El piropo ´´NO´´ es un chiste. Metapsicología, diversidad, diferencia


El piropo ´´NO´´ es un chiste. Metapsicología, diversidad, diferencia

 

Expositores
Daniel Hamra
APA

Autor
Eugenia Salas
APA

Conductora del TTB

 

Expositores
Daniel Hamra
APA

Autor
Eugenia Salas
APA

Conductora del TTB

 

Propuesta Nro. 034 / Taller de Trabajos Breves

viernes 10 de noviembre / 15,00

14:00 NY / 13:00 PE, EC / 12:00 MX / 18:00 POR / 19:00 SP, IT

Sala 305/306 (3° piso) / Zoom y Presencial

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Presenta/n: Daniel Hamra (APA).
Conduce/n: Eugenia Salas



Resumen

Abordaré en el presente trabajo la etimología del término piropo un modo de actuación bastante aceptado y promovido por la cultura; su metapsicología, la cuál es equiparable a la del chiste en general y en particular al chiste grosero. El agrado o desagrado que provoca es equivalente al de la risa en el chiste como desprendimiento de libido, aunque en el piropo y al modo del recuerdo encubridor, siempre haya una agresión más o menos explícita más o menos encubierta hacia lo femenino como persistencia actual de lo pretotémico denominado machismo por las ciencias sociales. Presento mis disensos respecto de la lectura de Miller sobre el tema (a la sazón, la única bibliografía psicoanalítica, dentro y fuera de la obra de Freud, que he encontrado sobre el piropo) y propongo la negación de la diversidad de género como regresión del reconocimiento de “ciertas”, consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica que se suma a las “algunas” consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica ya descriptas por Freud.






Trabajo/Idea completa

EL PIROPO “NO” ES UN CHISTE: METAPSICOLOGÍA, DIVERSIDAD, DIFERENCIA.

Autor: Dr. Elías Daniel Hamra.

Un Piropo: “NO LLORES CON LO HERMOSA QUE SOS” (piropo en un velorio).

                                                                                       

La Verneinung o negación, en tanto juicio adverso del yo preconsciente destinado la impedir que la representación de cosa acceda a la de palabra evita que eso inconsciente que podría irrumpir en el preconsciente, luego advenga consciente; y lo impide negándolo. Escribiendo que el piropo NO es un chiste, me presto a esa misma operatoria al fin de afirmar esa equiparabilidad posible entre ambos: chiste y piropo.

El piropo y su relación con lo inconsciente responde a igual metapsicología que la del chiste (Freud, 1905b) : al igual que el chiste es un procedimiento intelectual por medio del cual un inmediato empleo del proceso primario ahorra gasto de represión de pulsiones incestuosas y hostiles, donde el desprendimiento de risa, que también puede presentarse en el entorno que escucha el piropo y lo avala, suele sustituirse y manifestarse en el goce con la cosificación de lo femenino, el sesgamiento de su subjetividad como total, la partición en un aspecto, que inclusive puede contar con el pláceme del objeto del piropo equivalente al de la víctima de violencia que exculpa a su agresor. Es decir el piropo y el chiste van casi en paralelo.

El piropo inocente, el tendencioso o grosero (siempre a la par del chiste) desnudan sin permiso previo un parecer acerca de a quien es dirigido en modo más o menos encubridor (Freud, 1899).

El piropo siempre es acoso y hay que poder diferenciarlo del juego previo del coito heredero de todo derecho de la perversidad polimorfa de la sexualidad infantil (Freud, 1905a) donde los amantes se permiten diversos caminos destinados a preparar el acto de consumación.

La voz latina pyropus se castellaniza a piropo en el Siglo XV. Ya en 1440 el Marqués de Santillana lo utiliza por primera vez (Lapesa,1957). En la antigua Roma Pyropus aludía habitualmente a una aleación de oro y cobre (cosa) y originariamente del griego pyropós como fuego, de color encendido, compuesta por pyr (fuego) y ops (aspecto): nuevamente una cosa.

Entonces todo piropo es dirigido a una cosa desubjetivada y violentada, aún el más encubiertamente tierno al modo del núcleo de vardad del delirio, también.

Lisonja, galantería, alabanza y halago, son los términos que sustituyen la ausencia total de la palabra piropo en la obra de Freud y los adjuntaré en hoja aparte como Notas.

