Relación psicoanalista - psicoanalizando




Relación psicoanalista - psicoanalizando


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Propuesta N° 001

miércoles 02 de noviembre / 17,00

16:00 NY / 15:00 PE, EC / 14:00 MX / 20:00 POR / 21:00 SP, IT

Sala 202/203 (Claraboyas) (2° piso) / Zoom y Presencial

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Presenta/n: Lia Ricon (APA).



Resumen

Se plantea reconocer en nuestra práctica un resto de esa actitud médica de ¨curar enfermedades¨, en vez de ocuparse de personas totales. Los excesos de la neutralidad, la prescindencia, la ortodoxia como rasgo obsesivo del orden por el orden mismo, la ´pureza´del oro puro del psicoanálisis, etc.






Ampliación/Descripción

Aunque no tendría que haber ocurrido, los psicoanalistas nos hemos contagiado de esa modalidad de los especialistas que implica conectarse más con las enfermedades que con el sufrimiento de quien consulta.

¿No ha servido de vacuna la lectura de los historiales de Freud y su preocupación directa por las personas totales de sus analizandos? Parece que no. Todavía encontramos colegas que en aras de la neutralidad ortodoxa se ocupan de ¨resolver conflictos¨ como si estos pertenecieran a una entidad abstracta que tiene que saber como  incluirlos en la totalidad psíquica y elaborarlos por su cuenta.

Si bien el conflicto en si puede ser el centro de la problemática por la que se nos consulta, el conflicto surge de una interacción con el medio que muchas veces se subestima, como si el analizando tuviera que cargar con toda la responsabilidad de lo que está sufriendo. Sabemos de donde viene esta teoría. Es una teoría.

El ejemplo que sería para mi paradigmático es haber pretendido resolver con psicoanálisis o con psicofármacos el estado depresivo de un indio quilmes transportado  caminando desde el lugar de su tribu a la localidad actual con ese nombre.

Parte del desprestigio de nuestra teoría surge de su intento de aplicación masiva, como si a esta altura de los cambios teóricos y técnicos, el psicoanálisis fuese lo único que podemos hacer.

Indudablemente no hay quien haya organizado y puntualizado una teoría del funcionamiento del psiquismo que puede parangonarse con la propuesta freudiana, pero esto es la ¨teoría del funcionamiento del psiquismo¨ como modelo conjetural que ha permitido meterse en la caja negra e hipotetizar sobre su funcionamiento con los resultados que comprobamos diariamente.

Lo que estoy objetando es lo que no tendría que ocurrirnos como psicoanalistas y es haber sucumbido al cambio que empezó el 18 brumario de 1792 en plena revolución francesa (Foucault).

Ahí se pretendió cambiar el cuerpo real del paciente y del reo por un cuerpo simbólico llamado historia clínica  para el paciente y prontuario para el reo. Esto significó el paso de paciente a cliente y de reo a prontuariado.

Para el personal de salud la historia clínica es una dimensión discreta que permite relación con los colegas pero no con el sufrimiento del cuerpo real. Se hace indispensable tener un registro doble, por una parte el de este cuerpo simbólico y por otro la del cuerpo sufriente. Foucault habla de una doble afirmación disyunta. Lamentablemente en la práctica se ha producido una deshumanización y nos quedamos con la más cómoda  perspectiva del cuerpo simbólico.

Aceptemos que los médicos somos una especie en extinción desplazada por la de ¨especialistas en enfermedades¨. Pero los psicoanalistas no podemos seguir el mismo camino y conectarnos con un psiquismo independizado del cuerpo desde un dualismo cartesiano en el que ya no podemos creer.

En el monismo ontológico en el que nos ubicamos si no creemos que hay un alma que nos fue instalada de un cascotazo por alguna entidad trascendente, el único camino es poder vincularnos con nuestros analizandos como personas totales.

Las especificaciones tienen que ver fundamentalmente, por una parte con ese alarde de neutralidad que  no es tal, sino indiferencia, distancia, despreocupación o tal vez ignorancia.

Otro aspecto que me parece ineludible para nuestra condición de psicoanalistas es que la respuesta tanto a la pretendida neutralidad como a intervenciones que a veces se plantean tímidamente en las supervisiones, la respuesta se da en transferencia.  Este enorme concepto desarrollado por Freud es el que está en la base de los problemas que podemos resolver.

Este concepto de transferencia que atraviesa toda la práctica y me animo a decir toda nuestra vida de relación, es el que nos permite hablar al analizando desde un lugar irrepetible, el de los primeros vínculos.

