nos podemos ubicar en una posición omnipotentey desmentir la muerte. La muerte está ahí, presente, silenciosa y acecha junto a la vida.
Estas difíciles circunstancias que vivimos, mellevarona pensar en la problemática de los duelos, y el lugar central que han adquirido en nuestros consultorios.
Pensarlos en el medio del caos y el dolor no es fácil. En la actualidad, cuando la velocidad de la tecnología es tan rápida como el virus, y las prácticas de rituales que funcionaban como soporte social al trabajo de duelo se ven imposibilitados por la pandemia, la elaboración de las pérdidas de seres queridos se hace, aún más difícil y nos encontramos en la clínica con duelos detenidos.
Estamos con el consultorio poblado con sujetos que traen una expresión triste y desolada por la muerte de parientes y amigos, de los cuales no se han podido despedir. Las frases que, con gran dolor, recorren las sesiones: “no lo volveré a ver”, “lo perdí de vista para siempre” “desapareció de mi vida” “cerró los ojos para siempre”, expresan las angustias y los sufrimientos frente a las pérdidas, pero, también quiero resaltar el significado visual que adquieren. No se trata sólo de no tener quien nos piense, o de morir en la mente del otro, sino de no poder ver más al otro. (L. Pelento 2010)
Reflexiono que, quizás, es en el espacio de los sueños, donde se puede volver visible algo que el principio de realidad nos muestra invisible. A veces, se dan cita en nuestros sueños algunos de nuestros muertos, para darles, aunque sea por un breve tiempo, una vida que ya no tienen y que buscamos con ansias re-vivir, al volverlos visibles.
Freud utiliza el término “trabajo” tanto para el proceso del duelo como para el sueño. En el primero hace alusión al intenso trabajo del Yo, para realizar el examen de realidad que anuncia la muerte de la persona, y, en el caso del sueño, explica que se produce una regresión masiva, que activa recuerdos hundidos en el inconsciente, y, a través de la figurabilidad, vuelve presente alguien ausente. (S. Freud 1900)
El sueño funciona como puente entre el dormir y la realidad exterior, así, mientras dura el duelo la existencia del objeto perdido continúa en el interior de la mente y la persona recientemente fallecida puede hacer su aparición en los sueños, y se le otorga vida, aunque sea mientras se duerme. Alargamos su existencia en el sueño.
La palabra “trabajo” también es utilizada en relación al trabajo analítico, porque da cuenta del esfuerzo psíquico por parte del Yo por elaborar contenidos inconscientes en relación a pérdidas, en éste sentido, existe una relación ineludible entre duelo y práctica psicoanalítica. Las sesiones analíticas están pobladas por emociones de dolor por perdidas, soledad y desamor. Allouch (1996) sostiene que toda demanda de análisis tiene que ver con duelos y el proceso analítico con la elaboración de los mismos.
Perder al otro que mirábamos y nos miraba, y nos devolvía con sus ojos, como un espejo, la confirmación de nuestra identidad reactiva sentimientos de desamparo y desvalimiento, propios de la infancia. Sin la mirada del otro hay un vacío siniestro y amenazante.
La pérdida del otro amado es algo sabido, pero impensable en el territorio del inconsciente, porque es ahí donde impera la no contradicción y donde todos somos mortales e inmortales a la vez. (M. Alizade 1995)
S. Freud (1915) nos recuerda que en el fondo nadie cree en su propia muerte, o lo que es lo mismo, estamos todos en lo inconsciente convencidos de nuestra propia inmortalidad.
Esta actitud de desconocimiento, re-negación ante la muerte es conmovida con la inmensa proximidad por la pandemia que nos azota. Con la pérdida del ser amado morimos un poco, se van con él nuestras ilusiones, aspiraciones y deseos. Enterramos su cuerpo, con dolor, miedo y abrigamos la esperanza de mantener su recuerdo.
Los seres humanos acompañamos la muerte con la creación de rituales funerarios. Desde los albores de la humanidad, las concepciones acerca de la inmortalidad buscaron calmar o acallar el dolor que ocasiona la idea de muerte y defienden el narcisismo. Un Yo vulnerable, defenderá con ahínco las fantasías de eternidad. En este sentido la Pandemia es un duro golpe al deseo inconsciente de omnipotencia e inmortalidad. La muerte que nos rodea y que el principio de realidad nos muestra, no puede desmentir y sostener los deseos narcisistas de eternidad.
Los rituales ofrecen un espacio y tiempo fuera de la rutina para ayudar a tramitar el duelo, estas prácticas son necesarias y posibilitan compartir el dolor, permiten expresar la tristeza y ayudan a la elaboración del duelo. Pero,Durante la pandemia las participaciones en los rituales fúnebres fueron imposibilitados, perdiéndose una oportunidad importante de apoyo al doliente, de acompañarlo en su dolor, en sus sentimientos de pena por la pérdida de un ser querido.
Los rituales fúnebres apoyan el examen de realidad, porque a través de los mismos se asiste a la muerte de la persona y se comparte con familiares y amigos múltiples sentimientos en relación al difunto, que van desde la culpa, por emociones que cree debió haber sentido y no sintió, o se inculpa por cosas que cree debió haber hecho y no hizo, hasta el dolor por la constatación de la ausencia, pasando por el enojo por la desaparición del objeto amado. El ritual ofrece la posibilidad que se desplieguen estas expresiones, y como práctica social, es un modo de compartir y de reconocer sentimientos en común. La pandemia imposibilitó los rituales, dificultando el examen de realidad, ya que se recibía la información de la muerte a través de terceros, el desconocimiento de la forma de fallecimiento incrementó el dolor, la culpa y haciendo más difícil el proceso de duelo.
Pero, quiero señalar, que estas prácticas, si bien ayudan, no son la elaboración misma. Un duelo es un largo proceso que lleva tiempo y está marcado por el tipo de vínculo que se tuvo con el objeto perdido. Los sentimientos son múltiples, con emociones a veces paradójicas, entre el dolor por la desaparición y la aceptación que se desencadena a partir del examen de realidad que dictamina que ese objeto de amor no existe más.
Es un proceso que se recorre como un camino a transitar con momentos de rebelión frente al dolor agudo y profundo hasta llegar a emociones de pena y tristeza donde el recuerdo es posible y la angustia por la ausencia esta matizada.
S. Freud, en su bello escrito titulado “Duelo y melancolía” (1917) diferencia el duelo “normal” del duelo melancólico. Explica que el duelo es todo un proceso dinámico complejo realizado por el Yo y que consiste en el desprendimiento del objeto perdido. Es a través del examen de realidad que se confirma que el objeto amado no existe más y el proceso correspondiente al duelo es desasir la libido del enlace con el objeto. Una vez realizado el proceso de duelo el Yo queda libre, y es capaz de investir a un objeto nuevo, pues este se ha liberado de su ligamen con el objeto perdido. Esto supone la movilidad libidinal y la contingencia del objeto.
En la melancolía el sujeto se muestra desinteresado por el mundo externo, está invadido por un sentimiento de desconsuelo, desolado, con pérdida de la capacidad de amar, hay una inhibición de la productividad, rebaja de sentimiento de sí, con auto-reproches y auto-denigración.
Freud, en “El proyecto de psicología para neurólogos” (1895) propuso, apoyado en la medicina, que el modelo del dolor es el modelo del dolor corporal, a través de la cualidad placer-displacer. Luego en “Inhibición, síntoma y angustia” (1926) planteará que al dolor aparece por la pérdida del objeto, la angustia por lo que la pérdida implica y, el duelo, como trabajo elaborativo que realiza el psiquismo ante la pérdida del objeto.
Así, Freud pasa de la conceptualización del modelo del dolor en el cuerpo, al dolor en el alma, que, luego en “El malestar en la cultura”(1930) denominará sufrimiento.
El duelo, contiene múltiples emociones y es un componente central de la vida, cuyo objetivo es la transformación y permitir el pasaje de la presencia del objeto a la ausencia, y de la ausencia al recuerdo.
Así, el proceso de duelo es un arduo trabajo psíquico, que se puede complicar cuando el otro es arrancado de nuestra vida, y desaparece de nuestra vista, entonces la pérdida se puede volver tan intolerable que los sentimientos de pena y tristeza se convierten en un olvido imposible, un permanente retorno de lo que debe ser olvidado, el tiempo parece detenido y el sujeto es preso de su propio sufrimiento.
Viñeta Clínica:
A inicios de la Pandemia recibo, en forma virtual, a una paciente que me relata con mucho dolor y desconcierto la muerte de su hermana, 2 años mayor que ella.
La paciente, a quien llamaré Patricia, tenía 22 años al momento de la consulta, y proviene de una familia que vive en una provincia en el norte de Perú. Se había mudado con su hermana a Lima para estudiar en una Universidad.
En la sesión llora desconsoladamente, dice: “ de un día para otro mi hermana se sintió mal, resfriada, con tos, fuimos a la clínica la internaron, la tuvieron que entubar…no la volví a ver más…me informaron unos días después que había muerto…tuve que hacer todos los trámiteslegales por su fallecimiento, me ayudó una tía que vive aquí…fue terrible…yo le tuve que decir a mis padres de la muerte de mi hermana…No hubo funeral…como si hubiera desaparecido…Mis
padres no pudieron viajar por la estricta cuarentena que atravesamos en el país al momento del fallecimiento”.
En las sesiones siguientes, Patricia, pasaba de la negación: “no lo puedo creer”, “lo sé, pero es muy difícil…no lo creo…pienso que en cualquier momento puede entrar al departamento” … a auto inculparse “debí haber sido yo…debí haber muerto yo…yo soy la que salgo, no me cuido…quizás yo la contagié…, le causé la muerte…”
Trabajamos juntas lo difícil de la aceptación de una muerte tan súbita, de duelarla, con la connotación de desaparición, de no verla más…Al mismo tiempo que ambas éramos partícipes de muertes alrededor nuestro, y, por lo tanto, de los miedos que nos invadían a las dos. Esto hizo el trabajo de duelo aún más difícil. Sabíamos que compartíamos las mismas incertidumbres y que los temores acerca del contagio, la enfermedad y muerte estaban presentes.
En las sesiones me fue relatando el vínculo con su hermana. Decía: peleábamos mucho…es que yo siempre fui rebelde, hacía lo que quería, desobediente, indisciplinada, salía a fiestas, aun cuando mis padres no me lo permitían…me escapaba…Mi hermana, en cambio, era la buena, cautelosa, cuidadosa, seguía todas las reglas impuestas en mi casa…mi padre la adoraba, tenía una predilección por ella, era la “niña de sus ojos”. Las sesiones terminaban en autoreproches “debí haber sido yo”.
Cuando fue permitido viajar, Patricia regresa a su ciudad natal, se reúne con sus padres e inmediatamente noto un cambio, una gran seriedad invade las sesiones y ayudar a los padres se volvió en su obsesión. También observé un cambio en su forma de vestir y curiosamente le pregunto acerca de su vestimenta…me comenta que está usando la ropa de su hermana…dice: “somos del mismo talle…me queda bien”. Entendí, que se “vestía de su hermana” y ahora ella complacía a sus padres, reviviéndola fantasmaticamente, al mismo tiempo que en su interior le ofrecía una especie de altar perpetuando el duelo.
