Escritos breves, un encuentro entre el psicoanálisis y la creatividad


Escritos breves, un encuentro entre el psicoanálisis y la creatividad

 

Expositores
Ma. Inés Cittá
APA

Osvaldo Canosa
APA

Liliana Pérez
APA

Cecilia Matheu
APA-Junín

Autora
Andrea Iriarte
APA

Eugenia Salas
APA

Conductora del TTB

 

Expositores
Andrea Iriarte
APA

Liliana Pérez
APA

Osvaldo Canosa
APA

Cecilia Matheu
APA-Junín

Autora
Ma. Inés Cittá
APA

Eugenia Salas
APA

Conductora del TTB

 



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Propuesta Nro. 053 / Taller de Trabajos Breves

viernes 10 de noviembre / 15,00

14:00 NY / 13:00 PE, EC / 12:00 MX / 18:00 POR / 19:00 SP, IT

Sala 305/306 (3° piso) / Zoom y Presencial

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Presenta/n: Andrea Iriarte (APA), Cecilia Matheu (APA), Liliana Pérez (APA), María Inés Cittá (APA), Miriam Pena (APA), Sara Arbiser (APA). Osvaldo Canosa (APA)
Conduce/n: Eugenia Salas



Resumen

La consigna: Un escrito breve se resume en un texto de 600 palabras. El desafío de la brevedad es convocar la descripción de un objeto, una sensación, un concepto que subyace en un relato. El escrito breve será consistente y bello; seductor e inclusivo. Un invitador a expresar ideas que culminen con un …continuará...sin olvidar que un escrito breve solo tendrá un destino posible: transmitir algo, una idea, un rumbo posible, una duda. De eso se trataría la transmisión del psicoanálisis. Veamos, entonces qué puede resultar si al escrito breve (así configurado) lo enlazamos al Psicoanálisis.






Trabajo/Idea completa

“ESCRITOS BREVES, UN ENCUENTRO ENTRE EL PSICOANÁLISIS Y LA CREATIVIDAD"

 

Desde el título podemos empezar a pensar, pues en un breve escrito el énfasis está puesto en lo breve, lo rápido, lo instantáneo hasta, diríamos, en la urgencia de comunicar algo.

En cambio, en un escrito breve, el peso de la significancia está concentrado en lo escrito. Lo escrito es un modo de organización del pensamiento que se diferencia del hablar y también del pensar en silencio. Escribir sobre un papel es someterse a la fatalidad del espaciamiento temporal; es recurrir a los elementos de la retórica; sin olvidar la necesidad de dar cuenta con quién dialogamos, a qué otros textos hacemos referencia, pues estos son los que les darán consistencia a las ideas que en él surjan.

Sin embargo, la oferta puede resultar más atractiva si le advertimos al texto que no estará solo. Que le aseguramos una interlocución calificada. Pues un escrito breve necesita confiar en el lector, hacerlo cómplice de la trama que va a sugerir.

El desafío de la brevedad es convocar la descripción de un objeto, una sensación, un concepto que subyace en un relato ofrecido. El lance es delinearlo sin los velos de la narración, sin que lo sostenga una historia.

Que solo quede lo imprescindible de él. Que, finalmente, solo sea poema.

El escrito breve será consistente y bello; seductor e inclusivo. Un invitador a expresar ideas que culminen con un …continuará...sin olvidar que solo tendrá un destino posible: transmitir algo, una idea, un rumbo posible, una duda. De eso se trataría la transmisión del psicoanálisis. Veamos, entonces qué puede resultar si al escrito breve (así configurado) lo enlazamos al Psicoanálisis.

 

1.- En torno a una cosmovisión

Nuestra primera actividad fue el inicio de algo desconocido para la mayoría de quienes integramos el grupo ... se trataba de escribir entre todos un texto nuevo a partir de otros textos que dialogan entre sí. Textos creados a partir de otros textos.

Esa práctica guardaba intriga, emoción y misterio; nos costó entender que no había que agregar nada... que los textos iban a encontrar su nuevo orden, lo único que podíamos hacer era enlazarlos entre sí con "conectores".

El material en cuestión: invitamos a seis escribas psicoanalistas o afines al psicoanálisis y le dimos la consigna: Leer La conferencia 35° de S. Freud “En torno a una cosmovisión" para escribir un texto que no superara las 600 palabras, con esos 6 escritos formamos parejas que dialogaron entre ellas con la confección de otros dos escritos cada uno, sin saber quiénes eran los interlocutores; de tal manera que llegamos al final con ¡18 producciones! Luego las ensamblamos haciéndolas hablar; algo del sentido original se fue transfigurando, surgiendo, entonces, algunos interrogantes que eran todo un desafío. ¿Qué pasaría?  ¿Cómo escucharían los escribas, sus palabras entre medio de otras no escritas por ellos? ¿qué del sentido se diluiría o, por el contrario, se afianzaría?… Compartimos con nuestros invitados un acto creativo a partir de ciertas renuncias que dieron lugar a la invención de un texto colectivo, en parte de ellos, en parte nuestro; y nos acercamos así a lo que puede llegar a suceder en un análisis entre analista y analizante, en el que de vez en cuando, solo de vez en cuando, creamos un texto compartido.

 

2.- Carta urgente a la joven homosexual.

Nuestra segunda actividad vuelve a sorprendernos ...Ahora se trataba de convocar a otros escribas bajo la consigna de escribir   "Una carta urgente a la joven homosexual" Sabido es, en el mundo de las letras, que pensar una palabra no es lo mismo que pronunciarla y menos aún escribirla. Hasta se habla de un sujeto de la escritura diferente al sujeto que piensa. Sorpresivo beneficio nos regala la escritura, podemos ser otro, otros, incontables otros.

