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Propuesta Nro. 078 / Taller de Puntuaciones de ideas
1- Ante la declinación del orden patriarcal que regulaba la relación entre los sexos y la organización de la familia bajo la normativa heterosexual, surgen una multiplicación de Saberes en torno a la sexualidad y otros órdenes sociales, donde ninguno asume la centralidad de la ley. Emergen así, distintas nominaciones de género, que agrupan a los sujetos en torno de diferentes modalidades de goce yde subjetivación identitaria, reivindicando derechos, preferencias o necesidades circunstanciales cada vez más particulares.
2- Para el psicoanálisis no hay identidad plena, sólo hay identificaciones originadas en el intrincado entramado edípico inconsciente. La identificación en la que un individuo se reconoce, intenta recubrir el vacío de representación en el que se constituye el sujeto del inconsciente, con la consecuente imposibilidad de revelarse en un ser idéntico a sí mismo. Sólo hay sujeto de la palabra y ningún significante lo representa en su totalidad. Es el yo el que dice ser mujer, hombre, lesbiana, gay, transexual etc. y al decirlo, padece de la ambigüedad de sentido que porta la palabra.
3- Sexuarse es corte, separación y límite a la idea de una unión completante con el Otro. Descubrir que la madre es deseante, impulsan al niño a separarse de la identificación primaria al falo que supuestamente la satisface y lo confronta con la castración que inscribe la diferencia de sexos en términos fálico-castrado. Freud encuentra en su clínica, la particularidad de que los sexos se diferencian a partir de un mismo significante, el falo, ya que no hay identificación inconsciente de la diferencia en términos femenino-masculino. Falo es el significante del deseo y desde su condición de presencia sobre fondo de ausencia, es la significación de aquello que “siempre falta” al deseo para alcanzar la satisfacción plena, límite que en el varón se manifiesta como amenaza inconsciente de castración y en la niña como envidia del pene. Impulsado por su incompletud, cada sujeto va a buscar lo que le falta en el compañero sexual, intentando evocar el falo bajo las apariencias de serlo o tenerlo, en las semblanzas que asumen sus cuerpos, sus comportamientos, la vestimenta o su nominación de género, para darle un destino al deseo y el goce sexual.