Pienso, que Patricia, se identificó con su hermana muerta, y la revivió transformándose en ella, por el temor que los padres no puedan tolerar los intensos sentimientos de dolor y que, si entraban en el clima emocional del duelo, no puedan salir del mismo y nunca más sientan alegría. Miedo a que sus padres y ella sucumban al dolor.
Trabajamos intensamente sobre la ausencia, la pérdida y el duelo, así como también, el vínculo de ella con su hermana y, la relación que ella fantaseaba que creía que sus padres tenían con su hermana fallecida. Pensamos juntas en los recuerdos de un vínculo de hermanas, amoroso, pero, también, inevitablemente, ambivalente. Ambivalencia que hacía más difícil el proceso de elaboración de la pérdida. De ahí, los constantes auto reproches y auto acusaciones, con recuerdos y expectativas ideales ligadas al objeto perdido.
Pienso, que la ambivalencia de sentimientos amorosos y hostiles están presentes en todos los vínculos significativos, con lo cual la idea de un desligamiento del objeto perdido sin conflicto es un Ideal y desconoce las dificultades de todo éste proceso, vivenciado tanto con sentimientos agresivos y de dolor, así como también de amor en relación al objeto perdido.
Patricia en su proceso de análisis, y en el transcurso del mismo, aun estando en la casa de sus padres, desarrolla un síntoma psicosomático persistente: un zumbidoen el oído derecho, que le perturba, y no la deja dormir y seguir son sus actividades. La consulta con diferentes médicos se hizo frecuente, virtual y presencialmente, con el consecuente temor, sentido en mí, de un posible contagio. No se encontraban las causas de esta alteración en su oído.
Desde el primer momento que Patricia trae el síntoma, recordé la concepción del “objeto muerto-vivo” de Willy Barnger y las ideas de Fideas Cesio acerca del “objeto aletargado”, estas teorizaciones tienen su origen en las ideas de M. Klein acerca de los objetos interiorizados.
Me preguntaba si el zumbido en el oído de Patricia estaba asociado a un objeto que no puede ni vivir-ni morir del todo.
W. Baranger nos recuerda que el objeto moribundo circula al interior de la mente y “el sujeto es “habitado” por un objeto interno casi muerto. Y la persecución que éste ejerce reside en sus exigencias para con el sujeto.” (pag. 219).
Entendí que vestirse como la hermana, actuar como ella y el síntoma psicosomático del zumbido en el oído constituían formas de darle vida a lo muerto, y al mismo tiempo estar esclavizada y perseguida por su recuerdo. En este sentido, no era un recuerdo nostálgico que reconforta con la paz de las memorias de las experiencias compartidas, sino era perseguidor, castigador deteniendo nuevos proyectos en su vida.
La idea del muerto-vivo de W. Baranger es que, le otorga al objeto muerto el carácter de presencia, que acusa y reprocha, que desde el interior de la mente sigue teniendo una vida propia.
En el proceso de análisis, Patricia pasó del intento desesperado por darle vida a su hermana, a aceptar su muerte, y tomar conciencia de los efectos de la pérdida, en ella y su grupo familiar, para poder apropiarse de su propia vida.
Recordé las ideas de M. Alizade quien reflexionaba que “Elaborar la muerte no implica meramente derivar el exceso de carga y ligar con asociaciones las representaciones y afectos. Implica tomar conciencia y reordenar los sistemas psíquicos de tal manera que se produzca una nueva forma de aprehensión de la realidad” (Alizade, 1995, p 121)
Fuimos pensando que había espacio en su mente para recordarla, ya no tenía que actuarla, traerla a la vida, sino que podía ponerse triste y llorarla, así como también ser capaz de sentir alegría, ponerse contenta por otras cosas que le estaban pasando en la vida.
Exploramos, con dolor, la pregunta: ¿qué nos queda de los muertos queridos? Destellos de recuerdos, traídos a la memoria por un olor, sabor, paisaje…como la magdalena de Proust “En Búsqueda del tiempo perdido”, identificaciones con formas de hablar, caminar, actuar…y lo único posible, aunque silenciosamente doloroso, es dejarlo ir con lo propio de uno mismo que, inevitablemente, se va: su mirada, reflejando un amor perdido, quienes fuimos para ellos y nunca más seremos, lo que recibíamos de esperanza, placer y aquello pendiente, que ya nunca será…
Reflexiones finales:
El duelo es un proceso lento y penoso que consiste en transformar el dolor de la ausencia de no ver al amado nunca más en la posibilidad de evocarlo como recuerdo. Este es un trabajo que no se realiza de una vez para siempre, va y viene, avanza y se detiene, en un constante movimiento, en un círculo infinito, entre ausencia y recuerdo, entre memoria y olvido.
Renegar del duelo es quedar apresado en la imposibilidad de olvidar, como “Funes, el memorioso”, cuento de Borges, cuyo personaje está agobiado por un pasado que no es posible conservarlo a distancia de la conciencia, y no puede entrar en el universo metafórico de representaciones, de imágenes que dan cuenta de un pasado, está entrampado en un permanente presente.
El testigo de la pérdida será siempre el recuerdo, que hundido en el interior de la mente sobrevive y espera su oportunidad para presentarse en la conciencia, a través de los sueños, de las fantasías, que como destellos de imágenes evocan experiencias y vivencias compartidas con toda su fuerza. Así, el recuerdo y el olvido no son estáticos sino aparecen y desaparecen en el devenir de la vida.
En el duelo cuando el otro es arrancado de nuestra vista/vida genera un sentimiento ominoso, de extrañeza, la vida ya no es la misma. ¿Cómo se produce el desasimiento del objeto? Pienso, que hay algo del objeto perdido que a veces no es posible de reducir al juego de sustituciones y desplazamientos. En este sentido, hay duelos sin fin?…donde la pérdida es irremediable e insustituible y que no constituyen un duelo patológico?. Objetos perdidos e inmóviles por siempre, como las esculturas en piedra que a través del tiempo se mantienen eternas, ocupando un lugar en la mente: duelos por la muerte de los padres, por la casa de la infancia, por los lugares nunca posibles de recorrer, por lo que no se pudo ser, por la muerte de un ser amado.
En 1929 Freud le escribe a Binswanger acerca de la muerte de su hija Sofía: “Sabemos que el duelo agudo por una muerte semejante se terminará, pero que permaneceremos inconsolables y nunca encontraremos un sustituto. A decir verdad, está bien que sea así, es la única forma que tenemos de perpetuar un amor al que no deseamos renunciar” (F. Cerejido pp 617).
El tema del duelo, es emocionalmente intenso, pero la posibilidad de pensarlo para elaborarlo, hace posible la apropiación de la historia, única e irrepetible de cada uno, con la esperanza en la vida, sabiendo que lo que es hoy, no siempre fue, no siempre será…
Mg. Liliana Granel
Bibliografía
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Baranger, (1962) El muerto- vivo: estructura de los objetos en el duelo y los estados depresivos. Lombardi. Buenos Aires.
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Heker, L. (2003) Entrevista a María Lucila Pelento. En Revista de Psicoanálisis. APA. LVIII. N3
Pelento, María Lucila (2010) Perder de vista, perderse de vista. En Revista de psicoanálisis. APA. LXVII. N4 Buenos Aires.
Somos cuatro psicoanalistas de distintas sociedades de Latinoamérica; nos reunimos quincenalmente para intercambiar acerca de temáticas relacionadas al género y sus devenires.
Cada miembro del grupo presentará una reflexión sobre el tema y a partir de ello se establece un diálogo entre los miembros de la mesa y el público asistente.
INTRODUCCIÓN
1 - En 1914 Freud “introduce” el Narcisismo en su teoría, que, como sabemos, es una teoría pulsional. Lo define como el revestimiento libidinal del egoísmo[1], investidura libidinal indispensable en la constitución del yo y del psiquismo.
Concibe una dualidad en el modo de elección de objeto: en un extremo, la relación de objeto que llamamos “objetal” y la relación de objeto a la que llamamos “narcisista”(o sea, predominantemente así).
La relación objetal sería aquella en la cual el yo se “descentra”, al decir de Green. “La relación narcisista no prescinde del objeto (que es uno de los requisitos de la pulsión), pero el modo en que la libido inviste, es predominantemente desde el propio narcisismo, vale decir, del revestimiento libidinal del egoísmo[2].[3]
Si ”…el enemigo del narcisismo es la realidad del objeto”, cada paciente nos obliga a internarnos en su mundo, a salirnos de nuestro propio narcisismo a fin de acceder al del paciente.
Cuando en 1915 Freud publica Puntualizaciones sobre el amor de transferencia, se refiere al modo en que el método analítico facilita transferencias; si bien ya había accedido a la noción de ser el narcisismo un modo en que investimos nuestra libido, el trabajo de 1915 parecería referirse al hambre de satisfacción “objetal” con y a través de la persona del analista.
2 – Me interesa preguntarme acerca de la respuesta contratransferencial del analista, cuando el paciente que consulta deposita masivamente lo que Freud llamara la originaria investidura libidinal del yo, cedida después a los objetos… ”(Freud, pag. 73), vale decir, su yo grandioso, la omnipotencia grandilocuente del paciente. Para Green, sólo el discurso asociativo es analizable (pag.66), tomando en cuenta que “el discurso narrativo-recitativo excluye al objeto”, vale decir, al propio analista. En ese caso, qué se transfiere en el analista, y, más específicamente, la respuesta contratransferencial del propio analista.
2 – EXAGERAR PARA PODER PENSAR
Me acude un recuerdo, cuando, en el Congreso de Boston de 2016, varios analistas de distintos países presentaron la película HER, por cuyo libreto, su autor, un joven Spyke Jonke obtuviera el Oscar del año 2014, por la novedad de mostrar la relación erótica entre un individuo y un Asistente Virtual, vale decir, un producto de programación.
Con quién se relaciona el personaje? Atraviesa un duelo intenso, su mujer lo ha dejado. En el asistente virtual, le aparece la caricia de una voz que está destinada a él (o al menos así lo vive). La asistencia recorre, desde la actualidad del personaje, todos los momentos de su carencia. Así organiza su agenda, le recuerda sus compromisos, se vuelve un auxiliar indispensable en la vida del solitario Theodore Twombly.[4]
El resto es imaginable: el deslumbramiento de Theodore, la investidura erótica de la voz que representa a la mujer que lo asiste , y luego, el inevitable desengaño cuando se enfrenta a la realidad, de una programación que lo toma a él como uno de tantos objetos posibles, con lo que se reitera la repetición: otra vez queda solo.
En su relación con el asistente virtual, no se activa en él algo erótico? Qué es sino la necesidad de amar? Acaso el objeto virtual no representa un objeto arcaico? Y si así fuera, darle una voz, no es ya darle estatuto de objeto?[5]
Porqué traigo este recuerdo?
Porque en las varias reuniones que se generaron motivadas por la exhibición del film, invariablemente afloraba la pregunta: qué significa ese vínculo en la vida del protagonista? Distintas voces se alzaban desde la desconfianza respecto de los sistemas electrónicos y la posibilidad de afectar la salud de la población, hasta el reconocimiento de un oasis en la vida del protagonista -casi a la manera de un sueño- que le permite reconectarse con sus propias ganas de amar.