Es entonces que el piropeador se arroga de pleno derecho la actuación violenta del piropear. De algún modo intentaré tolerar las crítica u objeciones respecto a mi supuesta posición ideológica en este escrito. Estamos frente al primer cuarto del Siglo XXI y resulta innecesario escribir este artículo de un hermoso color verde. Freud (1913) nos remitiría a Totem y Tabú y posiblemente ante esta expresión de la violencia patriarcal, el piropo,  imagino un diálogo con el padre del Psicoanálisis: usted sabía que los hermanos se aliaron asesinaron al padre de la horda y en el banquete totémico consumaron devorándolo una identificación con él; y que de la cual surgieron los intereses de retorno por añoranza, del padre asesinado redivivo en los hijos post-mortem Estos nuevos candidatos a padre de la horda entablaron entonces guerras (¿civiles?), a las cuales dio por terminadas la madre de la Horda. Pero, en mi imaginería de soñante despierto, Freud ¿usted afirmaría entonces que la violencia sobre la mujer, los femicidios, su cosificación, los piropos son un intento de retorno al totemismo previo a la instalación de la cultura? No me contestaría, calculo. Entonces yo seguiría: “ ese final fratricida concluído por la entronización de la mujer en el matriarcado de reinas y sacerdotisas que aseguraban la paz entre hermanos, ¿sería el feminismo como fuerza antipatriarcal dominante? Aquí sí imagino su respuesta:  “yo ya dije en mis artículos sobre feminidad y sexualidad femenina, que el legado de la continuidad de las indagaciones sobre feminidad, sexualidad femenina y lo femenino recae, ante todo o solamente sobre ellas.

Dos escuetos últimos puntos:

En algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos, Freud (1925) nuestro mentor nos advierte de las consecuencias devenidas de la diversidad de combinaciones entre los modelos femenino y masculino del juego de los complejos de Edipo y de castración. Pero si nos marca que son algunas consecuencias, será que no habrá abordado otras. Yo entiendo que algunas de otras consecuencias de dicha diferencia, son las expresadas en otras combinatorias NO BINARIAS DE GÉNERO, en el ingreso y salida del complejo de Edipo y de castración. Al fundamento de la biología y la sexualidad de las cuales no abjuro desde ya ni a la salida binaria propuesta por Freud en su contexto y cultura, aparecen nuevas formas, novedosas por fuera del esquema binario como entrada y salida del Edipo y Castración. Como solía repetir y en mi caso como comunicación personal el grandioso Mauricio Abadi (en un restaurante de comida oriental recuerdo) “claro que la homosexualidad u otras formas de vivir la sexualidad es decir la vida son patológicas porque es una salida distinta del Edipo; idéntica en su valor a la heterosexual”. 

Finalmente un disenso, uno más, con Miller, a quien le reconozco ser el único (acorde a la bibliografía que leí, en ocuparse del piropo psicoanalíticamente). Dice Miller (1990): “el piropeador no aspira a retener a esa mujer y, si hay allí un mensaje erótico, hay al mismo tiempo, un desinterés profundo, que hace del piropo, cuando alcanza su forma excelente, una actividad estética”…“En el fondo, el piropo nos marca el corte entre el decir y el hacer”. 

CONCLUSIONES A MODO DE PRÓLOGO

¿Será que debemos agradecerle al piropeador intrusivo NO HACER, Miller? ¿No hacer qué? ¿Femicidios, maltrato psíquico, verbal? EN VERDAD YO PROPONGO A TODO PIROPO, quizá como comienzo de prevención, COMO UN GERMEN PARA COMBATIR DESDE NUESTROS APORTES LAS FLAGRANTES E IN CRESCENTES VIOLENCIAS CONTRA LAS DIFERENCIAS Y DIVERSIDADES QUE TIENEN EN LO FEMENINO EL BLANCO DE SU ATAQUE.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ADDENDA: NOTAS DE EQUIVALENTES AL TÉRMINO PIROPO EN FREUD. CITAS.

LISONJA

a. “…Para prevenir malentendidos, diré que no es mi propósito contradecir que el drama del rey Lear quiera realzar dos sabias enseñanzas: uno no debe renunciar en vida a sus bienes y derechos, y debe guardarse de confundir lisonja con buena moneda…” Freud, S (1913). El motivo de la elección del cofre. Volúmen XII, pag. 316. En Amorrortu Ed, 1996.