Ejemplo clínico: Paciente que sigo hace más de 20 años con un diagnóstico de esquizofrenia procesal. Tiene una familia, maneja tres negocios, hace deportes, tiene amigos y vida social. La pregunta que me inquietó fue: ¨Lía, ¿cómo hizo para que yo le creyera que las terribles voces que oia venían de dentro mío y no de afuera?¨.. Respuesta: ¨ Mire MM, es como si cuando usted era muy chiquito se hubiera asustado porque la pata curvada de una silla le parecía una serpiente y su mamá le hubiera dicho que no, que era la pata¨. No pude terminar la respuesta. Me dijo. ¨Ah claro Lía entonces yo la escuché como a mi mamá¨.  Las voces siguen estando. El fenómeno psicótico en si no ha desaparecido, pero MM maneja racionalmente la situación y hasta les manda problemas a las voces para que los discutan entre ellas.  Aclaro que la intensidad del fenómeno psicótico ha disminuido con el uso de psicofármacos.

Este es para mi un ejemplo no aislado de cómo funcionamos como psicoanalistas en situaciones tan graves como la de esta persona con adecuado diagnóstico de esquizofrenia procesal.

Para decirlo con un toque de humor “ esquizofrenias eran las de antes¨.

Algo más sobre transferencia que se remonta a nuestras discusiones en el Servicio de Psiquiatría del Policlínico de Lanús. La discusión  de ese momento con la ortodoxia psicoanalítica era que la transferencia -decían los ortodoxos- solo se daba en el laboratorio creado por el aséptico consultorio del psicoanalista. La respuesta es que la transferencia como tal, es un fenómeno universal que se da en toda relación y en nuestra tarea hospitalaria la llamamos: ¨ transferencia institucional¨.

Volvamos a la neutralidad. Es equiparable a lo que solemos decir con respecto al empleo de una técnica hasta sus últimas consecuencias. ¨ La operación fue un éxito, el paciente murió¨.  Relato un ejemplo de mi tiempo de candidata controlando una paciente de estructura borderline, grave con Willy Baranger: Como la paciente llegó drogada y solo pudo dormir en la sesión, al final, bajé con ella pedí un taxi, lo pagué y le di la dirección. Creí que Willy no iba a aceptar semejante heterodoxia en un control oficial. Error. Solo había que retomar el tema, analizarlo y seguir. Este fue un maestro como se puede comprobar con esta conducta. Me permito comparar esta modalidad de una rigidez en la ortodoxia con el rasgo obsesivo tan penoso que es ocuparse del orden por el orden mismo. La ortodoxia está al servicio del proceso, no al revés. Lo que cuenta es que se desarrolle un proceso psicoanalítico en el que las defensas vayan cayendo y siendo reemplazadas por elaboraciones del psiquismo total, racional y emocional.

La intervención concomitante de otras prácticas también es valida en situaciones que resulten inmanejables. Me refiero especialmente a las actividades de los hospitales de día.

La conclusión es que nos interesa particularmente el desarrollo de un proceso terapéutico no la asepsia de un consultorio psicoanalítico. Menciono que la actividad de esta estructura asistencial incluye: Psicoterapias grupales, familiares y multifamiliares, talleres de música, cocina, eutonía, terapia ocupacional, gimnasia, psicodrama, intervención de psiquiatras, entrevistas individuales con quienes hacen la experiencia y con los familiares, llamadas telefónicas.

Todo coadyuva a la efectivización de un proceso psicoanalítico en el que vemos que la función psicoanalítica, especialmente en las tareas grupales circula como pasa con la función docente en los grupos de enseñanza. Esta fue otra de mis discusiones con el maestro Baranger, hasta que me di cuenta que partíamos de conceptos distintos de la docencia. Uno el de la enseñanza bancaria tal como la criticó Paulo Freire, en la que el docente transmite conceptos al alumno como si fuera una vasija que hay que llenar, en el que existe la llamada ¨clase magistral¨.  Otro al que yo adhiero de una docencia en la que el proceso de aprendizaje es compartido y circula la función de aprendizaje como circula la función psicoanalítica. Los datos teóricos están en todas partes no solo en la ´¨mente preclara¨ del docente. Esta situación es claramente experimentada por todos los que trabajamos en grupos. Es función de lo inconsciente, firme como una roca e invisible como el aire que nos rodea.

Insisto una vez esto no es ¨análisis aplicado¨ versus el oro puro del psicoanálisis freudiano. No subestimemos el alcance de la teoría ni su utilización en diversos contextos. No subestimemos la posibilidad de pensar con la ¨ sopa ¨de nuestros cerebros (Stahl’s Essencial Pichopharmacology;  A cada cual su cerebro.  Ansermet y Magistretti). Podemos ser enanos subidos a los hombros de gigantes, pero lo mismo podemos pensar.




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