Y allí recordamos a Kohut, para quien la expectativa de curación estaría asociada, no con la búsqueda de la pretendida relación “objetal”, sino con la posibilidad de que las elecciones narcisistas sean más adecuadas y más enriquecedoras para la persona, alejándose de la repetición.
VOLVAMOS A FREUD
“Objects, like words, are there for us to express ourselves”
(los objetos, como las palabras, están alli para permitir que nos expresemos)Bollas, 1992: 36
El film dispara respuestas contratransferenciales en un público de psicoanalistas. Hay acuerdo sobre algún punto: no sería una experiencia elaborativa.
Otros puntos abren a la discusión. Y si a través de la experiencia Theodore se pone en contacto con sus ganas de amar y su disposición libidinal a investir un objeto? Ah! Pero no es un objeto “del mundo real”. Y un libro? Y la teoría psicoanalítica? Y un cuadro de Van Gogh?
En estos intercambios se advertía la contratransferencia narcisista de cada uno de nosotros, analistas. Lo que cada uno de nosotros podía o no tolerar, en un esfuerzo de “descentrarse” de los propios pensamientos, del propio carácter, de las propias elecciones.
Llevado esto al consultorio, cuál es la respuesta del analista frente al paciente que, como Theodore, nos muestra su dolor, y básicamente, su narcisismo dañado. Y nos convoca en nuestro propio narcisismo, que queremos suponer elaborado.
UNA VIÑETA
Silvia, la conocí hace 30 años. Me pide una entrevista.
Entra, nos saludamos, y con un suspiro me dice:
Ah! Me mató tu portero… llegué temprano, y me ofreció que esperara en el hall de entrada. Y me dice: no se aflija, si le cuesta levantarse del sillón yo la ayudo, estos sillones son muy bajos ( suspira, sacude la cabeza)
Se sienta frente a mí, y comienza un discurso grandioso, pleno de ideas melagomaníacas, que incluyen su conocimiento de los astros, de la filosofía, de la cabalá, de sus conversaciones con un chaman… Si intentara interpretarle, se activaría en la paciente lo que Repetto llama “una disposición latente hacia la disolución de las interpretaciones explicitadas por el analista”
Es una versión cotidiana de Theodore. Como él, los objetos la han abandonado, está sola, se siente sola, y defensivamente, el discurso omnipotente se instala.
La analista la escucha, respetuosamente, porque tiene que haber mucho dolor para haber generado ese discurso.
Qué busca en esta entrevista? En primer lugar, mostrarme como está, y también que respete su dolor y que acceda a acompañarla en reconstruír un yo escindido, producto de duelos sin elaboración, de un sesgo melancólico que acompaña a la pérdida de la juventud, de oportunidades, de futuro. Pero por sobre todas las cosas me está preguntando, -sin hacerlo-, si yo me la puedo bancar.
Y la verdad es que no sé.
Vienen a mi mente las palabras de Green, cuando aborda el problema de la transferencia narcisista desde el ángulo discursivo, y dice que “… el discurso (del paciente) rechaza (será licito decir que reprime?) la presencia del analista, objeto que se percibe como invasor. “(pag. 65), y, en la medida que rechaza, se dota de un escudo protector. Si ”…el enemigo del narcisismo es la realidad del objeto”, cualquier interpretación podría ser sentida “desde la vereda de enfrente”. Le propongo que tengamos otras entrevistas. Accede.
Intuyo su expectativa. Y recuerdo nuevamente a Green cuando dice que en estos casos, “…al deseo de cambio invocado en la demanda de análisis, antes que este comience, se opone una fidelidad a sí mismo, guardiana del narcisismo…”(pag. 67), porque es un camino demasiado incierto la apertura al objeto.
Se va y reflexiono. La paciente perteneció en un momento a un grupo que compartimos, hace años, y así espeja en mí a las que éramos ella y yo en ese momento.
Las triquiñuelas vienen rápido a mi mente: extrema carencia, pérdida del sentido de realidad, deliria ocasional, con conservación de ciertos rasgos de su personalidad agradable, que permanecen. Sí, puedo pensar en mecanismos primitivos de defensa, en que necesito hablar con su psiquiatra, puedo pensar muchas cosas. Pero son intelectualizaciones.
Lo cierto es que ha dado en un punto narcisista mío. Las preguntas que ella se hace, me son ajenas? La que me hubiera gustado ser, lo que me falta frente a un ideal siempre esquivo.[6]
Sí, así me aparecía mi contratransferencia, como una atracción y repulsa al mismo tiempo a internarme en ese laberinto de los 30 años en que dejamos de vernos. Cómo nos habíamos visto en ese momento, y ahora, 30 años después, cuál era el balance. Verla como lo que nos aunaba, y como lo que teníamos de distinto. Y en el proceso decidir si podía poner en ella la apuesta pulsional que, tal como dice Marucco, es el gestor del proceso o del cambio del paciente.
Presentada la viñeta, volvamos a nuestra profesión de analista.
Si la contratransferencia es la respuesta del analista a la transferencia del analizado, tenemos que aceptar que hay pacientes que requieren de nosotros un esfuerzo mucho mayor que otros. Y no por su patología. Sino además de eso. Porque nuestro narcisismo se ha refugiado en nuestros logros, en nuestras comodidades. La asimetría de la sesión aparece a nuestro favor, pero la honestidad nos lleva a reconocer lo siguiente: una cosa es Theodore, o un paciente en quien reconocemos un fuerte sesgo narcisista, y otra muy distinta cuando el paciente toca un punto narcisista del propio analista. Por eso, es imprescindible el análisis del analista. Porque el paciente despierta algo que estaba más seguro lejos de la conciencia.
BIBLIOGRAFIA
Bollas, C. (1992) Being a Character (psychoanalysis of Self Experience). Londres: Edit. Routledge,
FREUD, S – Introducción del narcisismo (1914). Tomo XIV, Obras completas.
GREEN, A – Narcisismo de vida, narcisismo de muerte. (1983) Amorrortu, Buenos Aires, 2005.
KOHUT, H – How does analysis cure?, 1984, The University of Chicago Press.
REPETTO, J.B. –( 1988) Vicisitudes de la transferencia narcisista, presentado en Centro de consulta médica Weizsaecker en abril 1988.
SAVATER, F – Etica como amor propio, 1988, Mondadori, España.
[1] Dice Savater que el término egoísmo soporta el sanbenito de la asocialidad, olvidando que el yo, la existencia individual es una noción socialmente instituída, y que es la comunidad social la que ha permitido la emergencia del yo individual (pag. 28).
[2] Egoísmo es una palabra relativamente reciente, “recién empieza a usarse en 1718, utilizada por Wolff para designar “una rarísima secta”aparecida no hace mucho en París, …manteniendo que sólo yo existo y todo lo demás forma parte de mi sueño “(Savater, pag. 37).
[3] Freud atribuye al varón la plena investidura de objeto, vale decir, el amor objetal, y subraya el sesgo narcisista de la mujer. Daría para pensar que en la mujer, al albergar cromosomas que no son los propios y a posibilitar su despliegue, se daría una conjunción de “descentramiento” que el varón no conoce, aún dentro de un fin “narcisista” como es el de conseguir lo que le falta para la concepción del niño.
[4] Theodore (nombre de origen griego que significa “don de Dios”) se apellida Twombly. Término que puede descomponerse en dos aspectos: por un lado, two, vale decir, “dos”, por otro, wombly. Si womb es útero, y el sufijo ly indica “modalidad”, podemos pensar que wombly alude a un modo uterino, a un modo prenatal. Me pregunto si el autor -a través de la elección del nombre – nos indica un anhelo de Theodore; acceder a un vínculo (two) ) al estilo de una relación prenatal.
[5] Si la PC como objeto define al mundo de hoy, parecería que Jonze se quiere referir a un cierto modo de comportamiento psíquico que toma a la computadora como objeto, y que, al hacerlo, nos muestra la potencialidad de transformar nuestra manera de relacionarnos o de no relacionarnos con los objetos “reales”, los objetos del mundo exterior.
[6] Cuenta Savater que al “viejo Francois Mauriac un periodista le preguntó quién hubiera deseado ser, en lugar del ilustre escritor y premio Nobel que era: “Moi même, mais réussi”. (pag.27)
En este diálogo, que tendrá como excusa de reunión un video de la serie Operación Palermo, intervendrán Abel Fainstein, ex Pte. de APA y de FePAL, Analía Wald, Angel Zonana, ex directora de la Revista Caliban, y la Secretaria Científica de la APA, Cristina Rosas Salas.
Se tomarán fragmentos de la serie televisiva de Netflix, cuya reducida sinopsis es la siguiente: "División Palermo es una guardia urbana inclusiva ideada como operación de marketing para mejorar la imagen de las fuerzas de seguridad. Mientras todos intentan entender qué función cumple, esta guardia se enfrenta sin quererlo con una extraña banda criminal [...] La serie se presenta original por estar situada en una tendencia actual que es la de la inclusión como imposición y no como una verdadera manera de sumar a las minorías en actividades y espacios ocupados históricamente por personas hegemónicas".
Este trabajo tiene como origen una serie de elaboraciones trabajadas en la Filial APA Junin.
(M.G.) En todo juego hay una apuesta no solo objetiva sino principalmente se juegan de manera actuada fantasías inconscientes parricidas y filicidas. Apostar la vida es apostar por la muerte ante la incertidumbre de su llegada y del recambio generacional. Vida y muerte enlazan a las generaciones y es por este motivo que en cada jugada se juega un parricidio filicida y/o un filicidio parricida, se juega todo por nada.
Un niño/a fantasea la desaparición o ausencia de un padre/madre edípicos, y la pareja parental juega su deseo de hijo y de no-hijo cada vez que mantienen viva su sexualidad. Un hijo jugador es síntoma de una familia en la que vacilan el deseo y el amor parentales y/o la contención de la angustia de separación. En cada tirada de dados o en cada colocación de fichas en la ruleta se juega una pérdida. Lo que no pudo ser ni podrá ser, eso imposible, se intenta saldar con la ilusión de una ganancia que replica la pérdida originaria; lo común a los jugadores/as compulsivos es que el objeto primordial resulta imposible de reintegrar y/o restituir.
La elección de tal o cual juego depende del erotismo inconsciente del jugador, y en todos los casos hay un objeto intermediario: los boletos de las apuestas, las fichas o cartas de póker, las teclas de las maquinitas.
Los juegos de apuestas online ofrecen la ilusión de un mundo sin pérdida y si los niños se enganchan hasta perder el sueño es porque se gesta en los juegos electrónicos un goce de lo eterno: cada nueva jugada no solo reitera lo mismo, sino que embriaga con la idea de ganarle al rival.
El sujeto poseído por un goce que nos lúdico sino compulsivo, no puede detenerse y la adrenalina se constituye en una droga de la cual no se puede escapar.
Participan los siguientes psicoanalistas de la Asociación Psicoanalítica Argentina: Mirta Goldstein, Claudia Amburgo, Adriana Pérez Alarcón, Juan Pinetta; Alicia García Penna, Gabriela Piacquadio y Willy Perinot.
Uno de los mensajes del feminismo es que la identidad sexual se construye, que no corresponde a la anatomía con la que nacemos. Este concepto ya fue planteado por Freud (1905) en “Tres ensayos de una teoría sexual”.
