Propuesta N° 006
Sueños Contratransferenciales
A raíz de mi interés por comprender por qué soñaba a veces con mis pacientes, emprendí dos búsquedas: una en mi análisis personal y otra bibliográfica. Así encontré el término que estaba necesitando para designar al fenómeno de soñar, siendo analista, con nuestros analizandos: sueños contratransferenciales. ¿Es este mi primer encuentro con este concepto? No lo sé, más bien me parece reencontrarme con algo conocido, pero ¿por qué nunca había oído hablar de él?, ¿será simple ignorancia mía?, ¿será que mi formación me llevó por otras lecturas? o ¿sucederá que se trata de un tema que, como otros en psicoanálisis, tiende a caer bajo el dominio de la represión? En este texto me propongo trabajar el concepto de sueños contratransferenciales, revisando principalmente los aportes del Dr. Laverde (1978)11, las ideas de Grinberg (1981) y de Bion (1965). Presento un sueño contratransferencial, revisando detalles que pueden servir para la interpretación del mismo. Mis sueños contratransferenciales, fueron sueños vívidos, diáfanos y angustiantes, con una intensa vivencia emocional. Sueños en los que los personajes centrales somos el paciente y yo. En ellos, el escenario es relevante. Considero de utilidad para la clínica estudiar el proceso que les dio origen y expreso el modo en que entiendo esta experiencia.
Sueño
Victoria se había metido en mi cama, estaba tapada con una sábana hasta el cuello. Yo entro y le digo que ya es hora de que se levante. Ella agarra muy fuerte la sábana, yo insisto y logro sacársela. Al destaparla, veo su cuerpo desnudo, cubierto de cicatrices de quemadura. Me invade una profunda angustia y me despierto.
Victoria había tenido una infancia traumática con un padre alcohólico y agresivo, violencia que repetía en la actualidad en vínculos de pareja de carácter sadomasoquista. Ella me muestra, en su sueño, las cicatrices antiguas del maltrato psíquico recibido durante toda su infancia y juventud. Recién con mi sueño, pude comprender la dimensión de este daño. En ella solo estaba a salvo la cara. Laverde ve, en la lucha por la sábana, mi empeño en quitarle los mecanismos de defensa, y en la escenificación de mi cuarto y mi cama, la identificación proyectiva. Es el alma de Victoria, que solo así pudo mostrarme las heridas que, con sus mecanismos de defensa, necesitaba tapar.
Para mí, fue fundamental llevar este sueño tanto a análisis como a mi supervisión, ya que pude obtener avances en la comprensión del proceso analítico que estaba ocurriendo. Este sueño fue producto de un acercamiento a los objetos internos de mi paciente.
Freud (1900) nos enseña que, cuando el contenido latente y el manifiesto están muy cerca, aflora el sentimiento de angustia en el sueño. Observo como en el sueño se presenta la angustia. Pienso que en estos sueños hay un intento de figurabilidad de la recepción de la identificación proyectiva, que es vivida con angustia por la analista. Por otro lado, Cesio nos dice que “en ciertos casos los sueños del analista revelan el alcance de sus identificaciones con los objetos del paciente” (Cesio, 2010, p. 502). Pienso que esta identificación se produce con algún objeto interno del analizando, presente en las sesiones inmediatas previas al sueño y que urge analizar. Laverde (1978), en su desarrollo teórico, dice que son sueños que aparecen luego de un aumento de la resistencia del paciente y que son pacientes que demandan más del analista. El sueño y su comprensión pueden ayudar a disminuir la resistencia. Laverde (1978) considera sueños contratransferenciales tanto a los sueños relacionados con los pacientes en el contenido manifiesto, como los que se dan en el contenido latente y en las asociaciones. Yo traigo acá un sueño de contenido manifiesto, pero lo que me lleva a analizarlo es la cualidad e intensidad de la experiencia emocional que lo acompaña. En relación a esto, considero lo que dice Bion en su libro Cogitaciones: El núcleo del sueño no es su contenido manifiesto, sino la experiencia emocional, la información sensorial relacionada con esta experiencia emocional, la cual por medio de la función alfa es transformada en material útil para el pensamiento Icc. de la vigilia, para el pensamiento onírico e igualmente útil para el sometimiento del sentido común (Bion, 1994, p. 252) Según Laverde (1978), el principal mecanismo de producción de estos sueños es el aumento de la identificación proyectiva por parte del paciente, en un momento del tratamiento en el que hay un incremento de la resistencia. Esto puede estar acompañado de una mayor contraidentificación proyectiva por parte del analista. El autor propone que los sueños contratransferenciales son una forma específica de contraidentificación proyectiva, que posibilita una salida a esta situación de estancamiento del análisis.