GALANTERÍA

a. “…La llevo hasta la ventana para mirar dentro de su garganta. Se muestra un poco renuente, como las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso entre mí que en modo alguno tiene necesidad de ello. Con Irma nunca tuve ocasión de inspeccionar su cavidad bucal. Lo ocurrido en el sueño me trae a la memoria el examen que algún tiempo atrás hube de practicar en una gobernanta que primero me había dado la impresión de una juvenil hermosura, pero que después, al abrir la boca, hizo ciertas maniobras para ocultar su dentadura postiza. Y con ese caso se anudan otros recuerdos de exámenes médicos y de pequeños  secretos que ellos revelaron, para embarazo de médico y paciente. Que en modo alguno tiene necesidad de ello es en primer lugar, sin duda alguna, una galantería para Irma; pero tengo la sospecha de otro significado. En un análisis atento sentimos si hemos agotado o no los segundos pensamientos que son de esperar. El modo en que Irma estaba de pie junto a la ventana me hizo recordar de pronto otra vivencia. Irma tenla una amiga íntima a quien yo apreciaba mucho. Una tarde en que fui a su casa de visita la encontré junto a la ventana, en la situación que el sueño reproduce, y su médico, ese mismo doctor M., declaró que tenía una placa difteroide. Y la persona del doctor M. y la placa retornan en el discurrir del sueño. Ahora se me ocurre que en los últimos meses todo me llevó a suponer que también esta otra señora era histérica. La propia Irma me lo ha revelado. Ahora bien, ¿qué sé yo de su estado? Una sola cosa: que sufre ahogos histéricos como la Irma de mí sueño. Por eso en el sueño he sustituido a mi paciente por su amiga. Ahora recuerdo que muchas veces jugué con la conjetura de que esta señora también pudiera requerirme para que la liberase de sus síntomas. Pero después yo mismo lo juzgué improbable, pues ella es de naturaleza muy refractaria. Ella se muestra renuente, como se ve en el sueño. Otra explicación sería que en modo alguno lo necesita; y en realidad hasta ahora ha demostrado suficiente fortaleza para dominar su estado sin ayuda ajena. No obstante, restan unos pocos rasgos que no puedo atribuir ni a Irma ni a su amiga: pálida, abotagada, dentadura postiza. Los dientes postizos me llevaron a aquella gobernanta; ahora me siento inclinado a contentarme con dientes estropeados. Después se me ocurre otra persona a la que pueden convenir esos rasgos. Tampoco es mi paciente, ni quisiera yo que lo fuese, pues he notado que se siente embarazada ante mi y no la considero una enferma dócil. Por lo común ella está pálida, y una vez que tuvo una temporada particularmente buena se la vio abotagada. Entonces, he comparado a mi paciente Irma con otras dos personas que también se mostrarían renuentes al tratamiento. ¿Qué sentido puede tener que yo, en el sueño, la haya permutado por su amiga? Tal vez que me gustaría permutarla; o bien la otra despierta en mí simpatías más fuertes, o tengo más alta opinión de su inteligencia. Es que considero a Irma poco inteligente, porque no acepta mi solución…” Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. Volúmen IV y Pág. 130. Amorrortu Ed, 1996.

 

b. “…Mientras uno lee este cuadro, no puede defenderse de la ocurrencia de que ha de referirse a unas muchachas jóvenes, a quienes, con tono crítico, se suele comparar a gansos y, con falta de galantería, se atribuye «cerebro de pájaro»; de ellas se afirma que no saben decir más que unas frases aprendidas, y delatan su incultura confundiendo entre sí palabras extranjeras que suenan parecido...” Freud, S. (1911[1910]. Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia Paranoides) descrito autobiográficamente. Volúmen XII y Pág. 35. Amorrortu Ed, 1996.

ALABANZA

 

a. "…¿Usted misma ha aulgepatu {palabra inexistente, por aulgeputzt, 'arreglado'} ese encantador sombrero nuevo?", preguntó una dama a otra con tono admirativo, No pudo menos que interrumpir la alabanza que se proponía hacerle; en efecto, la callada crítica de que el Aufputz {adorno) del sombrero era una "Patzerei" {"chapucería"} se había exteriorizado con excesiva nitidez en este desagradable desliz como para que unas frases más de convencional alabanza pudieran seguir pareciendo creíbles...” Freud, S. (1901). Psicopatología de la vida cotidiana. Volúmen VI y Pág. 89. Amorrortu Ed., 1996.

 

HALAGO y CUMPLIDO también tienen citas que exceden este trabajo.

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Freud, S. (1899). Sobre los recuerdos encubridores. Volúmen III. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.

 

Freud, S. (1905a). Tres ensayos de teoría sexual. Volúmen VII. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.

Freud, S. (1905b). El chiste y su relación con lo inconsciente. Volúmen VIII. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.

 

Freud, S. (1913). Totem y Tabú. Volúmen XIII. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.

Freud, S. (1925). Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos. Volúmen XIX. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996.

Lapesa, R. (1957) La obra literaria del Marqués de Santillana. Madrid, Ínsula

 

Miller, J.A. (1990). El piropo: psicoanálisis y lenguaje”, Recorrido de Lacan, Buenos Aires, Manantial




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