Freud (1924) nos plantea que: “…la masculinidad y feminidad puras siguen siendo construcciones teóricas de contenido incierto”, la feminidad es una región misteriosa, “un continente negro”, que lo lleva a preguntarse sobre aquello que quieren las mujeres.
Según Lacan el término mujer no designa una esencia biológica, sino una posición femenina, que también la puede ocupar el hombre. Luego habla de una lógica a descifrar, más allá de la lógica fálica. La propuesta de Lacan es a partir de la lógica de los goces.
En el Seminario 20, propuso la existencia de un goce específicamente femenino, que llama suplementario, es del orden del infinito y estaría emparentado con el éxtasis que experimentan los místicos.
Dentro de lo real nada falta, la falta la introduce el orden imaginario-simbólico diciendo que debería haber algo allí donde no hay. Lacan expresa el llamativo aforismo “La mujer no existe”. Si permanecemos en el plano imaginario, la mujer quedaría de lado o inferiorizada por la envidia al pene, pero tanto el hombre como la mujer comparten una pérdida irreparable que ambos deben sustituir o duelar.
Para poder entender estas aparentes contradicciones que van surgiendo, podemos tomar el aporte de Lacan (1956-1957) acerca de los tres registros que conforman la realidad humana: lo imaginario, lo simbólico y lo real. El tener o no tener el falo, es un concepto imaginario de la diferencia sexual que subsiste en el Inconsciente. En ciertas críticas, se observa una confusión de los tres registros con respecto a la castración. El falo es un significante que alude al deseo, imposible de satisfacer por definición tanto para el hombre como para la mujer, por lo tanto, tener el falo es inaccesible para ambos. Lacan señala que es necesario distinguir el pene como órgano real, del falo en su función imaginaria y simbólica.
Elisabeth Roudinesco plantea que “en todas las reivindicaciones identitarias esta la idea de rechazar la biología. Uno no es esclavo cuando nace de un sexo u otro. Durante siglos se redujo al ser humano a su naturaleza biológica y ahora se le quiere encerrar en su construcción social. El ser humano es a la vez un sujeto biológico, un sujeto social, un sujeto psíquico” [1].
Hay conceptos como el complejo de castración cuya consecuencia para la mujer es la envidia del pene, que son centrales en el Psicoanálisis, los cuales, son interpretados como discriminación hacia las mujeres. Al complejo de castración se lo puede tomar como un concepto machista, patriarcal, que hay que suprimir del Psicoanálisis, en la medida en que se lo enfoca solo desde su versión imaginaria fálico-castrado.
Actualmente observamos también, una tendencia hacia la anulación de las diferencias, lo cual paradójicamente llevaría al no reconocimiento de lo otro, lo distinto. Un ejemplo, sería el sujeto que desea que no se distinga si es hombre o mujer.
La presente, es una época que se caracteriza por la declinación de la función del Nombre del padre. En esta perspectiva, los padres se ubican como pares, amigos de sus hijos, como rebeldía frente al autoritarismo que ellos mismos padecieron, lo que les impide ejercer la autoridad. Hay una pregunta que insiste hoy en día hacia el hijo “¿qué queres?” “lo que queres yo te lo doy”. Podemos pensar que habría una inversión de la pregunta que sostiene el fantasma individual según Lacan, la pregunta del hijo hacia el padre: “¿Que queres de mí?” “Che vuoi?”.
El adulto al repetirla al niño, “que queres que yo te lo proveo”, internamente intenta reparar aquella angustiosa interrogación de antaño completando la falta de su hijo. Parece caracterizar a la época actual, donde el niño manda, aparentemente sabe lo que quiere y el adulto provee, no sabe. Entre las preguntas que formulan los padres actualmente se abre paso la siguiente: ¿Qué queres, ser varón o nena? [2].
Esta postura, que suele ser destacada como signo de salud psíquica y respeto hacia el otro, en realidad potencia la ilusión de que existe una libertad de elección sin condicionamientos, como si esta elección fuese un acto consciente y voluntario.
¿Acaso podemos desligarnos del deseo del Otro?
Es muy llamativo escuchar que un niño o niña de pocos años diga: “quiero ser nena o quiero ser nene” y que los padres le den crédito. A menudo observamos que, en algunos de estos casos hay un fuerte deseo inconsciente del adulto que el hijo asuma ese género, supuestamente elegido por propia iniciativa. Se desconoce de esta manera la inoculación inconsciente del deseo del adulto sobre el niño, por ejemplo, de travestirse él mismo y como no puede hacerlo, le hace jugar la escena al hijo. ¿Hay un deseo de cambiar de género con más intensidad en estos tiempos? Parecería que sí. El adulto no está conforme con su identidad, con su posición sexuada, con su castración. ¿Busca otra posición que lo haría más feliz? Ser hombre si fue definido como mujer, ser mujer si fue definido como hombre, ¿no ser ni lo uno ni lo otro?
En nuestra época, Paul B. Preciado (2019), cuestiona la ligazón impuesta por el sistema entre cuerpo y género. Para este autor, la heterosexualidad y la homosexualidad son ficciones políticas. No cree en la diferencia sexual, dice: “No soy un hombre. No soy una mujer. No soy heterosexual. No soy homosexual. Soy un disidente del sistema sexo-género”.
Judith Butler (2019), por su parte, plantea que género y sexualidad son construcciones culturales atravesadas por el poder y en este sentido afirma que: “…La identidad de género no es un punto de partida sino el producto de un proceso de construcción social”. Señala la necesidad de luchar por habilitar la posibilidad de otras vidas, de que las vidas que no responden puntillosamente al mandato binario y heterosexual puedan ser vividas. En este sentido, plantea que hace falta deconstruir esta relación entre la sexualidad y la biología. La voz de Butler parece decir, que se debe aceptar la diversidad sin atacar al diferente.
En el siglo XX, surge una obra emblemática para este tema de Simone de Beauvoir (1949), denominada “Segundo Sexo” en la que plantea lo siguiente: “…La mujer siempre ha sido sino la esclava del hombre, al menos su vasalla, los dos sexos jamás han compartido el mundo en pie de igualdad y todavía hoy, aunque su situación está evolucionando, la mujer tropieza con graves desventajas.
“…porque las almas ni son hombres ni mujeres ¿Qué razón hay para que ellos sean sabios y presuman que nosotras no podemos serlo?” (Maria de Zayas Sotomayor 1637).
Por su parte Virginia Woolf (1929), en su libro “El cuarto propio” expresa: “…Golpear a la esposa era un derecho reconocido del hombre y era ejercido sin recato por humildes y poderosos…”
¿Cuál es el deseo que se manifiesta en los distintos feminismos? Un reclamo de derechos. Un “basta” a la opresión. Un “no” a la violencia de género. Un deseo de anular el poder del hombre Se manifiesta con una violencia profunda hacia lo heteronormativo y lo binario, establecido como “normal”.
Actualmente se acentúa la libertad de elección. Parecería una respuesta del sistema capitalista frente al determinismo, donde se vende la ilusión de que cada uno puede ser lo que quiere ser, lo que elije. Todo es voluntad, no hay condicionamiento.
Se rechaza el concepto de complejo de castración, tomando un aspecto imaginario del mismo. El complejo de castración consiste en separar al hijo de su madre, lo que da lugar al inicio de la búsqueda por parte del niño de completarse en el afuera. El complejo de castración no solo prohíbe, sino que también, al poner en marcha la propia subjetividad, habilita a desear. Este proceso implica también la necesidad de renuncia y en ese sentido, en forma concordante con la época, sucede que el sujeto contemporáneo no quiere perder nada, lo quiere todo.
Igualmente resulta importante resaltar que lo que se intenta respetar en esta época, es que cada uno construye su deseo de una manera diferente y singular.
BIBLI0GRAFIA
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[1] Roudinesco, la biógrafa de Freud y Lacan que vive en Paris respondió las preguntas de la periodista en el País, sede en Madrid.
[2] La ley de Identidad de Género estipula que toda persona que solicite la rectificación del sexo debe acreditar la edad mínima de 18 años o cumplir varios requisitos de acuerdo con la convención sobre los derechos del niño. (Art.4°).
ACERCA DEL GOCE DE LA HISTÉRICA Y EL GOCE FEMENINO.
José Guillermo Martínez Verdú.*
En el seminario 19 “…o peor” (Pg. 119), habla Lacan del desconocimiento en lo tocante al goce femenino y de esa parte de la mujer que no la hace completamente abierta a la función fálica para terminar diciendo que: “El desconocimiento del hombre es por ello forzoso, lo que constituye - dice - la definición de la histérica”
La histérica, tal vez por eso la menciona Lacan, como todo el mundo, no quiere saber acerca de su deseo, no quiere saber del saber del inconsciente. Y ese sería un tipo de desconocimiento (pues hay otro más referido a lo real).
Es que una mujer histérica si en un primer momento, inviste a su hombre o al analista como amo del saber, intentará que sea un amo sobre el que reinar, para castrarle después en lo imaginario y recuperar de ese modo su ser fálico.
El Otro con mayúsculas, de Otro absoluto, completo, sin falta (A) pasa a Otro barrado, carente, castrado (Ⱥ).
Es lo que Lacan muestra con su fórmula del fantasma histérico en el Seminario 8, La transferencia (1960-61):
a
------ ◊ A
-φ
Es en el Seminario del Reverso del psicoanálisis (1969-70) donde diez años después Lacan escribe el matema del discurso de la histeria:
$ --> S1
----- -----
a S2
«Lo que la histérica quiere… es un amo. Está totalmente claro. Hasta tal punto que hay que plantearse si no será de ahí que partió la invención del amo… Quiere que el Otro sea un amo [S1], que sepa muchas cosas [S2], pero de todas formas que no sepa las suficientes como para no creerse que ella es el premio supremo por todo su saber… quiere un amo sobre el que pueda reinar. Ella reina y él no gobierna (cursivas nuestras)» (p.137).
La histérica suspende en algo su desconocimiento en tanto se propone como mostrando su carencia ($ en el lugar del agente) buscando y produciendo un saber S2, y un saber sobre “qué es una mujer”.
Es con esta maniobra que la histeria restaura su pasión de la ignorancia con total desconocimiento, de la “verdad”, pasión que la refalizará, manteniéndola compensada sin necesidad de síntomas o de algún tipo de actuación hasta que fracase el fantasma.
Lo que ahora nos interesa es señalar la relación con lo real y de qué manera se presentifican las vicisitudes del estrago materno en tanto objeto de goce en el fantasma de la madre que trae de la mano a los temores de devoración (que diría Klein) y de despedazamiento; “el estrago que en la mujer, en la mayoría, es la relación con la madre” (Lacan,1973. Pg. 35).
Es que de cualquier modo nos encontramos con la manera en que se presenta la cuestión del ¿Che vuoi?, la cuestión de qué quiere el otro de mí. El problema es el terror que el fantasma infunde frente al no saber qué puede querer el Otro: «El deseo de la madre no es algo que pueda soportarse tal cual, que pueda resultarles indiferente. Siempre produce estragos. Es estar dentro de la boca de un cocodrilo, eso es la madre. No se sabe que mosca puede llegar a picarle de repente y va y cierra la boca. Eso es el deseo de la madre» (seminario 17. 1969-70, p. 118).
