María: Lo que pasa en un castillo. / Nuestras prácticas: Los diferentes recursos terapéuticos




María: Lo que pasa en un castillo. / Nuestras prácticas: Los diferentes recursos terapéuticos


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Propuesta N° 027

viernes 04 de noviembre / 17,00

16:00 NY / 15:00 PE, EC / 14:00 MX / 20:00 POR / 21:00 SP, IT

Zoom Finalizado

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Presenta/n: María Cristina Martínez Cipolatti (APA).
Conducción: Florencia Groisman



Resumen

Quiero transmitir mi experiencia acerca de la creación de un libro formado por dibujos dentro del proceso terapéutico de mi paciente María. En primer lugar, me referiré a las entrevistas mantenidas con los padres y, luego, a las que tuvieron lugar con María. A partir de la evaluación diagnóstica y habiendo estimado el nivel operatorio y emocional de María, debido al conflictivo escenario psíquico indiqué tratamiento psicoterapéutico. María quería jugar a dibujar. Consideré la interpretación de los dibujos como una producción comunicante en la cual en sus dibujos se veían condensados todos los elementos que fueron emergiendo a lo largo de la cura.






Ampliación/Descripción

Mi objetivo es transmitir mi experiencia acerca de la creación de un libro formado por dibujos dentro del proceso terapéutico de mi paciente María, una niña de siete años y cuatro meses. En primer lugar, me referiré a las entrevistas mantenidas con los padres y, luego, a las que tuvieron lugar con María.

María es hija única. Concurría a 2º grado de una escuela de doble escolaridad. Fue la madre quien solicitó la entrevista. Con el padre mantuve entrevistas individuales. En las entrevistas mantenidas con ambos padres, obtuve los datos de la historia de vida de María.

El tema manifiesto (motivo de la consulta) fue porque a la madre le preocupaba que a la edad de María no lograra dormir sola. La niña dormía con la madre en la cama matrimonial. María le había asegurado a su madre que, cuando se iniciaran las clases, se iría a dormir a su cama. La madre se angustió debido a que su hija no cumplió con lo prometido. Refirió que no podía recordar cuándo había empezado el problema, “a veces hacía como que no se daba cuenta”. También relató que María “tiene miedo, escucha ruidos de puertas que se cierran, de motos, de ladridos de perros, miedo a no verla a la mamá”.

En el desarrollo de la evaluación diagnóstica y en el de la terapia, se pudo observar que la problemática era más complicada. La niña luchaba por un espacio propio, no había podido elaborar su problemática edípica, por lo cual ejercía un ligamen simbiótico con la madre y erotizado con el padre.

En el transcurso del proceso terapéutico, se puso de manifiesto un mundo interno y una realidad psíquica exaltados, que no le permitían disponer de los mecanismos de defensa para que su Yo pudiera caminar en consonancia con su edad cronológica. La huida hacia adelante y la insistencia de la sintomatología hablan de un Yo débil ya que, por un lado, mantenía una relación simbiótica con la madre y, por el otro, con respecto a lo manifiesto se presentaba como mucho más evolucionado de lo que justificaba su edad cronológica. El poder expresar todos estos elementos en su tratamiento, tanto a través de su comunicación verbal como la de sus dibujos y la de su actividad lúdica y mímica, permitieron hacer el insight de su conflictiva yendo del lugar que le correspondía hacia la resolución de su sintomatología y a una mejor integración de su personalidad.

A los dos/tres meses de edad María dormía en el living. Entre los siete y ocho meses los padres se separaron. La ruptura familiar condujo a que la madre y la hija dejaran el departamento y se fueran a vivir a la casa del abuelo materno (viudo), residiendo allí hasta los veinte meses de vida de María, edad en que ambas pudieron retornar al departamento del que el padre había hecho abandono. La madre comenzó a dormir en la cama matrimonial y María en el sofá del living que se transformaba en cama. El padre veía a María en la casa del abuelo.

La madre refirió que fue ella quien decidió tener a María. El embarazo fue muy complicado a nivel psicológico. La madre, durante el embarazo, inició su nuevo análisis. Durante el embarazo hizo una úlcera y, en el séptimo mes, un cólico renal. El matrimonio estaba en crisis.

El parto fue por cesárea, en el postoperatorio sufrió un cólico renal por el cual estuvo ocho días internada. Durante la internación María estuvo algunas noches sola en la nursery. Peso al nacer: 2,950 kilogramos. Durante el puerperio el padre estuvo ausente, la única visita era el abuelo materno. No hubo lactancia materna, la leche desapareció a los diez días. Al año dejó el chupete, comió siempre bien. A los 14 meses caminó sola. Gateó poco. Su lenguaje fue temprano. Controló esfínteres a los veintiséis meses, pero la enuresis persistió hasta los cinco años.

Era diestra a nivel de dominancia manual pero a nivel de dominancia de miembros inferiores era zurda. El papá le enseñó a jugar al fútbol lo que provocó una gran irritación en la madre. Los padres no vivían juntos desde los siete meses de María quien veía a su padre dos veces por semana y, cada quince días, pasaba un fin de semana con él.

La madre la definió como sociable en la escuela, muy querida por los familiares y amigos, describiéndola al mismo tiempo como “muy demandante”.

Las entrevistas diagnósticas se desarrollaron con María, la mamá y yo, situación que se modificó cuando la niña inició el tratamiento. María era una niña de cabellos largos, castaños, de aspecto agradable, su altura acorde a su edad cronológica, tenía un físico proporcionado. Afirmó conocer el motivo de la consulta. Se mostró interesada y colaboradora, realizando las tareas con fluidez y facilidad.