También pasa que … “las cartas […] eran siempre una alteración del tiempo, un pequeño escándalo inofensivo dentro del orden de cosas.” dice Julio Cortázar en Cartas de mamá.

Entonces ya tenemos algunas pautas que orientarán a las analistas invitadas a escribir:

1.- pueden escribir sin ser necesariamente ellas mismas.

2.- pueden promover cierta alteración en el tiempo dirigiendo la carta a una joven que hace cien años, disfrutaba los paseos que la ciudad de Viena le ofrecía.

3.- por otra parte, hay otra ventaja: al poder ser otras, están liberadas de usar la jerga psicoanalítica pudiendo, entonces, elegir palabras de poesía para describir el devenir de ese objeto de amor que escapa a cierta normatividad.

4.- por último, deben saber que estarán acompañadas, no siempre por nosotros, sino por un resto. Pero Alejandra Pizarnik lo dice mejor.

 

“… Por eso escribo.

Estoy sola y escribo.

No, no estoy sola.

Hay alguien aquí que tiembla.”

 

Finalmente leímos las cartas que inevitablemente iban dirigidas a alguien, a otro concreto y particular; la subjetividad estaba ahí, se notaba, se sentía, se respiraba. Algo movió en el auditorio de tal manera que los afectos se hicieron presentes, la emoción afloro y diría que hasta fue sanadora para algunos. 

 

3.- El tiempo que te doy.

La tercera actividad consistió en Leer un cuento corto de O. Wilde que sirvió como emboscada para que tres colegas invitados continuaran, de modo imprevisto, el breve relato tal como su imaginación lo disponga.

Fue sorprendente descubrir cómo cada cuento nuevo siguió un curso diverso. El relato ofrecido fue un disparador que llevó a los convocados por caminos varios... todos ellos relanzados por, lo que suponemos fue, el abrupto final de la creación de Wilde. 

Con esos relatos recién salidos de la fragua creativa de sus autores fuimos al encuentro de otros tres analistas para que los leyeran en clave psicoanalítica; qué de la teoría descubrían en ellos. Fueron señuelo,  provocación para reflexionar, psicoanálisis mediante, cuestiones que nos alleguen a ese tiempo que creemos tener, que tememos que nos quiten o que suponemos nuestra sustancia más íntima. En fin, un Escrito Breve con alguna sugerencia, la sombra de una ocurrencia que nos ayude a seguir pensando.

En este encuentro la brevedad forjó poesía. La inminencia de un final del cuento, de un final otro generó producciones despojadas de contextos y de historias. Fueron en busca de alguna verdad, fueron poema y detuvieron el tiempo, o tal vez, el tiempo se detuvo en ellos.

4.- “Jugar(se) y ser poema”

Sobre el final del párrafo anterior mencionábamos con convicción la inevitable presencia de lo poético en el qué hacer del Psicoanálisis. Por eso esta 4ta presentación fue hacia la poesía, así, sin más.

El desafío fue poetizar sin escribir una sola letra. Jugar(se) a ser poema con versos ajenos, robados, desaforados, desconocidos.

Esta será la excusa para un intercambio distraído y ojalá fecundo.

Pero antes, nos detendremos en la importancia del ritmo y la cadencia del poema que nos lleva, casi siempre, a un recuerdo sin tiempo. De ese tiempo que no pasa, parafraseando Pontalis.

Finalmente, el poema, nuestro poema no exorciza a la muerte, no evita el desamparo del olvido, pero provoca, apremia a uno de nuestros imposibles, tal vez al único imposible: nuestro poema, ese que habla de y por nosotros, desmiente el tiempo.

Pero ¿por qué decimos jugar(se)?

En el juego como en el arte, no se puede jugar bajo mandato, y si fuese así, dejaría de ser un juego. Ya que no obedece a fines útiles, si no solo por el hecho de obtener placer, puro placer (no placer puro), acotado por un marco de antemano. Nuestra propuesta desde el primer encuentro fue: no más de 600 palabras.

P. Valery alguna vez dijo: que ante las reglas de un juego no vale ningún escepticismo. Quien así lo hiciere rompe la ilusión de juego. Los jugadores perdonan al tramposo, pero nunca al aguafiestas. Porque el primero permanece dentro del juego, mientras que el aguafiestas declara su sinsentido. Y esto es imperdonable. Ya que el sinsentido es la fuerza oculta que le da sentido al juego. Por eso es libre, porque no lucha contra el sinsentido, sino que se apropia de él para dejarlo en libertad. Marcado y reglado. Es libre porque nunca queda apuntado qué es lo que se debe hacer. Sólo lo que no está permitido.

Si bien nosotros jugábamos con alguna trampa que estaba reglada de antemano (siempre teníamos alguna sorpresa para con nuestros invitados), el resultado invariablemente era incierto, aún para nosotros. Inesperado, porque siempre jugamos con un casillero vacío donde todos nos pudiésemos mover con libertad.

Sin embargo, al titular “Jugar(se)…” ponemos en juego “…la paradoja de lo tan ingenuo como pretencioso que el riesgo de jugar conlleva”. Así lo decía Pascal en sus Pensamientos

Nuestra propuesta fue y es algo así como “Juguemos al mundo del revés donde nada el pájaro y vuela el pez”. Para después ponernos a pensar qué de todo esto, hace a nuestra función (¡¡imposible!!) como analistas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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