Hubo que esperar el salto de Freud desde el caso Dora, pues Freud entonces pensaba que nada mejor para Dora que el Sr. K; ¡y así le fue! Para el Freud descubridor del Complejo de Edipo en el varón, aún faltaban muchos años y pasar por la experiencia del duelo por la muerte de su madre como para que a raíz de la sexualidad femenina se replanteara la pregunta ¿Qué quiere una mujer? y respondiera (con la ayuda de Ruth Mac Brunswick) volviendo a la teoría del trauma, esta vez bajo la figura de la madre como primera seductora. Lo que hace que para una mujer sea tan difícil manejarse en el continente oscuro de mamá repleto de objetos persecutorios y devoradores (aquí, de nuevo Klein), como manejarse con su propio continente oscuro que hace del hombre también un estrago para ella (Lacan, 1975-76. Pg. 99), productor de ansiedades de igual modo persecutorias y devoradoras.
Con la metáfora paterna la x (incógnita), lo no significado del deseo materno, lo real innombrable viene a ser sustituido por el significante fálico paterno, lo que ya resulta tranquilizador.
Lo que nos conduce a lo al principio anunciado, esto es, una segunda forma más intensa de desconocimiento, se trata de una verdadera pasión de ignorancia por el horror a lo real irrepresentado.
El goce de la histérica se mantiene más en un nivel de goce fálico, con frigidez o no por razones del temor al más allá del falo del goce femenino. Es que necesita constantemente ser falisizada como objeto de deseo y librándose a la satisfacción de su fantasma.
Lacan distingue fundamentalmente tres tipos de goce: El goce fálico, el goce del Otro y el plus de goce. El goce fálico es aquello de lo que Freud hablaba, la sexualidad masculina o femenina, pero de una sola libido. En Lacan es el goce pasado por los desfiladeros del significante, lo que de algún modo queda representado, queda en el más acá, aunque, obviamente por ser goce, linde con lo real. El goce del Otro es el goce del más allá, del orden de lo real. En palabras de Lacan (La Tercera, 1974. Pg. 106): “El goce del Otro está fuera - de - lenguaje, fuera - de - simbólico... Este goce del Otro, cada uno sabe hasta qué punto es imposible”. Finalmente, tenemos el Plus de goce que es el goce relacionado con el objeto a que en el nudo borromeo queda situado en la intersección entre R, S e I.
En Lacan se trata de sexuación, tal como lo explicita en El atolondradicho (1972) o en el Seminario 20, Aún (1972-73) a través de las fórmulas de la sexuación: unas del lado hombre, otras del lado mujer, mostrando a la mujer “no toda” fálica capaz de un goce suplementario, vedado para el hombre, más allá del simple goce fálico.
Ahora bien, respecto al goce, dejémonos aleccionar por Tiresias, aquel que fue alternativamente hombre y mujer. Pues cuando Zeus le llama para dirimir en la discusión con su esposa Hera si en la copula sexual goza más el hombre o la mujer, su respuesta es categórica: “si se divide el goce en diez partes, nueve corresponden a la mujer y tan solo una parte al hombre”. Hera, llena de furia al verse descubierta dejó ciego a Tiresias y, como quiera que un dios no puede deshacer lo que otro ha hecho, Zeus compensó a Tiresias otorgándole una larga vida y el don de la adivinación. Y es que como dice Carlos Basch (comunicación personal) citando a Lacan: “Hay dos tipos de mujeres: las que fingen que tienen orgasmo y las que fingen que no lo tienen”.
Pero volviendo al goce de la histérica y sus problemáticas, ella no puede abandonarse al goce hasta un punto como otra mujer pudiera hacer, en donde, como dice Françoise Dolto, no puede ya más que ser pasiva, lo que no se da sin la seguridad del amor y confianza plena en su partenaire. Y, aún en este caso, como dice Lacan (1972-73), “no pueden nombrar su goce, solo decir que lo sienten”. En cambio, es en tanto la histérica no puede dejar de desconfiar del amor de su partenaire ni siquiera cuando se enamora, que no puede abandonarse de ese modo al goce. Temor a la pérdida de amor que en algunos momentos le pueden sobrevenir también a cualquier mujer sólo que en mucha menor medida. Y ¿por qué? Sencillamente por razones estructurales, por el cierto monto de histeria que le toca a cada mujer y a cada hombre. Y es que estructuralmente también hay estrago para un hombre (la boca del cocodrilo). Un hombre, por más que en él sea magna la disociación entre la mujer-maternal y la mujer-ardiente, no sólo sufre por la pérdida de goce sino también por la pérdida de amor, en tanto es el amor lo que suple a la ausencia de relación sexual. ¡Cuánto esfuerzo para crear eso que no hay! Y es que, como ya sabemos por el Seminario 10, “el amor-sublimación permite al goce condescender al deseo”.
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* José Guillermo Martínez Verdú (APdeBA - I.P.A. – Universidad de Valencia). Dirección: C/ Dr. Gómez Ferrer, 13, 19ª. 46010 Valencia (España). Tel.: +34 619889566. e-mail: J.Guillermo.Martinez@uv.es // martiver@cop.es . Web: Psicoanálisis en la Universidad (Ritmos Freudianos) .
Comentadores: Lucila Winocur, Andrea Ikonicoff y Hernán Hasperué
TEXTOS
Moderadora: En el simposio 2022 y en La época número 33, presentamos un texto sobre los lazos entre analistas y el poder institucional. Este año el foro Debates, que lleva 5 años de trabajo, integrado por Abel Fainstein, Cristina Salas, Marcelo Toyos, Jorge Canteros, Carlos Antar, Jeanette Dryzun, Victoria Korin, Dany Schmukler, Mónica Hamra y quien les habla, Mirta Goldstein, continuó pensando lo institucional por lo cual hemos escrito un texto disparador del debate sobre Diferencias y diversidades en la formación y en la filiación institucionales.
Somos un foro de debate por lo cual mantenemos nuestra singularidad intelectual que lleva a escribir textos individuales trabajados en debates grupales. Les leeré la idea principal de cada autor y luego los comentadores abrirán a preguntas entre nosotros y un diálogo con los que están acá presentes.
Mirta Goldstein: La piedra fundacional de una institución se da en un instante de nominación del acontecimiento inaugural, acto que solo se legitima por la producción que a posteriori, le da valor y vigencia a lo posfundacional. Lo posfundacional alberga los procesos históricos y las revueltas dentro de su seno y en relación al contexto, por ende, entreteje continuidad y discontinuidad, por un lado, lo interno-externo por otro. En este proceso cada nueva generación de analistas tiene que resolver “lo pendiente aún” que motoriza lo mediato que no es el futuro inimaginable sino un tiempo que nos permite proyectar pasos a realizar, la caducidad de cuestiones instituidas y lo que la época le demanda a un movimiento epistémico, terapéutico, social, transnacional y transgeneracional del Psicoanálisis.
Victoria Korin: Como dice Freud cuando habla de las pulsiones, también en la institución hay subsistencia (nachleben) de todos los tiempos. La historia no es el pasado. La regresión no es la vuelta hacia atrás. Sí es la aparición de algo desconocido correspondiente a otro tiempo. Pensar el futuro de la institución es hacer una lectura diferencial e histórica que permita pensar un futuro no cristalizado ni ya constituido al modo de la repetición. Mi concepción es que esa lectura diferencial e histórica es una lectura de las crisis institucionales. Detenerse en las discontinuidades de la historia para alcanzar a construir el objeto histórico. El pasado no es inerte. En el presente está la mecha que enciende lo que está en el pasado.
Abel Fainstein: Willy Baranger describió la paradoja de institucionalizarse demasiado y dejar de ser psicoanalítica o renunciar a toda formalidad y dejar de ser una institución. En mi experiencia, ello requiere evitar:
1.- sostener la idea que hay un solo psicoanálisis, un ideal de psicoanálisis favoreciendo soslayar debates abiertos inter e interdisciplinarios.
2.- desatender múltiples transferencias y síntomas institucionales.
3.- los efectos dañinos de la psicología de las masas, de la confluencia de saber y poder, sobre todo en pequeños grupos y del encierro endogámico.
4.- el aislamiento del mundo de hoy en las diferentes culturas y comunidades y la hipercomplejidad que caracteriza a fenómenos como la violencia; la guerra, la marginación y exclusión de minorías religiosas y de sexo y género; el racismo, la incertidumbre, etc.
5.- tendencias parricidas y filicidas, y los efectos del envejecimiento poblacional.
Cristina Rosas Salas: El desarrollo científico como objetivo central de una institución de formación y transmisión del psicoanálisis conlleva un movimiento asintótico respecto del institucional en tanto las lógicas que los determina son diferentes. Ambos importan y en ambos se trata de instalar un clima democrático en el que, más que la representación de sectores o las relaciones personales se apunte a la participación de todos. En esta perspectiva mi idea es que la transferencia institucional está en directa relación con las posibilidades de participación más allá de las habilidades personales, las relaciones personales o la alianza con determinado grupo. Me refiero a poner en cuestión la dinámica que distribuye el prestigio.
Marcelo Toyos: He insistido en nuestro debate en que lo que especifica que podamos hablar de “institución psicoanalítica” es el lugar que ocupa en ella el análisis personal de sus miembros para que el trabajo de la transferencia le permita una experiencia transformadora (una cura) de sus auto-ficciones imaginarias, sus supuestos saberes y, sobre todo, su disposición al encuentro con lo real. No hay otra marca distintiva de los miembros de una institución analítica que haga diferencia en el tránsito de su formación permanente: lo que estudia, lo que investiga, lo que se compromete en la gestión, sus lazos con los colegas. Este peculiar lugar del análisis del analista puede ser caracterizado como “éxtimo”: un lugar excéntrico (afuera) respecto del devenir institucional y que, al mismo tiempo, aloja de algún modo (adentro) sus incidencias en el seno de la sociedad de colegas.
Mónica Hamra: Participando en un seminario clínico, Paula Heimann fue interrumpida por el profesor Wilhelm Reich, impidiéndole expresarse para hacer una lectura crítica del material. Esto le generó malestar y puso en riesgo su pertenencia. Según Heimann, él la interrumpió cuando ella enuncia sus diferencias, cuando disentía con su enfoque, limitando su singularidad y posición personal. El acto de callarla podría interpretarse como un intento de imponer la voz única y negar la diversidad de lecturas esperables en una práctica analítica. Esta intervención evidencia la razón de por qué algunos espacios aptos para la formación a veces no la faciliten. Puesto que representa una dinámica de poder que silencia o ignora ciertas voces. En este tipo de escenarios se torna difícil formarse, en el sentido de cambiar de forma y no repetir la identidad. Sólo la desidentificación y la deconstrucción le permiten al analista diferenciarse, hablar en nombre propio y contar consigo mismo en la cura.
Daniel Schmukler: Una de las causas de malestar institucional ha sido históricamente la dificultad para abandonar posiciones rígidas y aceptar la posibilidad de cambios tanto dentro de la teoría como dentro de la práctica clínica. Además de los aspectos relacionados con la personalidad de los líderes institucionales (narcisismos, luchas por el poder, rivalidades, adhesiones de filiación, etc.) un elemento a tener en cuenta es la dificultad para aceptar, entender e incorporar los cambios culturales epocales, cambios que impactan en los consultorios, pero que encuentran muchas dificultades para ser aceptados por el “establishment” institucional.