A partir de la evaluación diagnóstica y habiendo estimado el nivel operatorio y emocional de María, debido al conflictivo escenario psíquico en el que se debatía indiqué tratamiento psicoterapéutico. La estructura poco clara de su núcleo familiar, con sus ansiedades paranoides que se hacían presentes a través de sus miedos y la dificultad de separarse de su madre durante la noche daban cuenta de su escenario psíquico que requería ayuda.

II.-

María quería jugar a dibujar, momentos en los cuales le ofrecía una hoja en blanco que podía funcionar como un espejo que refractara la imagen de ella. Los dibujos de María considerados en su totalidad, ¿reflejaban una visión de conjunto de su personalidad?

En cada sesión, no bien llegaba, se sentaba y empezaba a dibujar. Mientras lo hacía expresaba a través de sus palabras lo que estaba realizando, intercambiábamos nuestras miradas y palabras, desarrollándose la relación transferencial.

En María los dibujos estaban ligados a las series y películas que veía en la televisión. Por ejemplo, Cruela (tercer dibujo) y Frankeinstein (cuarto dibujo) fueron personajes elegidos por la niña. Con ellos negaba, desmentía, se identificaba.

Consideré la interpretación de los dibujos como un elemento común a lo largo del proceso terapéutico como una producción comunicante en la cual en sus dibujos se veían condensados todos los elementos que fueron emergiendo a lo largo de la cura.

En el primer dibujo, María realizó un libro que armó y escribió ella. Dijo que el libro se llamaba “Lo que pasa en un castillo”. Escribió el título con letras agrandadas que ocupaban prácticamente toda la hoja. Debajo del título una mano que sostenía una escoba, ¿significaba que anhelaba un cambio para mejor? En la parte de abajo a la derecha dibujó un conjunto de hilos cruzados que formaban como una tela, ¿un sostén?

En el segundo dibujo escribió el siguiente texto: “Había una vez una bruja que vivió durante 60 años. Vivía en un castillo lejano. El lugar se llamaba Bicho-Casas. El castillo tenía como dos sótanos.

La bruja vivía con Frankestein. En realidad era como su sirviente. Un día la bruja se levantó peor que nunca (estaba loca), le salía todo mal y dijo: “Frankestein, vete al cuarto tengo que decirte algo” y él dijo: “como usted diga ¡¡BEEEE…””He tomado una decisión. Me voy a dedicar a cazar ratas!! ”Pero”… dijo él: “¡¡Pero nada!! Cada rata que encuentres me llamas y… ¡ZAPATE! Habrá una nueva comida: ratas a la Española”[1].

“El Castillo” representa su escenario psíquico preconsciente, con sus dos sótanos o sea los aspectos preconscientes o inconscientes de su psiquismo.

Las ratas como comida, ¿representaban las introyecciones patógenas (identificaciones? Internalizaciones?), que la niña había recibido y estaba recibiendo expresado en el marco de una presentación agrandada y formal.

Luego escribió el nombre de las autoras: Cristina de Cipolatti y María. Cerraba el texto con una interjección que denotaba una risa impetuosa y ruidosa Ja-Ja-Ja.

Debajo, una mano, una escoba y la palabra “Fin”.

El tercer dibujo titulado “El Castillo” ocupa casi toda la hoja. El dibujo insinúa que María se sentía insegura y necesitaba levantar defensas para protegerse.

En el cuarto dibujo realizó “Cruela”, consignó 59 años, luego tachó esta cifra y escribió 60 años. En el dibujo se presentan elementos que le permiten proyectar en el afuera contenidos persecutorios que tienen que ver con brujas, con la muerte, contenidos reprimidos que encuentran su validación y representación gráfica.

A través de las asociaciones a sus dibujos pude entender que alternativamente la bruja era ella, la madre o yo en la transferencia.

En el quinto dibujó a Frankestein tal vez la figura del padre, dando a entender que cuando ellos o ella “están locos” todo salía mal. María comentó que es “rarísima la relación con mi padre, lo veo poco, sé poco de él”. ¿Qué emociones le provocaba el padre a María? ¿Abandono y soledad?

En el sexto dibujo escribió el nombre de la Editorial “Bruji-Chicos” y los títulos de los libros que integrarían la colección que contenían los siguientes temas, algunos de contenido psicológico: “Lo que pasa en un castillo”, “Terrores de la infancia”, “Sustos que pasan”, “Ya pasó, ya pasó”, “Brujas no tan malas”, “La historia de un ogro”, “La oscuridad de una casa”[2].

A continuación escribió: “No se lo pierdan. Todos le van a gustar”. Escribió el nombre de las autoras y colocó la dirección del consultorio y el número de teléfono de la analista.

En el séptimo dibujo hizo un recuadro para poner la foto de la autora, foto que quedó en traer. ¿La foto hablaba del amor hacia ella?

Los títulos de la colección con sus distintos momentos evolutivos fueron los contenidos que teníamos que afrontar en el proceso terapéutico. Este fue nuestro trabajo, que María pudiera entender su conflictiva y la causa de sus miedos, definiera el perfil de su identidad genérica y discriminara los distintos interrogantes de su familia aceptando la estructura nuclear la madre, el padre, la hija.


[1] Fue respetada la ortografía de María.

[2] Fue respetada la ortografía de María.




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