Bion (1963) describe la identificación proyectiva patológica como una evacuación masiva de elementos beta, tal que imposibilita al analista usar su función alfa y, en consecuencia, pensar. Grinberg (1981) siguiendo a Bion, destaca que habría un gradiente entre la falta total de función alfa y formas más atenuadas. Por esa razón, algunos sueños cumplirían una función exclusiva de aliviar la tensión intrapsíquica, pudiendo ser capaces de realizar proyecciones de elementos beta en otro objeto interno continente, que funcionaría de pantalla intrapsíquica (Granel, 1995). Son sueños cortos, de poca trama narrativa, sin enmascaramientos. Pienso que los sueños contratransferenciales se ubicarían entre estos sueños evacuativos que describe Grinberg (1981) y la identificación proyectiva patológica de Bion (1963). Si aumenta la identificación proyectiva del paciente o falla el objeto continente intrapsíquico, dicho mecanismo dejaría de ser intrapsíquico y pasaría a ser extrapsíquico, buscando un objeto continente en la mente del analista. La generación de sueños contratransferenciales dependería, por tanto, del grado de evacuación de elementos beta del paciente, así como de la capacidad de función alfa del analista para elaborar un pensamiento onírico. En otras palabras, en un momento específico del tratamiento, por frustración o ausencia de objeto, el paciente tiene una disminución de función alfa, que deriva en un aumento de elementos beta, aptos para ser evacuados. El analista recibe estos elementos beta durante la sesión, directamente en su inconsciente (Icc.), y por medio de su propia función alfa produce pensamientos oníricos y, con ellos, un sueño. Creo que son sueños en los que el analista realiza un trabajo de integración, que el paciente no puede hacer en ese momento. El aumento de identificación proyectiva desencadenaría en el analista una ‘necesidad’ de integración de emergencia. Funcionando inconscientemente como continente de lo proyectado, le devuelve cohesión y coherencia a través del sueño. Este momento puede ser una oportunidad de avanzar en el tratamiento, si se rescata el aspecto erótico de una búsqueda de continente del paciente hacia el analista. El siguiente paso, la comunicación, deberá hacerse una vez entendido y estudiado el significado del sueño y, como indica Laverde (1978), incluirlo en el momento apropiado sin necesidad de confesiones contratransferenciales, pero sí haciendo uso del conocimiento obtenido. Al tener estos sueños asumimos un doble trabajo y, a la vez, doble capacidad de enriquecernos. En primer lugar, probablemente son una entrada a un punto ciego del analista, que seguirá siéndolo en la medida que este sueño no sea llevado a análisis y profundamente estudiado. En segundo lugar, permitir la lectura contratransferencial del mismo puede mostrarnos algo nuevo del proceso analítico que solo pudimos descubrir ‘con los ojos cerrados’, soñando, o sea en un proceso más ligado a la intuición. Un aspecto notable de los tres sueños que presento, es que en todos hay un momento crucial de aumento de la angustia en el preciso instante de contacto físico con el paciente. Este detalle también lo noté en el sueño de la inyección de Irma y en un sueño que presenta Laverde, es decir otros sueños contratransferenciales de contenido manifiesto. Considero que el punto de contacto entre lo proyectado por el paciente y lo recibido por el analista se representaría por medio de la imagen del analista tocando al paciente, o del paciente tocando al analista. Al no considerar el sueño como material de estudio, corremos el riesgo de desperdiciar una valiosa fuente de conocimiento. A veces, estos sueños no se analizan debido a un prejuicio de habernos ‘contaminado’ con el paciente. Ya sabemos que al estar con el paciente dejamos de ser él o yo, para crear un campo. Para W. Baranger (1969), el sueño tiene un aspecto comunicativo para quien lo pueda entender. Es un lenguaje, una relación comunicativa entre dos personas. Es una modalidad del espacio bipersonal de la situación analítica, y expresa la relación entre aspectos Icc. vivenciados actualmente.
La sesión se termina, pero el análisis sigue, en el paciente y en uno mismo. ¿Por qué no pensar que también el analista a veces sueña para su analizando? Si durante nuestra formación desarrollamos positivamente la investigación de este tipo de sueños, podemos evitar descartar un material de una gran riqueza clínica.
Los sueños contratransferenciales, su estudio y la utilización de este conocimiento para el avance del análisis, pueden ser una experiencia transformadora para analista y paciente, en el sentido de transformación de Bion.
Bibliografía
Baranger W (1969) Problemas del Campo psicoanalítico. Buenos Aires: Kargieman, 1993.
Bion W (1963) Aprendiendo de la experiencia. Buenos Aires: Editorial Hormé.
Bion W (1994) Cogitaciones. Valencia: Promolibro
Cesio F (2010) Actual neurosis. Buenos Aires: La peste
Freud S (1900) La interpretación de los sueños. Vol. V. Buenos Aires: EA.
Granel J (1995) Psicoanálisis de los sueños cien años después. Buenos Aires: Simposio de APA. Revista Psicoanálisis Vol. 33 • Número 1 47
Grinberg L (1958) Aspectos mágicos en la transferencia y en la contratransferencia. Revista de psicoanálisis APA, 15: 347-368.
Laverde E (1978) Sueños contratransferenciales. Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis, 3(2): 215-233.
Yapur M (2020) Los Sueños del analista con sus pacientes. Revista Moción Vol. 36