Carlos Antar: A veces, las discusiones en la institución psicoanalítica expresan el malestar entre colegas y puede encubrir distintas cuestiones, como por ejemplo la lucha de poderes, etc. Al mismo tiempo, otros síntomas, es cuando no hay debate, predominan los discursos paralelos y la convivencia de teorías sin confrontación. El conocimiento instituido, con su anacronismo implícito, podría estar en relación con la institucionalización del psicoanálisis. Si esta situación no genera síntomas, podría convertirse en la resistencia de y al conocimiento de lo psíquico. Es difícil imaginar una institución sin la existencia de enemigos, excluidos o diferentes. Dentro de ella, está presente, como no podría ser de otra forma y al mismo tiempo, la sospecha, la rivalidad, pero también el acompañamiento y la solidaridad entre sus miembros. Por todo eso es posible que seguimos estando.
Jorge Canteros: La pandemia y la atención a distancia pusieron en juego la fortaleza del ligamen con la institución. Creo que no advertimos lo suficiente la tensión que se había dado entre la “seguridad” y cierto goce de permanecer en la casa o en el propio consultorio y el deseo - “riesgoso” de acercarse a una Institución que no podía recibirlos en presencia.
Creo que el enorme trabajo de sus directivos, en sostener la Institución y a su vez el intercambio científico, no alcanzó a zanjar las dificultades que la pandemia generó en muchos de sus miembros para volver a acercarse y hacerse cargo de sus responsabilidades como miembros.
Sobrepasados por las inquietudes que atravesamos, no en lo científico, pero sí en lo económico, nos afectan a todos. Superar algo de esta ligazón que se había resentido implica trabajar la pertenencia de todos y de cada uno de manera darle a ésta sentido en una participación más horizontal.
Si bien sostenemos, como modo de producción la práctica del Debate, también va a depender de cómo nos posicionemos en lo institucional, ya que es eso lo que va a darle al debate un fundamento más verdadero ya también captar la diversidad de las nuevas generaciones que llegan a APA con recorridos diversos.
TRABAJO PARA SIMPOSIO APA[1]
LA VIOLENCIA EN LA ESCUCHA HEGEMÓNICA:
Pre-juicios que sostienen la violencia
Gabriela Salazar
Miembro IPA-Ecuador
Judith Butler (1997) advierte algo que los psicoanalistas trabajamos constantemente en la clínica “la repetición traumática de lo que fuera forcluído de la vida presente, amenaza el “yo” .
Es importante pensar ¿qué es algo de lo impensable, lo no inscrito, el verwerfen freudiano, lo forcluído, en palabras de Bulter? Se me ocurren varias arisitas.
Inicio por resaltar que durante décadas, la teoría psicoanalítica y su clínica han sostenido una “asunción glorificada de la castración”, como lo denomina Nicolás Evzonas (2021, p.14), así como el concepto de la envidia del pene ha sido un punto nodal en el pensamiento clínico. Dichos conceptos están ligados en el mundo occidental moderno al pensamiento binario. Laplanche nos recuerda “que existen civilizaciones cuyos mitos fundacionales no son binarios sino plurales, aceptando la ambivalencia en lugar de centrarse en la diferencia” (Laplanche 1995, p.252). Los conceptos y términos que utiliza el psicoanálisis se basan en una epistemología de la diferencia sexual anatómica, la cual está sustentada en una idea de masculinidad patriarcal. ¿De qué tipo de cuerpo masculino heterosexual da cuenta Freud en su momento como buen hijo de su época? ¿Es posible que el cuerpo masculino se haya sostenido y fortalecido en la exigencia de tener un pene eréctil, penetrante, pro creador, además de eyaculante?
Por otro lado, desde el pensamiento decolonial, se realiza una crítica epistemológica de los paradigmas centrados en Europa y en Occidente. Hablar de los efectos violentos de una colonización poco inscrita o no - inscripta, en América Latina, es un tema controversial dentro del campo de la sociología y posiblemente del psicoanálisis también. La colonización en todo el mundo fue brutalmente violenta, sin embargo en América Latina los efectos de la violencia colonizadora continúan vigentes en actos cotidianos, se dejan ver en la vulnerabilización de la población afro descendiente e indígena de nuestros países, en la polarización de la xenofobia y racismo dentro de nuestros pequeños territorios, así como la poca cantidad de psicoanalistas IPA provenientes de las minorías de raza y sexuales.
Hugo Bleichmar (2017, s/n) cuando introduce el concepto de colonización emocional -que me es útil para pensar la problemática de la hegemonía y los mecanismos en la colonización violenta que puede dejar rastro en la colonización emocional a nivel subjetivo, diferenciándolo de la ideología dice:
“En el adulto, que es inexorablemente diferente de otro adulto, el colonizador emocional va suprimiendo esa diferencia, que en el colonizado queda como núcleos que sufren el proceso que Freud denominó Untergang –disolución, hundimiento- diferente de la represión, en que algo subsiste con fuerza en el inconsciente pugnando por emerger. En el colonizado, sus deseos, sentimientos y creencias son reemplazados en lo más profundo de su ser por el colonizador, de ahí la aplicabilidad del concepto de Untergang, que describe el fenómeno de cómo algo de la subjetividad deja de tener peso.”
Andrade desde la crítica decolonial (2020, p.1) por su parte escribe:
“El argumento central de la crítica decolonial va encaminado a desmontar la orientación universalista que estos paradigmas pretenden dar a sus postulados y conceptos, sin reparar en el carácter local de sus experiencias e ignorando las características específicas de sociedades diferentes a la suya, asumiendo que existen sociedades avanzadas y atrasadas, que los estadios más avanzados o los mayores logros evolutivos de las sociedades se ubican en Occidente y que el avance de las sociedades periféricas supone necesariamente la adquisición de características estructurales de tales sociedades occidentales.”
¿El psicoanálisis, está fuera, es distante a esos paradigmas universales, donde los postulados y conceptos que han regido hasta hace no muchos años la clínica mantuvieron a la diversidad de género dentro de la categoría de psicosis o a la elección homosexual en la categoría de perversión? ¿Ha tenido esto repercusiones en nuestras instituciones, en la formación de futuros psicoanalistas, en la clínica y en la sociedad a la cual pertenecemos como ciudadanos que somos?
La violencia de la escucha prejuiciosa y poco analizada de nuestros propios pre conceptos acerca de la raza, las clases sociales generan imposiciones, interpretaciones, señalamientos que reproducen un status quo, aunque exista un aparente alivio emocional por parte del paciente.
Citamos a algunas pensadoras de otras disciplinas, para luego retornar a nuestra especificidad psicoanalítica.
En el libro La fuerza de la no violencia (Butler, J. 2021, p.42) señala que:
“en este mundo, las vidas no se valoran de la misma manera y no siempre se presta atención a los reclamos contra las agresiones y el asesinato de los que son víctimas. Una de las razones es que sus vidas no se consideran dignas de llorarse o de duelidad. Hay muchas razones para esto que incluyen el racismo, la xenofobia, la homofobia o la transfobia, la misoginia y el sistemático desprecio por los pobres y desposeídos”.
Segato (2003, p.17) menciona:
“una melancolía generalizada de clase, "raza", religión, etnia y cualquier otra identificación que es desautorizada en nombre de una norma dominante inyectada en la piel del yo del bebé por sus cuidadores primarios y otros relacionalmente íntimos”.
La misma autora, en el año 2015, en uno de los ensayos de la crítica de la colonialidad, amplía la cita anterior refiriéndose al cuerpo mestizo, en tanto un signo racial que da cuenta que esos pueblos estuvieron en determinada posición en la historia. Ella plantea que:
“el signo corporal leído como trazo, resto y huella de un papel que se ha venido desempeñando, de un arraigo territorial y de un destino particular en los eventos que en ese paisaje, nuestro suelo geopolítico, se suceden.” (Segato, R. 2015, p. 224-225).
Tenemos dificultades para pensar la violencia, cuando se trata de situaciones o relaciones donde no se valora a lo hegemónico ( en su momento lo hegemónico pudo ser, ser varón, europeo, ser blanco, ser didacta, ser de determinada religión, entre otros).
Juan Carlos Callirgos, antropólogo peruano, comentó: “Lo femenino no rinde dividendos en términos sociales.”
En un mundo en el cual el poder (lo fálico) del mercado, del dinero, exige éxito en términos de cuantías económicas, donde no importa el sacrificio feroz que debemos ejercer sobre nosotros mismos; la auto exigencia se confunde con realización personal. Me pregunto: ¿Qué lugar le queda a la ternura, la creatividad, la solidaridad y empatía, al ritmo pausado, al sonido del viento, la sonrisa que no lucra, el arte que no deja dividendos?
El psicoanálisis se propone mantener el trabajo clínico como un espacio libre, cabe preguntarnos, que tan libre puede ser nuestra escucha, y el espacio que proponemos, si como menciona Harris (2009) “trabajamos con herramientas contaminadas… estamos incrustados en estructuras de dinero, jerarquía y poder”.
Requerimos una escucha, no solo para facilitar la construcción de nuevas subjetividades, que haya atravesado nuestros propios pre conceptos existentes respecto al género, sus roles, la raza, las clases sociales, sensible al marco de las relaciones de poder, capaces de analizar la polifonía que existe en los lazos sociales. Necesitamos de una delicada, sensible expresión discursiva, que permita significantes novedosos que se pueden ir construyendo desde la relación intersubjetiva, sin imposición del analista, en la medida que nosotros mismos hayamos podido implicarnos en el análisis de los efectos de formar parte de esta cultura que no puede seguir negando el racismo, clasismo, relaciones de poder devenidas de un patriarcado hegemónico, que sin duda nos atraviesa.
Al momento, podemos corroborar cómo los cambios a raíz de la propuesta feminista, se encuentran en ciertas polaridades. Las mismas críticas que se han realizado al patriarcado, podemos evidenciar desplegadas dentro de los movimientos feministas: la ortodoxia, los extremos, las relaciones de poder, la imposición de formas, modos, dialectos, es una constante. La violencia en la imposición de modelos acerca de cómo deben ser las nuevas masculinidades, y femineidades solo reproducen relaciones violentas, cambian los actores y actrices, pero el fenómeno se presenta desde la anulación de la alteridad.
Al parecer no ha surgido un movimiento proporcional al feminismo para construir una expresión adecuada, que pueda ayudar a los niños varones, por ejemplo a navegar hacia una expresión más integral de su género.
Probablemente como dice Cortázar “ la esperanza le pertenece a la vida, es la misma vida defendiéndose” y es desde esa misma esperanza, que podemos intentar contribuir con espacios amplios, plurales, polifónicos para los vínculos, estrechar el tejido social, dar cabida al amor, la poesía, los cuentos, la ilusión, la ternura como un acto político, una apuesta, que contribuya con palabras, miradas y caricias que puedan hacer y dar sentido, pues la ausencia de todo lo antes mencionado, nos está costando la vida (América Latina y Caribe es la región mas violenta del mundo). Los hombres no solo matan mujeres, no solo se matan entre sí, están tan muertos y violentados, como todos los implicados en un mundo cruel y sangriento sin poder re-nacer.
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Quindeau, I. (2016). The ascription (assignment) of sex/gender as enigmatic message. En C. Dejours y F. Votadoro (Eds.), La Seduction à l’origine. L’Œuvre de Jean Laplanche [The seduction at the origin. The work of Jean Laplanche] (pp. 15–30). PUF.
Gabriela Salazar Canelos, Psicóloga Clínica- Psicoanalista (Ecuador). Miembro directo IPA y Miembro de APdeBA, enlace del Comité de Mujeres de la IPA para Ecuador, Miembro del Grupo Psicoanalistas en la Comunidad. Coordinadora y gestora del proyecto binacional “Analizando los diversos rostros de las Masculinidades”.
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[1] Este escrito contiene fragmentos de un artículo inédito a publicarse en la Revista Psicoanálisis. Editada por la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aries: Lo paterno
VOL. XLV Nº 2. 2023.
EL PIROPO “NO” ES UN CHISTE: METAPSICOLOGÍA, DIVERSIDAD, DIFERENCIA.
Autor: Dr. Elías Daniel Hamra.
Un Piropo: “NO LLORES CON LO HERMOSA QUE SOS” (piropo en un velorio).
La Verneinung o negación, en tanto juicio adverso del yo preconsciente destinado la impedir que la representación de cosa acceda a la de palabra evita que eso inconsciente que podría irrumpir en el preconsciente, luego advenga consciente; y lo impide negándolo. Escribiendo que el piropo NO es un chiste, me presto a esa misma operatoria al fin de afirmar esa equiparabilidad posible entre ambos: chiste y piropo.
El piropo y su relación con lo inconsciente responde a igual metapsicología que la del chiste (Freud, 1905b) : al igual que el chiste es un procedimiento intelectual por medio del cual un inmediato empleo del proceso primario ahorra gasto de represión de pulsiones incestuosas y hostiles, donde el desprendimiento de risa, que también puede presentarse en el entorno que escucha el piropo y lo avala, suele sustituirse y manifestarse en el goce con la cosificación de lo femenino, el sesgamiento de su subjetividad como total, la partición en un aspecto, que inclusive puede contar con el pláceme del objeto del piropo equivalente al de la víctima de violencia que exculpa a su agresor. Es decir el piropo y el chiste van casi en paralelo.
El piropo inocente, el tendencioso o grosero (siempre a la par del chiste) desnudan sin permiso previo un parecer acerca de a quien es dirigido en modo más o menos encubridor (Freud, 1899).
El piropo siempre es acoso y hay que poder diferenciarlo del juego previo del coito heredero de todo derecho de la perversidad polimorfa de la sexualidad infantil (Freud, 1905a) donde los amantes se permiten diversos caminos destinados a preparar el acto de consumación.
La voz latina pyropus se castellaniza a piropo en el Siglo XV. Ya en 1440 el Marqués de Santillana lo utiliza por primera vez (Lapesa,1957). En la antigua Roma Pyropus aludía habitualmente a una aleación de oro y cobre (cosa) y originariamente del griego pyropós como fuego, de color encendido, compuesta por pyr (fuego) y ops (aspecto): nuevamente una cosa.
Entonces todo piropo es dirigido a una cosa desubjetivada y violentada, aún el más encubiertamente tierno al modo del núcleo de vardad del delirio, también.
Lisonja, galantería, alabanza y halago, son los términos que sustituyen la ausencia total de la palabra piropo en la obra de Freud y los adjuntaré en hoja aparte como Notas.
Es entonces que el piropeador se arroga de pleno derecho la actuación violenta del piropear. De algún modo intentaré tolerar las crítica u objeciones respecto a mi supuesta posición ideológica en este escrito. Estamos frente al primer cuarto del Siglo XXI y resulta innecesario escribir este artículo de un hermoso color verde. Freud (1913) nos remitiría a Totem y Tabú y posiblemente ante esta expresión de la violencia patriarcal, el piropo, imagino un diálogo con el padre del Psicoanálisis: usted sabía que los hermanos se aliaron asesinaron al padre de la horda y en el banquete totémico consumaron devorándolo una identificación con él; y que de la cual surgieron los intereses de retorno por añoranza, del padre asesinado redivivo en los hijos post-mortem Estos nuevos candidatos a padre de la horda entablaron entonces guerras (¿civiles?), a las cuales dio por terminadas la madre de la Horda. Pero, en mi imaginería de soñante despierto, Freud ¿usted afirmaría entonces que la violencia sobre la mujer, los femicidios, su cosificación, los piropos son un intento de retorno al totemismo previo a la instalación de la cultura? No me contestaría, calculo. Entonces yo seguiría: “ ese final fratricida concluído por la entronización de la mujer en el matriarcado de reinas y sacerdotisas que aseguraban la paz entre hermanos, ¿sería el feminismo como fuerza antipatriarcal dominante? Aquí sí imagino su respuesta: “yo ya dije en mis artículos sobre feminidad y sexualidad femenina, que el legado de la continuidad de las indagaciones sobre feminidad, sexualidad femenina y lo femenino recae, ante todo o solamente sobre ellas.
Dos escuetos últimos puntos:
En algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos, Freud (1925) nuestro mentor nos advierte de las consecuencias devenidas de la diversidad de combinaciones entre los modelos femenino y masculino del juego de los complejos de Edipo y de castración. Pero si nos marca que son algunas consecuencias, será que no habrá abordado otras. Yo entiendo que algunas de otras consecuencias de dicha diferencia, son las expresadas en otras combinatorias NO BINARIAS DE GÉNERO, en el ingreso y salida del complejo de Edipo y de castración. Al fundamento de la biología y la sexualidad de las cuales no abjuro desde ya ni a la salida binaria propuesta por Freud en su contexto y cultura, aparecen nuevas formas, novedosas por fuera del esquema binario como entrada y salida del Edipo y Castración. Como solía repetir y en mi caso como comunicación personal el grandioso Mauricio Abadi (en un restaurante de comida oriental recuerdo) “claro que la homosexualidad u otras formas de vivir la sexualidad es decir la vida son patológicas porque es una salida distinta del Edipo; idéntica en su valor a la heterosexual”.
Finalmente un disenso, uno más, con Miller, a quien le reconozco ser el único (acorde a la bibliografía que leí, en ocuparse del piropo psicoanalíticamente). Dice Miller (1990): “el piropeador no aspira a retener a esa mujer y, si hay allí un mensaje erótico, hay al mismo tiempo, un desinterés profundo, que hace del piropo, cuando alcanza su forma excelente, una actividad estética”…“En el fondo, el piropo nos marca el corte entre el decir y el hacer”.
CONCLUSIONES A MODO DE PRÓLOGO
¿Será que debemos agradecerle al piropeador intrusivo NO HACER, Miller? ¿No hacer qué? ¿Femicidios, maltrato psíquico, verbal? EN VERDAD YO PROPONGO A TODO PIROPO, quizá como comienzo de prevención, COMO UN GERMEN PARA COMBATIR DESDE NUESTROS APORTES LAS FLAGRANTES E IN CRESCENTES VIOLENCIAS CONTRA LAS DIFERENCIAS Y DIVERSIDADES QUE TIENEN EN LO FEMENINO EL BLANCO DE SU ATAQUE.
ADDENDA: NOTAS DE EQUIVALENTES AL TÉRMINO PIROPO EN FREUD. CITAS.
LISONJA
a. “…Para prevenir malentendidos, diré que no es mi propósito contradecir que el drama del rey Lear quiera realzar dos sabias enseñanzas: uno no debe renunciar en vida a sus bienes y derechos, y debe guardarse de confundir lisonja con buena moneda…” Freud, S (1913). El motivo de la elección del cofre. Volúmen XII, pag. 316. En Amorrortu Ed, 1996.
GALANTERÍA
a. “…La llevo hasta la ventana para mirar dentro de su garganta. Se muestra un poco renuente, como las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso entre mí que en modo alguno tiene necesidad de ello. Con Irma nunca tuve ocasión de inspeccionar su cavidad bucal. Lo ocurrido en el sueño me trae a la memoria el examen que algún tiempo atrás hube de practicar en una gobernanta que primero me había dado la impresión de una juvenil hermosura, pero que después, al abrir la boca, hizo ciertas maniobras para ocultar su dentadura postiza. Y con ese caso se anudan otros recuerdos de exámenes médicos y de pequeños secretos que ellos revelaron, para embarazo de médico y paciente. Que en modo alguno tiene necesidad de ello es en primer lugar, sin duda alguna, una galantería para Irma; pero tengo la sospecha de otro significado. En un análisis atento sentimos si hemos agotado o no los segundos pensamientos que son de esperar. El modo en que Irma estaba de pie junto a la ventana me hizo recordar de pronto otra vivencia. Irma tenla una amiga íntima a quien yo apreciaba mucho. Una tarde en que fui a su casa de visita la encontré junto a la ventana, en la situación que el sueño reproduce, y su médico, ese mismo doctor M., declaró que tenía una placa difteroide. Y la persona del doctor M. y la placa retornan en el discurrir del sueño. Ahora se me ocurre que en los últimos meses todo me llevó a suponer que también esta otra señora era histérica. La propia Irma me lo ha revelado. Ahora bien, ¿qué sé yo de su estado? Una sola cosa: que sufre ahogos histéricos como la Irma de mí sueño. Por eso en el sueño he sustituido a mi paciente por su amiga. Ahora recuerdo que muchas veces jugué con la conjetura de que esta señora también pudiera requerirme para que la liberase de sus síntomas. Pero después yo mismo lo juzgué improbable, pues ella es de naturaleza muy refractaria. Ella se muestra renuente, como se ve en el sueño. Otra explicación sería que en modo alguno lo necesita; y en realidad hasta ahora ha demostrado suficiente fortaleza para dominar su estado sin ayuda ajena. No obstante, restan unos pocos rasgos que no puedo atribuir ni a Irma ni a su amiga: pálida, abotagada, dentadura postiza. Los dientes postizos me llevaron a aquella gobernanta; ahora me siento inclinado a contentarme con dientes estropeados. Después se me ocurre otra persona a la que pueden convenir esos rasgos. Tampoco es mi paciente, ni quisiera yo que lo fuese, pues he notado que se siente embarazada ante mi y no la considero una enferma dócil. Por lo común ella está pálida, y una vez que tuvo una temporada particularmente buena se la vio abotagada. Entonces, he comparado a mi paciente Irma con otras dos personas que también se mostrarían renuentes al tratamiento. ¿Qué sentido puede tener que yo, en el sueño, la haya permutado por su amiga? Tal vez que me gustaría permutarla; o bien la otra despierta en mí simpatías más fuertes, o tengo más alta opinión de su inteligencia. Es que considero a Irma poco inteligente, porque no acepta mi solución…” Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. Volúmen IV y Pág. 130. Amorrortu Ed, 1996.
b. “…Mientras uno lee este cuadro, no puede defenderse de la ocurrencia de que ha de referirse a unas muchachas jóvenes, a quienes, con tono crítico, se suele comparar a gansos y, con falta de galantería, se atribuye «cerebro de pájaro»; de ellas se afirma que no saben decir más que unas frases aprendidas, y delatan su incultura confundiendo entre sí palabras extranjeras que suenan parecido...” Freud, S. (1911[1910]. Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente. Volúmen XII y Pág. 35. Amorrortu Ed, 1996.
ALABANZA
a. "…¿Usted misma ha aulgepatu {palabra inexistente, por aulgeputzt, 'arreglado'} ese encantador sombrero nuevo?", preguntó una dama a otra con tono admirativo, No pudo menos que interrumpir la alabanza que se proponía hacerle; en efecto, la callada crítica de que el Aufputz {adorno) del sombrero era una "Patzerei" {"chapucería"} se había exteriorizado con excesiva nitidez en este desagradable desliz como para que unas frases más de convencional alabanza pudieran seguir pareciendo creíbles...” Freud, S. (1901). Psicopatología de la vida cotidiana. Volúmen VI y Pág. 89. Amorrortu Ed., 1996.
HALAGO y CUMPLIDO también tienen citas que exceden este trabajo.
BIBLIOGRAFÍA
Freud, S. (1899). Sobre los recuerdos encubridores. Volúmen III. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.
Freud, S. (1905a). Tres ensayos de teoría sexual. Volúmen VII. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.
Freud, S. (1905b). El chiste y su relación con lo inconsciente. Volúmen VIII. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.
Freud, S. (1913). Totem y Tabú. Volúmen XIII. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.
Freud, S. (1925). Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos. Volúmen XIX. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.
Lapesa, R. (1957) La obra literaria del Marqués de Santillana. Madrid, Ínsula
Miller, J.A. (1990). El piropo: psicoanálisis y lenguaje”, Recorrido de Lacan, Buenos Aires, Manantial
“ESCRITOS BREVES, UN ENCUENTRO ENTRE EL PSICOANÁLISIS Y LA CREATIVIDAD"
Desde el título podemos empezar a pensar, pues en un breve escrito el énfasis está puesto en lo breve, lo rápido, lo instantáneo hasta, diríamos, en la urgencia de comunicar algo.
En cambio, en un escrito breve, el peso de la significancia está concentrado en lo escrito. Lo escrito es un modo de organización del pensamiento que se diferencia del hablar y también del pensar en silencio. Escribir sobre un papel es someterse a la fatalidad del espaciamiento temporal; es recurrir a los elementos de la retórica; sin olvidar la necesidad de dar cuenta con quién dialogamos, a qué otros textos hacemos referencia, pues estos son los que les darán consistencia a las ideas que en él surjan.
Sin embargo, la oferta puede resultar más atractiva si le advertimos al texto que no estará solo. Que le aseguramos una interlocución calificada. Pues un escrito breve necesita confiar en el lector, hacerlo cómplice de la trama que va a sugerir.
El desafío de la brevedad es convocar la descripción de un objeto, una sensación, un concepto que subyace en un relato ofrecido. El lance es delinearlo sin los velos de la narración, sin que lo sostenga una historia.
Que solo quede lo imprescindible de él. Que, finalmente, solo sea poema.
1.- En torno a una cosmovisión
Nuestra primera actividad fue el inicio de algo desconocido para la mayoría de quienes integramos el grupo ... se trataba de escribir entre todos un texto nuevo a partir de otros textos que dialogan entre sí. Textos creados a partir de otros textos.
Esa práctica guardaba intriga, emoción y misterio; nos costó entender que no había que agregar nada... que los textos iban a encontrar su nuevo orden, lo único que podíamos hacer era enlazarlos entre sí con "conectores".
El material en cuestión: invitamos a seis escribas psicoanalistas o afines al psicoanálisis y le dimos la consigna: Leer La conferencia 35° de S. Freud “En torno a una cosmovisión" para escribir un texto que no superara las 600 palabras, con esos 6 escritos formamos parejas que dialogaron entre ellas con la confección de otros dos escritos cada uno, sin saber quiénes eran los interlocutores; de tal manera que llegamos al final con ¡18 producciones! Luego las ensamblamos haciéndolas hablar; algo del sentido original se fue transfigurando, surgiendo, entonces, algunos interrogantes que eran todo un desafío. ¿Qué pasaría? ¿Cómo escucharían los escribas, sus palabras entre medio de otras no escritas por ellos? ¿qué del sentido se diluiría o, por el contrario, se afianzaría?… Compartimos con nuestros invitados un acto creativo a partir de ciertas renuncias que dieron lugar a la invención de un texto colectivo, en parte de ellos, en parte nuestro; y nos acercamos así a lo que puede llegar a suceder en un análisis entre analista y analizante, en el que de vez en cuando, solo de vez en cuando, creamos un texto compartido.
2.- Carta urgente a la joven homosexual.
Nuestra segunda actividad vuelve a sorprendernos ...Ahora se trataba de convocar a otros escribas bajo la consigna de escribir "Una carta urgente a la joven homosexual" Sabido es, en el mundo de las letras, que pensar una palabra no es lo mismo que pronunciarla y menos aún escribirla. Hasta se habla de un sujeto de la escritura diferente al sujeto que piensa. Sorpresivo beneficio nos regala la escritura, podemos ser otro, otros, incontables otros.
También pasa que … “las cartas […] eran siempre una alteración del tiempo, un pequeño escándalo inofensivo dentro del orden de cosas.” dice Julio Cortázar en Cartas de mamá.
Entonces ya tenemos algunas pautas que orientarán a las analistas invitadas a escribir:
1.- pueden escribir sin ser necesariamente ellas mismas.
2.- pueden promover cierta alteración en el tiempo dirigiendo la carta a una joven que hace cien años, disfrutaba los paseos que la ciudad de Viena le ofrecía.
3.- por otra parte, hay otra ventaja: al poder ser otras, están liberadas de usar la jerga psicoanalítica pudiendo, entonces, elegir palabras de poesía para describir el devenir de ese objeto de amor que escapa a cierta normatividad.
4.- por último, deben saber que estarán acompañadas, no siempre por nosotros, sino por un resto. Pero Alejandra Pizarnik lo dice mejor.
“… Por eso escribo.
Estoy sola y escribo.
No, no estoy sola.
Hay alguien aquí que tiembla.”
Finalmente leímos las cartas que inevitablemente iban dirigidas a alguien, a otro concreto y particular; la subjetividad estaba ahí, se notaba, se sentía, se respiraba. Algo movió en el auditorio de tal manera que los afectos se hicieron presentes, la emoción afloro y diría que hasta fue sanadora para algunos.
3.- El tiempo que te doy.
La tercera actividad consistió en Leer un cuento corto de O. Wilde que sirvió como emboscada para que tres colegas invitados continuaran, de modo imprevisto, el breve relato tal como su imaginación lo disponga.
Fue sorprendente descubrir cómo cada cuento nuevo siguió un curso diverso. El relato ofrecido fue un disparador que llevó a los convocados por caminos varios... todos ellos relanzados por, lo que suponemos fue, el abrupto final de la creación de Wilde.
Con esos relatos recién salidos de la fragua creativa de sus autores fuimos al encuentro de otros tres analistas para que los leyeran en clave psicoanalítica; qué de la teoría descubrían en ellos. Fueron señuelo, provocación para reflexionar, psicoanálisis mediante, cuestiones que nos alleguen a ese tiempo que creemos tener, que tememos que nos quiten o que suponemos nuestra sustancia más íntima. En fin, un Escrito Breve con alguna sugerencia, la sombra de una ocurrencia que nos ayude a seguir pensando.
En este encuentro la brevedad forjó poesía. La inminencia de un final del cuento, de un final otro generó producciones despojadas de contextos y de historias. Fueron en busca de alguna verdad, fueron poema y detuvieron el tiempo, o tal vez, el tiempo se detuvo en ellos.
4.- “Jugar(se) y ser poema”
Sobre el final del párrafo anterior mencionábamos con convicción la inevitable presencia de lo poético en el qué hacer del Psicoanálisis. Por eso esta 4ta presentación fue hacia la poesía, así, sin más.
El desafío fue poetizar sin escribir una sola letra. Jugar(se) a ser poema con versos ajenos, robados, desaforados, desconocidos.
Esta será la excusa para un intercambio distraído y ojalá fecundo.
Pero antes, nos detendremos en la importancia del ritmo y la cadencia del poema que nos lleva, casi siempre, a un recuerdo sin tiempo. De ese tiempo que no pasa, parafraseando Pontalis.
Finalmente, el poema, nuestro poema no exorciza a la muerte, no evita el desamparo del olvido, pero provoca, apremia a uno de nuestros imposibles, tal vez al único imposible: nuestro poema, ese que habla de y por nosotros, desmiente el tiempo.
Pero ¿por qué decimos jugar(se)?
En el juego como en el arte, no se puede jugar bajo mandato, y si fuese así, dejaría de ser un juego. Ya que no obedece a fines útiles, si no solo por el hecho de obtener placer, puro placer (no placer puro), acotado por un marco de antemano. Nuestra propuesta desde el primer encuentro fue: no más de 600 palabras.
P. Valery alguna vez dijo: que ante las reglas de un juego no vale ningún escepticismo. Quien así lo hiciere rompe la ilusión de juego. Los jugadores perdonan al tramposo, pero nunca al aguafiestas. Porque el primero permanece dentro del juego, mientras que el aguafiestas declara su sinsentido. Y esto es imperdonable. Ya que el sinsentido es la fuerza oculta que le da sentido al juego. Por eso es libre, porque no lucha contra el sinsentido, sino que se apropia de él para dejarlo en libertad. Marcado y reglado. Es libre porque nunca queda apuntado qué es lo que se debe hacer. Sólo lo que no está permitido.
Si bien nosotros jugábamos con alguna trampa que estaba reglada de antemano (siempre teníamos alguna sorpresa para con nuestros invitados), el resultado invariablemente era incierto, aún para nosotros. Inesperado, porque siempre jugamos con un casillero vacío donde todos nos pudiésemos mover con libertad.
Sin embargo, al titular “Jugar(se)…” ponemos en juego “…la paradoja de lo tan ingenuo como pretencioso que el riesgo de jugar conlleva”. Así lo decía Pascal en sus Pensamientos
Nuestra propuesta fue y es algo así como “Juguemos al mundo del revés donde nada el pájaro y vuela el pez”. Para después ponernos a pensar qué de todo esto, hace a nuestra función (¡¡imposible!!) como analistas.
Desde principios de este año un grupo de colegas estamos trabajando para pensar la mejor dirección para nuestros esfuerzos compartidos y comprometidos en la trasmisión del psicoanálisis, fundamental misión institucional. Nos parece que no hay mejor lugar que nuestro Symposium para abrir un diálogo con todos los colegas. Un intercambio que nos enriquezca y nos oriente para enfrentar un futuro desafiante.
Entre estos colegas se encuentran Claudia Amburgo, Adrián Grinspon, Javiera Marqués Rosas, Cecilia Moia, Liliana Pérez, Gabriela Piacquadio y Marcelo Toyos.
En esta oprtunidad invitaremos a todos aquellos que han ocupado y ocupan el cargo de Secretaria/a Científico/a de la APA: Gustavo Jarast, Mirta Golstein, Adolfo Benjamín, Jorge Canteros, Andrés Rascovsky, Cristina Rosas Salas, Norberto Marucco, José Milmaniene y César Merea, Aiban Hagelin.
El diálogo entre el Psicoanálisis y las teorías de género fue abordado en el número 34 de La Época porque pensamos es aun controversial e ilimitado.